Hoy, 1 de enero, conmemoramos a San FULGENCIO de RUSPE, Obispo.
SAN FULGENCIO DE RUSPE (468-533) nació en Telepte, en la provincia romana de Bizacena, la actual Tipasa, en Algeria, en la época en que los vándalos arrasaban el norte de África.
En el seno de la ilustre familia romana Gordiani, originaria de Cartago y activa sobre todo en el Senado, nació Fabio Claudio Gordiano Fulgencio.
Su abuelo había sido un célebre senador, pero su padre murió cuando él era aún un niño. De su madre, llamada Mariana, aprendió griego y latín, lenguas que llegó a dominar.
Durante un tiempo, San Fulgencio fungió como administrador de los bienes familiares, y posteriormente fue designado como funcionario público.
A pesar de su acomodada posición, San Fulgencio no se sentía en plenitud, y luego de leer ciertos comentarios de San Agustín al Salmo 36, decidió abandonar la vida material y dedicarse a la espiritual.
A finales del siglo V, los vándalos establecieron un reino en el norte de África, bajo el mando del rey Trasamundo (gobernó 496-523), quien era arriano y no admitía en sus dominios a los católicos romanos.
Con la persecución, San Fulgencio tuvo que huir a Sicilia, estableciéndose un tiempo en Siracusa; luego marchó a Egipto y regresó a Roma, sólo para decidirse a regresar a su país.
Así, en 508 San Fulgencio fue ordenado sacerdote, y se le encomendó la pequeña diócesis de Ruspe en el Mar Mediterráneo, probablemente la actual Chebba, en Túnez.
San Fulgencio, apoyado siempre en el pensamiento de San Agustín, se convirtió entonces en maestro de obispos, sacerdotes, monjes y laicos, y su actitud pacifista le valió un gran respeto entre toda la comunidad.
No obstante las polémicas en torno a la religión, San Fulgencio fue llamado a Cartago en 516 por el rey Trasamundo con el fin de sostener debates teológicos. Pero su pasión en la defensa de la fe y sus sólidos argumentos obligaron a San Fulgencio a huir eventualmente a Cerdeña.
A la muerte de Trasamundo pudo San Fulgencio de Ruspe regresar finalmente a su diócesis y a sus labores pedagógicas y catequéticas, donde fue bienquerido hasta su muerte.
SAN FULGENCIO DE RUSPE nos enseña el valor de predicar con el ejemplo.
SAN FULGENCIO DE RUSPE (468-533) nació en Telepte, en la provincia romana de Bizacena, la actual Tipasa, en Algeria, en la época en que los vándalos arrasaban el norte de África.
En el seno de la ilustre familia romana Gordiani, originaria de Cartago y activa sobre todo en el Senado, nació Fabio Claudio Gordiano Fulgencio.
Su abuelo había sido un célebre senador, pero su padre murió cuando él era aún un niño. De su madre, llamada Mariana, aprendió griego y latín, lenguas que llegó a dominar.
Durante un tiempo, San Fulgencio fungió como administrador de los bienes familiares, y posteriormente fue designado como funcionario público.
A pesar de su acomodada posición, San Fulgencio no se sentía en plenitud, y luego de leer ciertos comentarios de San Agustín al Salmo 36, decidió abandonar la vida material y dedicarse a la espiritual.
A finales del siglo V, los vándalos establecieron un reino en el norte de África, bajo el mando del rey Trasamundo (gobernó 496-523), quien era arriano y no admitía en sus dominios a los católicos romanos.
Con la persecución, San Fulgencio tuvo que huir a Sicilia, estableciéndose un tiempo en Siracusa; luego marchó a Egipto y regresó a Roma, sólo para decidirse a regresar a su país.
Así, en 508 San Fulgencio fue ordenado sacerdote, y se le encomendó la pequeña diócesis de Ruspe en el Mar Mediterráneo, probablemente la actual Chebba, en Túnez.
San Fulgencio, apoyado siempre en el pensamiento de San Agustín, se convirtió entonces en maestro de obispos, sacerdotes, monjes y laicos, y su actitud pacifista le valió un gran respeto entre toda la comunidad.
No obstante las polémicas en torno a la religión, San Fulgencio fue llamado a Cartago en 516 por el rey Trasamundo con el fin de sostener debates teológicos. Pero su pasión en la defensa de la fe y sus sólidos argumentos obligaron a San Fulgencio a huir eventualmente a Cerdeña.
A la muerte de Trasamundo pudo San Fulgencio de Ruspe regresar finalmente a su diócesis y a sus labores pedagógicas y catequéticas, donde fue bienquerido hasta su muerte.
SAN FULGENCIO DE RUSPE nos enseña el valor de predicar con el ejemplo.
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