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Oliva (u Olivia) de Palermo, Beata |
Mártir
Etimológicamente significa “oliva, pacífica”. Viene de la lengua latina.
Entre algunos
musulmanes es uno de los nombres más venerados. Y la
mezquita más grande de Túnez era la de "Santa Oliva".
En los ciudadanos de esta urbe nació el dicho:" Desgraciado
quien hable mal de santa Oliva, pues Alá seguramente lo
castigará".
La leyenda no podía faltar. Dicen que era una creyente
cristiana de Palermo. A los trece años, unos malvados piratas
la cogieron prisionera y se la llevaron hasta Túnez.
En un
primer momento, los moros sólo pensaron en acabar con ella.
Pero se echaron para atrás cuando se enteraron de que
era de sangre real. Era muy bella. Cuando se
repuso de su desembarco en nación extraña para ella, empezó
a predicar el Evangelio, a curar enfermos que acudían buscando
socorro.
A los moros y a sus dirigentes les asaltó
la duda de que podía hacer muchos prosélitos si la
dejaban trabajar a su aire.
Fue entonces cuando decidieron llevarla a
una selva en la que habitaban bestias salvajes con la
intención de que terminaran con ella.
Pero he aquí que todos
los animales se hicieron sus amigos y le deban todo
lo que necesitaba. Además, todos los cazadores que se
cruzaban en el camino con ella, escuchaban su palabra y
se convertían al cristianismo.
Lo mismo sucedía con los habitantes de
Túnez que iban a hacerle una visita.
Todo era un paraíso.
Y éste no podía durar demasiado tiempo. Atrás estaban los
musulmanes muy molestos por todo lo que hacía y por
cuanto le contaban acerca de sus milagros.
El gobernador mandó que
la chica fuera a su presencia. La metió en la
cárcel sin darle alimento. Y sin embargo, al salir estaba
perfectamente bien de salud. Todo cuanto hacían se le volvía
en contra. La única solución fue cortarle la cabeza. Era
el siglo IX.
¡Felicidades a quien lleve este nombre!
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