jueves, 26 de octubre de 2017

El Papa invita a combatir contra el demonio porque “no existen cristianos tranquilos”


El Papa en Santa Marta. Foto: L'Osservatore Romano


VATICANO, 26 Oct. 17 / 04:21 am (ACI).- La lucha contra el mal “no da tranquilidad, sino paz” y es necesaria para “cambiar de vida, cambiar de camino”. Es por tanto “una llamada a la conversión”.
En la homilía que pronunció en la capilla de la Casa Santa Marta, habló de “cambiar la forma de pensar, cambiar la manera de escuchar”. “Tu corazón que era mundano, pagano, se transforma ahora en cristiano con la fuerza de Cristo: cambiar. Ésta es la conversión”. Y “cambiar en el modo de actuar: tus obras deben cambiar”, invitó
La conversión “involucra todo, cuerpo y alma, todo”. “Es un cambio, pero no es un cambio que se hace con maquillaje: es un cambio que hace el Espíritu Santo, dentro. Y yo lo debo hacer mío para que el Espíritu pueda actuar, y esto significa luchar”.
“No existen cristianos tranquilos que no luchan”, añadió. “Esos no son cristianos, son tibios”. En este sentido señaló que la tranquilidad para dormir “la puedes encontrar también con una pastilla”, pero “no existen pastillas para la paz”.
“Solo el Espíritu Santo” puede dar “esa paz del alma que dará fortaleza a los cristianos”. “Y nosotros debemos ayudar al Espíritu Santo haciendo un espacio en nuestro corazón”. “Y nos ayuda mucho el examen de conciencia, de todos los días”, para “luchar contra las enfermedades del Espíritu, aquellas que siembra el enemigo y que son enfermedades de mundanidad”.
Francisco subrayó que “la lucha que ha llevado Jesús contra el diablo, contra el mal, no es algo antiguo, sino una cosa muy moderna. Es cosa de hoy, de todos los días” porque “es fuego que Jesús ha venido a llevarnos a nuestro corazón”.
El Papa invitó a preguntarse “cada día”: “¿Cómo he pasado de la mundanidad, del pecado a la gracia?, ¿he hecho espacio al Espíritu Santo para que Él pueda actuar?”.
“Las dificultades en nuestra vida no se resuelven aguando la verdad. La verdad es esta, Jesús ha llevado fuego y lucha, ¿qué hago yo?”.
Además, para la conversión se necesita tener “un corazón generoso y fiel”, concluyó.

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