domingo 01 Febrero 2015
Cuarto Domingo del tiempo ordinarioSanta Brígida de Kildare, Beato Luigi Variara
Leer el comentario del Evangelio por
San Buenaventura : “Una doctrina nueva llena de autoridad ”
Deuteronomio 18,15-20.
Moisés dijo al pueblo:
El Señor, tu Dios, te suscitará un profeta como yo; lo hará surgir de entre ustedes, de entre tus hermanos, y es a él a quien escucharán.
Esto es precisamente lo que pediste al Señor, tu Dios, en el Horeb, el día de la asamblea, cuando dijiste: "No quiero seguir escuchando la voz del Señor, mi Dios, ni miraré más este gran fuego, porque de lo contrario moriré".
Entonces el Señor me dijo: "Lo que acaban de decir está muy bien.
Por eso, suscitaré entre sus hermanos un profeta semejante a ti, pondré mis palabras en su boca, y él dirá todo lo que yo le ordene.
Al que no escuche mis palabras, las que este profeta pronuncie en mi Nombre, yo mismo le pediré cuenta.
Y si un profeta se atreve a pronunciar en mi Nombre una palabra que yo no le he ordenado decir, o si habla en nombre de otros dioses, ese profeta morirá".
El Señor, tu Dios, te suscitará un profeta como yo; lo hará surgir de entre ustedes, de entre tus hermanos, y es a él a quien escucharán.
Esto es precisamente lo que pediste al Señor, tu Dios, en el Horeb, el día de la asamblea, cuando dijiste: "No quiero seguir escuchando la voz del Señor, mi Dios, ni miraré más este gran fuego, porque de lo contrario moriré".
Entonces el Señor me dijo: "Lo que acaban de decir está muy bien.
Por eso, suscitaré entre sus hermanos un profeta semejante a ti, pondré mis palabras en su boca, y él dirá todo lo que yo le ordene.
Al que no escuche mis palabras, las que este profeta pronuncie en mi Nombre, yo mismo le pediré cuenta.
Y si un profeta se atreve a pronunciar en mi Nombre una palabra que yo no le he ordenado decir, o si habla en nombre de otros dioses, ese profeta morirá".
Salmo 95(94),1-2.6-7.8-9.
¡Vengan, cantemos con júbilo al Señor,
aclamemos a la Roca que nos salva!
¡Lleguemos hasta él dándole gracias,
aclamemos con música al Señor!
¡Entren, inclinémonos para adorarlo!
¡Doblemos la rodilla ante el Señor que nos creó!
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros, el pueblo que él apacienta,
las ovejas conducidas por su mano.
Ojalá hoy escuchen la voz del Señor:
«No endurezcan su corazón como en Meribá,
como en el día de Masá, en el desierto,
cuando sus padres me tentaron y provocaron,
aunque habían visto mis obras.»
aclamemos a la Roca que nos salva!
¡Lleguemos hasta él dándole gracias,
aclamemos con música al Señor!
¡Entren, inclinémonos para adorarlo!
¡Doblemos la rodilla ante el Señor que nos creó!
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros, el pueblo que él apacienta,
las ovejas conducidas por su mano.
Ojalá hoy escuchen la voz del Señor:
«No endurezcan su corazón como en Meribá,
como en el día de Masá, en el desierto,
cuando sus padres me tentaron y provocaron,
aunque habían visto mis obras.»
1 Corintios 7,32-35.
Hermanos:
Yo quiero que ustedes vivan sin inquietudes. El que no tiene mujer se preocupa de las cosas del Señor, buscando cómo agradar al Señor.
En cambio, el que tiene mujer se preocupa de las cosas de este mundo, buscando cómo agradar a su mujer,
y así su corazón está dividido. También la mujer soltera, lo mismo que la virgen, se preocupa de las cosas del Señor, tratando de ser santa en el cuerpo y en el espíritu. La mujer casada, en cambio, se preocupa de las cosas de este mundo, buscando cómo agradar a su marido.
Les he dicho estas cosas para el bien de ustedes, no para ponerles un obstáculo, sino para que ustedes hagan lo que es más conveniente y se entreguen totalmente al Señor.
Yo quiero que ustedes vivan sin inquietudes. El que no tiene mujer se preocupa de las cosas del Señor, buscando cómo agradar al Señor.
En cambio, el que tiene mujer se preocupa de las cosas de este mundo, buscando cómo agradar a su mujer,
y así su corazón está dividido. También la mujer soltera, lo mismo que la virgen, se preocupa de las cosas del Señor, tratando de ser santa en el cuerpo y en el espíritu. La mujer casada, en cambio, se preocupa de las cosas de este mundo, buscando cómo agradar a su marido.
Les he dicho estas cosas para el bien de ustedes, no para ponerles un obstáculo, sino para que ustedes hagan lo que es más conveniente y se entreguen totalmente al Señor.
Marcos 1,21-28.
Entraron en Cafarnaún, y cuando llegó el sábado, Jesús fue a la sinagoga y comenzó a enseñar.
Todos estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.
Y había en la sinagoga un hombre poseído de un espíritu impuro, que comenzó a gritar:
"¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios".
Pero Jesús lo increpó, diciendo: "Cállate y sal de este hombre".
El espíritu impuro lo sacudió violentamente y, dando un gran alarido, salió de ese hombre.
Todos quedaron asombrados y se preguntaban unos a otros: "¿Qué es esto? ¡Enseña de una manera nueva, llena de autoridad; da órdenes a los espíritus impuros, y estos le obedecen!".
Y su fama se extendió rápidamente por todas partes, en toda la región de Galilea.
Todos estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.
Y había en la sinagoga un hombre poseído de un espíritu impuro, que comenzó a gritar:
"¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios".
Pero Jesús lo increpó, diciendo: "Cállate y sal de este hombre".
El espíritu impuro lo sacudió violentamente y, dando un gran alarido, salió de ese hombre.
Todos quedaron asombrados y se preguntaban unos a otros: "¿Qué es esto? ¡Enseña de una manera nueva, llena de autoridad; da órdenes a los espíritus impuros, y estos le obedecen!".
Y su fama se extendió rápidamente por todas partes, en toda la región de Galilea.
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por :
San Buenaventura (1221-1274), franciscano, doctor de la Iglesia
Sermón “Christus unus omnium magíster”
“Tenéis un solo maestro, Cristo” (Mt 23,10)... Cristo es, en efecto, “el reflejo de la gloria del Padre e impronta de su ser, que sostiene todo por su palabra poderosa” (cf Hb 1,3) El es el origen de toda sabiduría. El Verbo de Dios en las alturas es la fuente de la sabiduría. Cristo es el manantial de todo saber auténtico. Es, en efecto, “el camino, la verdad y la vida”. (Jn 14,6)...En cuanto que es camino, Cristo es el maestro y principio del conocimiento según la fe... Por esto, Pedro enseña en su segunda carta: “Tenemos también la palabra de los profetas, que es firmísimo, y hacéis bien en dejaros iluminar por ella, pues es como una lámpara que alumbra en la oscuridad.” (2Pe 1,19)... Ya que Cristo es el principio de toda revelación por su advenimiento en el espíritu, y la afirmación de toda autoridad por su advenimiento en la carne.
El viene, primero, en el espíritu como luz reveladora de toda visión profética. Según Daniel: “Revela lo que está escondido en las profundidades, conoce lo que está en las tinieblas y tiene consigo la luz.” (Dn 2,22) Se trata de la luz de la divina sabiduría que es Cristo. Según Juan, dice: “Yo soy la luz del mundo, quien me sigue no caminará en las tinieblas sino que tendrá la luz de la vida.” (Jn 8,12) y “Mientras tenéis la luz, creed en la luz para que seáis hijos de la luz.” (Jn 12, 36)...Sin esta luz que es Cristo nadie puede penetrar en los misterios de la fe. Por esto, en el libro de la Sabiduría podemos leer: “O Dios, envía esta sabiduría de tu santo cielo y del trono de tu majestad para que esté siempre conmigo y trabaje conmigo. Así sabré lo que te es grato... En efecto ¿quién puede conocer el designio de Dios y quien puede conocer su voluntad?” (cf Sab 9,10-13) Nadie puede alcanzar la certeza de la fe revelada sino por la venida de Cristo en espíritu y en la carne.
El viene, primero, en el espíritu como luz reveladora de toda visión profética. Según Daniel: “Revela lo que está escondido en las profundidades, conoce lo que está en las tinieblas y tiene consigo la luz.” (Dn 2,22) Se trata de la luz de la divina sabiduría que es Cristo. Según Juan, dice: “Yo soy la luz del mundo, quien me sigue no caminará en las tinieblas sino que tendrá la luz de la vida.” (Jn 8,12) y “Mientras tenéis la luz, creed en la luz para que seáis hijos de la luz.” (Jn 12, 36)...Sin esta luz que es Cristo nadie puede penetrar en los misterios de la fe. Por esto, en el libro de la Sabiduría podemos leer: “O Dios, envía esta sabiduría de tu santo cielo y del trono de tu majestad para que esté siempre conmigo y trabaje conmigo. Así sabré lo que te es grato... En efecto ¿quién puede conocer el designio de Dios y quien puede conocer su voluntad?” (cf Sab 9,10-13) Nadie puede alcanzar la certeza de la fe revelada sino por la venida de Cristo en espíritu y en la carne.
No hay comentarios:
Publicar un comentario