"La Virgen Inmaculada ... asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial fue ensalzada por el Señor como Reina universal,
con el fin de que se asemejase de forma más plena a su Hijo, Señor de señores y vencedor del pecado y de la muerte".
(Conc. Vat. II, Const. dogm. Lumen gentium, n.59).
Fiesta instituida por Pío XII. Se celebra ahora en la octava de la Asunción para manifestar la conexión entre la realeza de María y su asunción a los cielos.
Dios todopoderoso, que nos has dado como Madre y como Reina a la Madre de tu Unigénito,
concédenos que, protegidos por su intercesión, alcancemos la gloria de tus hijos en el reino de los cielos.
Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.
¡Salve, Reina caelorum; Reina caeli, laetare!
María es reina de los ángeles y de todos los hombres.
El
pueblo cristiano siempre ha reconocido a María Reina por ser madre del
Rey de reyes y Señor de Señores. Su poder y sus atributos los recibe del
Todopoderoso: Su Hijo, Jesucristo. Es El quien la constituye Reina y
Señora de todo lo creado, de los hombres y aún de los ángeles.
Juan Pablo II, el 23 de julio del 1997>>>,
habló sobre la Virgen como Reina del universo. Recordó que "a partir
del siglo V, casi en el mismo período en que el Concilio de Efeso
proclama a la Virgen 'Madre de Dios', se comienza a atribuir a María el
título de Reina. El pueblo cristiano, con este ulterior reconocimiento
de su dignidad excelsa, quiere situarla por encima de todas las
criaturas, exaltando su papel y su importancia en la vida de cada
persona y del mundo entero".
El
Santo Padre explicó que "el título de Reina no sustituye al de Madre:
su realeza sigue siendo un corolario de su peculiar misión materna, y
expresa simplemente el poder que le ha sido conferido para llevar a cabo
esta misión. (...) Los cristianos miran con confianza a María Reina, y
esto aumenta su abandono filial en Aquella que es madre en el orden de
la gracia".
"La Asunción
favorece la plena comunión de María no sólo con Cristo, sino con cada
uno de nosotros. Ella está junto a nosotros porque su estado glorioso le
permite seguirnos en nuestro cotidiano itinerario terreno. (...). Ella
conoce todo lo que sucede en nuestra existencia y nos sostiene con amor
materno en las pruebas de la vida".
RAZON: Las Sagradas Escrituras nos enseñan que los que son de Cristo reinarán con El y la Virgen María es ciertamente de Cristo.
Romanos 5:17
"En efecto, si por el delito de uno solo reinó la muerte por un solo
hombre ¡con cuánta más razón los que reciben en abundancia la gracia y
el don de la justicia, reinarán en la vida por uno solo, por
Jesucristo!"
II Timoteo 2:12
"si nos mantenemos firmes, también reinaremos con él; si le negamos, también él nos negará"
María Santísima es reina de todo lo creado
Si
bien todos reinaremos con Cristo, María Santísima participa de Su
reinado de una forma singular y preeminente. Esto significa que Dios le
ha otorgado Su poder para reinar sobre todos los hombres y los ángeles, y
para vencer a Satanás.
Razones por las que María Santísima es Reina de todos:
Santa
Isabel, movida por el Espíritu Santo, hace reverencia a María, no
considerándose digna de la visita de la que es "Madre de mi Señor" (Lc
1:43). Por la realeza de su hijo, María posee una grandeza y excelencia
singular entre las criaturas, por lo que Santa Isabel exclamó: "Bendita
tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno" (Lc 1:42).
El ángel Gabriel le dijo a María que su Hijo reinaría. Ella es entonces la Reina Madre.
Su
reino no es otro que el de Jesús, por el que rezamos "Venga tu Reino".
Es el Reino de Jesús y de María. Jesús por naturaleza, María por
designio divino.
En 1 Reyes 2,19 vemos que la madre del Rey se sienta a su derecha.
La Virgen María es Reina por su íntima relación con la realeza de Cristo.
De
la unión con Cristo Rey deriva, en María Reina, tan esplendorosa
sublimidad, que supera la excelencia de todas las cosas creadas; de esta
misma unión nace su poder regio, por el que Ella puede dispensar los
tesoros del reino del Divino Redentor; en fin, en la misma unión con
Cristo tiene origen la eficacia inagotable de su materna intercesión con
su Hijo y con el Padre (cfr. Pío XII, Enc. Mystici corporis ,
29-VI1943).
2- Por ser la perfecta discípula que acompañó a Su Hijo desde el principio hasta el final, Cristo le otorga la corona. Cf.
Ap. 2,10 En María se cumplen las palabras: " el que se humilla será
ensalzado". Ella dijo "He aquí la esclava del Señor".
3- Por ser la corredentora.
El papa JPII, en la audiencia del 23-7-97 dijo que "María es Reina no
sólo porque es Madre de Dios, sino también porque (...) cooperó en la
obra de la redención del género humano. (...). Asunta al cielo, María es
asociada al poder de su Hijo y se dedica a la extensión del Reino,
participando en la difusión de la gracia divina en el mundo".
Ella
participa en la obra de salvación de su Hijo con su SI en el que
siempre se mantuvo fiel, siendo capaz de estar al pie de la cruz (Cf. Jn
19:25)
María
Santísima, reinando con su hijo, coopera con El para la liberación del
hombre del pecado. Todos nosotros, aunque en menor grado, debemos
también cooperar en la redención para reinar con Cristo.
4- Por ser el miembro excelentísimo de la Iglesia: por su misión y santidad.La misión de María Santísima es única pues solo ella es madre del Salvador.
Enemistad
pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará
la cabeza mientras acechas tú su calcañar." -Génesis 3:15
Características del reinado de María Santísima:
a) Preeminencia: "su honor y dignidad sobrepasan todo la creación ; los ángeles toman segundo lugar ante tu preeminencia." San Germán.
b) Poder Real:
que la autoriza a distribuir los frutos de la redención. La Virgen
María no solo ha tenido el más alto nivel de excelencia y perfección
después de Cristo, pero también participa del poder de Su Hijo Redentor
ejercita sobre las voluntades y mentes.
c) Inagotable eficacia de Intercesión con su Hijo y el Padre:
Dios ha instituido a Maria como Reina del cielos y tierra, exaltada
sobre todos los coros de ángeles y todos los santos. Estando a la
diestra de su Hijo, ella suplica por nosotros con corazón de Madre, y lo
que busca, encuentra, lo que pide, recibe".
d) Reinado de Amor y Servicio: Su
reinado no es de pompas o de prepotencia como los reinos de la tierra.
El reino de María es el de su Hijo, que no es de este mundo, no se
manifiesta con las características del mundo. María tiene todo el poder
como reina de cielos y tierra y a la vez, la ternura de ser Madre de
Dios.
En la
tierra ella fue siempre humilde, la sierva del Señor. Se dedicó
totalmente a su Hijo y a su obra. Con El y sometida con todo su corazón
con toda su voluntad a El, colaboró en el Misterio de la Redención.
Ahora en el Cielo, ella continúa manifestando su amor y su servicio para
llevarnos a la salvación.
Respuesta a los hermanos separados
Hay quienes rechazan el reinado de María Santísima alegando que ella no puede ser reina ya solo Jesús es rey.
Estos
hermanos no comprenden la naturaleza del Reino. El reino de María
Santísima no es un reino aparte al de su Hijo. Es el mismo reino. Donde
Jesús reina, María Su Madre reina también. Se trata de dos corazones
eternamente unidos en el amor divino. Dios ha dispuesto que así fuese.
María, lejos de quitarle al reinado de su Hijo, lo propicia. Ella es la
mas sumisa, la mas fiel en el reino y por eso también la mas exaltada.
Lucas
1:48 " porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso
desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada"
La Fiesta Litúrgica
Pío XII en 1954, instituyó la fiesta Litúrgica del Reinado de María al coronar a la Virgen en Santa María la Mayor, Roma.
En esta ocasión el Papa también promulgó el documento principal del
Magisterio acerca de la dignidad y realeza de Maria, la Encíclica Ad
coeli Reginam (Oct 11, 1954).
JPII: Junio 19, 1983 en Polonia
"Al
Reino de el Hijo está plenamente unido el Reino de su Madre.. su Reino y
el de ella, no son de este mundo. Pero están enraizados en la historia
humana, en la historia de toda la raza humana, por el hecho de que el
Hijo de Dios, de la misma sustancia que el Padre, se hizo hombre por el
poder del ES en el vientre de María. Y esa reino es definitivamente
enraizado en la historia humana a través de la Cruz, al pie de la cual
estaba la Madre de Dios como corredentora. Y es en ese evento de la Cruz
y Maria al pie de su hijo, que el Reino se funda y permanece. Todas la
comunidades humanas experimentan el reino maternal de María, que les
trae mas de cerca el reino de Cristo."
-SCTJM
María ReinaCatequesis de S.S. Juan Pablo II
23 de julio de 1997
1.
La devoción popular invoca a María como Reina. El Concilio, después de
recordar la asunción de la Virgen «en cuerpo y alma a la gloria del
cielo», explica que fue «elevada (...) por el Señor como Reina del
universo, para ser conformada más plenamente a su Hijo, Señor de los
señores (cf. Ap 19, 16) y vencedor del pecado y de la muerte» (Lumen
gentium, 59).
En efecto, a partir del siglo V, casi en el mismo
período en que el concilio de Éfeso la proclama «Madre de Dios», se
empieza a atribuir a María el título de Reina. El pueblo cristiano, con
este reconocimiento ulterior de su excelsa dignidad, quiere ponerla por
encima de todas las criaturas, exaltando su función y su importancia en
la vida de cada persona y de todo el mundo.
Pero ya en un
fragmento de una homilía, atribuido a Orígenes, aparece este comentario a
las palabras pronunciadas por Isabel en la Visitación: «Soy yo quien
debería haber ido a ti, puesto que eres bendita por encima de todas las
mujeres tú, la madre de mi Señor, tú mi Señora» (Fragmenta: PG 13, 1.902
D). En este texto se pasa espontáneamente de la expresión «la madre de
mi Señor» al apelativo «mi Señora», anticipando lo que declarará más
tarde san Juan Damasceno, que atribuye a María el título de «Soberana»:
«Cuando se convirtió en madre del Creador, llegó a ser verdaderamente la
soberana de todas las criaturas» (De fide orthodoxa, 4, 14: PG 94
1.157).
2. Mi venerado predecesor Pío XII en la encíclica Ad
coeli Reginam, a la que se refiere el texto de la constitución Lumen
gentium, indica como fundamento de la realeza de María, además de su
maternidad, su cooperación en la obra de la redención. La encíclica
recuerda el texto litúrgico: «Santa María, Reina del cielo y Soberana
del mundo, sufría junto a la cruz de nuestro Señor Jesucristo» (MS 46
[1954] 634). Establece, además, una analogía entre María y Cristo, que
nos ayuda a comprender el significado de la realeza de la Virgen. Cristo
es rey no sólo porque es Hijo de Dios, sino también porque es Redentor.
María es reina no sólo porque es Madre de Dios, sino también porque,
asociada como nueva Eva al nuevo Adán, cooperó en la obra de la
redención del género humano (MS 46 [1954] 635).
En el evangelio
según san Marcos leemos que el día de la Ascensión el Señor Jesús «fue
elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios» (Mc 16, 19). En el
lenguaje bíblico, «sentarse a la diestra de Dios» significa compartir su
poder soberano. Sentándose «a la diestra del Padre», él instaura su
reino, el reino de Dios. Elevada al cielo, María es asociada al poder de
su Hijo y se dedica a la extensión del Reino, participando en la
difusión de la gracia divina en el mundo.
Observando la analogía
entre la Ascensión de Cristo y la Asunción de María, podemos concluir
que, subordinada a Cristo, María es la reina que posee y ejerce sobre el
universo una soberanía que le fue otorgada por su Hijo mismo.
3.
El título de Reina no sustituye, ciertamente, el de Madre: su realeza
es un corolario de su peculiar misión materna, y expresa simplemente el
poder que le fue conferido para cumplir dicha misión.
Citando la
bula Ineffabilis Deus, de Pío IX, el Sumo Pontífice Pío XII pone de
relieve esta dimensión materna de la realeza de la Virgen: «Teniendo
hacia nosotros un afecto materno e interesándose por nuestra salvación
ella extiende a todo el género humano su solicitud. Establecida por el
Señor como Reina del cielo y de la tierra, elevada por encima de todos
los coros de los ángeles y de toda la jerarquía celestial de los santos,
sentada a la diestra de su Hijo único, nuestro Señor Jesucristo,
obtiene con gran certeza lo que pide con sus súplicas maternal; lo que
busca, lo encuentra, y no le puede faltar» (MS 46 [1954] 636-637).
4.
Así pues, los cristianos miran con confianza a María Reina, y esto no
sólo no disminuye, sino que, por el contrario, exalta su abandono filial
en aquella que es madre en el orden de la gracia.
Más aún, la
solicitud de María Reina por los hombres puede ser plenamente eficaz
precisamente en virtud del estado glorioso posterior a la Asunción. Esto
lo destaca muy bien san Germán de Constantinopla, que piensa que ese
estado asegura la íntima relación de María con su Hijo, y hace posible
su intercesión en nuestro favor. Dirigiéndose a María, añade: Cristo
quiso «tener, por decirlo así, la cercanía de tus labios y de tu
corazón; de este modo, cumple todos los deseos que le expresas, cuando
sufres por tus hijos, y él hace, con su poder divino, todo lo que le
pides» (Hom 1: PG 98, 348).
5. Se puede concluir que la Asunción
no sólo favorece la plena comunión de María con Cristo, sino también con
cada uno de nosotros: está junto a nosotros, porque su estado glorioso
le permite seguirnos en nuestro itinerario terreno diario. También
leemos en san Germán: «Tú moras espiritualmente con nosotros, y la
grandeza de tu desvelo por nosotros manifiesta tu comunión de vida con
nosotros» (Hom 1: PG 98, 344).
Por tanto, en vez de crear
distancia entre nosotros y ella, el estado glorioso de María suscita una
cercanía continua y solícita. Ella conoce todo lo que sucede en nuestra
existencia, y nos sostiene con amor materno en las pruebas de la vida.
Elevada
a la gloria celestial, María se dedica totalmente a la obra de la
salvación para comunicar a todo hombre la felicidad que le fue
concedida. Es una Reina que da todo lo que posee compartiendo, sobre
todo, la vida y el amor de Cristo.
FUNDAMENTO TEOLOGICO DE LA REALEZA DE LA VIRGEN MARIA
La
razón por la que la Santísima Virgen María es Reina se fundamenta
teológicamente en su divina Maternidad y en su función de ser
Corredentora del género humano.
a) Por su divina Maternidad: Es
el fundamento principal, pues la eleva a un grado altísimo de intimidad
con el Padre celestial y la une a su divino Hijo, que es Rey universal
por derecho propio.
En la Sagrada Escritura se dice del Hijo que
la Virgen concebirá: "Hijo del Altísimo será llamado Y a El le dará el
Señor Dios el trono de David su padre y en la casa de Jacob reinará
eternamente y su reinado no tendrá fin" (Lc. 1,32-33). Y a María se le
llama "Madre del Señor" (Lc. 1,43); de donde fácilmente se deduce que
Ella es también Reina, pues engendró un Hijo que era Rey y Señor de
todas las cosas. Así, con razón, pudo escribir San Juan Damasceno:
"Verdaderamente fue Señora de todas las criaturas cuando fue Madre del
Creador" (cit. en la Enc. Ad coeli Reginam, de Pío XII, 11-X-1954).
b)
Por ser Corredentora del género humano: La Virgen María, por voluntad
expresa de Dios, tuvo parte excelentísima en la obra de nuestra
Redención. Por ello, puede afirmarse que el género humano sujeto a la
muerte por causa de una virgen (Eva), se salva también por medio de una
Virgen (María). En consecuencia, así como Cristo es Rey por título de
conquista, al precio de su Sangre, también María es Reina al precio de
su Compasión dolorosa junto a la Cruz.
`Ta Beatísima María debe
ser llamada Reina, no sólo por razón de su Maternidad divina, sino
también porque cooperó íntimamente a nuestra salvación. Así como Cristo,
nuevo Adán, es Rey nuestro no sólo por ser Hijo de Dios sino también
nuestro Redentor, con cierta analogía, se puede afirmar que María es
Reina, no sólo por ser Madre de Dios sino también, como nueva Eva,
porque fue asociada al nuevo Adán" (cfr. Pío XII, Enc, Ad coeli
Reginam).
NATURALEZA DEL REINO DE MARIA
El
reino de Santa María, a semejanza y en perfecta coincidencia con el
reino de Jesucristo, no es un reino temporal y terreno, sino más bien un
reino eterno y universal: -"Reino de verdad y de vida, de santidad, de
gracia, de amor y de paz" (cfr. Prefacio de la Misa de Cristo Rey).
a)
Es un reino eterno porque existirá siempre y no tendrá fin (cfr. Lc.
1,33) y, es universal porque se extiende al Cielo, a la tierra y a los
abismos (cfr. Fil. 2,10-11).
b) Es un reino de verdad y de vida.
Para esto vino Jesús al mundo, para dar testimonio de la verdad (cfr.
Jn. 18,37) y para dar la vida sobrenatural a los hombres.
c) Es
un reino de santidad y justicia porque María, la llena de gracia, nos
alcanza las gracias de su Hijo para que seamos santos (cfr. Jn.
1,12-14); y de justicia porque premia las buenas obras de todos (cfr.
Rom. 2,5-6).
d) Es un reino de amor porque de su eximia caridad
nos ama con corazón maternal como hijos suyos y hermanos de su Hijo
(cfr. 1 Cor. 13,8).
e) Es un reino de paz, nunca de odios y
rencores; de la paz con que se llenan los corazones que reciben las
gracias de Dios (cfr. Is. 9,6).
Santa María como Reina y Madre
del Rey es coronada en sus imágenes -según costumbre de la Iglesia- para
simbolizar por este modo el dominio y poder que tiene sobre todos los
súbditos de su reino.
La oración Colecta de la Memoria de Santa
María Reina dice: "Oh Dios, que nos han dado como Madre y como Reina, a
la Madre de tu Unigénito; concédenos, por su intercesión, el poder
llegar a participar en el Reino celestial de la gloria reservada a tus
hijos".
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María Reina, según San Maximiliano y San Luis >>>
Reina del mundo y de la paz Del oficio >>>
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