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María de Jesús Crucificado (Mariam) Baouardy, Beata |
Martirologio Romano: En la ciudad de Belén, en Tierra Santa,
beata María de Jesús Crucificado (Mariam) Baouardy, virgen de la
Orden de las Carmelitas Descalzas, que, colmada de carismas místicos,
unió la vida contemplativa con una singular caridad (1878).
Fecha de
beatificación: Ella fue beatificada el 13 de noviembre 1983 por
el Papa Juan Pablo II.
Mariam
Baouardy nació el 5 de enero de 1846, en Ibillin,
una pequeña aldea de Galilea, a mitad de camino entre
Nazareth y Haifa, en una familia de rito griego-católico. Pero
Mariam no tenía aún 3 años cuando su padre muere
confiándola a la fiel custodia de san José. Algunos días
más tarde muere su madre. Es así que Boulos es
adoptado por una tía y Mariam por un tío de
buena condición.
Es recibida en el Carmelo de Pau en
junio de 1867, dónde recibe el nombre de Hermana María
de Jesús Crucificado. Su sencillez y su generosidad conquistan los
corazones de todos. Don de profecía, ataques del demonio o
éxtasis… entre todas las gracias divinas de las cuales está
colmada, está aquella de saberse, de manera muy intensa, ser
‘nada’ frente a Dios, y cuando habla de ella misma
se llama "la pequeña nada", es realmente la expresión profunda
de su ser.
Funda el Carmelo de Belén y Nazareth. Muere,
el 26 de agosto de 1878, a los 32 años.
Galilea:
la infancia
Mariam Baouardy nació el 5
de enero de 1846, en Ibillin, una pequeña aldea de
Galilea, a mitad de camino entre Nazareth y Haifa, en
una familia de rito greco-católico. Sus padres no lograban traer
al mundo un hijo que sobreviviese: doce niños les murieron
uno después de otro, siendo todos ellos muy pequeños. En
su profundo dolor y confianza en Dios, decidieron entonces hacer
una peregrinación a Belén para ir a rogar ante
el Pesebre y pedir la gracia de una hija. Es
así como Mariam vino al mundo. Y luego de ella,
el siguiente año, su hermano Boulos.
Pero Mariam no tenía aún
3 años cuando su padre muere confiándola a la fiel
custodia de san José. Algunos días más tarde muere su
madre. Es así que Boulos es adoptado por una tía
y Mariam por un tío de buena condición.
De sus años
de infancia en Galilea, le quedará, a la vez, ese
maravillarse delante de la belleza de la Creación, de la
luz, de los paisajes dónde todo le habla de Dios
y del sentimiento, muy fuerte, de que “todo pasa”.
Una experiencia
de niña es decisiva para su vida futura: juega con
dos pequeños pajarillos y quiere hacerlos tomar un baño… pero
estos no resisten y mueren entre sus manos. Toda triste,
siente entonces interiormente estas palabras: "¿Ves?, es así que todo
pasa; pero si quieres darme tu corazón, yo me quedaré
siempre contigo”.
A los 8 años hace su primera comunión. Poco
después su tío parte para Alejandría con toda la familia.
En Egipto: Alejandría y el martirio
Mariam tiene 12 años cuando se entera que su tío
quiere casarla. Decidida a darse totalmente a Dios, ella rechaza
la proposición. Tratan de persuadirla… la amenazan. Ni las humillaciones,
ni los malos tratos pueden cambiar su resolución. Después de
tres meses, ella encuentra a un viejo criado de la
casa para mandar una carta a su hermano que se
había quedado en Galilea para que venga a ayudarla. Escuchando
la narración de sus sufrimientos, el criado que era musulmán
la exhorta a dejar a los cristianos y a abrasar
su religión. Mariam rechaza. Encolerizado, el hombre saca su cimitarra
y le corta la garganta, abandonándola luego en una callejuela
oscura. Era el 8 de septiembre.
Pero su hora no había
llegado todavía, y ella se despierta en una gruta, cerca
de una joven mujer que se parecía a una religiosa.
Durante cuatro semanas, esta señora la cuida, la nutre, la
instruye. Después de lo cual, al estar ya curada, aquella
que más tarde dirá que es la Virgen María, la
lleva a una iglesia y allí la deja.
Desde ese día,
Mariam irá de ciudad en ciudad (Alejandría, Jerusalén, Beirut, Marsella…),
como doméstica, eligiendo preferentemente las familias pobres, ayudándolas, pero dejándolas
en cuanto se encuentra demasiado honrada. Así ella llegará a ser
de manera del todo particular, testigo de ese “universo invisible”.
Ese universo que nosotros creemos sin verlo, y que ella
ha experimentado de una manera muy fuerte.
En Marsella: las Hermanas de San
José
En el 1865 Mariam se encuentra en
Marsella. Entra en contacto con las Hermanas de San José
de la Aparición. Tiene 19 años, pero sólo parece de
12 o 13. Habla mal el francés y posee una
salud frágil… de todos modos es admitida al noviciado, y
su alegría es enorme por poder entregarse de este modo
a Dios. Siempre dispuesta para los trabajos más pesados, ella
pasa la mayor parte de su tiempo lavando o en
la cocina… pero junto a dicha vida ordinaria, dos días
por semanas revive la Pasión de Jesús, recibe los estigmas
(que en su sencillez cree ser una enfermedad) y comienzan
a manifestarse toda clase de gracias extraordinarias. Algunas hermanas quedan
desconcertadas de ello, y al final de 2 años de
noviciado, no es admitida a continuar en la Congregación. Es
así que un conjunto de circunstancias la orientan hacia el
Carmelo de Pau.
El Carmelo de Pau
Es recibida en junio de
1867. Allí, en medio de todas las pruebas que tendrá
a atravesar, siempre encontrará amor y comprensión. Al ser una
nueva Congregación, ingresa de nuevo al noviciado, dónde recibe el
nombre de Hermana María de Jesús Crucificado. Insiste en ser
admitida como ‘hermana conversa’, ya que se encontraba más a
gusto en el servicio de los otros, teniendo por otro
lado un gran problema para leer lo que conllevaba una
gran dificultad para recitar convenientemente el Oficio divino. Su sencillez
y su generosidad conquistan los corazones de todos. Y sus
palabras dichas después de un éxtasis son el fruto de
su vida: "Dónde está la caridad allí también está Dios.
Si pensáis en hacer el bien a vuestro hermano, Dios
pensará en vosotros. Si hacéis un pozo para vuestro hermano,
caeréis en él; el pozo será para vosotros. Pero, si
hacéis un cielo para vuestro hermano, ese cielo será para
vosotros…”.
Don de profecía, ataques del demonio o éxtasis… entre todas
las gracias divinas de las cuales está colmada, está aquella
de saberse, de manera muy intensa, ser ‘nada’ frente a
Dios, y cuando habla de ella misma se llama "la
pequeña nada", es realmente la expresión profunda de su ser.
Es lo que le hace penetrar la insondable profundidad de
la misericordia divina dónde encuentra su alegría y sus delicias,
su vida… “La humildad es feliz de ser nada, ella
no se apega a nada, ella no se cansa nunca
de nada. ¡Está contenta, es feliz, dondequiera que esté es
feliz, está satisfecha con todo… Felices los pequeños!”. Allí está
la fuente de su abandono al corazón de las gracias
más extrañas y al corazón de los acontecimientos humanos más
desconcertantes. La fundación del Carmelo de
Mangalor en India
Al fin de 3
años, en el 1870, parte con un pequeño grupo para
fundar el primer monasterio de carmelitas en la India, en
Mangalor. El viaje en barco hasta allí es ya toda
una aventura… tres religiosas mueren antes de llegar. De todos
modos, son enviados refuerzos, y a finales de 1870 se
puede inaugurar la vida claustral. Sus experiencias extraordinarias continúan sin
impedirle ello el afrontar los trabajos más pesados y las
agitaciones que vienen siempre anejas a una nueva fundación. Durante
sus éxtasis, bien se la veía a veces resplandeciente su
rostro en la cocina o en otro lugar, bien participando
en espíritu de lo que ocurría en la iglesia
al momento de las persecuciones en China; bien sea que
a veces el demonio parecía tomar posesión de ella, en
lo exterior de su cuerpo, haciéndole vivir terribles tormentos y
combates. De todos modos, las incomprensiones empezaron entonces a producirse
alrededor de ella, llegando a dudar de la autenticidad de
lo que ella vivía. Sin embargo pudo emitir sus votos
al final de su noviciado el 21 de noviembre de
1871, pero las tensiones creadas en su entorno acabaron por
provocar su regreso al Carmelo de Pau en el 1872.
El
regreso a Pau
En aquel lugar halla su vida de simple
‘hermana conversa’ en medio del cariño de sus hermanas de
religión, y su alma se dilata. Durante ciertos éxtasis ella,
que es casi analfabeta, profiere repentinamente en la exultación de
su gratitud hacia Dios poesías de una gran belleza, llenas
de frescor y de un atractivo todo oriental, donde la
creación entera canta a su Creador… o bien, enardecida por
la aspiración de su alma hacia Dios, se la verá
elevarse hacia la cima de un árbol milagrosamente sobre una
rama que no soportaría ni siquiera un ave… “Todos duermen.
Y Dios, tan lleno de bondad, tan grande, tan digno
de alabanzas, ¡es olvidado!… ¡Nadie piensa en Él!… Veo, que
la naturaleza lo alaba; el cielo, las estrellas, los árboles,
las hierbas, todo lo alaba; ¡y el hombre, que conoce
sus beneficios, que debería alabarlo, duerme!… ¡Vamos, vamos a despertar
el universo!”
Numerosos también son los que vienen a buscar cerca
de ella consuelo, consejos, ruegos, y que parten de su
lado iluminados y fortificados por su encuentro.
La fundación del Carmelo
de Belén
Poco después de su regreso de Mangalor, comienza a
hablar de la fundación de un Carmelo en Belén. Los
obstáculos son numerosos, pero se disipan progresivamente, incluso de manera
inesperada. Por fin la autorización es dada por Roma y
el 20 de agosto de 1875 un pequeño grupo de
carmelitas se embarca para esta aventura. El Señor mismo guía
a Mariam hacia el lugar y la construcción. Puesto que
es la única que habla árabe, ella se encarga particularmente
de seguir los trabajos, “inmersa en la arena y en
la cal”. La comunidad puede venir a habitar los lugares
preparados desde el 21 de noviembre de 1876, mientras que
ciertos trabajos continúan.
Se preocupa también por la fundación de un
Carmelo en Nazareth, viajando allí y logrando que se compre
un terreno en agosto de 1878 para dicho fin. Durante
este viaje le es revelado por Dios el lugar de
Emaús. Ella lo hace comprar a Berthe Dartigaux para el
Carmelo.
De vuelta en Belén, retoma la vigilancia de los trabajos
bajo un calor sofocante. Llevando de beber a los obreros,
Mariam cae de una escalera y se parte un brazo…
La gangrena va afectarle muy velozmente y muere algunos días
después del suceso, el 26 de agosto de 1878, a
los 32 años.
Su mensaje
La presencia de Mariam es para
nosotras un vínculo con todo el mundo árabe.
Mariam, nos descubre
este mundo invisible tan cerca de nosotros, el cual es
todo misericordia. Ella nos enseña a apostar toda nuestra vida
por “aquello que no pasa nunca”, aquello que únicamente “tiene
peso”: Dios solo.
Mariam que es llamada por algunos “Patrona de
la Paz” para la Tierra Santa, es para nosotros un
estímulo a dejarnos transfigurar por el Señor a fin de
convertirnos nosotros mismos en artesanos de esta transfiguración del mundo
por la gracia de Dios. Testigo de un mundo ya
transfigurado, Mariam nos conduce a ese primer día de la
Creación, dónde el Cielo y la Tierra no fueron separadas
todavía, sino sólo la luz y las tinieblas: este día
Uno, reflejo de la Unidad divina, dónde todo resplandece de
esta Unidad…
Mariam ha sido atraída de modo particular por
el Espíritu Santo, este Espíritu que aleteaba sobre las aguas
al principio de la Creación. Es este Espíritu Santo que
ella nos quiere entregar como herencia, ya que cuando El
viene a tomar sitio de nuestro “yo” transfigura cada
cosa, “crea de nuevo”: “Dirigíos al Espíritu Santo que inspira
todo”.
“El ‘yo’ es aquello que hace perder al mundo. Los
que tienen el yo llevan la tristeza y la angustia
con ellos. No se puede tener juntos a Dios y
al mundo… Aquel que no tiene el yo tiene todas
las virtudes y la paz y la alegría". Pero con
el Espíritu Santo todo, incluso “una gota” sola, algo insignificante,
llega a ser posible de gran transformación:
Espíritu Santo, inspiradme; Amor
de Dios, consumidme; Al verdadero camino, conducidme; María, Madre mía, miradme, Con Jesús,
bendecidme; De todo mal, de toda ilusión, De todo peligro, preservadme.
Orar con
Mariam
Salmo de contemplación
¿Con qué puedo compararme, Señor? con los
pajaritos implumes en su nido, si el padre y la madre
no les dan su alimento mueren de hambre. Así mi alma, Señor sin
Ti, no tengo apoyo, no puedo vivir. ¿Con qué me compararé, Señor? Con un
pequeño grano de trigo, sepultado en tierra. si el rocío no
lo alimenta y el sol no lo calienta el grano se marchita
y muere. Pero si Tú lo regalas con la dulzura del rocío y
el calor de tu Sol de la pequeña semilla plena de linfa
y de vigor brotarán raíces y germinará un tallo fuerte en frutos abundante. ¿Con
qué me compararé, Señor? Con una rosa cortada que al instante en
la mano se marchita y pierde su aroma. Pero unida a su
tallo permanece fresca y brillante intacta en su aroma. Guárdame en Ti, Señor, y
comunícame tu Vida!... ¿Con qué te compararé, Señor? Con la paloma que
proporciona alimento a sus pequeños, con una tierna madre que alimenta a
su criatura".
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