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Mariana de Jesús de Paredes, Santa |
La Azucena de Quito Mayo 26
Martirologio Romano: En Quito, en Ecuador,
santa Mariana de Jesús de Paredes, virgen, que consagró su
vida a Cristo en la Tercera Orden de San Francisco
y empleó sus fuerzas en ayudar a los pobres indios
y negros (1645).
Etimológicamente: Mariana = Aquel consagrado o dedicado
a la virgen María, es de origen latino. Mariana de Jesús Paredes y Flores, nació en
Quito (Ecuador) el 31 de octubre de 1618, era Hija
del capitán español Jerónimo de Paredes y Flores y de
la noble Mariana Jaramillo. Antes de cumplir los siete años
se quedó huérfana y pasó a encargarse de su educación
una de sus siete hermanas, Jerónima, esposa del capitán Cosme
de Miranda. Pronto empezó a cultivar una intensa piedad y
mortificación y, bajo la dirección del jesuita Juan Camacho, hizo
voto de virginidad perpetua. Sin ingresar en ninguna Orden religiosa
se consagró a la oración y a la penitencia en
su propia casa hasta límites insospechados. Se propuso cumplir aquel
mandato de Jesús: "Quien desea seguirme que se niegue a
sí mismo". Y desde muy niña empezó a mortificarse en
la comida, en el beber y en el dormir. Su
afán apostólico y de caridad hacia los demás le llevaron
a intentar ejercer de misionera entre los indios mainas y
a asistir a los enfermos y desgraciados.
El 6 de noviembre
de 1639 ingresó en la Tercera Orden de Penitencia de
San Francisco de Asís, la que mejor se acomodaba a
su espíritu de renuncia.
María recibió de Dios el don
de consejo y así sucedía que los consejos que ella
daba a las personas les hacían inmenso bien. También solía
anunciar hechos que iban a suceder en lo futuro (incluyendo
la fecha de su muerte, que según anunció sería un
viernes 26). Tenía un don especial para poner paz entre
los que se peleaban y para lograr que algunas personas
dejaran de pecar.
Se la llama "La Azucena de Quito"
porque en una enfermedad le hicieron una sangría y la
muchacha de servicio echó en una matera la sangre que
le había sacado a Mariana, y en esa matera nació
una Azucena. Con esa flor es pintada en los cuadros.
En 1645 hubo en Quito un gran terremoto, que causó
muchas muertes por una terrible epidemia, que tenía aterrorizada a
la ciudad. Un Padre Jesuita dijo en un sermón: "Dios
mío: Yo te ofrezco mi vida para que se acaben
los terremotos". Pero Mariana exclamó: "No, Señor. La vida de
este sacerdote es necesaria para salvar muchas almas. En cambio
yo no soy necesaria... te ofrezco mi vida para que
cesen esos terremotos" La gente se admiró de esto, y
aquella misma mañana ella empezó a sentirse muy enferma, y
murió el 26 de Mayo de 1645. Dios le tomó
la palabra y ya no se repitieron los terremotos y
no murió más gente por ese mal. Por eso el
Congreso del Ecuador le dio en 1946 el título de
"Heroína de la Patria".
Fue beatificada por el Papa Pío
IX el 20 de noviembre de 1853 y canonizada por
Pío XII, el 4 de junio de 1950. Su festividad
se conmemora el 26 de Mayo.
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