domingo, 27 de mayo de 2012

San Atanasio Bazzekuketta, mártir


fecha: 27 de mayo
n.: 1870 - †: 1886 - país: Uganda
canonización: B: Benedicto XV 6 jun 1920 - C: Pablo VI 8 oct 1964
En el lugar de Nakiwubo, en Uganda, san Atanasio Bazzekuketta, mártir, uno de los pajes de la casa real, que, recién bautizado, mientras era conducido al lugar del suplicio con algunos otros compañeros por su fe en Cristo, rogó a los verdugos que le matasen allí mismo, y culminó el martirio abatido a golpes.

Camino de Namugongo, el sitio en el que iban a ser quemados vivos por no renegar del cristianismo, estos dos jóvenes ugandeses, unidos en vida por la pertenencia a la corte real y por la fe cristiana, fueron sacrificados el 27 de mayo de 1886, no los dos en el mismo sitio sino uno después de otro. Fueron canonizados el 18 de octubre de 1984.
Atanasio Bazzekuketta había nacido en Kampala en 1870 y pertenecía al clan Nkima. Había sido paje del rey Mutesa y continuó siéndolo de su hijo y sucesor Mwanga. Atraído al cristianismo, se bautizó el 16 de noviembre de 1885. Tenía a su cargo el tesoro real y cuando se desencadena la persecución contra el cristianismo fue delatado como tal e invitado a apostatar, lo que no hizo. Condenado a muerte, salió con los demás pajes hacia el sitio de la ejecución, pero al llegar a Kampala, sintiéndose debilitado físicamente, preguntó por qué el martirio no era allí mismo, y entonces decidieron ofrecerlo como sacrificio a las divinidades de Kampala. Fue llevado al borde del camino y allí atravesado con lanzas hasta que murió. Su cuerpo fue seguidamente descuartizado.
Gonzaga Gonza era un joven de 24 años, de origen busoga, vendido de pequeño al rey Mutesa y convertido por éste en paje suyo. Era su misión la guarda de los prisioneros de la corte. Fue bautizado el 17 de noviembre de 1885. Arrestado por ser cristiano y negándose a apostatar, fue condenado a muerte y salió con los demás hacia Namugongo. Como en Kampala les pusieron a los presos unas cangas, su debilidad tras la caminata con cadenas era manifiesta. Entonces en el pueblo de Lubawo cayó al suelo exhausto, y allí fue rematado a golpes de lanzas y decapitado, dejando los verdugos sus restos en el camino, sin detenerse a enterrarlos.

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