![Juan Forest, Beato](https://lh3.googleusercontent.com/blogger_img_proxy/AEn0k_s-o8EI5PiX7ztti_hkVcdcZY_cbgt2NE5bY4MQjEyLIetSz3UXfeeYPKoHYlpg6INo7w8yZ9jTDvei2qBfsYa4CJZWr1VPk6_yij9809rVWq-FG5MJGtAEjQYp-2nFJD6xGZD9Kkn9EGl3=s0-d) |
Juan Forest, Beato |
Sacerdote y mártir de la Primera Orden
León XIII el 9
de diciembre de 1886 aprobó su culto.
Juan Forest nació en
1471, probablemente en Oxford, Inglaterra; a los diecisiete años vistió
el hábito de los Hermanos Menores en Greenwich. Nueve años
después fue enviado a Oxford para los estudios teológicos, realizados
los cuales fue ordenado sacerdote y regresó al convento de
origen. Del cardenal Wolsey recibió el encargo de predicar en
la iglesia de San Pablo de Londres y al mismo
tiempo fue escogido por la reina Catalina de Aragón primero
como capellán, luego como confesor.
Gozó de la estimación y la
amistad de Enrique VIII, hasta cuando Juan se declaró por
la validez del matrimonio del rey, que quería disolverlo sosteniendo
la invalidez de las primeras nupcias.
Juan Forest, guardián del convento,
advirtió a los cohermanos en un capítulo de 1532 que
el rey quería suprimir la Orden. Desde el púlpito de
la iglesia de San Pablo había defendido enérgicamente la validez
de las nupcias puesta en discusión y había hablado abiertamente
contra Cromwell e indirectamente contra el rey. La condena papal
de 1534 indignó a Enrique VIII, que suprimió los conventos
de los franciscanos y les ordenó dispersarse en otros conventos.
Al Beato Juan Forest, lo encontramos en prisión en Newgate,
hasta 1534.
En 1538 Juan se encontraba en el convento de
los Conventuales, en Smithfield. En aquella especie de confinamiento pudo
mantener con la reina Catalina, con su dama de compañía
Elisabeth Hammon y con el Beato Tomás Abekl una correspondencia
que se conserva todavía por lo menos en parte. Escribió
también un tratado contra Enrique VIII, que usurpaba el título
de cabeza espiritual de la nación. Este tratado irritó al
rey, que ordenó fuese arrestado. Conducido al tribunal, fue víctima
de un juego de astucia. Se quería que él aceptase
en bloque algunos artículos sometidos a su firma, pero cuando
pudo leerlos uno por uno, entendió claramente que uno de
ellos conllevaba un acto de apostasía. Los rechazó todos juntos
y por esto fue condenado a la hoguera.
La ejecución
tuvo lugar en Smithfield el 22 de mayo de 1538.
En el lugar del suplicio, fue invitado a pedir perdón
al rey y a hacer juramento de fidelidad, pero el
mártir resistió impávido: antes bien, quiso añadir una bellísima profesión
de fe católica: “Creo en la Iglesia, una, santa, católica,
apostólica, romana. Juro que no me apartaré jamás del Papa,
Vicario de Cristo, sucesor de San Pedro y Obispo de
Roma. Aunque bajase un ángel del cielo y me insinuase
algo distinto de esto que he creído por toda mi
vida, aunque debiera ser despedazado parte por parte, miembro por
miembro, quemado, ahorcado o se me infligiera cualquier otro dolor,
no me apartaré de mi fe”. Fue atado de los
costados y suspendido sobre las llamas. Murió a fuego lento
orando e invocando el nombre del Señor. Tenía 67 años.
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