![Gerardo Mecatti, Beato](https://lh3.googleusercontent.com/blogger_img_proxy/AEn0k_tGbms4X54sATV3YtlsQiIE1D7QElAmeMtcnlrXylYJEhKZ9cEXeVMWAXe5aGofvlZMPnIx1x_AkWauSU9fvS7j5KZOjjWiWY0f-DdyF5EV5wurTt3ilSF8fg4-yywYCghXlrZbOD8HHTVxFRoztg=s0-d) |
Gerardo Mecatti, Beato |
Terciario Franciscano
Martirologio Romano: En Villamagna, cerca de Florencia, en Toscana
(Italia), conmemoración del beato Gerardo Mecatti, quien, siguiendo las huellas
de san Francisco, distribuyó sus bienes entre los pobres y
se retiró a un lugar desierto, donde, por amor de
Cristo, se dedicó a acoger a peregrinos y a ayudar
a enfermos. († c.1245)
Fecha de beatificación: Gregorio XVI aprobó su
culto el 18 de marzo de 1833. Gerardo Mecatti, nacido en Villamagna, a orillas
del río Arno, hijo de campesinos, quedó huérfano a los
doce años. Repartió todos sus bienes entre los pobres, y
así quedó libre para viajar dos veces a Palestina para
venerar los Santos Lugares de la Redención. Pasó por diversas
aventuras que por fortuna terminaron con final feliz. Durante una
peregrinación a Palestina, cayó prisionero de los turcos, sufriendo los
más duros maltratos. Regresó a Villamagna, y se instaló
junto a una iglesita no lejos de la vivienda. Esta
iglesia existe todavía y lleva el título del Beato Gerardo.
En su interior se conserva el arca con las reliquias
del antiguo e infortunado cruzado.
Las peripecias del joven no habían
terminado. Un año después se hizo a la mar nuevamente
con un grupo de veinte caballeros, dirigiéndose a Siria, y
aquella vez fueron los piratas quienes les hicieron difícil el
viaje y precaria la vida.
Vuelto por segunda vez a Palestina,
se consagró totalmente a la oración y al ejercicio de
la caridad, especialmente para con los enfermos y los peregrinos.
Allí permaneció siete años, hasta cuando se dio cuenta de
que era objeto de manifestaciones de veneración, a las cuales
él quiso huir por humildad.
De regreso en Italia, quiso conocer
a San Francisco de cuyas manos recibió el hábito de
terciario. Y como terciario regresó a su oratorio junto a
Villamagna, esta vez para no moverse más. Mejor, para
moverse todavía más a menudo, hasta la altura mayor de
la colina florentina del Encuentro, en medio de espesos bosques,
donde Gerardo construyó con sus propias manos otro oratorio dedicado
a la Virgen.
Fue esa la primitiva construcción de la iglesia
que todavía hoy existe, encerrada dentro de un sencillo y
sugestivo convento. Pero el convento franciscano del Encuentro no fue
construido por el Beato Gerardo. Lo fundó otro Santo, Leonardo
de Puerto Mauricio, casi cinco siglos después, continuando y completando
la obra de su colega en santidad.
Obró algunos milagros: una
vez hizo encontrar ciruelas maduras en el árbol para satisfacer
los deseos de un enfermo; otra vez debiendo transportar material
para la construcción del propio eremitorio, y rehusando prestarle los
bueyes un campesino, encontró súbitamente dos pares de becerros, que,
dóciles, lo transportaron a donde él indicó. Cada semana visitaba
en piadosa peregrinación tres santuarios, en sufragio de las almas
del purgatorio, para obtener la remisión de los pecados y
por la conversión de los infieles. Murió el 25 de
mayo.
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