![Donaciano y Rogaciano, Santos](https://lh3.googleusercontent.com/blogger_img_proxy/AEn0k_t_Oxo1A4o1XUVeZFSA3_6GYPujqty-Lzg_FpQr8ej5NT2WU-UnMsHZr6n1DI_WiajvEmkxyoiwWfUQ2BtoYQIbbF1MnxUFVIkWhkLAEjaVsJhuaesMMEz-8HP9jjAVN_ZjSwrrix8_CjLp22lbAi6WkA=s0-d) |
Donaciano y Rogaciano, Santos |
Etimológicamente significa “dado y orante”. Vienen de la lengua latina.
Eran
dos hermanos: Donaciano, el menor, convirtió a la fe a
su hermano mayor. El tirano los hizo encarcelar, y como
los amenazase con hacerlos morir, dijo Donaciano: Los tormentos que
Dios te prepara en el infierno son infinitamente más crueles
que aquellos con que nos amenazas. Rogaciano, instado a que
adorase a los ídolos, dijo: No me atrevo a adorar
lo que está por debajo de mí; estos ídolos no
son sino metal, sin vida y sin alma. Los dos
fueron decapitados en Nantes, hacia el año 300.
Estos dos hermanos,
dignos de admiración por su osadía en momentos difíciles, nacieron
en Nantes y murieron bajo el temible Maximino (222-235).
Este
criminal sucedió a Alejandro Severo que, durante el período
de su mandato, se había distinguido por ser un sincretista,
es decir, una persona que le daba igual un dios
que otro. Para él Jesucristo no se diferenciaba en nada
de los dioses a los que les daban culto los
romanos.
Respetó, por tanto, a los cristianos. Sin embargo, su sucesor
se propuso acabar con el cristianismo a toda costa. Menos
mal que sólo duró tres años en el poder. Sus
mismos soldados le dieron muerte por insoportable.
Estos dos hermanos estaban
recibiendo la formación cristiana. El primero ya había recibido el
sacramento del bautismo y el segundo se estaba preparando.
Y como
soplones y chivatos los ha habido siempre, un enemigo los
denunció ante la autoridad por el hecho criminal -¡vaya por
Dios!- de que eran cristianos.
Comparecieron ante el tribunal por separado.
El juez le dijo a Donaciano:" Parece que no solamente
no has adorado a los dioses Júpiter y Apolo, sino
que te has atrevido a predicar el culto del Crucificado
y te han seguido muchos fieles.
Quería, señor juez, arrancarlos a
todos del error para que vuelvan a Cristo, el único
que merece adoración".
El juez lo encarceló. Después se dirigió a
Rogaciano diciéndole: "Mira, tú no te has bautizado todavía. Abjura
de tu error y te salvaré la vida". Rogaciano le
contestó:" Nunca lo haré. Seguiré a mi hermano mayor en
la fe que él ha profesado en el Dios verdadero.
En el calabozo, el hermano le dio el bautismo a
falta de sacerdote.
¡Felicidades a quienes lleven estos nombres!
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