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Audrey o Eteldreda, Santa |
Abadesa
Martirologio Romano: En el monasterio de Eli, en Inglaterra oriental,
santa Ediltrude o Eteldreda, abadesa, quien, hija de reyes y
ella misma reina de Northumbria, después de dos matrimonios recibió
el velo monástico de manos de san Wilfrido en el
monasterio que ella misma había fundado, dirigiendo maternalmente con sus
ejemplos y consejos a sus monjas (679).
Santa Eteldreda (636 a
679 en Inglés Audrey, un nombre femenino muy común) era
la hija del rey Anna (? -653), Rey de Inglaterra
Oriental, fue hermana de otras tres santas: Etelburga (? -664),
Sesburga (? -699) y Withburga (? -743): coincidencia algo rara
pero no única entre las familias reales europeas. Eteldreda nació
en Exning, Suffolk, muy joven fue comprometida en matrimonio con
el Príncipe de Tonberto Gyrwe (? -655), quien le dio
como regalo de bodas una propiedad en Ely. En aquellos
días existía un gran fervor espiritual en Inglaterra ya que
recientemente se había convertido al cristianismo. La pareja decidió vivir
en castidad.
Tres años después de casarse murió el príncipe
y Eteldreda se retiró a su finca en Ely para
llevar una vida de penitencia y oración. Pero por razones
políticas tuvo que casarse nuevamente, esta vez con el príncipe
Egfrido (645-685), hijo de Oswiu rey de Northumbria (612-670). El
novio tenía tan sólo quince años, y también aceptó la
propuesta de Eteldreda a vivir en castidad. Doce años más
tarde, sin embargo, pidió ser liberado de la promesa. Eteldreda
se negó, alegando sentirse dedicada a Dios.
Pidió la mediación del
obispo San Wilfrido (633-709) quien declaró que la pareja debía
mantener la promesa. Pero como Egrfrido, ahora convertido en rey,
ya no deseaba mantenerla, el obispo aconsejó a Eteldreda se
separara de su marido y entrara en un convento. Se
convirtió en novicia en el monasterio de Codingham y luego
regresó a Ely, donde fundó un gran monasterio doble (es
decir, tenía una rama masculina y una rama femenina), ella
fue elegida abadesa del nuevo convento. Murió en el convento
de Ely 23 de junio 695.
En la vida de Santa
Eteldreda vemos un atisbo de la Inglaterra primitiva al principios
de la Edad Media, que es una mezcla de lo
salvaje y lo sobrenatural, creando un contraste de extraordinaria belleza.
No
debemos imaginar a Santa Eteldreda y a sus tres santas
hermanas como las delicadas y frágiles princesas hijas de Luis
XV de Francia (1710-1774), vestidas con sedas y que para
los retratos parecen muñecas de porcelana. Estas princesas eran mujeres
fuertes, acostumbradas a cortar leños en el bosque, a cuidar
personalmente de los animales y lavar su propia ropa. Pero
al mismo tiempo, sobresalen por su estatura moral en un
país al que apenas estaba llegando la Luz. Sus vidas
son la cuna de las dinastías futuras, y sus pueblos,
el punto de partida de nuevas civilizaciones.
¡Felicidades a quien leve
este nombre!
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