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Guiberto de Gembloux, Santo |
Monje
Martirologio Romano: Cerca de Gemboux, en la comarca de Lieja,
en Lotaringia, hoy en Bélgica, sepultura de san Guiberto, monje,
que, habiendo abandonado sus insignias militares y abrazado la disciplina
de la vida monástica, construyó un cenobio en un terreno
de su heredad, retirándose después al monasterio de Gorze. (†
962)
Etimológicamente: Guiberto = “protector”. Viene de la lengua alemana. Guiberto presintió en su corazón
la presencia de Alguien que lo llamaba a ser
feliz, alejado de tantos bienes como le había dejado su
padre en herencia.
Guiberto descendía de una de las
más ilustres familias de Lotaringia. Después de una brillante carrera
militar, Guiberto se sintió llamado por Dios a abandonar el
mundo y practicar la vida solitaria en una de sus
posesiones. Durante sus años de vida eremítica, maduró el proyecto
de fundar un convento en que los monjes, totalmente retirados
del mundo, se consagrasen a cantar incesantemente las divinas alabanzas.
La abuela de san Guiberto, que se llamaba Gisla, contribuyó
a la dotación de la fundación. El primer abad fue
un hombre de Dios, llamado Herluino. En cuanto el nuevo
convento quedó organizado, San Guiberto se retiró a la abadía
de Gorze, en la que tomó el hábito; así pudo
librarse de las muestras de respeto que le prodigaban los
monjes de Gembloux y evitar toda forma de complacencia.
Algún tiempo
antes de su muerte, los monjes de Gembloux, al acordarse
de él, fueron a pedirle que regesara al
monasterio. San Guiberto pasó los últimos años de su vida
en Gorze, donde sufrió una dolorosa enfermedad. Murió a los
setenta años de edad, el 23 de mayo de 962.
Su tumba se vio honrada con numerosos milagros.
En toda la
Edad Media, Gembloux fue un atractivo religioso de primer orden
debido al desprendimiento de este joven que, en lugar de
enamorarse de las riquezas materiales, se enamoró de Cristo.
¡Felicidades a
quien lleve este nombre!
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