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Eleuterio, Santo |
XIII Papa
Martirologio Romano: En Roma, san Eleuterio, papa, al que
los famosos mártires de Lyon, apresados entonces, escribieron una célebre
carta para que mantuviera la paz en la Iglesia (189).
Etimológicamente: Eleuterio = Aquel que se comporta con generosidad y
libertad, es de origen griego.
San Eleuterio, natural de Nicópolis, ciudad de Grecia,
diácono y discípulo del Santo Pontífice Aniceto, sucedió a San
Sotero en el pontificado el año 175.Tuvo en su tiempo
alguna paz y tranquilidad la Iglesia, y con esta quietud
se iba multiplicando maravillosamente, y en Roma muchos caballeros y
señores, cansados ya de la superstición de sus vanos dioses
y de la crueldad y abominaciones de sus emperadores, por
la doctrina y predicación del Santo Pontífice Eleuterio, recibían la
luz del Evangelio y se convertían al Señor.
Y no menos en las otras provincias y reinos descubría
sus claros rayos y resplandores nuestra Santa Religión; particularmente se
vio esto en Britannia, que ahora llamamos Inglaterra, porque Lucio
su rey, habiendo entendido la santa vida y milagros de
los cristianos, y, que poco antes Marco Aurelio emperador había
alcanzado por oración de ellos una gran victoria contra los
marcomanos, y que por esto permitían que viviesen en su
ley y que algunos caballeros y senadores romanos se habían
bautizado y seguido al estandarte de Cristo, movido del mismo
Señor, envió solemne embajada con Elvano y Meduino, criados suyos,
a San Eleuterio, suplicándole que le enviase algunos ministros
suyos, para que a él y a toda su casa
y reino hiciese cristianos y los reconociese como a ovejas
suyas y del rebaño del Señor.
No se
puede creer la alegría que el Santo Pontífice Eleuterio recibió
con esta embajada; y para cumplimiento de lo que por
ella se pedía, envió a Fugacio y Donacio, que otros
llaman Damiano, varones dignos de tan grande empresa, a Britannia,
para que enseñasen los misterios de nuestra San Fe a
Lucio y a su reino, y con el agua del
santo bautismo los reengendrasen en Cristo. Ellos fueron, y lo
hicieron, y todo conforme al deseo y orden de Eleuterio;
y el rey se bautizó y fue Santo, y como
de tal hace mención de él el Martirologio romano a
los 3 de diciembre, y su reino públicamente aceptó la
fe de Jesús, y fue el primero del mundo que
por público decreto y común parecer de los moradores de
él recibió y profesó la religión cristiana; puesto caso que
en España y Francia, y en los otros reinos y
provincias, ya había en este tiempo muchos cristianos. Esta conversión
de Lucio fue en el año de 183, según el
cardenal Baronio.
Con la paz que tuvo la
Iglesia en este tiempo, se levantaron algunos herejes que la
turbaron, como los Valentinianos, Marcionistas, Severianos, y otros más; a
los cuales el Pontífice Eleuterio resistió valerosamente, y fue ayudado
de San Ireneo, discípulo de San Policarpo, y de Papías,
que habían enviado de la Iglesia de Lyon de Francia,
y en el tiempo que estuvo en ella escribió contra
los herejes, y les hizo la guerra como varón doctísimo,
confutando los disparates que ellos enseñaban, con la doctrina y
tradiciones apostólica que él había aprendido; y después volvió a
Lyon, de donde fue obispo y mártir gloriosísimo.
Y porque algunos herejes enseñaban que Dios había creado muchas
cosas malas, y que no se había de comer algunos
manjares, por ser tales, Eleuterio mandó que nadie desechara por
superstición género alguno de manjar de las creaturas que Dios
hizo para servicio del hombre; no porque no sea lícito
y loable de abstenerse de manjares regalados y gustosos para
mortificar y refrenar la carne y sus apetitos, o porque
no se deba obedecer a la Iglesia cuando nos manda
abstenernos de ellos en los días de ayuno, que esto
es necesario, sino porque no se han de desechar, por
pensar que son malos de su naturaleza.
Ordenó
asimismo que ningún sacerdote fuera depuesto, sin que primero fuese
legítimamente convencido de algún grave delito, y que ningún ausente
fuese condenado antes de ser oído; pues Cristo no condenó,
ni dejó de comulgar a Judas, con saber quién era,
porque aún no era notorio su pecado. Dió tres veces
órdenes en el mes de diciembre, y en ellas ordenó
12 presbíteros, 8 diáconos y 15 obispos; y después de
haber gobernado santamente la Iglesia romana, fue martirizado, dando su
vida por Cristo, siendo Cómodo emperador, aunque los Martirológios romanos
antiguos no declaran con que género de muerte fue coronado.
Su cuerpo fue sepultado en el Vaticano.
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