miércoles, 21 de octubre de 2015

Papa Francisco: Devolvamos el honor a la promesa de amor y fidelidad entre hombre y mujer


Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa


VATICANO, 21 Oct. 15 / 05:33 am (ACI).- El Papa Francisco dedicó la Audiencia General de este miércoles a la promesa conyugal, es decir, “la promesa de amor y de fidelidad que el hombre y la mujer se hacen el uno al otro” y manifestó la necesidad de que se le restituya el honor social.
En la catequesis de este miércoles, el Pontífice afirmó que esta promesa “conlleva el compromiso de acoger y educar a los hijos; pero se realiza también en el cuidado de los padres ancianos, en proteger y hacerse cargo de los miembros más débiles de la familia, en ayudarse el uno al otro para realizar las propias cualidades y aceptar los propios límites”.
“Es necesario restituir el honor social a la fidelidad del amor. Es necesario sustraer a la clandestinidad el milagro diario de millones de hombres y mujeres que regeneran su fundamento familiar, del cual cada sociedad vive, sin estar en grado de garantizarlo de ningún otro modo”.
“No por casualidad, esta promesa de fidelidad está escrita en la creación de Dios como una bendición perenne, a la cual está confiado el mundo”.
La Iglesia misma “encuentra aquí una bendición que cuidar y de la cual aprender siempre, antes todavía de enseñarla y disciplinarla”. Esta fidelidad está siempre “confiada a la gracia y a la misericordia de Dios”.
El Santo Padre explicó que la promesa conyugal “comparte las alegrías y los sufrimientos de todos los padres, madres, niños, con generosa apertura frente a la convivencia humana y el bien común”.
“Una familia que se cierra en sí misma es como una contradicción, una mortificación de la promesa que la ha hecho nacer y la hace vivir”.


“No olviden nunca –pidió el Papa– que la identidad de la familia siempre es una promesa que se alarga y se alarga a toda la familia y a toda la humanidad”.
Pero en la actualidad esta promesa  aparece muy “debilitada”. “Por un lado porque un malentendido derecho de buscar la propia satisfacción, a todo coste y en cualquier relación, viene exaltado como un principio innegociable de la libertad”. De otro lado “porque se confían exclusivamente a la obligación de la ley los vínculos de la vida de relación y del compromiso por el bien común”.
“En realidad, ninguno quiere ser amado sólo para los propios bienes u obligaciones”, dijo el Papa.
“El amor, como también la amistad, deben su fuerza y su belleza a este hecho: que generan una unión sin quitar la libertad”, porque “al amor es libre y la promesa de la familia es libre”.
“Sin libertad no hay amistad, sin libertad no hay amor, sin libertad no haymatrimonio”.
“La libertad y la fidelidad no se oponen la una a la otra, es más, se sostienen una a la otra, sea en las relaciones interpersonales, sea en las sociales”.
Francisco pidió entonces pensar en los daños que producen: “en la civilización de la comunicación global, la inflación de promesas no mantenidas, en varios campos, y la indulgencia por la infidelidad a la palabra dada y a los compromisos adquiridos”.
En definitiva, “la fidelidad es una promesa de compromiso que se auto-cumple, creciendo en la libre obediencia a la palabra dada”. Pero también “es una confianza que ‘quiere’ ser realmente compartida, y una esperanza que ‘quiere’ ser cultivada junta”.
“¡La fidelidad a las promesas es una verdadera obra maestra de humanidad!”, dijo ante miles de fieles que le escuchaban en San Pedro.
“Si miramos a su audaz belleza, tenemos miedo, pero si despreciamos su valiente tenacidad, estamos perdidos”.
“Ninguna relación de amor –ninguna amistad, ninguna forma de querer, ninguna felicidad del bien común– llega al nivel de nuestro deseo y de nuestra esperanza, si no se llega a vivir este milagro del alma”.
En este sentido, “la fuerza y la persuasión de la fidelidad no terminan de fascinarnos y sorprendernos” por lo que “el honor a la palabra dada y la fidelidad a la promesa no se puede comprar ni vender”. “No se puede obligar con la fuerza ni tampoco custodiar sin sacrificio”.
Ninguna otra escuela puede enseñar la verdad del amor si no lo hace la familia” así como “ninguna ley puede imponer la belleza y la herencia de este tesoro de la dignidad humana, si la unión personal entre amor y generación no la escribe en nuestra carne”.
El Pontífice también destacó que “el amor por la familia humana, en la buena y mala suerte, es un punto de honor para la Iglesia”.
Al final de su catequesis, el Papa pidió oraciones por los obispos que participan en el Sínodo de la Familia en Roma para que “el Señor bendiga su trabajo, desarrollado con fidelidad creativa, en la confianza de que Él antes que nadie es fiel a sus promesas”.
Al saludar a los enfermos, jóvenes y recién casados, Francisco recordó que  mañana jueves se celebra la memoria litúrgica de San Juan Pablo II.
“Queridos jóvenes, que su testimonio de vida sea ejemplo para su camino; queridos enfermos, lleven con alegría la cruz del sufrimiento como Él nos ha enseñado con el ejemplo; y ustedes, queridos esposos recién casados, pidan su intercesión para que en su nueva familia no falte nunca el amor”. 

No hay comentarios: