Hoy, 20 de noviembre, conmemoramos a San BERNARDO DE HILDESHEIM, Obispo.
SAN BERNARDO DE HILDESHEIM (960-1022) nació en Hildesheim, en Sajonia, Alemania, en el seno de una familia aristócrata emparentada con el poderoso emperador Otón I.
Al fallecer sus padres cuando él era apenas un niño, San Bernardo de Hildesheim fue enviado por su abuelo Adalberto, conde de Sajonia, a Utrecht, al cuidado de su tío Volkmar, que era obispo ahí.
Más tarde, Bernardo estudia en la célebre escuela de la catedral de Hildesheim, y es ordenado sacerdote en Mainz.
Muerto Otón I, y también su primogénito Otón II en una emboscada de sarracenos, Otón III fue nombrado emperador, a pesar de que todavía era un niño. Entonces San Bernardo, sacerdote de 23 años de edad, fue llamado a la corte como capellán mayor y tutor del monarca.
Por el talento que mostró para la instrucción del joven emperador, en 992 San Bernardo recibió el nombramiento de obispo de Hildesheim, donde habría de predicar con la palabra y el ejemplo entre los sajones durante más de 25 años.
Desde pequeño, San Bernardo había sido aficionado a la orfebrería, y había aprendido a fundir y moldear metales, así como otras técnicas del oficio. Por esa razón durante su obispado fue siempre un decidido patrono de las artes y de la decoración y arquitectura de las construcciones religiosas.
En Sajonia, San Bernardo de Hildesheim estableció numerosos monasterios, y posibilitó el ingreso de los primeros monjes benedictinos a la región. En 1007 colocó la primera piedra de lo que sería la monumental iglesia de San Miguel.
A los 80 años de edad, vencido por la fatiga, San Bernardo se retiró del obispado, y él mismo ingresó entre los benedictinos como monje, esperando una muerte pacífica, como en efecto ocurrió dos años después, en 1022.
En 1192 fue canonizado por el papa Celestino III. San Bernardo de Hildesheim es el santo patrono de los orfebres y de las artes de la construcción.
SAN BERNARDO DE HILDESHEIM nos enseña el valor de la belleza siempre latente en las artes manuales.
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