![12. Para descubrir el sentido cristiano del sufrimiento](https://lh3.googleusercontent.com/blogger_img_proxy/AEn0k_swJ1ylE6BQxLMRosWHHTWuIh90LrcVLxnWR3pePi0U7kDC6SiDxc3svUEjGANAonO5YymVZiR_hqkzVOWnU6XU9UFqEy2A8A9nKayDt9AaB0Cn3TEEMBW08Ju3bhaaGJJzmHDDb6BB-yH2vECrc7sSyO8=s0-d) |
Para descubrir el sentido cristiano del sufrimiento |
¿Sufre alguno entre ustedes? Que ore. Santiago 5,13
PALABRA DE
DIOS
El Plan de la Salvación
“Por lo demás, sabemos que
en todas las cosas interviene Dios para bien de los
que le aman; de aquellos que han sido llamados según
su designio. Pues a los que de antemano conoció, también
los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para
que fuera él el primogénito entre muchos hermanos; y a
los que predestinó, a ésos también los llamó; y a
los que llamó, a ésos también los justificó; a los
que justificó, a ésos también los glorificó.” Romanos 8, 28-30
“Es
firme nuestra esperanza respecto de ustedes; pues sabemos que, como
son solidarios con nosotros en los sufrimientos, así lo serán
también en la consolación.” 2 Corintios 1, 7
Dichosos los que sufren
en Cristo
“Recuerda mi miseria y vida errante: ¡todo es
ajenjo y amargura! Lo recuerda, lo recuerda, y se hunde
mi espíritu dentro de mí. Pero algo traigo a
la memoria, algo que me hace esperar: Que el amor
de Yahvé no ha acabado, que no se ha agotado
su ternura; mañana a mañana se renuevan: ¡grande es tu
fidelidad! «¡Mi porción es Yahvé, me digo, por eso
en él esperaré!» Bueno es Yahvé para quien lo espera,
para todo aquel que lo busca. Bueno es esperar
en silencio la salvación de Yahvé. Bueno es para el
hombre soportar el yugo desde su mocedad. Que se
esté solo y silencioso, cuando el Señor se lo
impone; que humille su boca en el polvo: quizá así
quede esperanza; que ponga la mejilla a quien lo hiere,
que se harte de oprobios. Porque no desecha para
siempre a los humanos el Señor: después de afligir
se apiada según su inmenso amor; pues no se complace
en humillar, en afligir a los seres humanos.” Lamentaciones 3,
19-33
“Ya que Cristo padeció en la carne, armaos también
vosotros de este mismo pensamiento: quien padece en la carne,
ha roto con el pecado, para vivir ya el tiempo
que le quede en la carne, no según las pasiones
humanas, sino según la voluntad de Dios.” 1ª. Pedro 4, 1-2
“Ahora me alegro por los padecimientos que soporto por vosotros,
y completo lo que falta a las tribulaciones de Cristo
en mi carne, en favor de su cuerpo, que es
la Iglesia” Colosenses 1, 24
El Sufrimiento es pasajero y la Gloria,
eterna
“Pero lo que era para mí ganancia, lo he
juzgado una pérdida a causa de Cristo. Y más aún:
juzgo que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento
de Cristo Jesús, mi Señor, por quien perdí todas las
cosas, y las tengo por basura para ganar a Cristo,
y ser hallado en él, no con la justicia mía,
la que viene de la Ley, sino la que viene
por la fe en Cristo, la justicia que viene de
Dios, apoyada en la fe, y conocerle a él, el
poder de su resurrección y la comunión en sus padecimientos
hecho semejante a él en la muerte, tratando de llegar
a la resurrección de entre los muertos.” Filipenses 3, 7-11
“El Dios
de toda gracia, el que los ha llamado a su
eterna gloria en Cristo, después de breves sufrimientos, los restablecerá,
afianzará, robustecerá y los consolidará.” 1 Pedro 5, 10
Suplica a
Dios
“Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de
la gloria, os conceda espíritu de sabiduría y de revelación
para conocerle perfectamente; iluminando los ojos de vuestro corazón para
que conozcáis cuál es la esperanza a que habéis sido
llamados por él; cuál la riqueza de la gloria otorgada
por él en herencia a los santos, y cuál la
soberana grandeza de su poder para con nosotros, los creyentes,
conforme a la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó
en Cristo, resucitándole de entre los muertos y sentándole a
su diestra en los cielos”. Efesios 1,17
Nuestro ideal
“En efecto, yo
por la ley he muerto a la ley, a fin
de vivir para Dios: con Cristo estoy crucificado; y ya
no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Esta
vida en la carne, la vivo en la fe del
Hijo de Dios que me amó y se entregó a
sí mismo por mí.” Gálatas 2, 19-20
ORACIONES
Todo tiene un significado Bajo el peso del sufrimiento podemos llegar
a no entender el sentido de la vida, y maldecirla como una desgracia
irreparable. Desde el fondo del abismo surge una pequeña luz de esperanza: es
imposible que todo esto no tenga un significado. Es imposible que Aquél que
creó el cielo y la tierra no halla dado un porqué al
sufrimiento. Carlo Carreto
Oración en el sufrimiento
Señor, dentro de mí todo se rebela
contra el sufrimiento, necesito de tu gracia para pronunciar las mismas palabras que
dijiste a tu Padre: "Que se haga tu voluntad". Ayúdame a aceptar
mi enfermedad y a creer que a pesar de mi inactividad, puedo ser
útil a todos. Hazme entender que mi dolor unido a tu sacrificio
en la Cruz tiene un sentido y un significado para toda la
humanidad.
TESTIMONIO DE LOS SANTOS
Oh Hostia viva, sostenme en este
destierro para que pueda seguir fielmente las huellas del Salvador.
No te pido, oh Señor, que me bajes de la
cruz sino que me permitas perseverar en ella. Deseo ser
extendida en la cruz como tú, Jesús. Deseo experimentar todos
los tormentos y dolores que tú sufriste; deseo beber el
cáliz de la amargura hasta el fondo. Santa Faustina Kowalska
Oh mi Jesús, dame fuerza para soportar los sufrimientos y
para que mi boca no se tuerza cuando bebo el
cáliz de la amargura. Ayúdame tú mismo para que mi
sacrificio te sea agradable: que no lo profane mi amor
propio. Que te alabe, oh Señor, todo lo que hay
dentro de mí: la miseria y la fuerza. Santa Faustina
Kowalska
“¡Dios mío, lo elijo todo! No quiero ser santa
a medias; no tengo miedo de sufrir por vos; tan
solo temo una cosa: conservar mi voluntad; tomadla, pues; ¡Elijo
todo lo que vois queráis!” Santa Teresita del Niño Jesús
“Fuera
de la Cruz no hay otra escala por dónde subir
al cielo” Santa Rosa de Lima
REFLEXION
“El sacrificio exterior, para ser autentico,
debe ser expresión del sacrificio espiritual. «Mi sacrificio es un
espíritu contrito…» (Sal. 51, 19). Los profetas de la Antigua
Alianza denunciaron con frecuencia los sacrificios hechos sin participación interior
o sin relación con el amor al prójimo. Jesús recuerda
las palabras del profeta Oseas: «Misericordia quiero, que no sacrificio».
El único sacrificio perfecto es el que ofreció Cristo
en la cruz en ofrenda total al amor del Padre
y por nuestra salvación. Uniéndonos a su sacrificio, podemos hacer
de nuestra vida un sacrificio para Dios.” Catecismo de la Iglesia
Católica, 2100.
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