![11. Cuando necesitas un poco de ánimo](https://lh3.googleusercontent.com/blogger_img_proxy/AEn0k_tRlTIOm7QSnOWtktYYqUvnVXYUmrJ0v3reZ6W6WtGrB7bbX-n0celQKqSsfvWwiPjPwKSvMGPIdUMAm4P_gSnJUHgGLBC9l1Hjea2eMdbt2bILa56Eh3Veqobo7_amLE_IJDhE6HTX-w4domUb_EaJxaAsuHPOww=s0-d) |
Cuando necesitas un poco de ánimo |
Habito en un lugar alto y sagrado, pero
también estoy con el arrepentimiento yel hunilde para animar el
es´píritu de los humildes, para animar el corazón de los
arrepentidos. Isaías 57, 15
PALABRA DE DIOS
Confianza en el Dios que
nos fortalece y anima
“Señor, apiádate de nosotros, que esperamos
en ti; se nuestra fuerza cada mañana, nuestro socorro en
tiempo de angustia”.
Isaías 33,2
“Ánimo, hijos míos, invoquen al Señor; el los
librará de la tiranía y del poder de sus enemigos.
Yo espero que el Dios eterno les conceda la salvación;
el Santo me ha colmado de alegría, pues la misericordia
del Dios eterno y salvador está a punto de
favorecerlos.” Baruc 4, 21-22
“El Señor está con los suyos. Ellos
vivirán, y su espíritu los animara; tú me curarás y
me harás revivir. La amargura se me volvió paz, me
libraste del sepulcro y volviste la espalda a mis pecados”.
Isaías 38, 16-17
Promesas de Dios
“Los
necesitados y los pobres buscan agua y no la encuentran;
su lengua está reseca por la sed. Pero yo, el
Señor, los atenderé; yo, el Dios de Israel, no los
abandonaré; haré que broten ríos en las colinas secas y
fuentes en medio de los valles, transformaré el desierto en
estanque, la tierra árida en manantiales de agua.” Isaías 41, 17-18
Conocer
a Dios es nuestra alegría
“Esta será la alianza que
haré con el pueblo de Israel después de aquellos días,
oráculo del Señor: pondré mi ley en su interior y
la escribiré en su corazón; yo seré su Dios y
ellos serán mi pueblo. Para instruirse unos a otros, no
necesitarán animarse unos a otros diciendo: ‘¡conozcan al Señor!’, porque
me conocerán todos, desde el más pequeño hasta el mayor,
oráculo del Señor. Yo perdonaré su maldad y no me
acordaré más de sus pecados.” Jeremías 31, 33-34
“Así dice el
Señor, el que hizo la tierra y la formo con
solidez, el que tiene por nombre el Señor: Llámame, y
te responderé; te mostraré cosas grandes y ocultas que tú
no conoces. Yo haré que cicatrice su herida y
los curaré, los sanaré y los colmaré de paz y
de fidelidad. Los purificaré de todos los pecados cometidos contra
mí y perdonaré todos sus crímenes y sus rebeldías. Jerusalén
será para mi motivo de alegría, de alabanza y de
gloria ante todas las naciones de la tierra, pues cuando
se enteren quedarán asombradas y sobrecogidas a causa del bien
y la prosperidad que voy a concederle.” Jeremías 33, 2-3.6.8-9
“Reflexiona
para aprender a discernir. Abandonaste la fuente de la sabiduría.
Si hubieras seguido el camino de Dios, vivirías en paz
para siempre. Aprende dónde está el discernimiento, dónde la fuerza,
dónde la inteligencia, dónde la vida prolongada, dónde la luz
para los ojos y la paz”.
Baruc 3, 9.12-14
“Escucha la voz del
Señor que yo te he transmitido, y te irá bien:
Salvarás tu vida.” Jeremías 38, 20
“Todo el que invoque en nombre
del Señor se salvará”.
Joel 3, 5
“Pero él me
dijo: «Mi gracia te basta, que mi fuerza se realiza
en la flaqueza».Por tanto, con sumo gusto seguiré gloriándome sobre
todo en mis flaquezas, para que habite en mí la
fuerza de Cristo.” 2ª. Corintios 12,9
Dios
nos guarda
“Alzo mis ojos a los montes, ¿de dónde vendrá
mi auxilio? Mi auxilio viene de Yahvé, que hizo el cielo
y la tierra. ¡No deja a tu pie resbalar! ¡No duerme
tu guardián! No duerme ni dormita el guardián de Israel. Es tu
guardián Yahvé, Yahvé tu sombra a tu diestra. De día el
sol no te herirá, tampoco la luna de noche. Yahvé te
guarda del mal, él guarda tu vida. Yahvé guarda tus entradas
y salidas, desde ahora para siempre.” Salmo 120
Nuestro verdadero auxilio
“Pues
no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de
nuestras flaquezas, ya que ha sido probado en todo como
nosotros, excepto en el pecado. Acerquémonos, por tanto, confiadamente al
trono de gracia, a fin de alcanzar misericordia y hallar
la gracia de un auxilio oportuno.”
Hebreos 4, 15-16
La palabra
de Dios nos sostiene
“Estoy abatido en el polvo, hazme vivir
por tu palabra. Te conté mi vida y me respondiste, enséñame tus
preceptos. Indícame el camino hacia tus mandatos y meditaré en todas tus
maravillas. Me deshago en lágrimas por la pena, sostenme conforme a tu
palabra. Aléjame del camino de la mentira y dame la gracia de
tu ley. He escogido el camino de la lealtad, me
conformo a tus disposiciones. Me mantengo adherido a tus preceptos, no me
confundas, Yahvé. Recorro el camino de tus mandatos, pues tú dilatas mi
corazón. Enséñame, Yahvé, el camino de tus preceptos, lo quiero recorrer
como recompensa. Dame inteligencia para guardar tu ley y observarla de todo
corazón. Llévame por la senda de tus mandatos, que en ella me
siento complacido. Inclina mi corazón a tus dictámenes, y no a ganancias
injustas. Aparta mis ojos de la vanidad, hazme vivir por tu palabra. Mantén
a tu siervo tu promesa, que conduce a tu temor. Apártame el
oprobio que me espanta, pues son buenas tus decisiones. Mira que anhelo
tus ordenanzas, hazme vivir por tu justicia. Que tu amor sea mi
consuelo, según prometiste a tu siervo. Que me alcance tu ternura y
viviré, porque tu ley es mi delicia.” Salmo 118, 25-40.76-77
“El Dios
de la esperanza os colme de todo gozo y
paz en la fe, hasta rebosar de esperanza por
la fuerza del Espíritu Santo.” Romanos 15, 13
ORACION
Señor en ti confío
Dios mío, me siento muy
débil, tan abatido... me faltan fuerzas. No puedo más. Estoy aquí, frente a
ti, sin esperanza y sin ánimo. Sólo tú puedes salvarme ahora. Sólo en
ti puedo encontrar refugio. Mantente junto a mí. Si tu mano me
conduce nada podrá hacerme tropezar, nada podrá separarme de tu amor. Todo el
bien que he hecho en la vida te lo ofrezco, Señor, y
todas mis culpas te las presento. Sé que tú no me
condenarás pues me aceptas tal y como soy. Enséñame a contar siempre
contigo, a poner en ti mi confianza. Se que tú eres mi
Dios, Dios bueno y fiel Dios que me abre los brazos y me
sostiene. Amén
ORIENTACION
“La virtud de la esperanza corresponde al anhelo de felicidad
puesto por Dios en el corazón de todo hombre; asume
las esperanzas que inspira las actividades de los hombres; las
purifica para ordenarlas al Reino de los Cielos protege del
desaliento; sostiene en todo desfallecimiento; dilata el corazón en la
espera de la bienaventuranza eterna. El impulso de la esperanza
preserva del egoísmo y conduce a la dicha de la
caridad.” Catecismo de la Iglesia Católica, 1818.
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