|
Cuando sientes miedo |
El Señor es mi pastor, nada me falta.
Aunque fuese por valle tenebroso, ningún mal temería, pues tu
vienes conmigo. Salmo 22, 1-4
PALABRA DE DIOS
El Buen Pastor
“El Señor es mi pastor, nada me falta. En verdes
pastos me hace reposar. Me conduce a fuentes tranquilas, allí reparo mis
fuerzas. Me guía por cañadas seguras haciendo honor a su nombre. Aunque fuese
por valle tenebroso, ningún mal temería, pues tú vienes conmigo; tu vara y
tu cayado me sosiegan. Preparas ante mí una mesa, a la vista
de mis enemigos; perfumas mi cabeza, mi copa rebosa. Bondad y amor me
acompañarán todos los días de mi vida, y habitaré en la casa
de Yahvé un sinfín de días.” Salmo 23
Paz en la tormenta
Cierto
día subió (Jesús) a una barca con sus discípulos y
les dijo: «Pasemos a la otra orilla del lago». Y
se hicieron a la mar. Mientras ellos navegaban, se quedó
dormido. Se abatió sobre el lago una tormenta; la barca
se anegaba y estaban en peligro. Entonces, acercándose, lo despertaron,
diciendo: «¡Maestro, Maestro, nos hundimos!» Él, habiéndose despertado, increpó al
viento y al oleaje, que amainaron y sobrevino la bonanza.
Entonces les dijo: «¿Dónde está vuestra fe?» Ellos, llenos de
temor, se decían entre sí maravillados: «Pues ¿quién es éste,
que manda a los vientos y al agua, y le
obedecen?»”. Lucas 8, 22-25
Hijos de Dios gracias al Espíritu
“En
efecto, todos los que se dejan guiar por el Espíritu
de Dios son hijos de Dios. Y vosotros no habéis
recibido un espíritu de esclavos para recaer en el temor;
antes bien, habéis recibido un espíritu de hijos adoptivos que
nos hace exclamar: ¡Abbá, Padre! El Espíritu mismo se une
a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos
de Dios. Y, si somos hijos, también herederos: herederos
de Dios y coherederos de Cristo, si compartimos sus sufrimientos,
para ser también con él glorificados.” Romanos 8, 14-17
Oración en la
prueba
“En ti, Señor, me cobijo, ¡nunca quede defraudado! ¡Líbrame conforme
a tu justicia, tiende a mí tu oído, date prisa! Sé mi
roca de refugio, alcázar donde me salve; pues tú eres mi peña
y mi alcázar, por tu nombre me guías y diriges. En tus
manos abandono mi vida y me libras, Señor, Dios fiel. Me alegraré
y celebraré tu amor, pues te has fijado en mi aflicción, conoces
las angustias que me ahogan. Ten piedad de mí, Señor, que estoy
en apuros. La pena debilita mis ojos, mi garganta y mis entrañas; mi
vida se consume en aflicción, y en suspiros mis años; sucumbe mi
vigor a la miseria, mis huesos pierden fuerza. Pero yo en ti
confío, Señor, me digo: «Tú eres mi Dios». Mi destino está en
tus manos, líbrame de las manos de enemigos que me acosan. Dios,
no quede yo defraudado después de haberte invocado. ¡Qué grande es tu
bondad, Señor ! La reservas para tus adeptos, se la das a
los que a ti se acogen a la vista de todos
los hombres. ¡Bendito Dios que me ha brindado maravillas de amor! ¡Y
yo que decía alarmado: «Estoy dejado de tus ojos»! Pero oías la
voz de mi plegaria cuando te gritaba auxilio.” Salmo 30
No temas
Así dice el Señor: "no tengas miedo, pues te he
rescatado. Yo te llamé por tu nombre, y tú
eres mío, cuando atravieses las aguas, estaré contigo; cuando cruces
los ríos, no te ahogarás; cuando pases entre brasas, no
te quemarás, y no te abrasarán las llamas, porque yo,
el Señor, soy tu Dios. Tú eres valioso a mis
ojos, eres honorable y yo te amo; no temas porque
yo estoy contigo.” Isaías 43, 1-5
Confianza y valor en las dificultades
“Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero
no pueden matar el alma; temed más bien al que
puede llevar a la perdición alma y cuerpo en el
infierno. ¿No se venden dos pajarillos por un as? Pues
bien, ni uno de ellos caerá en tierra sin el
consentimiento de vuestro Padre. En cuanto a vosotros, hasta los
cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis, pues;
vosotros valéis más que muchos pajarillos.” Mateo 10, 28-31
“Si
Dios está por nosotros, ¿quién contra nosotros?” Romanos 8, 31
ORACION
Nada te turbe, nada
te espante, todo se pasa, Dios no se muda. La paciencia todo
lo alcanza, quien a Dios tiene nada le falta: ¡Sólo Dios basta! Santa
Teresa de Jesús
REFLEXION
Huellas en la arena
Una noche tuve un sueño...
soñé que estaba caminando por la playa con el Señor
y, a través del cielo, pasaban escenas de mi vida. Por
cada escena que pasaba, percibí que quedaban dos pares de
pisadas en la arena: unas eran las mías y las
otras del Señor. Cuando la última escena pasó delante nuestro, miré
hacia atrás, hacia las pisadas en la arena y noté
que muchas veces en el camino de mi vida quedaban
sólo un par de pisadas en la arena. Noté también que
eso sucedía en los momentos más difíciles de mi vida.
Eso realmente me perturbó y pregunté entonces al Señor: "Señor,
Tú me dijiste, cuando resolví seguirte, que andarías conmigo, a
lo largo del camino, pero durante los peores momentos de
mi vida, había en la arena sólo un par de
pisadas. No comprendo por que Tú me dejaste en las
horas en que yo más te necesitaba". Entonces, Él, clavando en
mí su mirada infinita me contestó: "Mi querido hijo, yo
te he amado y jamás te abandonaría en los momentos
más difíciles. Cuando viste en la arena sólo un par
de pisadas fue justamente allí donde te cargué en mis
brazos".
MENSAJE DE LA VIRGEN DE GUADALUPE
“Oye y ten entendido,
hijo mío el más pequeño, que es nada lo que
te asusta y aflige, no se turbe tu corazón, no
temas esa enfermedad, ni otra alguna enfermedad ni angustia. ¿No
estoy yo aquí que soy tu madre? ¿Y no estás
bajo mi sombra? ¿No soy yo tu salud? ¿No estás
por ventura en mi regazo? ¿Qué más has menester? No
te apene ni te inquiete cosa alguna”.
|
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario