Los cinco minutos de María
María refrendó su vocación de Madre servidora con su “Hágase”, el día de la encarnación.
Más tarde, aun huyendo hacia Egipto, contemplando a su Hijo coronado de espinas, azotado y crucificado, su Corazón permanecería comprometido a aquella palabra…
Toda nuestra vida, especialmente sus tragos amargos, también debería ser un “hágase” a la voluntad de Dios.
Virgen, que recibiste del ángel el anuncio del gran misterio de Dios-Hombre, que yo encarne en mi vida la Palabra de Dios.
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