Santa Petronila de Roma, virgen. 31 de mayo.
Aunque lo que se "sabe" de Santa Petronila no es más que una leyenda falsa, su existencia es real, sin duda alguna. Es una de las santas más antiguas que hay de catacumbas, con leyendas inventadas, al estilo de Santa Martina de Roma (30 de enero) o la polémica Santa Filomena (24 de mayo y 10 de agosto).
Su tumba se encontraba en las catacumbas de Domitila, donde ya aparece representada como intercesora (brazos abiertos y elevados), en un fresco de finales del siglo IV, lo cual indica que es una persona real y que ya en esta época contaba con devoción, y no poca, para ser representada. La fecha exacta de su vida no se conoce, porque podría ser entre el siglo II y el IV. Estuvo enterrada en las catacumbas hasta el siglo VIII, en que sus huesos fueron trasladados a la basílica de San Pedro, en Roma, donde tiene su propio altar y ha permanecido hasta hoy, a pesar de los continuos cambios y edificaciones de dicha basílica. Es en esta época del traslado en que se forja la leyenda, sin fundamento alguno, en que era hija de San Pedro junto a él se había trasladado a Roma. Algunos, para salvar los platos, dicen que sería hija espiritual, pero tiene el mismo fundamento: ninguno. El problema de la filiación no está en la consanguinidad, sino en las diferentes épocas en que vivieron ambos.
Recogen su nombre los martirologios: Romano, los de Usuardo, Adon, Notker y las Actas (falsas) de Santos Nereo y Aquiles (12 de mayo). La leyenda, ampliada por el Beato Santiago La Vorágine (13 de julio), dice que era hija del Apóstol San Pedro (18 de enero, 22 de febrero, 29 de junio, 1 de agosto y 18 de noviembre), cosa que nace del parecido de los nombres, pero más allá de esto no tiene sustento. Pues según estas historias, Petronila era muy hermosa, y una cristiana tibia, y padecía de fiebres. En una ocasión que San Tito (26 de enero) visitó a Pedro, le preguntó como si él sanaba a los enfermos como es que no sanaba a Petronila. Pedro respondió que "es lo que a Dios conviene", pero aún así, para demostrar que él sí podía sanarla, le dijo a la hija "Levántate, Petronila, ven a servirnos". Así fue, la joven sanó, cocinó y sirvió a los apóstoles y al terminar, Pedro le dijo: "Petronila, vuelve a la cama". E inmediatamente, le volvieron las fiebres. Pedro le devolvió la salud completamente. La verdad, no es una leyenda que deje muy bien parado a San Pedro. Otras versiones dicen que, una vez que Petronila sanó su alma, haciéndola perfecta, por el sufrimiento y la oración, se curó su cuerpo.
Ya en Roma y habiendo hecho un voto de virginidad, Petronila fue solicitada por un noble llamado Flaco, que la pidió en matrimonio. Petronila le respondió: "Si quieres casarte conmigo, envíame un cortejo de vírgenes que me acompañen a tu casa". Al llegar junto a ellas estas vírgenes, Petronila comenzó unos días de ayuno y oración, acompañados de una gran tristeza por tener que casarse sin quererlo (no nos dicen que San Pedro la obligara a ello). Así fue tal su melancolía que, habiendo comulgado murió. Aunque no sufrió martirio, según la leyenda, en ocasiones aparece entre las vírgenes mártires.
En realidad estamos ante un símbolo catequético: La vida antes de la conversión, es imperfecta, está "enferma". Solo cuando Petronila cree, se cura, halla la plenitud. El término "levántate" retrae a más de un pasaje bíblico en que la persona "se pone en pie" (el muerto de Naím, la pecadora, el paralítico) y su vida cambia. En este caso, es calcado del pasaje en el que Pedro sana a su suegra, que se puso a servir a los discípulos. Y la segunda parte de la leyenda, sobre la virginidad, pues es una más entre tantas leyendas que oponen virginidad a matrimonio con un pagano: virtud contra pecado.
Santa Petronila, a pesar de su indudable existencia y su leyenda, no ha gozado de una excesiva devoción en el mundo devoto cristiano. Si acaso su fiesta es celebrada en ambientes rurales del norte de Europa y Francia por la coincidencia con el término de la cosecha, la temporada de lluvias, y el inicio de la época estival; razones por las que tambien su nombre forma parte del refranero popular de estas regiones. Pero podría haber sido cualquiera que se festejara el 31 de mayo. Es patrona de Roma, los peregrinos y los viajeros. Es también protectora de los Delfines de la Casa Real francesa. Se le invoca contra la fiebre, y la melancolía.
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