Hoy, 16 de diciembre, conmemoramos a Santa ADELAIDA, Emperatriz.
SANTA ADELAIDA (931-999) nació en Borgoña, Francia, de una muy noble cuna.
Santa Adelaida fue hija de Rodolfo II de Borgoña y de Berta de Suavia. Su padre murió cuando ella era niña, y fue casada en 947 con Lotario II, el hijo del rey de Lombardía, o sea segundo esposo de su madre, destinado a ser rey de Italia.
A pesar de ser política, la unión fue también fructífera, y de ese amor nació la pequeña Emma de Italia, que llegaría a ser reina de Francia.
Lo que era una historia feliz cambió en 950, cuando Lotario II murió envenenado, probablemente por obra de su enemigo y rival al trono, Berengario II.
En 951, Berengario apresó a Santa Adelaida y pretendió obligarla a desposar a su hijo, Adalberto. Como ella se rehusó la encerró en una prisión, donde ella pasó el tiempo con su hija, rezando.
Durante su cautiverio Santa Adelaida mostró siempre resignación y humildad; jamás protestó ni trató a nadie de mal modo, ni tampoco emitió queja alguna.
A través de un túnel excavado hasta su celda, Santa Adelaida fue rescatada por sus partidarios, refugiándose en el castillo de Canossa, al cual a continuación Berengario puso sitio.
Pero Berengario no contaba con la ayuda que llegó por parte de Otón I, rey de Alemania, quien recibió a los emisarios de Adelaida y salió de inmediato a socorrerla.
Otón derrotó a Berengario, y al mismo tiempo se coronó rey de los lombardos al casarse con Santa Adelaida la Navidad de ese año de 951.
Santa Adelaida acompañó siempre a su esposo, con quien procreó cinco hijos, de los cuales tres llegaron a la adultez; uno de ellos sería Otón II.
Tras proteger a Roma del acoso de sus enemigos, en 962 el papa Juan II en la misma ceremonia coronó emperador y emperatriz del Sacro Imperio Romano Germánico a Otón y Adelaida; siendo inusual el caso de una mujer coronada en circunstancias tales.
Luego de la muerte de su marido y de su hijo, Santa Adelaida asumió la regencia del Imperio durante la minoría de su nieto, Otón III.
Al mismo tiempo la santa emperatriz fomentó siempre la expansión de la Iglesia, y fundó numerosos monasterios e iglesias. Su director espiritual fue San Odilón.
Cuando Otón III fue investido como emperador, Santa Adelaida se retiró en 994 en el monasterio benedictino de Seltz, fundadado por ella, en Alsacia, al noreste de Francia.
Ahí falleció en 999 Santa Adelaida de Borgoña, una de las mujeres más destacadas de su siglo. Al poco tiempo comenzó a ser venerada como santa, y su tumba se convirtió en lugar de peregrinación.
En 1097, antes de cumplirse un siglo de su muerte, Santa Adelaida fue canonizada por el papa Urbano II.
SANTA ADELAIDA nos enseña el valor de anteponer el amor en todo lo que hagamos.
SANTA ADELAIDA (931-999) nació en Borgoña, Francia, de una muy noble cuna.
Santa Adelaida fue hija de Rodolfo II de Borgoña y de Berta de Suavia. Su padre murió cuando ella era niña, y fue casada en 947 con Lotario II, el hijo del rey de Lombardía, o sea segundo esposo de su madre, destinado a ser rey de Italia.
A pesar de ser política, la unión fue también fructífera, y de ese amor nació la pequeña Emma de Italia, que llegaría a ser reina de Francia.
Lo que era una historia feliz cambió en 950, cuando Lotario II murió envenenado, probablemente por obra de su enemigo y rival al trono, Berengario II.
En 951, Berengario apresó a Santa Adelaida y pretendió obligarla a desposar a su hijo, Adalberto. Como ella se rehusó la encerró en una prisión, donde ella pasó el tiempo con su hija, rezando.
Durante su cautiverio Santa Adelaida mostró siempre resignación y humildad; jamás protestó ni trató a nadie de mal modo, ni tampoco emitió queja alguna.
A través de un túnel excavado hasta su celda, Santa Adelaida fue rescatada por sus partidarios, refugiándose en el castillo de Canossa, al cual a continuación Berengario puso sitio.
Pero Berengario no contaba con la ayuda que llegó por parte de Otón I, rey de Alemania, quien recibió a los emisarios de Adelaida y salió de inmediato a socorrerla.
Otón derrotó a Berengario, y al mismo tiempo se coronó rey de los lombardos al casarse con Santa Adelaida la Navidad de ese año de 951.
Santa Adelaida acompañó siempre a su esposo, con quien procreó cinco hijos, de los cuales tres llegaron a la adultez; uno de ellos sería Otón II.
Tras proteger a Roma del acoso de sus enemigos, en 962 el papa Juan II en la misma ceremonia coronó emperador y emperatriz del Sacro Imperio Romano Germánico a Otón y Adelaida; siendo inusual el caso de una mujer coronada en circunstancias tales.
Luego de la muerte de su marido y de su hijo, Santa Adelaida asumió la regencia del Imperio durante la minoría de su nieto, Otón III.
Al mismo tiempo la santa emperatriz fomentó siempre la expansión de la Iglesia, y fundó numerosos monasterios e iglesias. Su director espiritual fue San Odilón.
Cuando Otón III fue investido como emperador, Santa Adelaida se retiró en 994 en el monasterio benedictino de Seltz, fundadado por ella, en Alsacia, al noreste de Francia.
Ahí falleció en 999 Santa Adelaida de Borgoña, una de las mujeres más destacadas de su siglo. Al poco tiempo comenzó a ser venerada como santa, y su tumba se convirtió en lugar de peregrinación.
En 1097, antes de cumplirse un siglo de su muerte, Santa Adelaida fue canonizada por el papa Urbano II.
SANTA ADELAIDA nos enseña el valor de anteponer el amor en todo lo que hagamos.
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