Prestando atención a los dramáticos llamados a la conversión.
“Convertíos, el Reino de Dios está cerca”. Estas son las palabras centrales que escuchamos de los labios de nuestro bendito Salvador cuando inicia su ministerio público. Conversión en griego es Metanoia, que significa cambio de corazón. El núcleo de las enseñanzas del Precursor de Jesús, San Juan Bautista, era el mismo:“Convertíos, porque el Reino de Dios está cerca”. Por otra parte, San Pedro y los Apóstoles predicaron la llamada a la conversión.
Si el más grande de todos los profetas, el primer Papa, y Jesús mismo predicaron la urgencia de la conversión entonces ¡sí debe ser importante! La Iglesia, el Cuerpo Místico de Cristo, reitera este mensaje en diversas formas y tiempos. Y las apariciones marianas de todas la historia y en especial las del último siglo, enfatizan el mensaje de conversión.
Al inicio del Santo Sacrificio de la Misa, después de saludar a la gente, el sacerdote invita a sí mismo y a toda la congregación a hacer una breve pausa para un examen de conciencia. ¿Sobre qué? Nuestro reconocimiento comunitario y personal del pecado y la humilde invocación para que Dios tenga misericordia de nosotros y nos ayude en conversión de vida.
CINCO PASOS POR LOS QUE PODEMOS LOGRAR UNA VERDADERA CONVERSIÓN DE VIDA
Las siguientes son maneras en que podemos ahondar profundamente en nuestras almas y luchar por una conversión sincera y profunda de la vida. Sin embargo, debemos recordar siempre que la verdadera conversión de vida es más la obra de Dios en nuestras almas que nuestro hacer. Pero ¡debemos colaborar con la gracia del Señor!
1 – PURIFICACIÓN DE LA MEMORIA
Nuestra memoria es necesitada de purificación constante. San Pablo nos exhorta a ponernos en la mente de Cristo y entonces él dice que usted tiene la mente de Cristo.
Las heridas del pasado en nuestros primeros años, las adicciones que esclavizan, los abusos, ya sea físicos, emocionales, sociales o morales, todos ellos deben ser llevados ante el Señor para una curación profunda y la conversión.
Una sugerencia corta pero poderosa: ¡La Palabra de Dios!
La Palabra de Dios es poderosa como una espada de doble filo que separa los huesos de la médula. La lectura diaria de la Palabra de Dios en meditación piadosa puede dar lugar a la conversión de la mente.
Un paso más: ¡memorizar las Sagradas Escrituras!
Si quieres, esta analogía: lo que hace el cloro de una piscina (limpieza y purificación) es lo que la Palabra de Dios puede hacer a la mente humana.
¡Señor, que tu Palabra sea una luz en mi sendero y una antorcha para mis pasos!
2 – CONTROL DE NUESTROS OJOS
Nuestros ojos necesitan una vigilancia y un control constante.
Desafortunadamente, la adicción más poderosa en occidente es la pornografía. Los niños están expuestos a este lobo hambriento y sin piedad a una edad muy tierna.
Los estudios demuestran que la pornografía puede ser más poderosa que la adicción a las drogas.
Un miembro de una pandilla en recuperación, drogadicto y alcohólico se regocijaba que era capaz de conquistar todos los vicios anteriores. Sin embargo, no podía desprenderse de la adicción a la pornografía.
Tres sugerencias para alcanzar esta metanoia / conversión.
Al romper el alba al despertar, consagrar todo su ser – especialmente los ojos – al Inmaculado Corazón de María.
En segundo lugar, cuando sea tentado, invocar la Preciosa Sangre de Jesús como un escudo contra los dardos de fuego del maligno.
Por último, visitar el Santísimo Sacramento expuesto y contemplar el Corazón Eucarístico de Jesús. En las palabras del salmista:
“Mira al Señor y quedaréis radiantes”.
3 – CONTENER LA LENGUA
Santiago nos recuerda dolorosamente que debemos ser lentos para hablar y atentos para oír.
Jesús nos recuerda que cada palabra que sale de nuestra boca será culpable de juicio. También el Señor nos dice que de la abundancia del corazón habla la boca.
¡Nuestra lengua tiene que ser controlada constantemente!
Tres sugerencias concretas para lograr la conversión de nuestra boca, a través de la transformación de nuestro discurso.
En primer lugar, debemos tener el hábito de hablar más de Dios y menos de la gente.
En segundo lugar, debemos aprender a contener nuestros impulsos y pensar antes de hablar.
Por último, aplicar la Regla de Oro de Jesús para hablar. Haz a los demás lo que quieres que te hagan a ti; di a los demás lo que te gustaría que te digan.
¡Siguiendo este consejo que estamos en la carretera a la conversión de nuestra lengua!
4 – EXAMEN DE LAS INTENCIONES
Siendo honestos con nosotros mismos debemos humillarnos admitiendo que nuestras intenciones se mezclan a menudo. Incluso en la mejor de las acciones se ocultan algunos egoísmos, el amor propio y la vanidad.
¡En un sincero examen de conciencia resaltará esta verdad!
En el Diario de Santa Faustina, una y otra vez Jesús manifiesta su deseo de que ella siempre tenga la pureza de intención, que sus acciones sean para agradarle y para la honra y gloria de Dios.
La Biblia señala que el hombre mira las apariencias, pero Dios lee el corazón.
En el Sermón de la Montaña, Jesús nos advierte estrictamente no hacer nuestras acciones para ser vistos y elogiados por el hombre.
¡Recuerda!
Haz tus acciones de tal manera que la mano derecha no sepa lo que hace tu mano izquierda. Tu padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
El lema de San Ignacio, el fundador de la Compañía de Jesús (los jesuitas) es de cuatro letras: AMDG – Ad maiorem Dei Gloriam – que significa para la mayor gloria de Dios.
En consecuencia, debe ser el principio motivador que impulsa todas nuestras acciones en la vida.
Una sugerencia concreta para obtener la conversión / metanoia de nuestra intenciones- dar todo a Jesús por las manos de María.
5 – CONVERSIÓN DEL CORAZÓN
Por último, pero no menos importante, todos debemos pasar por una conversión diaria del centro mismo de nuestro ser: nuestro corazón.
Jesús dice que de la abundancia del corazón habla la boca.
El corazón humano puede contener en su interior la más noble de las intenciones, pero el corazón humano también puede abrazar el más despreciable de los deseos. La conversión constante / metanoia del corazón es necesaria sobre una base diaria.
¿Cuál podría ser el medio más eficaz para someterse a una verdadera conversión del corazón?
Comunión diaria ferviente y apasionada: ¡Simple y al grano!
En la Sagrada Comunión recibimos la totalidad de Jesús: su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Por lo tanto, si recibimos su Cuerpo, significa también que recibimos su Sagrado Corazón. En el Corazón Sacratísimo de Jesús se pueden encontrar todas las virtudes más sublimes y el más alto grado de santidad y perfección.
La fe, la esperanza, la caridad, la paciencia, la pureza, la humildad, la obediencia, la mortificación, la fortaleza – sólo por mencionar algunas, son algunas de las virtudes presentes en el Sagrado Corazón de Jesús.
Estas virtudes están presentes en cada hostia consagrada que podemos recibir en la Sagrada Comunión a diario. En un sentido real, podemos sufrir un trasplante de corazón espiritual diario cada vez que recibimos la Sagrada Comunión con fe, devoción y amor.
Más allá de una sombra de duda, la Santa Comunión recibida con las debidas disposiciones es, con mucho, el canal más eficaz para llegar a una verdadera conversión del corazón.
Las llamas del corazón amoroso de Nuestro Señor consumen todo lo que es feo y vil en nuestros corazones para que podamos verdaderamente decir con el Apóstol San Pablo:
“Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí”
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