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lunes, 1 de diciembre de 2014

La suerte es su sonrisa


Nuevamente comenzamos el tiempo de adviento e inauguramos el año litúrgico en el cual el ciclo B nos ofrece a Marcos como guía. 
Pudiéramos decir, “un nuevo Adviento o un Adviento más, y decimos bien. Pero la vida es un continuo aprendizaje y por ello, este Adviento será y debiera ser nuevo para cada una de las personas que esperamos la venida del Mesías. 
No estamos como en el año pasado pues son muchas las cosas que afectas e interfieren en nuestra vida. Desde el plano religioso y social, todo afecta a nuestra vida. La salud, la estima personal, el propio crecimiento espiritual, la paz interior, el desaliento que nos causa tanta corrupción a todos los niveles. 
Hoy ojeo el evangelio del domingo Mc 13,33-37 y veo el mensaje tan claro, que casi me da vértigo interpelarlo desde mi propia vida, pues santo no soy desde luego. La llama que Marcos pone en boca de Jesús de Nazaret es clara: “¡Estad atentos, vigilad!”. 
Es un llamamiento de plena actualidad para que no nos durmamos en los laureles y no caigamos en los errores de abandonar la coherencia de lo que somos y en lo que creemos, para ser personas ajenas al mensaje de Jesús. Estemos atentos y vigilemos para no desvirtuar nuestras vidas por medio del ansia de poder, el afán de manipulación, el gozo de multitudes, la autocomplacencia de los besamanos y aduladores y el brillo del dinero o el tacto de los €uros. 
Jesús viene a nuestras vidas, nos brinda una nueva oportunidad. 
Y lo hace ofreciéndonos un nuevo camino en la vida, para que cuando el llegue, podamos ofrecerle los frutos de una vida cimentada desde su Evangelio y su enseñanza. Nuestra Iglesia junto a los poderes políticos no está exenta de escándalos, ¡y de qué tamaño en la actualidad! 
Personas violentadas en su misma dignidad por aquellos que diciéndose seguidores y ministros de Cristo, abusan de la indefensión de las personas. Pastores que han tapado lo inconfesable, negando la verdad ante los mismos ojos de Jesús que es “el camino la verdad y la vida”. 
Actos todos ellos, por los que junto al papa Francisco nos adolecemos y nos hastiamos. Abramos el corazón a la verdad. En este Adviento nuevo en el que desplegar toda la ternura y solidaridad del mundo, apartémonos de todo aquellos que interfiere la enseñanza de Jesús. 
Confiemos en la bondad de Dios, que por medio de su santo Espíritu nos ofrece la posibilidad de caminar junto a Él. Pensemos esperanzados en el pequeño que tiene que venir y acudamos a su venida con el solo anhelo y riqueza de admirar su sonrisa. Una sonrisa que solo tiene un precio, y es la bondad de nuestros corazones. 
Feliz Adviento desde el corazón.

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