Sus discípulos lo llamaban maestro, por su forma de enseñar
sobre Dios, por eso le pedimos a Jesús que sea el maestro de todos los
profesores y profesoras del colegio los Jazmines, Melipilla Chile.
Para guiarlos en su
quehacer pedagógico, porque Jesús aprecia su labor y al igual como una
vez destino a enseñar a sus apóstoles es el quien les dice: <>
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Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos
enseñando, a los más pequeños les
enseñaba a través de parábolas para que entendieran todos su mensaje.
Y es de esta misma manera que te pedimos ayudes a enseñar a
nuestros docentes, para que todos los estudiantes podamos aprender.
Al ver Jesús la multitud, tuvo compasión, porque estaban
fatigados y abatidos como ovejas que no tiene pastor. Entonces dijo a los
discípulos << La cosecha es abundante, pero los trabajadores son
pocos>> (Mt. 9, 35-38).
Son muchos los llamados que Dios realiza, pero son muy pocos
los que escuchan y quieren enseñar.
Son ustedes nuestros profesores y profesoras los que Dios ha
llamado y los que Jesús ha elegido para realizar esta hermosa labor de enseñar.
Las exigencias son inmensas, las personas disponibles pocas;
las metas propuestas altísimas, la cultura cambiante.
Pero en el empeño se cuenta con la garantía de la gracia del
Señor, que estará con ustedes si enseñan teniéndolo a él como maestro, porque
quien enseña con amor, está realizando la pedagogía de Jesús. (Mt 28-18)
No es más grande la persona que sabe más, sino aquel que sabe
enseñar lo que sabe.
Jesús se su maestro; para que enseñen con paciencia.
Aprecien a sus alumnos.
Porque todos
aprendemos en la medida que somos valorizados y guiados con amor.
Jesús guía a las profesoras y profesores de nuestro Colegio
Los Jazmines y se su maestro. Para que cuando estén agotados en ti repongan sus
fuerzas.
Para que todo esto se haga realidad pidamos todos juntos a
nuestro padre que está en el cielo:
Padre Nuestro que
estas en el cielo.
Santificado sea tu
nombre.
Venga a nosotros tu
reino.
Hágase tu voluntad en
la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan
de cada día.
Perdona nuestras
ofensas, como también nosotros perdonamos a quienes nos ofenden.
No nos dejes caer en
la tentación.
Y líbranos del mal.
Amén.
Y a nuestra Madre Santísima digamosle también:
AVEMARÍA
Dios te salve, María, llena de gracia, el Señor es contigo. Bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
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