Todos estamos en la búsqueda de la felicidad, de una felicidad que no sea efímera y pasajera, o que no este basada en reacciones químicas de nuestro cuerpo solamente. Todos estamos en búsqueda de la piedra filosofal de la alegría.
Pues yo estoy firmemente convencido de que la verdadera felicidad solo la encontramos en la Santificación de nuestra vida, que si bien no es un camino fácil y sencillo, en la vida de muchos santos se nos demuestra que este es el verdadero camino para ser inmensamente felices. Aquí te dejo al menos 5 razones por las cuales afirmo que la Santidad es el mejor camino:
1.- Un Santo dirige su vida en el camino que Dios le trazó, bien sabe que los caminos del hombre son limitados.
El hombre que hace su propio camino corre el riesgo de equivocarse. ¿Cuántas veces? Muchísimas! Su vida se basará en la prueba y el error.
Dios ha sembrado un propósito en tu vida, no estas por casualidad y la mejor manera de no desaprovechar la vida es buscar el sentido del porque estás aquí. Si lo encuentras seguro que tu vida se transformará. Así lo hemos visto en la Beata Teresa de Calcuta, San Juan Pablo II ó el tendero, enfermero, policía, etc. de tu ciudad que cada día lo vez hacer las cosas con ferviente alegría que te hace decir: “ Este hombre verdaderamente ha nacido para hacer eso, ¡lo disfruta tanto!”.
2.- Un Santo se maravilla de la vida, ¡todo lo considera como un milagro!
Cuantos no conocemos que han perdido el carisma de saber vivir la vida, todo lo ven tan monótono. Han perdido la alegría de dejarse sorprender. y aún mas, dejarse sorprender por Dios.
Un Santo se maravilla por las grandezas de Dios, aunque aveces vengan disfrazadas en pequeñas acciones. Cualquier cosa, por insignificante que sea, puede traer consigo un mensaje de Dios. ¡Dios es tan impredecible!
3.- Un Santo confía en la providencia de Dios pues sabe que todo viene de Él
Un Santo vive el hoy y no se preocupa por el mañana porque sabe que el mañana solo vendrá si Dios así lo quiere; sabe que TODO lo que tenemos es por su gracia (Regalo de Dios). En cambio una persona que no confía en Dios, basará en su vida en los éxitos y el tener, por tanto, su vida dependerá siempre de ello.
4.- Un Santo reconoce su lugar, No se cree ni más, ni menos.
El hombre que se enorgullece y confía solo en su sabiduría, en algún momento de su vida , su sabiduría le defraudará. En cambio el Santo, se sabe como creado y no como creador. Si tiene conocimiento es gracias a Dios, si tiene voz, es gracias a Dios. Recuerda: “Ama a tu prójimo como a tí mismo (Jn 13, 34)”, nadie es mas ni nadie es menos, todos somos creación.
5.- Un Santo entrega su vida por los demás. Su alegría radica en contagiar la alegría de Dios.
Cuando nos despojamos del “Yo” y empezamos a pensar en el “Nosotros” o “ellos” automáticamente empieza a trabajar en nosotros la máquina de Dios que nos hace “Compartir la alegría de Dios”. En el momento en el que que a los “demás” o aquellos “ los empieces a llamas “amigos” , las cosas empezarán a cambiar. Recuerda, el corazón de un Santo, es un corazón para todos.
Quien vive encerrado en sí mismo es como la rama que se separa del tronco: Podrá vivir por algún tiempo sola, pero algún día llegará el tiempo en e que morirá por estar sola.
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