Penitencia.
Estamos terminando el domingo, Día del Señor, en que seguramente, según el mismo consejo de la Biblia, nos hemos alimentado mejor y estamos satisfechos. Pero recordemos que estamos en tiempo de Cuaresma, tiempo propicio para la conversión, para hacer sacrificios y así dominarnos a nosotros mismos con la ayuda de Dios.
En esta semana que vamos a comenzar, hagamos el propósito de vivirla con modesta austeridad, sin hacer, tal vez, grandes penitencias que nos ensoberbezcan, pero sí haciendo pequeños sacrificios y renuncias, para mantenernos en buen estado espiritual, y obtener gracias y favores celestiales para nosotros y nuestros seres queridos.
La Cuaresma es un tiempo privilegiado en que Dios tiene preparadas para nosotros muchísimas gracias y ayudas, pero si no nos disponemos bien con oración y penitencia, no recibiremos nada, y continuaremos igual que siempre, o en todo caso peor, porque en la vida espiritual no hay estancamientos, sino sólo avances o retrocesos.
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