Miles de fieles venidos de todo el mundo han recibido con alegría al santo padre en la plaza de san Pedro para la audiencia de esta mañana, a pesar de que la lluvia provocara que los paraguas bañaran de color la plaza en algún momento. El papa ha dedicado más de media, hora antes de comenzar la catequesis, a pasear por la plaza montado en el papamóvil. Mientras Francisco se detenía a impartir su bendición y saludar a los peregrinos, con especial atención a los niños, cientos de flases iluminaban la escena porque todos quieren inmortalizar el momento y llevarse un recuerdo a casa.
El santo padre continúa su catequesis sobre el Credo y hoy ha seguido con la idea de la semana pasado sobre el perdón de los pecados. En las palabras pronunciadas en español por el santo padre para resumir la catequesis ha dicho:
"Hoy quiero hablar del perdón de los pecados, que forma parte de la “potestad de las llaves” que Jesús dio a sus Apóstoles.
El protagonista del perdón de los pecados es el Espíritu Santo. Jesús Resucitado, antes de comunicar su Espíritu, mostró los signos de su Pasión, que representan el precio de nuestra salvación, indicando así que el Espíritu Santo otorga el perdón de Dios “pasando a través” de las llagas de sus manos y su costado.
A su vez, la Iglesia es depositaria de esta potestad. Sin ser dueña, es servidora del ministerio de la reconciliación a favor de los hombres, acompaña su camino de conversión y se alegra siempre de ofrecer este don divino. Dios ha querido que recibamos su perdón mediante los ministros de la Comunidad. El sacerdote, un hombre que como todos tiene necesidad de misericordia, es a su vez instrumento de reconciliación para sus hermanos. Ha de tener el corazón en paz para sembrar esperanza, y humildad para recibir al pecador que se acerca a él como al mismo Jesús".
Tras estas palabras ha saludado con afecto a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, Venezuela, Guatemala, Argentina, México y los demás países latinoamericanos. No olvidemos que Dios nunca se cansa de perdonarnos. Mediante el ministerio del sacerdote nos da un abrazo que nos regenera y nos permite levantarnos y retomar de nuevo el camino. Muchas gracias.
Al finalizar la audiencia, Francisco ha recordado que mañana, 21 de noviembre, en la memoria litúrgica de la Presentación de María Santísima al Templo, celebramos la Jornada pro Orantibus, dedicada al recuerdo de las comunidades religiosas de clausura. "Es una ocasión oportuna para dar gracias al Señor por el don de tantas personas que, en los monasterios y en las ermitas, se dedican a Dios en la oración y en el trabajo silencioso. Damos gracias al Señor por los testimonios de vida de clausura y no dejemos que a estos hermanos y hermanas les falte nuestro apoyo espiritual y material, para que puedan cumplir su misión importante".
Del mismo modo, el santo padre ha observado que el 22 de noviembre se inaugura por las Naciones Unidas el "Año Internacional de las Familias Rurales", por lo que ha querido subrayar que "la economía agrícola y el desarrollo rural encuentran en la familia un trabajador respetuoso de la creación y atento a las necesidades concretas. También en el trabajo, la familia es un modelo de fraternidad para vivir una experiencia de unidad y de solidaridad entre todos su miembros, con una mayor sensibilidad hacia quién está más necesitado de cuidados o de ayuda, bloqueando de raíz eventuales conflictos sociales". Por estos motivos - ha proseguido el santo padre - "mientras expreso complacencia por esta iniciativa oportuna, deseo que contribuya a valorar los innumerables beneficios que la familia aporta al crecimiento económico, social, cultura y moral de toda la comunidad humana".
Al concluir, el obispo de Roma ha tenido presente a las víctimas del ciclón de Cerdeña, ha invitado a guardar silencio y orar a todos los presentes juntos el Ave María. Francisco ha pedido también oración por los familiares y ha invitado a ser solidarios con los afectados.
Esta misma mañana, se hacía público el telegrama del que el Secretario de Estado, monseñor Pietro Parolín dirigido al monseñor Arrigo Miglio, presidente de la Conferencia Episcopal Sarda, en el que comunica el deseo del santo padre de "hacer llegar a todos su afectuosa palabra de consuelo y de ánimo, asegurando un recuerdo particular en la oración or los que han perdido la vida y por todas las personas probadas por las grave calamidad".
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