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No nos pongamos viejos antes de tiempo |
Sentirse envejecer es doloroso, a nadie le gusta, pero todos
queremos vivir muchos años. Es ley de vida nacer, crecer
y envejecer. Si o si. Algunos se quedan en el
camino. Primero somos bebés, niños, jóvenes, adultos y ancianos, aunque esto
último lo disfracemos con otros nombres. Envejecer, me guste o no,
es un hecho ineludible.
Pero el problema no es juntar años,
sino el sentirme viejo. El sentirse viejo siempre es una actitud
del alma. Cuando Juan XXIII es nombrado Papa todo el mundo
dijo eligieron un hombre viejo para salir del compromiso ya
que sin Papa la Iglesia no puede estar. Lo nombraron
porque había que elegir a alguien. Eso pensó la humanidad.
La humanidad
se equivocó. La humanidad siempre tiene que dejar que pase
el tiempo para descubrir la sabiduría del Espíritu Santo. El viejo
Juan XXIII resultó ser el Papa más joven de espíritu
que la humanidad recuerde. Él fue el alma del Concilio
Vaticano II que hizo de una Iglesia que le pesaban
los años para convertirla en una joven Iglesia que revolucionó
la humanidad toda. Cuando murió, no se murió un viejo, se
murió en joven que tenía más de 80 años.
Saber que una persona envejece se constata con facilidad; canas,
calvicie, artrosis, anteojos que cada vez tienen más aumento, arrugas. Ser
viejo también puede constatarse con la perdida del entusiasmo, la
nostalgia de que los viejos tiempos fueron mejores: lo nuevo
no es bueno, lo de antes era lo bueno. Cuando
se vive mirando para atrás es que se ha llegado
a la vejez definitiva.
No encontrar sentido a lo que todavía
me falta por vivir es estar más muerto que vivo
aun que goce de buena salud. Ya soy viejo de alma,
y es desde el alma, desde el espíritu que se
es joven para siempre aunque no pueda correr o jugar
al fútbol. No aceptemos este tipo de muerte en vida. La
vida a toda edad fue creada por Dios para que
todos la vivamos y la hagamos vivir, quizás de manera
distinta según como están tus huesos, pero lo esencial que
se necesita para morir joven es tener la cabeza joven,
la cabeza con alguna ilusión, con algún deseo aun que
las piernas no acompañen.
En el pesebre viviente criollo que se
celebra todos los años en Cañuelas alguien escribió el lema:
Cada uno de nosotros es un ángel con una sola
mano. Y solo podemos volar si nos abrazamos unos a
otros.
A todos nos llegará la muerte física, pero que
importante es, que te encuentre vivo y de pie,
y dispuesto a volar como un ángel. Para lograrlo el lema
me lo está señalando: abrázate a los que te rodean,
ama a los que te rodean y sigue sembrando aun
que te canses.
Si al final de la vida, la vida
te encuentra cansado por sembrar, será una bella manera de
morirse.
Porque habrás muerto siendo joven.
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