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Gonzálo de Lagos, Beato |
Presbítero
Martirologio Romano: En Torresvedras, en Portugal, beato Gonzalo de Lagos,
presbítero de la Orden de Ermitaños de San Agustín, que
se distinguió por su dedicación a enseñar los preceptos cristianos
a los niños y a los incultos (1422).
Etimología: Gonzalo =
Aquel que esta dispuesto para luchar, nombre de origen latino
medieval
Nació en Lagos (Algarve), al sur de Portugal hacia el
1360. Hijo de pescadores, y pescador él mismo, hasta el
día en que visitando una iglesia agustiniana en Lisboa, sintió
la llamada a la vida religiosa. En el 1380, vistió
el hábito agustiniano. Se distinguió bien pronto por el amor
al estudio. Gran teólogo, aunque, por espíritu de humildad, a
pesar de su indudable capacidad, llegado el momento rehusó el
título de maestro en teología.
Ordenado sacerdote, fue muy apreciado tanto
como predicador como por su trabajo pastoral y labor con
las almas. Buen orador, le encantaba dedicarse a enseñar la
religión a los más humildes, y sobre todo gustaba enseñar
el catecismo a los niños, a los obreros y a
las personas ignorantes.
Prior de los más importantes conventos de la
Provincia Portuguesa, como el de Lisboa y el de Santarem,
no buscaba más que servir con amor a los hermanos
en los trabajos más humildes, lo mismo hacía de portero,
de enfermero que de cocinero. Mostró siempre un gran celo
religioso. Fue ejemplar su espíritu de piedad, unido a un
profundo sentido ascético. Excelente calígrafo, miniaturista, escribió varios libros
corales y compositor de cánticos sagrados.
En 1412, fue elegido
Prior del convento de Torres Vedras, no muy lejos de
Lisboa, donde permanece hasta el final de su vida. Allí
continuó su incansable actividad en el campo religioso, social y
pedagógico, aliviando el sufrimiento de los pobres, que sentían por
él un gran afecto filial.
Murió el 15 de octubre de
1422 y fue sepultado en la iglesia conventual de Torres
Vedras, llamada de Nuestra Señora de Gracia.
Ya venerado como santo
en vida, su culto se divulgó nada más morir. Su
recuerdo se mantiene todavía hoy muy vivo entre sus paisanos,
-que le conocen como S. Gonzalo-, lo invocan como
protector de la gente del mar y patrono de la
juventud.
Doy fe de ello. A primeros del mes de
junio de 2000, un grupo de agustinos que concluíamos el
período de “Formación Permanente”, visitábamos su ciudad natal. En su
iglesia parroquial, en una hornacina, al fondo a la izquierda
del templo, estaba su imagen. Al acercarme a observarla y
rezar, una señora me abordó; se alegró de conocer a
un agustino y me comentó que era “su santo”, y
que un grupo de señoras “se turnaban” para cuidar de
la iglesia y mantenerla abierta...
Sus reliquias se conservan en la
iglesia ex-agustiniana de Nuestra Señora de Gracia. El Papa Pío
V confirmó su culto en 1778.
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