miércoles, 26 de septiembre de 2012

ORACIÓN AL FALLECIMIENTO DE UN SER QUERIDO



 
¡Oh Jesús,
único consuelo en las horas eternas del dolor,
único consuelo sostén en el vacío inmenso
que la muerte causa entre los seres queridos!
 
Tú, Señor, a quién los cielos, la tierra
y los hombres vieron llorar en días tristísimos;
 
Tú, Señor, que has llorado a impulsos
del más tierno de los cariños sobre
el sepulcro de un amigo predilecto;
 
Tú, ¡oh Jesús! que te compadeciste del luto
de un hogar deshecho y de corazones
que en él gemían sin consuelo;
 
Tú, Padre amantísimo,
compadécete también de nuestras lágrimas. 
 
Míralas, Señor, cómo sangre del alma dolorida,
por la perdida de aquel que fue deudo queridísimo,
amigo fiel, cristiano fervoroso.
 
¡Míralas, Señor, como tributo sentido
que te ofrecemos por su alma,
para que la purifiques en tu sangre preciosísima
y la lleves cuanto antes al cielo,
si aún no te goza en él! 
 
¡Míralas, Señor, para que nos des fortaleza,
paciencia, conformidad con tu divino querer
en esta tremenda prueba que tortura el alma!
 
¡Míralas, oh dulce, oh pidadosísimo Jesús!
y por ellas concédenos que los que aquí en la tierra
hemos vivido atados con los fortísimos lazos de cariño,
y ahora lloramos la ausencia momentánea del ser querido, nos reunamos de nuevo junto a Ti en el Cielo,
para vivir eternamente unidos en tu Corazón.

 
Amén.

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