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Berta de Blangy, Santa |
Abadesa
Etimológicamente significa “resplandeciente”. Viene de la lengua alemana.
En Blangy, en
la región de la Galia Atrebatense, santa Berta, abadesa, la
cual, habiendo ingresado junto con sus hijas Gertrudis y Deotila
en el monasterio que ella misma había fundado, pasados unos
años se encerró en una celda, donde vivió en completa
clausura (c. 725).
Berta murió hacia el año 725. Sus
padres fueron el conde Rigoberto y Ursana, relacionados con los
reyes del condado de Kent, Inglaterra.
A la edad de veinte
años, contrajo matrimonio con Sigefroi y tuvieron cinco hijas.
Movida por
su religiosidad profunda, se dio cuenta de que hacía falta
fundar monasterios o abadías. Comenzó por la de Blangy en
Artois.
La cuidó con esmero hasta después de la muerte de
su esposo. Y como cuando se respira el aire de
lo espiritual en casa es fácil que salgan vocaciones religiosas,
Berta tuvo la suerte de que dos de sus hijas,
Gertrudis y Deotila, sintieran como su madre el ansia de
la perfección.
Y sin más, se fueron las tres a llevar
una vida alejada del mundanal ruido.
No esperaban, sin embargo, que
su retiro le sentara tan mal a Roger. No podía
ni verla. La razón no era otra que el haberle
negado la mano de su hija Gertrudis para casarse con
ella.
El rey Thierry, una persona sensata y buena gente, al
ver la actitud del joven, le dijo que Berta era
inocente de cuanto le acusaba y que su hija era
muy libre de rechazarle en su proposición matrimonial.
Y para evitar
que hiciera daño a la madre e hijas, las puso
bajo su protección hasta que volvieran a Blagny.
Antes de volver,
logró terminar Blagny y construyó, además, tres iglesias en honor
de los santos de su devoción: San Audomaro y San
Martín de Tours. Estableció una observancia regular en su comunidad.
Y según se cuenta, ella pasó el resto de su
vida en una pequeña habitación con una ventana que
daba a la iglesia y al altar.
¡Felicidades a quien lleve
este nombre!
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