SU HUMILDE CASITA
En
el norte de Italia, entre Génova y los Alpes, se muestra al turista una
humilde casita, blanca y bien cuidada, en la que el día de San Antonio,
17 de enero de 1504, nacía Antonio el futuro San Pío V. Sus padres, muy
buenos cristianos y pobres, se llamaron Pablo y Dominga. Desde muy niño
quiso abrazar la vida religiosa pero se vio obligado a cuidar unas
ovejitas para ganar algún dinero. Pronto alguien descubrió las
excelentes cualidades que para el estudio adornaban al joven Antonio y
le pagó el colegio. Los Padres dominicos que eran los dirigentes de
aquella escuela quedaron admirados de su inteligencia y de la
transparencia de su corazón y le abrieron su convento para que pudiera
vestir el hábito de la Orden de Santo Domingo. El 18 de mayo de 1521
emitía sus votos religiosos con el nombre de fray Miguel de Alejandría.
BOLONIA
Estudió
en Bolonia donde se conserva el cuerpo de Santo Domingo. Aquí se le
veía progresar en ciencia filosófica y teológica, y volar por los
caminos de la santidad. El 1528 recibía en Génova la ordenación
sacerdotal.
Una
vez ordenado sacerdote se entregó de lleno a la predicación y a la
defensa de la fe contra las herejías que de todo tipo se iban propalando
por Italia. El fuego que ardía en su corazón quería inyectarlo en los
ánimos de todos los oyentes. Fue en muchas ocasiones duramente atacado
por los herejes y hasta en alguna ocasión intentaron quitarle la vida,
pero siempre el Señor lo libró de sus enemigos. Siempre llevaba el
hábito de su Orden y a alguien que le insinuó que por seguridad se lo
quitase le contestó: "Preferiría ser mártir con el hábito puesto".
Sus
enemigos llegaron a intentar empañar su inquebrantable fe y su
fidelidad a la Iglesia. Gracias a que el mismo Papa supo defenderle y no
dio crédito a tales calumnias. Pablo IV le nombró primero obispo y
después cardenal. Fray Miguel quería huir de los honores pero éstos le
buscaban a él. Fue Comisario General de la Inquisición y después
Inquisidor Mayor de la Iglesia. El trabajo que en este campo desarrolló
fue verdaderamente muy eficaz y justo, ayudando grandemente a que la
herejía no se extendiera por muchos países.
SUCESOR DE PIO IV
Fray Miguel
de Alejandría Ghislieri estaba bien seguro en su celda del Cónclave ya
que por su gran humildad sabía que nadie pensaba en él. Al encerrarse
los cardenales para elegir sucesor al Papa Pío IV, tres eran los
candidatos pero ninguno nuestro fraile dominico. Pero otros eran los
designios de Dios. El 7 de enero de 1566 era elegido y el 17 fue el día
de la coronación. De nada sirvió que se opusiera a ello. Era el hombre
que necesitaba la Iglesia en aquellos momentos. El pastorcillo
de Bosco era elevado a Pastor supremo de toda la Iglesia.
La
vida del Pontífice no cambió en su dedicación a la oración y austeridad
de vida, sino que la aumentó aún más. Huyó del vicio de la época, que
era el nepotismo. Procuró con todas sus fuerzas que Roma fuera una
ciudad pacífica y cristiana y que fuera modelo de todas las ciudades del
mundo. Basó su pontificado en estas cuatro columnas o dimensiones: la
reforma de la Iglesia mediante la puesta en marcha de los decretos del
Tridentino; la lucha contra los herejes; la cruzada contra los turcos
que era la pesadilla de siempre para los cristianos y el fomento de las
ciencias eclesiásticas. Es imposible resumir lo mucho y bien que trabajó
para llevar adelante este programa. La historia nos confirma que lo
consiguió a la perfección. Podía morir tranquilo. Dios le había elegido
como su instrumento y no había sido inútil su labor.
SU SARCOFAGO
Agotado de fuerzas expiró el 1 de mayo de 1572. Lo canonizó Clemente XI el 22 de mayo de 1712.
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