jueves, 18 de agosto de 2011

Personajes en la Sagrada Escritura.




1. Abdías, Cabeza de familia de la tribu de Isacar.
2. Abdías, Zabulonita cuyo hijo fue un príncipe de la tribu.
3. Abdías, Poderoso guerrero gadita.
4. Abdías, Mayordomo de la casa del rey Acab.
5. Abdías, Príncipe enviado por Jehosafat.
6. Abdías, Descendiente distante de Saúl y Jonatán.
7. Abdías, Levita merarita.
8. Abdías, Cuarto de los doce profetas “menores”.
9. Abdías, Levita que volvió de Babilonia.
10. Abdías, Descendiente postexílico de David.
11. Abdías, Cabeza de la casa paterna de Joab.
12. Abdías, Sacerdotes (o su descendiente) de los días Nehemías
13. Abdías, Portero levita de los días de Nehemías y Esdras.

1. Abdías, Cabeza de familia de la tribu de Isacar; hijo de Izrahías y descendiente de Tolá. (1Cr 7:1-3.)

2. Abdías, Zabulonita cuyo hijo fue un príncipe de aquella tribu durante el reinado de David. (1Cr 27:19, 22.)

3. Abdías, Poderoso guerrero gadita que cruzó el Jordán cuando estaba desbordándose y apoyó a David durante el tiempo en que este vivió como fugitivo debido a la ira de Saúl. (1Cr 12:8, 9, 14, 15.)

4. Abdías, Mayordomo de la casa del rey Acab. Aunque tanto Acab como Jezabel practicaban la iniquidad, Abdías temió en gran manera a Jehová, y escondió a cien de Sus profetas “por cincuentenas en una cueva” cuando Jezabel ordenó que todos fuesen degollados. Durante la sequía que Elías predijo que Dios traería, Acab, el amo de Abdías, dividió cierto territorio con su mayordomo, y mientras ambos buscaban hierba para alimentar al ganado, Elías se encontró con Abdías. Acab no había visto a Elías durante los más o menos tres años que duraba la sequía, por lo que cuando el profeta le dijo a Abdías que fuese a informar a Acab de su regreso, este, con gran temor, titubeó, pues sabía que el rey lo mataría si el informe resultaba ser falso. Ante esa reacción, Elías le aseguró que no se marcharía. (1Re 18:1-16.)

5. Abdías, Príncipe enviado por Jehosafat para enseñar la ley de Jehová en las ciudades de Judá. (2Cr 17:7, 9.)

6. Abdías, Descendiente distante de Saúl y Jonatán de la tribu de Benjamín. (1Cr 8:33-38; 9:44.)

7. Abdías, Levita merarita, uno de los superintendentes de la reparación del templo que ordenó hacer el rey Josías. (2Cr 34:8, 12.)

8. Abdías, Cuarto de los doce profetas “menores” junto con Oseas, Joel, Amós, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías, Malaquías.
No se conoce ningún dato biográfico de este profeta del siglo VII a. E.C.
Escritor del libro profético más corto de las Escrituras Hebreas. Contiene una proclamación del juicio de Jehová contra Edom, al tiempo que expone las razones para ese juicio y señala hacia la restauración de la “casa de Jacob”. La extinción del pueblo edomita y la restauración de los israelitas a su tierra confirman el cumplimiento exacto de la profecía de Abdías. (Abd 17, 18)

Escritos: Escritor del libro que lleva su nombre Abdías.

9. Abdías, Levita que volvió de Babilonia y vivió en Jerusalén. (1Cr 9:2, 3, 14, 16.) Se le llama Abdá en Nehemías 11:17. Posiblemente sea el mismo que el núm. 13.

10. Abdías, Descendiente postexílico de David. (1Cr 3:5, 9, 10, 21.)

11. Abdías, Cabeza de la casa paterna de Joab que condujo a 218 varones de su familia de regreso a Jerusalén con Esdras en 468 a. E.C.; hijo de Jehiel. (Esd 8:1, 9.)

12. Abdías, Uno de los sacerdotes (o su descendiente) que, bajo la gobernación de Nehemías, suscribieron el pacto de fidelidad hecho por los exiliados que habían regresado. (Ne 9:38; 10:1, 5, 8.)

13. Abdías, Portero levita de los días de Nehemías y Esdras. (Ne 12:25, 26.) Posiblemente sea el mismo que el núm. 9.

Ageo - Hageo

([Nacido en una] Fiesta)

Decimo de los doce profetas “menores” junto con Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Zacarías, Malaquías.
Profeta hebreo en Judá y Jerusalén durante la gobernación de Zorobabel y el reinado del rey persa Darío Histaspes. (Ag 1:1; Ag 2:1, 10, 20; Esd 5:1, 2.)
La tradición judía sostiene que Ageo perteneció a la Gran Sinagoga. Basándose en Ageo 2:10-19, hay quien ha pensado que pudo haber sido sacerdote. Su nombre aparece junto al del profeta Zacarías en los encabezamientos de los siguientes Salmos: 111 (112) en la Vulgata latina; 125 y 126 en la Versión Peshitta siriaca; 145 en la Versión de los Setenta, la Versión Peshitta siriaca y la Vulgata latina, y 146, 147 y 148 en la Versión de los Setenta y la Versión Peshitta siriaca. Es probable que Ageo naciese en Babilonia y regresase a Jerusalén con Zorobabel y el resto judío en el año 537 a. E.C., pero en realidad se conoce poco acerca de este profeta, ya que las Escrituras no revelan ni su tribu ni otros datos personales.
Ageo, el primer profeta posterior al exilio, a quien se unió unos dos meses más tarde Zacarías (Ag 1:1; Zac 1:1), avivó el celo de los exiliados judíos repatriados para que reemprendieran la reconstrucción del templo después de una interrupción de algunos años debida a la oposición enemiga, pero prolongada por la apatía de los judíos y su búsqueda egoísta de intereses personales. (Esd 3:10-13; Esd 4:1-24; Ag 1:4.) Los cuatro mensajes procedentes de Dios que pronunció durante un período de unos cuatro meses en el transcurso del segundo año de Darío Histaspes (520 a. E.C.), y que registró en el libro bíblico que lleva su nombre, fueron especialmente efectivos en impulsar inicialmente a los judíos a reanudar el trabajo de construcción del templo. (Ag 1:1; Ag 2:1, 10, 20.) Ageo y Zacarías continuaron instando al pueblo a seguir con el trabajo emprendido, hasta que se terminaron las obras del templo hacia el final del sexto año de Darío, es decir, en 515 a. E.C. (Esd 5:1, 2; Esd 6:14, 15.)

Escritos: Escritor del libro que lleva su nombre Ageo.

Agur

Hijo de Jaqué. No se dice nada más que permita identificar a este personaje.
Es probable que viviera entre los reinados de Salomón (1037-998 a E.C.) y Ezequías (745-717 a. E.C.).
Según algunos eruditos rabínicos, el nombre Agur es alegórico y aplica a Salomón. Así, en la nota al pie de la página sobre Proverbios 30:1 de la obra Soncino Books of the Bible, se incluye la siguiente cita del Midras: “Se le llamó Agur porque almacenó (agar) conocimiento de la Torá, y el hijo de Jaqué, porque lo vomitó (hikki) al pasar por alto la advertencia de no multiplicarse esposas” (edición de A. Cohen, Londres, 1952). No obstante, tampoco existe unanimidad entre los comentaristas judíos sobre este punto de vista. Muchos son los que creen que el cambio de estilo, lenguaje y contenido indica que hay un escritor diferente.

Escritos: Escritor del capítulo 30 del libro de (Proverbios.)

Amós

(Ser una Carga; Llevar una Carga)

1. Amós, Tercero de los doce profetas “menores”.
2. Amós, Antepasado de Jesús por María.

1. Amós, Tercero de los doce profetas “menores” junto con Oseas, Joel, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías, Malaquías.
Amós vivió en el siglo IX a. E.C. No obstante, su padre no fue profeta ni pertenecía a “los hijos de los profetas”. (1Re 20:35; 2Re 2:3; 2Re 4:1; Am 7:14.)
Vivió en la ciudad de Teqoa, situada a unos 16 Km. al S. de Jerusalén y a una altitud de unos 820 m. Al E., el desolado desierto de Judea desciende unos 1.200 m. hasta llegar al mar Muerto. Durante sus años jóvenes Amós trabajó en este desierto como un humilde ganadero de ovejas. (Am 1:1.) La palabra hebrea no·qedhím, traducida aquí “ganaderos de ovejas”, solo aparece en otro lugar de la Biblia (2Re 3:4) y hace referencia a una raza especial de ovejas, llamada naqqad por los árabes, poco atractiva, pero considerada muy valiosa por su vellón. En ese territorio desolado Amós también se ocupó de un trabajo servil y de temporada: punzar higos de sicómoro, una clase de higos considerados alimento de pobres. La práctica de punzar los higos tenía por objeto acelerar su maduración y aumentar el tamaño y la dulzura de la fruta. (Am 7:14)
Al igual que el pastor David, a quien Dios llamó para efectuar un servicio público, ‘Jehová procedió a tomar a Amós de seguir tras el rebaño’ y lo convirtió en profeta. (Am 7:15.)
De la soledad del desierto meridional, a Amós se le envió al N. al reino idólatra de diez tribus con su capital en Samaria.
Amós comenzó su carrera como profeta de Dios dos años antes del gran terremoto que ocurrió durante el reinado de Uzías, rey de Judá. Al mismo tiempo, Jeroboán II, hijo de Joás, era rey de Israel. (Am 1:1.) Por lo tanto, la profecía de Amós queda emplazada dentro del período de veintiséis años que transcurrió entre 829 y 804 a. E.C., cuando el reinado del rey de Judá se traslapó con el del rey de Israel. El gran terremoto que ocurrió dos años después de que se comisionara a Amós como profeta fue de tal magnitud que Zacarías hizo mención de él unos trescientos años más tarde. (Zac 14:5.)
No se sabe con certeza por cuánto tiempo sirvió como profeta en el reino norteño. Amasías, el inicuo adorador de becerros que actuaba como sacerdote de la religión estatal centrada en Betel, intentó expulsarlo del territorio, alegando que había conspirado contra el rey (Am 7:10-13), y no se sabe si lo logró. En cualquier caso, cuando terminó su misión profética en Israel, probablemente regresó a su región natal de Judá. Jerónimo y Eusebio informan que en su día el sepulcro del profeta estaba en Teqoa. También parece que después de regresar a Judá, Amós puso por escrito la profecía que en un principio había pronunciado oralmente. Se le considera uno de los doce profetas “menores” (su libro se cataloga en tercer lugar entre los doce); no obstante, el mensaje que Amós presentó de ninguna manera es “menor” en importancia.

Escritos: Escritor del libro que lleva su nombre Amós.

2. Amós, Antepasado de Jesús de la octava generación anterior a la de María. (Lu 3:25.)

Asaf

(Él [Dios] Ha Recogido)

1. Asaf, Descendiente de Leví por medio de Guersom.
2. Asaf, Descendiente de Qohat, un hijo de Leví.
3. Asaf, Funcionario del rey Ezequías, el registrador.
4. Asaf, “El guarda del parque” que pertenecía al rey Artajerjes.

1. Asaf, descendiente de Leví por medio de Guersom. (1Cr 6:39, 43.) Durante el reinado de David (1077-1038 a. E.C.), los levitas nombraron a Asaf cantante principal y cimbalista; Asaf acompañó el Arca cuando esta se trasladó desde la casa de Obed-edom a la “Ciudad de David”. (1Cr 15:17, 19, 25-29.) Desde entonces, Asaf sirvió junto con Hemán y Etán delante del tabernáculo dirigiendo la música y el canto. (1Cr 6:31-44.) Se dice de Asaf que era un “hombre de visiones” que “profetizaba con el arpa”, al igual que de Hemán y Jedutún (quizás el mismo que Etán). (1Cr 25:1-6; 2Cr 29:30; 2Cr 35:15.)
Los hijos de Asaf continuaron formando un grupo especial en el marco orquestal y coral, y tuvieron un papel destacado en la inauguración del templo y al llevar allí el Arca desde Sión. (2Cr 5:125.) De igual manera, su presencia fue notoria al tiempo de las reformas del rey Ezequías (2Cr 29:13-15), así como cuando se celebró la gran Pascua durante el reinado de Josías. (2Cr 35:15, 16.) Algunos de sus descendientes estuvieron en el primer grupo que regresó a Jerusalén del exilio babilonio. (Esd 2:1, 41; Ne 7:44.)

Escritos: Los encabezamientos de los Salmos 50 y 73 a 83 atribuyen esas canciones a Asaf. No obstante, parece probable que el nombre se use allí con referencia a la casa de la que era cabeza paterna, puesto que no hay duda de que algunos de los salmos (Salmos 79, 80) narran sucesos posteriores al día de Asaf.

2. Asaf, descendiente de Qohat, un hijo de Leví. En la época de David sus descendientes fueron porteros del tabernáculo. (1Cr 26:1; Nú 16:1.)

3. Asaf, entre los funcionarios del rey Ezequías (745-717 a. E.C.), se hace mención de “Joah hijo de Asaf el registrador”. (2Re 18:18, 37; Isa 36:3, 22.) Si bien en la Cyclopædia of Biblical Literature (1880, vol. 1, pág. 233) John Kitto atribuye a Asaf el término “registrador”, la mayoría de los escriturarios considera que debe ser a Joah (es decir: Joah ben Asaf, el registrador). Por otra parte, como el término “hijo” se usa a menudo con el sentido de “descendiente”, hay quienes opinan que este Asaf es el mismo que el núm. 1.

4. Asaf, “El guarda del parque” que pertenecía al rey Artajerjes al tiempo del regreso de Nehemías a Jerusalén (455 a. E.C.) (Ne 2:8.) Este parque era una región boscosa, tal vez ubicada en el Líbano, que también se hallaba bajo el control del gobierno persa. Puede ser que con la referencia al nombre hebreo del guarda se quisiera indicar que, así como Nehemías había ocupado un puesto de relativa importancia como copero del rey, había otro judío en la corte a cargo de un puesto oficial. (Ne 1:11.)

Coré

(posiblemente: Calvo; Calvicie)

1. Coré, Uno de los hijos de Esaú.
2. Coré, Uno de los hijos de Hebrón, de la tribu de Judá.
3. Coré - (Los hijos de Coré), Levita qohatita de la familia de Izhar.

1. Coré, uno de los tres hijos que le dio a Esaú su esposa hevea Oholibamá; nació en Canaán antes de que Esaú se retirara a la región montañosa de Seír. (Gé 36:2, 5-8, 14; 1Cr 1:35.) Coré fue un jeque de la tierra de Edom. (Gé 36:18.)
En Génesis 36:16 se menciona a un “jeque Coré” que era hijo de Elifaz y nieto de Esaú. Sin embargo, el nombre no figura entre los descendientes de Elifaz ni en Génesis 36:11, 12 ni en 1 Crónicas 1:36. El Pentateuco samaritano omite el nombre en Génesis 36:16, y algunos eruditos creen que aparece en el texto masorético debido a un error del copista.

2. Coré, uno de los hijos de Hebrón, de la tribu de Judá. (1 Crónicas 2:43.)

3. Coré - (Los hijos de Coré), Levita qohatita de la familia de Izhar y primo de Moisés y Aarón. Este hombre, al parecer, fue leal a Jehová por décadas. (Éx 6:16, 18, 21; 1Cr 6:1, 2, 22 [Aminadab tal vez fuese otro nombre de Izhar].) Mientras Israel vagaba por el desierto, Coré se coaligó con los rubenitas Datán, Abiram y On, así como con 250 “principales de la asamblea”, “hombres de fama”, en una rebelión contra la autoridad de Moisés y Aarón. (Nú 16:1, 2.) Estos rebeldes afirmaban que ‘la entera asamblea eran todos santos y que Jehová estaba en medio de ellos’, y plantearon la pregunta: “¿Por qué, pues, deben ustedes alzarse por encima de la congregación de Jehová?”. (Nú 16:3-11.) Más tarde Moisés llamó a Datán y Abiram, pero rehusaron presentarse, pues opinaban que Moisés no tenía ningún derecho de reclamarlos. (Nú 16:12-15.) Ante esto, se ordenó a Coré y a su asamblea, así como al sumo sacerdote Aarón, que se presentaran delante de Jehová, todos con braserillos e incienso encendido. (Nú 16:16, 17.)
Al día siguiente, Coré y los 250 hombres que estaban con él tomaron los braserillos con incienso encendido y se pusieron de pie a la entrada de la tienda de reunión junto con Moisés y Aarón. A continuación la gloria de Jehová se apareció a toda la asamblea. Entonces Dios se dirigió a Moisés y Aarón y les dijo que se separaran de en medio de la asamblea, “para que extermine a estos en un instante”. Ante esto, Moisés y Aarón intercedieron por el pueblo. Dios entonces indicó a Moisés que hiciera que la asamblea se apartase de los tabernáculos de Coré, Datán y Abiram, y así lo hicieron. (Nú 16:18-27.) Poco después, “la tierra procedió a abrir su boca y a tragárselos a ellos y a sus casas y a todo el género humano que pertenecía a Coré, y todos los bienes”. Por lo tanto, “ellos, y todos los que les pertenecían, [bajaron] vivos al Seol, y la tierra fue cubriéndolos”. (Nú 16:28-34.)
Los que estaban delante de la tienda de reunión con los braserillos llenos de incienso no escaparon, pues “un fuego salió de Jehová y procedió a consumir a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían el incienso”. (Nú 16:35.) Coré mismo, que estaba entre ellos en aquel momento, pereció en el fuego enviado por Dios. (Nú 26:10.)
Los braserillos de los que conspiraron con Coré se convirtieron en láminas delgadas con las que se revistió el altar, “porque los presentaron delante de Jehová, de modo que quedaron santificados; y deben servir de señal a los hijos de Israel”. (Nú 16:36-40.) A pesar de esta manifestación poderosa del juicio divino, al día siguiente toda la asamblea de Israel murmuró contra Moisés y Aarón: “Ustedes han dado muerte al pueblo de Jehová”. Esta actitud provocó la indignación de Dios, de modo que a pesar de las súplicas de Moisés y Aarón, 14.700 murieron como resultado de una plaga enviada por Jehová, plaga que solo se detuvo cuando Aarón hizo expiación a favor del pueblo. (Nú 16:41-50.) Después de este suceso, se confirmó el puesto sacerdotal de Aarón cuando su vara echó brotes. (Nú 17.)
El registro bíblico indica que los hijos de Coré no se unieron a la rebelión de su padre, pues leemos: “Sin embargo, los hijos de Coré no murieron”. (Nú 26:9-11.) Más tarde, los descendientes de Coré cobraron cierta importancia en el servicio de los levitas.
En la carta de Judas se relaciona a Caín, Balaam y Coré cuando se advierte a los cristianos que se cuiden de los hombres animales que “han perecido en el habla rebelde de Coré”. Es obvio que Coré buscaba gloria para sí mismo. Desafió a aquellos a quienes Jehová había nombrado y se convirtió en un rebelde; murió con justicia como consecuencia de su mal proceder. (Jud 10, 11.)
Antes de que la nación de Israel entrara en la Tierra Prometida, Coré, un levita eminente, encabezó una rebelión contra Moisés y Aarón. Sin embargo, la revuelta fue aplastada rápidamente cuando se ejecutó a Coré y sus seguidores mediante un terremoto y fuego procedente del cielo. No obstante, llama la atención el hecho de que los hijos de Coré sobrevivieran. (Números 26:9-11.) Parece ser que no se pusieron de parte de su padre en esa rebelión. No hay duda de que estos hijos de Coré se sintieron avergonzados por el derrotero inicuo de su padre. Sin embargo, Jehová bendijo a los descendientes de Coré debido a que se apegaron a su Ley. Algunas de las expresiones más bellas que se encuentran en la Biblia son las palabras escritas por los hijos de Coré. (1Cr 6:31-38.)

Escritos de los hijos de Coré: Once salmos se atribuyen directamente a los hijos de Coré. (Véanse los Salmos 44, 45, 46, 46, 48, 49, 84, 85, 87 y 88). Parece que el Salmo 43 es una continuación del Salmo 42, y por eso también se puede atribuir a los hijos de Coré.
Además de mencionar a “los hijos de Coré”, el Salmo 88 menciona a Hemán en su encabezamiento.

Coreítas
(De [Perteneciente a] Coré).
Descendiente de Coré, el rebelde contemporáneo de Moisés. Los coreítas eran una casa paterna de los levitas qohatitas, y descendieron de Coré a través de sus tres hijos Asir, Elqaná y Abiasaf. (Éx 6:18, 21, 24; Nú 16:1-3.) “Los hijos de Coré no murieron” con su padre (Nú 26:10, 11), probablemente porque no le siguieron en la rebelión.
En el censo que se hizo de Israel en las llanuras de Moab, “la familia de los qohatitas” se registró junto con las familias levitas. (Nú 26:57, 58.) Cuando David estaba aún bajo las restricciones impuestas por el rey Saúl, algunos coreítas poderosos se unieron a él en Ziqlag. (1Cr 12:1, 6.) El cantor levita Hemán y el profeta Samuel eran coreítas (1Cr 6:33-38), y el rey David organizó a algunos miembros de la familia de Hemán como cantores. (1Cr 15:16, 17; 16:37, 41, 42; 25:1, 4-6.) Parte de los porteros de la casa de Jehová eran coreítas (1Cr 26:1-9, 19), y cuando reinaba Jehosafat, algunos “levitas de los hijos de los qohatitas y de los hijos de los coreítas se levantaron para alabar a Jehová el Dios de Israel con una voz extraordinariamente fuerte”, debido a la prometida liberación de las fuerzas combinadas de Moab, Ammón y Seír. (2Cr 20:14-19.)
Los encabezamientos de los Salmos 42, 44-49, 84, 85, 87 y 88 hacen mención específica de los hijos de Coré. Aunque su antepasado Coré había sido rebelde, Jehová no consideró a sus hijos responsables de su error, sino que debido a su fidelidad, se les bendijo y honró con el servicio del templo.

Daniel

(Mi Juez Es Dios)

1. Daniel - Kileab, Segundo hijo de David nacido en Hebrón.
2. Daniel, Cuarto de los cuatro profetas “mayores”.
3. Daniel, Sacerdote levita de la casa de Itamar.

1. Daniel - Kileab, segundo hijo de David nacido en Hebrón; su madre fue Abigail. (1Cr 3:1.) En 2 Samuel 3:3 se le llama Kileab. Después del asesinato de Amnón, el primogénito, Daniel pudo haber esperado que le correspondiese la sucesión al trono, pero no se hace referencia alguna de que intentara usurparlo, lo que parece indicar que respetaba el nombramiento divino de Salomón o que había muerto antes que David.

2. Daniel, cuarto de los cuatro profetas “mayores” además de Isaías, Jeremías y Ezequiel.
Pertenecía a la tribu de Judá. Se sabe muy poco de su juventud, si bien se dice que se le llevó a Babilonia, probablemente cuando era un príncipe adolescente, junto con otros miembros de la realeza y de la nobleza. (Da 1:3-6.) Esto ocurrió en el tercer año (como rey tributario a Babilonia) del reinado de Jehoiaquim, año que dio comienzo en la primavera del 618 a. E.C. (Da 1:1.) Después de la ignominiosa muerte de Jehoiaquim, su hijo Joaquín gobernó durante unos meses antes de rendirse. A principios del año 617 a. E.C. Nabucodorosor se llevó al cautiverio a Joaquín y otros “hombres de nota”, así como al joven Daniel. (2Re 24:15.)
Aunque muchos de los exiliados vivían cerca del río Kebar, fuera de la ciudad de Babilonia, se escogió a Daniel y sus tres compañeros para un aprendizaje especial de la escritura y lengua caldeas durante tres años, a fin de equiparlos para funciones de gobierno. Como era costumbre, les pusieron nombres babilonios: a Daniel le llamaron Beltsasar conforme al nombre del dios de Nabucodorosor. (Da 1:7; Da 4:8) Como Daniel no quería contaminarse con los alimentos que le habían preparado —entre los que podía haber algunos prohibidos por la ley mosaica o tal vez profanados con rituales paganos—, pidió que su dieta y la de sus compañeros se limitara a verduras y agua. Jehová Dios les dio “conocimiento y perspicacia en toda escritura y sabiduría; y Daniel mismo tenía entendimiento en toda suerte de visiones y sueños”. (Da 1:17.) Cuando el rey los examinó una vez concluidos los tres años, los halló “diez veces mejores que todos los sacerdotes practicantes de magia y los sortílegos que había en toda su región real”. (Da 1:20.)
Daniel continuó al servicio de la corte real hasta la caída de Babilonia. Daniel 1:19 dice que sus tres compañeros también “continuaron estando de pie delante del rey” de Babilonia, pero no se especifica si todavía vivían cuando cayó el imperio y permanecían en el cargo como Daniel, que después estuvo en la corte persa hasta, por lo menos, el tercer año de Ciro. (Daniel 10:1.)
En el segundo año de su reinado (probablemente contando desde la caída de Jerusalén en 607 a. E.C.), Nabucodorosor tuvo un sueño que ‘agitó su espíritu’. Como todos los sabios fueron incapaces de revelarlo, Daniel se presentó ante el rey y, no solo le contó el sueño por revelación divina, sino que lo interpretó, gracias a lo cual salvó su vida y la de los otros sabios. Este suceso hizo que Nabucodorosor nombrara a Daniel “gobernante sobre todo el distrito jurisdiccional de Babilonia y el prefecto principal sobre todos los sabios de Babilonia”. (Daniel 2:48.) Sus tres compañeros recibieron puestos encumbrados fuera de la corte, mientras que Daniel sirvió en la misma corte del rey.
No se sabe con certeza por qué Daniel no se vio implicado en la cuestión de integridad a la que se enfrentaron sus compañeros Sadrac, Mesac y Abednego cuando se les mandó que adorasen la imagen de oro colocada en la llanura de Dura (Daniel 3); la Biblia no dice nada al respecto. El proceder previo de Daniel, así como su lealtad posterior a Dios —incluso en peligro de muerte, como se narra en el capítulo 6—, nos da completa seguridad de que si hubiera estado presente, y sin importar las circunstancias, no habría transigido arrodillándose ante la imagen. Además, la Biblia presenta a Daniel como un siervo aprobado de Dios y se menciona su nombre junto a los de Noé y Job. (Eze 14:14, 20; Mt 24:15; Heb 11:32, 33.)
Tiempo después, Daniel interpretó el sueño de Nabucodorosor sobre un inmenso árbol que fue cortado y al que después se le permitió brotar de nuevo. Este árbol representaba al gran monarca babilonio (en la aplicación más inmediata de la profecía). (Daniel 4:20-22.) Nabucodorosor permanecería en un estado de locura por siete años y luego recobraría el juicio y también su reino. Fue el propio Nabucodorosor quien dio testimonio de que esto en realidad le sucedió por mano de Dios al parecerle bien proclamar por todo el reino la experiencia. (Daniel 4:1, 2.)
Daniel recibió dos visiones (Daniel 7, Daniel 8) durante el primer y el tercer año de Belsasar. Diferentes animales representaron en estas visiones a las potencias mundiales que se irían sucediendo hasta el tiempo en que serían destruidas y se daría la gobernación celestial a “alguien como un hijo del hombre”.± (Daniel 7:11-14.) No se sabe con certeza si al recibir la visión del capítulo 8, Daniel estaba de hecho en Susa o se vio a sí mismo allí como parte de la visión. Parece ser que, tras la muerte de Nabucodorosor, por largo tiempo se usó poco a Daniel como consejero, si es que en alguna ocasión se volvió a acudir a él, de manera que la reina (probablemente la reina madre) tuvo que hablar de él a Belsasar cuando ninguno de sus sabios fue capaz de interpretar la portentosa escritura que apareció sobre la pared del palacio en la ocasión en que este monarca ofrecía un festín desenfrenado y blasfemo. Como se le había prometido, “por heraldo anunciaron, acerca de él, que había de llegar a ser el tercer gobernante en el reino”; Nabonido era el primero y su hijo Belsasar, el segundo. Aquella misma noche la ciudad cayó ante los medos y los persas y Belsasar fue asesinado. (Daniel 5:1, 10-31.)

Escritos: Escritor del libro que lleva su nombre Daniel.

3. Daniel, sacerdote levita de la casa de Itamar que en el año 468 a. E.C. acompañó a Esdras a Jerusalén. (Esd 8:2.) Es posible que él mismo o uno de sus descendientes participase en la firma de la confesión que se redactó durante el gobierno de Nehemías (Ne 10:6); no es el profeta Daniel, que era de la tribu de Judá. (Da 1:6.)

David

(probablemente: Amado)

Es interesante notar que en el bautismo de Jesús y en su transfiguración, Jehová habló desde el cielo y lo llamó: “Mi hijo, el amado” (Mt. 3:17; 17:5)

En la Traducción del Nuevo Mundo aparece este nombre 1.079 veces en las Escrituras Hebreas —entre ellas 75 referencias en los encabezamientos de 73 salmos— y 59 veces en las Escrituras Griegas Cristianas. De todos los personajes de las Escrituras Hebreas, solo Moisés y Abrahán son mencionados más veces por los escritores cristianos de la Biblia. Las 1.138 veces que se utiliza el nombre en el texto bíblico hacen referencia al segundo rey de Israel o a aquel a quien él, David, representó en varias ocasiones: “Jesucristo, hijo de David”. (Mt 1:1.)

Escritos: Todo indica que los Salmos 2, 72 y 95 también fueron escritos por David. (Véanse Hechos 4:25, Salmo 72:20 y Hebreos 4:7.) Además, parece que los Salmos 10 y 71 son la continuación de los Salmos 9 y 70 respectivamente, y por eso se pueden atribuir a David. Además de los 73 Salmos que empiezan con el encabezamiento de David.

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Esdras

(Ayuda)

1. Esdras, Sacerdote aarónico descendiente de Eleazar y Finehás..
2. Esdras, Sacerdote que regresó con Zorobabel de Babilonia a Jerusalén.

1. Esdras, sacerdote aarónico descendiente de Eleazar y Finehás. Fue un hábil copista de gran erudición, además de maestro de la Ley y experto tanto en hebreo como en arameo. Tuvo celo genuino por la adoración pura, y preparó “su corazón para consultar la ley de Jehová y para ponerla por obra y para enseñar en Israel disposiciones reglamentarias y justicia”. (Esd 7:1-6, 10.) Aparte del libro que lleva su nombre, es muy probable que haya escrito los dos libros de Crónicas, y, según la tradición judía, comenzó a compilar y catalogar los libros de las Escrituras Hebreas. Esdras también fue un investigador sobresaliente, pues en los dos libros de Crónicas citó unas veinte fuentes de información. Como en su día muchos judíos estaban esparcidos por diversos lugares, fue preciso que se hicieran numerosas copias de las Escrituras Hebreas, y es probable que Esdras fuese uno de los que iniciasen esta labor.
La Biblia no da detalles sobre los primeros años de la vida de Esdras. Solo informa que vivió en Babilonia y que procedía de una familia de sumos sacerdotes, aunque no de la línea particular que ostentaba el sumo sacerdocio cuando el pueblo regresó del exilio en 537 a. E.C. El último antepasado de Esdras que ocupó el cargo de sumo sacerdote fue Seraya, en los días del rey Sedequías de Judá. Nabucodorosor dio muerte a Seraya cuando tomó Jerusalén, en el año 607 a. E.C. (Esd 7:1, 6; 2Re 25:18, 21.) Debido a que los judíos siguieron respetando el sacerdocio en el exilio babilonio, las familias sacerdotales conservaron su identidad. Además, la comunidad judía mantuvo su organización interna: los hombres mayores continuaron ejerciendo de cabezas representantes del pueblo. (Eze 20:1.) Seguramente, la familia de Esdras se interesó en que él tuviera una buena preparación en la ley de Dios, un interés que sería compartido por él mismo.
Si, como algunos eruditos creen, no se podía ser escriba antes de los treinta años, Esdras debía superar esa edad en el año 468 a. E.C., cuando fue a Jerusalén. Debió de vivir durante el reinado de Asuero, en el tiempo de Mardoqueo y Ester, cuando se emitió el decreto de exterminar a los judíos en todo el Imperio persa. Había muchos judíos en Babilonia, de modo que esta crisis nacional debió dejar una honda huella en Esdras, fortaleciendo su fe en que Jehová era el protector y libertador de su pueblo, y preparándole con la madurez de juicio y competencia necesarias para acometer la tremenda tarea que más adelante se pondría ante él. (Est 1:1; 3:7, 12, 13; 8:9; 9:1.)
En 468 a. E.C., sesenta y nueve años después del regreso del resto judío fiel desde Babilonia bajo el acaudillamiento de Zorobabel, el rey persa Artajerjes Longimano le concedió a Esdras “toda su solicitud” para ir a Jerusalén a promover la adoración verdadera. Según la carta oficial del rey, aquellos israelitas que por su propia voluntad desearan ir con Esdras a Jerusalén podrían hacerlo. (Esd 7:1, 6, 12, 13.)

Escritos: Los libros bíblicos de 1 Crónicas y 2 Crónicas, así como el libro que lleva su nombre, Esdras muestran que fue un investigador infatigable, capaz de decidir entre las varias lecturas de las copias de la Ley que existían en aquel entonces. Se afanó en buscar los documentos oficiales de su nación, de modo que hoy tenemos el registro exacto de los libros de Crónicas probablemente gracias a su investigación. No obstante, debemos recordar que fue inspirado por Dios y que Él lo dirigió para que pusiera por escrito una gran parte de la historia de Israel para nuestro beneficio.
El celo de Esdras por la justicia, la confianza con la que oraba a Jehová, su fidelidad al enseñar la ley de Dios a Israel y su entrega en favor de la adoración verdadera, hacen de él, como parte de la “tan grande nube de testigos”, un ejemplo excelente digno de imitar. (Heb 12:1.)

2. Esdras, sacerdote que regresó con Zorobabel de Babilonia a Jerusalén en 537 a. E.C. (Ne 12:1, 13.)

Etan

(Que Perdura; Que Fluye Siempre)

1. Etán, Uno de los cuatro hombres sabios.
2. Etán, Levita de la familia de Guersom.
3. Etán - (Jedutún 1), Levita de la familia de Merarí.

1. Etán, uno de los cuatro hombres cuya sabiduría, aunque considerable, fue superada por la del rey Salomón. (1Re 4:31). En 1 Crónicas 2:6 se dice que Etán, Hemán, Calcol y Dará eran hijos de Zérah, de la tribu de Judá, y es probable que se trate de los mismos que se nombran en 1 Reyes 4:31. Etán fue padre de Azarías.(1Cr 2:8)

Escritos: Quizás fue él quien compuso el Salmo 89, porque el encabezamiento llama al escritor “Etán el ezrahíta”.

2. Etán, levita de la familia de Guersom que fue padre de Adaya e hijo de Zimá. (1Cr 6:41-43.)

3. Etán - (Jedutún 1), levita de la familia de Merarí que fue hijo de Quisí (1Cr 6:44) o Qusayá. (1Cr 15:17.) Etán era cantor y cimbalista. (1Cr 15:19.) Debido a que suele mencionársele junto con Hemán, se ha apuntado la posibilidad de que sea el Jedutún que David designó para servir ante el tabernáculo en Gabaón, y que su nombre se cambiara de Etán a Jedutún tras su nombramiento. (Compárese 1Cr 15:17, 19 con 1Cr 16:39-41 y 1Cr 25:1)

Ezequías

(Jehová Fortalece)

1. Ezequías, Rey de Judá.
2. Ezequías, Antepasado del profeta Sofonías, quizás el rey Ezequías.
3. Ezequías, Un hombre de Israel cuyos descendientes regresaron del exilio babilonio.

1. Ezequías, rey de Judá hijo de Abías que gobernó de 745 a 717 a. E.C. Llegó a ser rey a la edad de 25 años cuando murió su padre Acaz, en el “tercer año de Hosea”, rey de Israel (tercer año tal vez desde que Hosea llegó a ser rey tributario de Tiglat-piléser III), aunque su reinado empezó a contar oficialmente desde el mes de Nisán del año siguiente, es decir, 745 a. E.C. (2Re 18:1.) Los profetas Isaías, Oseas y Miqueas fueron contemporáneos del reinado de Ezequías. (Isa 1:1; Os 1:1; Miq 1:1.) Ezequías se destacó por ser un rey que “siguió adhiriéndose a Jehová”, haciendo lo que era recto a Sus ojos y siguiendo Sus mandamientos. Desde el principio de su reinado demostró su celo en promover la adoración verdadera, no solo en Judá, sino en todo el territorio de Israel. Debido a que siguió los caminos de Jehová tal como su antepasado David, se pudo decir que “después de él resultó que no hubo nadie como él entre todos los reyes de Judá, aún los que habían sido antes de él”. Por ello, “Jehová resultó estar con él”. (2Re 18:3-7.)

Escritos: A Ezequías también se le conoce por su interés en compilar algunos de los Proverbios de Salomón, tal como dice la introducción a la sección de los capítulos 25 al 29 de Proverbios: “También estos son los proverbios de Salomón que transcribieron los hombres de Ezequías, rey de Judá”. (Pr 25:1.) Escribió la canción de acción de gracias registrada en Isaías 38:10-20 después que Jehová lo curó de su enfermedad mortal. En ella menciona sus “piezas selectas para las cuerdas” (vs. 20), y se ha dicho que Ezequías también escribió el Salmo 119. De ser así, quizás lo escribiera cuando todavía no era rey, sino solo un príncipe.

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2. Ezequías, antepasado del profeta Sofonías, quizás el rey Ezequías. (Sof 1:1.)

3. Ezequías, un hombre de Israel cuyos descendientes regresaron con Zorobabel del exilio babilonio. Probablemente no era el rey Ezequías. (Esd 2:1, 2, 16; Ne 7:6, 7, 21.) Puede que uno de los cabezas del pueblo que autenticaron por sello el “arreglo fidedigno” en tiempo de Nehemías fuera descendiente de este Ezequías. (Ne 9:38; Ne 10:1, 14, 17.)

Ezequiel

(Dios Fortalece)

Tercero de los cuatro profetas “mayores” además de Isaías, Jeremías y Daniel.
Hijo del sacerdote Buzí. Fue uno de aquellos a quienes Nabucodorosor llevó cautivos a Babilonia con el rey Joaquín en el año 617 a. E.C. Recibió las primeras visiones de parte de Dios “en el año treinta, en el mes cuarto, en el día cinco del mes”, en “el año quinto del destierro del rey Joaquín”. Profetizó a los judíos que vivían junto al río Kebar, que, según algunas autoridades modernas, sería uno de los grandes canales babilonios. La expresión “el año treinta” debe referirse a la edad de Ezequiel, quien para esa época comenzó a cumplir con sus obligaciones de profeta. (Eze 1:1-3.)
Como pertenecía a una familia sacerdotal, no cabe duda de que conocería muy bien todo lo relacionado con el templo, así como las diversas actividades que en él se llevaban a cabo, y de que estaría bien versado en la Ley. Ezequiel también debía conocer muy bien a Jeremías y sus profecías, ya que este último había sido profeta en Jerusalén durante la juventud de Ezequiel. Asimismo, Ezequiel había disfrutado de la ventaja de vivir en Judá en el transcurso del reinado del justo rey Josías, quien destruyó los altares de Baal y las imágenes esculpidas, se dispuso a reparar el templo e intensificó su reforma en favor de la adoración pura en Judá cuando se encontró en el templo el libro de la Ley (al parecer el original escrito por Moisés). (2Cr 34.)

¿En qué lugares estratégicos ubicó Jehová a sus profetas antes de que Jerusalén cayese ante Babilonia?
El ministerio profético de Ezequiel fue contemporáneo de los de Jeremías y Daniel. Jeremías fue el profeta de Dios para los judíos de Jerusalén y Judá, y pudo ver por sí mismo la corrupción de los reyes de Judá. Daniel, que sirvió en la corte de Babilonia y más tarde en la de Medo-Persia, recibió profecías relacionadas con la sucesión de potencias mundiales y su destrucción a manos del reino de Dios. Ezequiel sirvió en medio del pueblo judío y de sus principales en Babilonia, y allí continuó la obra de los profetas. De esta forma, mientras que los judíos de Jerusalén se beneficiaban de tener allí el templo, a su sumo sacerdote y a Jeremías, profeta y sacerdote, Jehová no olvidó a los que estaban en Babilonia. Ezequiel fue el profeta de Dios para ellos, y si bien no ofrecía sacrificios, estaba allí como consejero e instructor de la ley de Dios.
Existió asimismo un paralelismo entre la obra profética de Jeremías y la de Ezequiel, ya que ambos combatieron la idea que tenían los judíos, tanto en Jerusalén como en Babilonia, de que Dios pondría fin a la dominación babilonia pronto y Jerusalén no caería. De hecho, Jeremías envió una carta a los cautivos en la tierra de Babilonia, en la que les decía que se asentaran y estuvieran en paz en Babilonia, ya que había de transcurrir un período de setenta años antes de que fuesen liberados. Ezequiel tuvo que llegar a oír las palabras de esta carta, y tal vez también oyese la lectura del libro que Jeremías envió más tarde y en el que se predecía la caída de Babilonia. (Jer 29; 51:59-64.)

Profetizó a un pueblo ‘terco’.
Los cautivos que estaban en Babilonia se encontraban en mejor condición ante Jehová que los que permanecían en Judá, tal como se ilustró por las cestas de higos buenos y malos que Jeremías vio. (Jer 24.) Pero aun así, Ezequiel no tenía una tarea sencilla delante, puesto que los israelitas cautivos también eran parte de la casa rebelde, y, como se le advirtió, moraba entre ‘gente obstinada y cosas que punzan y entre escorpiones’. (Eze 2:6.) Por mandato de Jehová, Ezequiel se estableció entre los exiliados que estaban en Tel-abib, junto al río Kebar. (Eze 3:4, 15.) A pesar de que los judíos estaban desterrados, vivían en sus propias casas. (Jer 29:5.) En lo concerniente a la religión, les fue posible seguir organizados hasta cierto grado. Los ancianos de Judá pudieron visitar a Ezequiel varias veces. (Eze 8:1; 14:1; 20:1.) Después, una vez que se cumplieron los setenta años y llegó el tiempo para la restauración, muchos de estos judíos no quisieron dejar Babilonia.
Una de las razones por las que al menos algunos judíos que se hallaban en Babilonia eran renuentes a regresar a su tierra puede haber sido el materialismo. Una expedición arqueológica norteamericana que hizo excavaciones junto a un canal del Éufrates cercano a Nippur, que algunos investigadores sitúan a poca distancia de Kebar, desenterró los registros de un enorme establecimiento comercial llamado “Murashi e hijos”. Las inscripciones descubiertas allí contienen una considerable cantidad de nombres judíos, lo que indica que los israelitas estaban bien establecidos y que muchos de ellos participaban de lleno en la vida económica del país.

La muerte de su esposa.
Ezequiel dice que recibió su comisión junto al río Kebar en el quinto año del exilio del rey Joaquín (o en 613 a. E.C.). Profetizó por lo menos durante veintidós años, hasta 591 a. E.C., y en el año vigésimo séptimo del cautiverio pronunció su última profecía fechada. (Eze 29:17.) Al parecer, Ezequiel disfrutaba de un matrimonio feliz cuando Jehová le dijo: “Hijo del hombre,± mira, voy a quitarte la cosa deseable a tus ojos por un golpe”. (Eze 24:16.) Quizás su esposa le haya sido infiel a él o a Jehová; no obstante, cualquiera que haya sido la razón de su muerte, a Ezequiel se le ordenó que no llorara, sino que suspirara sin palabras. También se le dijo que se pusiera su prenda para la cabeza y que no diera ningún indicio o prueba de estar de duelo. Todo esto conformaba una señal para los israelitas que estaban en el cautiverio babilonio de que Jehová profanaría su santuario, del que estaban tan orgullosos, y que, contrario a sus esperanzas, Jerusalén sería destruida. (Eze 24:17-27.)

Un “atalaya”.
Ezequiel recibió su comisión de profetizar de manera similar a Isaías. Se le dio una visión impresionante de Jehová sentado en su trono, asistido por criaturas vivientes que tenían cuatro caras y alas, acompañadas por ruedas que se encontraban dentro de otras ruedas, las cuales se movían conforme lo hacían las criaturas vivientes. Entonces Jehová habló, llamando a Ezequiel “hijo del hombre”,± para recordarle que no era más que un hombre terrestre. (Eze 1, 2; compárese con Isa 6.) Se le envió como atalaya a la casa de Israel para advertirles de sus caminos inicuos. A pesar de que los israelitas eran de corazón muy duro, había que darles la advertencia para que supieran que Jehová había tenido un profeta en medio de ellos. Y aunque rehusarían escuchar, si él no les advertía comunicándoles las palabras que Jehová le había dado, se le consideraría responsable de sus vidas: tendría culpa por la sangre derramada. (Eze 3:7, 17, 18; 2:4, 5; 33:2-9.)

Representaciones e ilustraciones.
Ezequiel profetizó con frecuencia por medio de representaciones o acciones simbólicas, así como mediante visiones, alegorías y parábolas. Una representación sobresaliente fue la del sitio de Jerusalén, que duró trescientos noventa días seguidos de otros cuarenta, y que contiene una profecía importante de naturaleza cronológica. Llevar a cabo esta representación admonitoria a un pueblo incrédulo y burlón requirió obediencia, paciencia y mucha fe. Durante el sitio de Jerusalén, Ezequiel empezó a profetizar contra las naciones paganas que odiaban a Israel y que habrían de participar y regocijarse en su caída, mencionando el castigo que Jehová les impondría. Después de la caída de Jerusalén, el tono del profetizar de Ezequiel cambió. Tras condenar con severidad a los pastores codiciosos de Israel y a Seír, Ezequiel dirigió su actividad profética a edificar la fe de los israelitas en la promesa de Jehová de revivificar, recoger, unir y bendecir con un pacto de paz hasta tiempo indefinido a su pueblo Israel por medio del glorioso pastoreo de su “siervo David”. (Eze 37.) A continuación Ezequiel pasó a describir con detalle el templo reconstruido, de acuerdo con el modelo dado por Jehová. El templo que aparece en esta visión fue profético de algo que estaba en el futuro lejano, porque jamás se construyó un templo semejante. (Eze 40-48.)

Similitudes con la obra de Jesucristo.
Existen varios paralelismos entre la obra de Ezequiel y la de Jesús. Ambos se presentaron ante un pueblo indiferente, de corazón duro, con un mensaje de condenación, que además era un mensaje de esperanza para los que se arrepintieran de su mal proceder. A Ezequiel se le dijo que el pueblo iría a oír sus palabras, pero que su corazón no respondería. (Eze 33:30-32.) Del mismo modo, cuando Jesús hablaba, se reunían muchedumbres para escucharle, pero pocos respondieron con aprecio a su enseñanza. Ezequiel predicó a los cautivos en Babilonia. Jesús declaró que era su comisión predicar liberación a los cautivos (Lu 4:18); explicó con claridad a los judíos que se hallaban en cautiverio espiritual, que necesitaban liberación y que él había sido enviado para conseguirla. (Jn 8:31-36.) Al igual que Ezequiel, nunca reprendió a los judíos según su propia opinión, sino que hablaba lo que Jehová le mandaba decir. (Jn 5:19, 30.)

La esperanza de Ezequiel.
A pesar de la difícil tarea que se le encomendó, Ezequiel se mostró fiel a Dios y cumplió todo cuanto se le mandó. Figura entre los profetas que aguantaron por fe y que “[procuraron] alcanzar un lugar mejor, es decir, uno que pertenece al cielo”. (Heb 11:16.) Aunque no era parte de la clase que compone el Reino de los cielos (Mt 11:11), anhelaba el momento en que se establezca el Reino del Mesías, y a su debido tiempo recibirá, gracias a la resurrección, el cumplimiento de la promesa de Dios y la bendición del gobierno mesiánico. (Heb 11:39, 40.) Ezequiel se distinguió por su energía, valor, obediencia y celo por la adoración a Dios.
Puesto que Jeremías y Ezequiel eran contemporáneos, sus profecías tienen muchos aspectos en común. (Compárese Eze 18:2 con Jer 31:29; Eze 24:3 con Jer 1:13; Eze 34:2 con Jer 23:1.)

Escritos: Escritor del libro que lleva su nombre Ezequiel.

Gad

(Buena Fortuna)

1. Gad, hijo de Jacob y Zilpá, la sierva de Lea. Zilpá también dio a luz a Aser, el hermano menor de Gad. Cuando Gad nació (en Padán-aram, aproximadamente en el año 1770 a. E.C.), Lea exclamó: “¡Con buena fortuna!”. De aquí el nombre Gad. (Gé 30:9-13; Gé 35:26.) Gad acompañó a sus hermanos en dos viajes a Egipto para conseguir grano de José. (Gé 42:3; Gé 43:15.) Gad tenía unos cuarenta y dos años de edad cuando en 1728 a. E.C. él y su familia se trasladaron a Egipto junto con Jacob, su padre. (Gé 46:6, 7, 16.) Diecisiete años más tarde, cuando Jacob estaba a punto de morir, bendijo a sus doce hijos, y dijo de Gad: “En cuanto a Gad, una partida merodeadora hará incursión contra él, pero él hará incursión contra la extrema retaguardia”. (Gé 49:1, 2, 19.)

2. Gad - (Gaditas), la tribu que se formó de los siete hijos de Gad. En el segundo año del éxodo de Egipto, los guerreros de la tribu ascendían a 45.650. (Gé 46:16; Nú 1:1-3, 24, 25.) Gad estaba en la división de tres tribus, junto con Rubén y Simeón. Acampaban al S. del tabernáculo. (Nú 2:10-16.)
Cuando estaban en marcha, la división de Judá era la primera, seguida por los levitas de las familias de Guersón y Merarí, que llevaban el tabernáculo, y después de ellos iba la división de la que Gad formaba parte. Eliasaf, hijo de Deuel, era un principal de su ejército. (Nú 10:14-20.)Al final de su deambular por el desierto, el número de combatientes de la tribu de Gad era de 40.500, de modo que había disminuido en 5.150 hombres. (Nú 26:15-18.)

3. Gad, profeta y hombre de visiones. Cuando David estaba morando como fugitivo de Saúl en el “lugar inaccesible”, en la cueva de Adulam, le aconsejó que volviese a Judá. (1Sa 22:1-5.) Hacia la parte final del reinado de David, cuando este presuntuosamente hizo el censo, Gad le dio tres alternativas de castigo divino. Posteriormente, le recomendó que construyese un altar para Jehová en la era de Arauna (Ornán). (2Sa 24:10-19; 1Cr 21:9-19.) Sobre Gad recaía en parte la responsabilidad de organizar a los músicos para el santuario. (2Cr 29:25.)

Escritos: Por lo general, se les atribuye a Natán y a Gad la última parte de Primero de Samuel y todo el libro de Segundo de Samuel. (1Cr 29:29.)

Habacuc

(“Abrazo (de amor),” o, “Abrazo ardiente.”)

Octavo de los doce profetas “menores” junto con Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Sofonías, Ageo, Zacarías, Malaquías.
Profeta hebreo de Judá y escritor del libro bíblico que lleva su nombre. (Hab 1:1; Hab 3:1.) De la nota que se encuentra en la conclusión del libro (“Al director sobre mis instrumentos de cuerda”) y de la endecha del capítulo 3, se ha inferido que Habacuc era un músico levita del templo. Sin embargo, las palabras que siguen a Habacuc 3:19 no lo dicen específicamente, y las endechas también eran interpretadas por otras personas además de los levitas. (2Sa 1:17, 18.) Aunque hay varias tradiciones acerca de Habacuc, son poco confiables, y las Escrituras no proveen ninguna información concerniente al linaje del profeta, su tribu o las circunstancias de su vida o de su muerte. El contenido del libro de Habacuc parece indicar que profetizó a principios del reinado de Jehoiaquim, probablemente antes de que Nabucodorosor derrotase al ejército egipcio en Carquemis en el año 625 a. E.C.

Escritos: Escritor del libro que lleva su nombre Habacuc.

Hemán

1. Hemán, Uno de los cuatro sabios.
2. Hemán, Hijo de Joel y nieto del profeta Samuel.

1. Hemán, uno de los cuatro sabios cuya sabiduría, aunque considerable, fue superada por la del rey Salomón. Hemán, Calcol y Dardá reciben el sobrenombre de “hijos de Mahol”, expresión que, en opinión de algunos, se refiere a una asociación de bailarines o músicos. (1Re 4:31.)
En 1 Crónicas 2:3-6 se dice que Hemán era descendiente de Judá a través de Zérah.

Escritos: El encabezamiento del Salmo 88 lo llama “ezrahíta”, que al parecer es sinónimo de “zerahíta”.

2. Hemán, hijo de Joel y nieto del profeta Samuel, de la familia de los qohatitas; fue cantor y cimbalista durante los reinados de David y Salomón. (1 Crónicas 6:33; 15:17-19; 2Cr 5:11, 12.) Tuvo catorce hijos y tres hijas, y su asignación era cantar con su familia en la casa de Jehová. Por otro lado, tanto él como Asaf y Jedutún estaban bajo el control directo del rey. (1Cr 25:1, 4-6.)

Isaías - (Profeta de Jehová desde el año 778 hasta poco después del año 732 a. E.C.)

(Salvación de Jehová)

Primero de los cuatro profetas “mayores” además de Jeremías, Ezequiel y Daniel.
Hijo de Amoz (a quien no se debe confundir con Amós, otro profeta de Judá) (Isaías 1:1). Sirvió en Judá y Jerusalén con su esposa, que era profetisa, y por lo menos dos hijos que recibieron nombres proféticos. (Isaías 7:3; 8:1, 3.) en los días de los reyes Uzías, Jotán, Acaz y Ezequías de Judá. (Isaías 1:1.). Los reyes Péqah y Hosea gobernaban en el reino norteño de Israel, conquistado en 740 a. E.C., durante el tiempo de Isaías. Otros profetas contemporáneos fueron en Judá, Miqueas; y al norte, Oseas y Oded. Al parecer, Isaías empezó a profetizar después de haber empezado Oseas y antes de que lo hiciese Miqueas. (2Cr 28:9; Os 1:1; Miq 1:1.)
Cuando Isaías profetizaba, Judá se encontraba en un estado moral deplorable, en especial en los días del rey Acaz. Tanto los príncipes como el pueblo se habían sublevado, y a los ojos de Jehová la nación tenía la mente y el corazón enfermos. A los gobernantes se les llamó “dictadores de Sodoma” y a la gente se la comparó al “pueblo de Gomorra”. (Isa 1:2-10.) A Isaías se le anticipó que harían insensibles sus oídos. Jehová le dijo que esta situación continuaría hasta que la nación llegase a estar en ruinas, y que solo se dejaría un “décimo”, una “descendencia santa”, a modo de tocón de un árbol macizo. La obra profética de Isaías debe haber consolado y fortalecido la fe de ese pequeño número, aunque el resto de la nación rehusó prestar atención. (Isa 6:1-13.)
Aunque Isaías se concentró en Judá, también pronunció profecías relativas a Israel y a las naciones vecinas, debido a su influencia en la situación e historia de Judá. Fue profeta durante muchos años, desde aproximadamente 778 a. E.C. hasta la muerte del rey Uzías, o quizás antes, hasta poco después del decimocuarto año del reinado de Ezequías (732 a. E.C.). (Isa 36:1, 2; Isa 37:37, 38.)
Las Escrituras no dicen nada de su nacimiento ni de su muerte, aunque según la tradición judía fue aserrado en dos por el inicuo rey Manasés. (Compárese con Hebreos 11:37.)

Escritos: Isaías.

Jeremías

(posiblemente: Jehová Ensalza, o: Jehová Afloja [probablemente la matriz])

1. Jeremías, Benjamita que se unió a David mientras este se hallaba en Ziqlag.
2. Jeremías, Gadita que se unió a David.
3. Jeremías, Décimo de los cabezas gaditas del ejército de David.
4. Jeremías, Cabeza de una casa paterna en tiempos de los reyes.
5. Jeremías, Hombre originario de Libná.
6. Jeremías, Segundo de los cuatro profetas “mayores”.
7. Jeremías, Hijo de Habazinías y padre de Jaazanías.
8. Jeremías, Sacerdote que regresó del exilio babilonio.
9. Jeremías, Sacerdote (o representante de la familia que llevaba ese nombre).
10. Jeremías, Sacerdote asignado a formar parte de uno de los coros.

1. Jeremías, benjamita que se unió a David mientras este se hallaba en Ziqlag. Llegó a ser uno de los hombres poderosos de David. (1Cr 12:1-4.)

2. Jeremías, gadita que se unió a David “en el lugar de difícil acceso en el desierto” mientras huía de Saúl. Era el quinto de esos “hombres valientes, poderosos, [...] cuyos rostros eran rostros de leones, y [que] eran como las gacelas sobre las montañas en cuanto a velocidad”. De estos cabezas gaditas del ejército de David se dice que “el menor era igual a cien, y el mayor a mil”. Estos “cruzaron el Jordán en el mes primero cuando estaba desbordándose por todas sus riberas, y entonces hicieron huir a todos los de las llanuras bajas, al oriente y al oeste”. (1Cr 12:8-15.)

3. Jeremías, décimo de los cabezas gaditas del ejército de David, a quien aplica lo mismo que se dice del núm. 2. (1Cr 12:13, 14.)

4. Jeremías, cabeza de una casa paterna en tiempos de los reyes, que pertenecía a la media tribu de Manasés ubicada al E. del Jordán. Los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés (entre quienes se hallaban los descendientes de este Jeremías) “empezaron a actuar infielmente para con el Dios de sus antepasados y se pusieron a tener ayuntamiento inmoral con los dioses de los pueblos de la tierra, a quienes Dios había aniquilado de delante de ellos. En consecuencia, el Dios de Israel excitó el espíritu de Pul el rey de Asiria, aun el espíritu de Tilgat-pilnéser el rey de Asiria, de manera que [en los días de Péqah, el rey de Israel] él se llevó al destierro a los de los rubenitas y de los gaditas y de la media tribu de Manasés, y los llevó a Halah y a Habor y a Hará y al río Gozán”. (1Cr 5:23-26; 2Re 15:29.)

5. Jeremías, hombre originario de Libná, una ciudad sacerdotal. Fue el padre de Hamutal, la esposa del rey Josías y madre de los reyes Jehoacaz y Sedequías (Matanías). (2Re 23:30, 31; 2Re 24:18; Jer 52:1; Jos 21:13; 1Cr 6:57.)

6. Jeremías, segundo de los cuatro profetas “mayores” además de Isaías, Ezequiel y Daniel.
Hijo de Hilquías, sacerdote de Anatot, ciudad sacerdotal ubicada en el territorio de Benjamín, a poco menos de 5 Km. al NNE. del monte del templo de Jerusalén. (Jer 1:1; Jos 21:13, 17, 18.) Hilquías, padre de Jeremías, no era el sumo sacerdote en aquel tiempo. El sumo sacerdote era de la línea de Eleazar, mientras que el padre de Jeremías muy probablemente era de la línea de Itamar y posiblemente descendiente de Abiatar, el sacerdote a quien el rey Salomón despidió del servicio sacerdotal. (1Re 2:26, 27.)

Escritos: Además de profeta, Jeremías fue investigador e historiador, Se atribuyen a Jeremías los libros de 1 Reyes, 2 Reyes, el libro que lleva su nombre, Jeremías y después de la caída de Jerusalén, escribió también el libro de Lamentaciones.

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7. Jeremías, hijo de Habazinías y padre de Jaazanías; debió ser un cabeza de familia de los recabitas a quienes el profeta Jeremías sometió a prueba por mandato de Jehová cuando los introdujo en uno de los comedores del templo y les ofreció vino. Ellos rehusaron beberlo en obediencia al mandato que su antepasado Jonadab (Jehonadab), hijo de Recab, les había impuesto más de dos siglos antes. Por esta razón, Jehová prometió: “No será cortado de Jonadab hijo de Recab un hombre que siempre esté de pie delante de mí”. (Jer 35:1-10, 19.)

8. Jeremías, sacerdote (o representante de la casa sacerdotal de ese nombre) que regresó del exilio babilonio en el año 537 a. E.C. junto con el gobernador Zorobabel y el sumo sacerdote Jesúa. (Ne 12:1.)

9. Jeremías, sacerdote (o representante de la familia que llevaba ese nombre) que estuvo entre los que autenticaron con su sello el “arreglo fidedigno” según el cual Nehemías, los príncipes, los sacerdotes y los levitas se comprometían ante Jehová a andar en Su ley. Si el nombre aplica a una casa y no a una persona, puede que sea el mismo que el núm. 8. (Ne 9:38; 10:1, 2, 29.)

10. Jeremías, sacerdote (o casa sacerdotal) asignado a formar parte de uno de los coros de acción de gracias que marchaban en procesión sobre el muro de Jerusalén desde la Puerta de los Montones de Ceniza hacia el N., en dirección a la Puerta del Agua, para encontrarse con el otro coro en el templo. (Ne 12:31-37.) En los días de Joiaquim, Hananías era cabeza sobre la casa paterna de Jeremías. (Ne 12:12.) Si el nombre Jeremías se refiere a una casa y no a una persona, quizás sea el mismo que el núm. 8.

Joel

(Jehová Es Dios)

1. Joel, Descendiente de Isacar y cabeza de familia en su tribu.
2. Joel, Levita descendiente de Qohat; era “hijo de Azarías”.
3. Joel, Rubenita.
4. Joel, Cabeza de los gaditas que moraban en Basán.
5. Joel, Hijo primogénito del profeta Samuel.
6. Joel, Uno de los hombres poderosos de David.
7. Joel, Levita guersonita de la casa de Ladán.
8. Joel, Hijo de Pedaya que durante el reinado de David fue príncipe.
9. Joel, Segundo de los doce profetas “menores”, hijo de Petuel.
10. Joel, Levita qohatita; hijo de Azarías.
11. Joel, Uno de los principales simeonitas del tiempo de Ezequías.
12. Joel, Uno de los hijos de Nebo.
13. Joel, Superintendente de los benjamitas.

1. Joel, descendiente de Isacar y cabeza de familia en su tribu. (1Cr 7:1-4.)

2. Joel, levita descendiente de Qohat; era “hijo de Azarías” y antepasado del núm. 5. (1Cr 6:36-38.)

3. Joel, rubenita a cuyo descendiente, Beerah, llevó al destierro el rey asirio Tilgat-pilnéser (Tiglat-piléser III). (1Cr 5:3-10.)

4. Joel, cabeza de los gaditas que moraban en Basán. (1Cr 5:11, 12.)

5. Joel, hijo primogénito del profeta Samuel; descendiente del núm. 2 y padre de Hemán, el cantor levita. (1Cr 6:28, 33, 36; 1Cr 15:17.) Joel y su hermano menor, Abías, habían sido nombrados jueces por su padre, pero su falta de honradez en el desempeño de sus funciones sirvió al pueblo de excusa para pedir un rey humano. (1Sa 8:1-5.)
En 1 Crónicas 6:28 el texto masorético, así como ciertas traducciones, dice que “Vasni” era el primogénito de Samuel. Sin embargo, los eruditos suelen concordar en que en el hebreo original constaba “Joel”, y este es el nombre que se ha conservado en la Peshitta siriaca y en la edición de Lagarde de la Versión de los Setenta griega. (Compárese con 1Sa 8:2.) La similitud entre “Joel” y el final de una palabra precedente en el texto (“Samuel”) posiblemente hizo que un escriba omitiese el nombre “Joel” sin darse cuenta. Parece ser que luego confundió la palabra hebrea wehasch·sche·ní, que significa “y el segundo [hijo]”, con el nombre propio “Vasni”, e insertó la letra waw (y) antes del nombre Abías.

6. Joel, uno de los hombres poderosos de David; era hermano de Natán. (1Cr 11:26, 38.)

7. Joel, levita guersonita de la casa de Ladán; era hijo de Jehiel(í). (1 Crónicas 23:7, 8.) Joel, el jefe, y 130 de sus hermanos, se santificaron y ayudaron a llevar el arca del pacto a Jerusalén. (1 Crónicas 15:4, 7, 11-14.) Con el tiempo se designó a Joel y a su hermano Zetam para que se hicieran cargo de la tesorería del santuario. (1Cr 26:21, 22.)

8. Joel, hijo de Pedaya que durante el reinado de David fue príncipe de la sección de Manasés que habitaba al O. del Jordán. (1Cr 27:20-22.)

9. Joel, segundo de los doce profetas “menores” junto con Oseas, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías, Malaquías.
Era hijo de Petuel. (Joe 1:1.). No se sabe casi nada de la vida de este profeta.
Sus referencias a Judá, Jerusalén y la casa de Jehová permiten deducir que profetizó en Judá y quizás residió en Jerusalén (Joe 1:9, 14; Joe 2:17, 32; Joe 3:1, 2, 16-20). El hecho de que haga mención de la “llanura baja de Jehosafat” (Joe 3:2, 12) da a entender que escribió su libro después de la gran victoria de Jehová a favor de Jehosafat, pero el período exacto de su escritura es incierto.

Escritos: Escritor del libro que lleva su nombre Joel.

10. Joel, levita qohatita; hijo de Azarías. En el primer año de Ezequías, Joel ayudó a llevar al valle de Cedrón los objetos inmundos que los sacerdotes habían sacado del templo. (2Cr 29:1, 3, 12, 15, 16.)

11. Joel, uno de los principales simeonitas que en el tiempo de Ezequías se apoderaron de la tierra de ciertos camitas y los meunim para aumentar sus pastos. (1Cr 4:24, 35, 38-41.)

12. Joel, uno de los hijos de Nebo que despidieron a sus esposas e hijos extranjeros en el tiempo de Esdras. (Esd 10:43, 44.)

13. Joel, superintendente de los benjamitas que residían en Jerusalén durante el mandato de Nehemías; era hijo de Zicrí. (Ne 11:4, 7-9.)

Jonás

(Paloma)

1. Jonás, Quinto de los doce profetas “menores”.
2. Jonás - (Juan 2), Padre de los apóstoles Pedro y Andrés.

1. Jonás, Quinto de los doce profetas “menores” junto con Oseas, Joel, Amós, Abdías, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías, Malaquías.
“Hijo de Amitai”; profeta de Jehová de Gat-héfer (2Re 14:25), ciudad limítrofe del territorio de Zabulón. (Jos 19:10, 13.) En cumplimiento de la palabra de Jehová hablada por medio de Jonás, el rey Jeroboán II de Israel tuvo éxito en restablecer “el límite de Israel, desde el punto de entrada de Hamat hasta el mismo mar del Arabá [el mar Salado]”. (2Re 14:23-25; compárese con Dt 3:17.) De modo que al parecer Jonás fue profeta en el reino de diez tribus durante el reinado de Jeroboán II. Es la misma persona a quien Jehová comisionó para proclamar juicio contra Nínive (Jon 1:1, 2), así que también es el escritor del libro que lleva su nombre.
En lugar de cumplir con su asignación de predicar a los ninivitas, Jonás decidió huir de ella. En el puerto de Jope consiguió un pasaje en una nave que se dirigía a Tarsis (que por lo general se relaciona con España), a más de 3.500 Km. al O. de Nínive. (Jon 1:1-3; Jon 4:2.)
Después de embarcar, Jonás se durmió profundamente en las “partes más recónditas” del barco. Mientras tanto, los marineros se enfrentaron a un viento tempestuoso enviado por Dios que amenazaba con destrozar la nave. Clamaron a sus dioses por ayuda y arrojaron objetos por la borda para aligerar la nave. El capitán de la nave despertó a Jonás, instándole a que también invocase a su “dios”. Finalmente los marineros echaron suertes para determinar por culpa de quién se había originado la tormenta. Jehová hizo que la suerte identificase a Jonás. Cuando se le preguntó, confesó que había sido infiel a su comisión y, como no deseaba que otros perecieran por su culpa, pidió que le arrojasen al mar. Una vez que fracasaron todos los esfuerzos por volver a tierra, los marineros le hicieron a Jonás según su palabra y el mar detuvo su furia. (Jon 1:4-15.)
Cuando se hundió en el agua, se le envolvieron algas marinas alrededor de la cabeza. Por fin cesó su sensación de ahogo, y se halló dentro de un gran pez. Jonás oró a Jehová glorificándole como salvador y prometiéndole pagar lo que había prometido en voto. Al tercer día el pez vomitó al profeta en tierra seca. (Jon 1:17–2:10.)

Escritos: Escritor del libro que lleva su nombre Jonás.

2. Jonás - (Juan 2), Padre de los apóstoles Pedro y Andrés (Mt 16:17; Jn 1:40-42); también llamado Juan en algunos manuscritos en Juan 1:42; Juan 21:15-17.

Josías

(si guarda relación con una raíz árabe, Que Jehová Sane; Jehová Ha Sanado)

1. Josías, Hijo de Amón, rey de Judá.
2. Josías - (Hen), Hijo de Sofonías.

1. Josías, Hijo de Amón [y nieto del inicuo rey Manasés], rey de Judá, y de Jedidá, hija de Adaya. (2Re 22:1.) Tuvo al menos dos esposas: Hamutal y Zebidá. (2Re 23:31, 34, 36.) De sus cuatro hijos mencionados en la Biblia, únicamente el primogénito, Johanán, no reinó en Judá. (1Cr 3:14, 15.)
Después del asesinato de su padre y la ejecución de los conspiradores, Josías ocupó el trono de Judá a la edad de ocho años. (2Re 21:23, 24, 26; 2Cr 33:25.) Unos seis años después, Zebidá dio a luz a Jehoiaquim, el segundo hijo de Josías. (2Re 22:1; 2Re 23:36.) En el octavo año de su reinado [Josías tenía como unos 15 años], Josías se interesó en conocer la voluntad de Jehová y llevarla a cabo. (2Cr 34:3.) Fue por ese tiempo cuando nació Jehoacaz (Salum), el hijo de Josías y de Hamutal. (2Re 22:1; 2Re 23:31; Jer 22:11.)
En el duodécimo año de su reinado, Josías empezó una campaña contra la idolatría, que debió extenderse hasta el año decimoctavo de su gobernación. Se derribaron los altares de la adoración falsa y se quemaron huesos humanos sobre ellos a fin de profanarlos. También se destruyeron los postes sagrados, las imágenes esculpidas y las estatuas fundidas. Josías llevó esta campaña hasta la parte septentrional de lo que en un tiempo había sido el territorio del reino de diez tribus, pero que más tarde había quedado desolado debido a la conquista asiria y al consiguiente exilio. (2Cr 34:3-8.) Es evidente que las denunciaciones de la idolatría que hicieron Sofonías y Jeremías tuvieron buen efecto. (Jer 1:1, 2; Jer 3:6-10; Sof 1:1-6.)
Una vez que el rey Josías limpió la tierra de Judá y en el transcurso de la reparación del templo de Jehová, el sumo sacerdote Hilquías halló el “libro de la ley de Jehová por la mano de Moisés”, que debió ser el original escrito por Moisés. Safán, el secretario al que Hilquías había confiado este sensacional hallazgo, informó a Josías del progreso de la obra de reparación del templo y después le leyó el libro. Después que este fiel rey escuchó la palabra de Dios, rasgó sus vestiduras e inmediatamente comisionó a una delegación de cinco hombres para inquirir de Jehová a su favor y a favor del pueblo. La delegación acudió a la profetisa Huldá, que entonces moraba en Jerusalén, y volvió con el siguiente informe: ‘Vendrá calamidad como consecuencia de la desobediencia a la ley de Jehová. Pero debido a que tú, rey Josías, te humillaste, serás recogido a tu cementerio en paz y no verás calamidad’. (2Re 22:3-20; 2Cr 34:8-28)
Posteriormente, Josías reunió a todo el pueblo de Judá y Jerusalén, a los ancianos, los sacerdotes y los profetas, y les leyó la ley de Dios, después de lo cual celebraron un pacto de fidelidad ante Jehová. Más tarde, se llevó a cabo una segunda campaña en contra de la idolatría, que debió ser aún más intensa que la primera. Los sacerdotes de dioses extranjeros que estaban en Judá y Jerusalén se quedaron sin ocupación, y a los sacerdotes levitas que habían participado en la adoración falsa en los lugares altos, se les privó del privilegio de servir en el altar de Jehová. Los lugares altos que se habían edificado siglos antes, durante el reinado de Salomón, quedaron completamente inservibles para la adoración. Josías además demolió el altar que había edificado en Betel Jeroboán, el rey de Israel, con lo que se cumplió una profecía pronunciada unos trescientos años antes por un hombre de Dios cuyo nombre no se menciona. No solo se eliminaron los lugares altos de Betel, sino también de otras ciudades de Samaria, y se sacrificó a los sacerdotes idolátricos sobre los altares donde ellos habían oficiado. (1Re 13:1, 2; 2Re 23:4-20; 2Cr 34:33.)
En el transcurso del año decimoctavo de su reinado, Josías hizo los preparativos para celebrar la Pascua el 14 de Nisán. No se había celebrado una Pascua como esa desde los días del profeta Samuel. Josías mismo contribuyó 30.000 víctimas pascuales y 3.000 reses vacunas. (2Re 23:21-23; 2Cr 35:1-19.)
Unos cuatro años después, Josías y su esposa Hamutal llegaron a ser padres de Matanías, también conocido por Sedequías. (2Re 22:1; 2Re 23:31, 34, 36; 2Re 24:8, 17, 18.)
Hacia el fin del reinado de treinta y un años de Josías (659-629 a. E.C.), el faraón Nekó planea pasar por Judá para interceptar a los ejércitos de Babilonia y ayudar al rey de Asiria en Carquemis, junto al río Éufrates, Josías sale para guerrear con el egipcio. Nekó envía mensajeros que le dicen: “Guárdate de hacerlo por tu propio bien a causa de Dios, que está conmigo, y no dejes que él te arruine”. Por una razón que no se revela en la Biblia, el rey Josías “no escuchó las palabras de Nekó procedentes de la boca de Dios”, Josías se disfraza y trata de hacer retroceder a los egipcios en Meguidó (2 Crónicas 35:20-22), pero fue herido mortalmente en el intento. Se le llevó a Jerusalén en un carro de guerra y murió en camino o al llegar a la ciudad. Su muerte causó mucho pesar entre sus súbditos. “Todo Judá y Jerusalén estuvieron de duelo por Josías. Y Jeremías se puso a salmodiar por Josías; y todos los cantores y las cantoras siguen hablando de Josías en sus endechas hasta hoy.” (2Cr 35:20-25; 2Re 23:29, 30.)
Sí, Josías cometió un lamentable error al pelear contra los egipcios (Salmo 130:3). No obstante, su humildad y su firmeza a favor de la adoración verdadera le granjearon la aprobación de Dios. Qué bien ilustra la vida de Josías el hecho de que Jehová muestra favor a sus siervos devotos de corazón humilde (Proverbios 3:34; Santiago 4:6).
Aunque tres de los hijos de Josías y uno de sus nietos reinaron sobre Judá, ninguno de ellos imitó su buen ejemplo volviéndose a Jehová con todo su corazón, alma y fuerza vital. (2Re 23:24, 25, 31, 32, 36, 37; 2Re 24:8, 9, 18, 19.) Este hecho viene a demostrar que, si bien Josías había quitado los accesorios externos de idolatría, la gente, en general, no se había vuelto a Jehová con un corazón completo. Por consiguiente, la calamidad futura era inevitable. (Compárese con 2Re 23:26, 27; Jer 35:1, Jer 35:13-17; Jer 44:15-18.)

2. Josías - (Hen), “Hijo de Sofonías” (no el profeta) que residía en Jerusalén después del exilio babilonio; Se le menciona con relación a la “magnífica corona” que había de colocarse sobre la cabeza de Josué, el sumo sacerdote, y que más tarde pasaría a ser posesión de Hen y otros tres hombres como memoria en el templo de Jehová. (Zac 6:11, 14). Probablemente era la misma persona que Hen (Favor; Benevolencia) (Zac 6:10, 14.)
Entre las diversas opiniones sobre el nombre Hen figuran: 1) que es un nombre propio, 2) que es una abreviatura o deformación del nombre Josías y 3) que se trata de un nombre común. La versión siriaca contiene el nombre Josías tanto en Zacarías 6:10 como en 6:14, y lo mismo hacen varias versiones modernas (FS, NBE, VP). Aunque la Biblia de Jerusalén presenta en Zacarías 6:14 la lectura “el hijo de Sefanías”, una nota al pie ofrece como lecturas alternativas: “para la gracia del hijo (o: para Jen, hijo) de Sefanías”. La forma “Hen”, que aparece en la Traducción del Nuevo Mundo y otras, se basa en el texto masorético.

Josué

(forma abreviada de Jehosúa, que significa: “Jehová Es Salvación”)

1. Josué - (Hosea 1 - Jehosúa), Hijo de Nun; efraimita que sirvió a Moisés.
2. Josué, Propietario de un campo en Bet-semes.
3. Josué, Jefe de Jerusalén del tiempo del rey Josías.
4. Josué - (Jesúa), Hijo de Jehozadaq.

1. Josué - (Hosea - Jehosúa), Hijo de Nun; efraimita que sirvió a Moisés y más tarde fue nombrado su sucesor. (Éx 33:11; Dt 34:9; Jos 1:1, 2.) Las Escrituras describen a Josué como un caudillo denodado e impávido, convencido de la veracidad de las promesas de Jehová, obediente a la dirección divina y resuelto a servir fielmente a Jehová. Originalmente su nombre era Hosea, pero Moisés le llamó Josué o Jehosúa. (Nú 13:8, 16.) Sin embargo, el registro bíblico no revela exactamente cuándo se le cambió el nombre a Josué.

Escritos: Escritor del libro que lleva su nombre Josué.

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2. Josué, Propietario de un campo en Bet-semes donde se depositó y expuso el Arca sagrada después que los filisteos la devolvieron. (1Sa 6:14, 18.)

3. Josué, Jefe de Jerusalén del tiempo del rey Josías. Parece que los lugares altos de adoración falsa estaban ubicados cerca de la residencia de Josué, pero Josías los demolió. (2Re 23:8.)

4. Josué - (Jesúa), Hijo de Jehozadaq y nieto de Seraya. El primer sumo sacerdote que sirvió a los israelitas repatriados después de su regreso del exilio en Babilonia. (Ag 1:1, 12, 14; Ag 2:2-4; Zac 3:1-9; Zac 6:11.) En los libros bíblicos de Esdras y Nehemías se le llama Jesúa (Esd 3:8; Ne 12:26; 1Cr 6:14) y pertenecía a la casa de Eleazar.

Juan

(equivalente en español del nombre Jehohanán, que significa: “Jehová Ha Mostrado Favor; Jehová Ha Sido Benévolo”)

1. Juan, el Bautista.
2. Juan - (Jonás), Padre del apóstol Simón Pedro.
3. Juan, El apóstol, hijo de Zebedeo y hermano del apóstol Santiago.
4. Juan Marcos, el evangelista. Uno de los discípulos de Jesús.
5. Juan, Gobernante judío.

1. Juan el Bautista, hijo de Zacarías y Elisabet; fue el precursor de Jesús. Tanto el padre como la madre de Juan pertenecían a la casa sacerdotal de Aarón. Zacarías era un sacerdote de la división de Abías. (Lu 1:5, 6.)

Nacimiento milagroso.

En el año 3 a. E.C., durante el tiempo de servicio asignado a la división de Abías, le llegó el turno a Zacarías de disfrutar del excepcional privilegio de ofrecer incienso en el santuario. Mientras estaba de pie ante el altar de incienso, se le apareció el ángel Gabriel con el anuncio de que tendría un hijo que se habría de llamar Juan. Este hijo sería nazareo toda su vida, como Sansón. Llegaría a ser grande a los ojos de Jehová e iría delante de Él “para alistar para Jehová un pueblo preparado”. El nacimiento de Juan se debería a un milagro de Dios, ya que Zacarías y Elisabet eran de edad avanzada. (Lu 1:7-17.)
Mientras Elisabet estaba en su sexto mes de embarazo, recibió la visita de su parientaAF, BR, Esc, FF, PNT, TNV, UN, Vi) leen en Lucas 1:36 que Elisabet (Isabel) era prima (syg·gue·nís) de María. No obstante, se entiende que esta palabra griega es una forma peculiar del término syg·gue·nes, que muchas versiones traducen por “pariente”.')" onmouseout="writetxt(0)">* María, que para entonces se hallaba encinta por obra del espíritu santo. Tan pronto como Elisabet oyó el saludo de su parienta, el niño que estaba en su matriz saltó, y ella, llena de espíritu santo, reconoció al niño que nacería de María como su “Señor”. (Lu 1:26, 36, 39-45.)
Cuando nació el hijo de Elisabet, los vecinos y parientes querían llamarlo por el nombre de su padre, pero ella dijo: “¡No, por cierto!, sino que será llamado Juan”. Luego le preguntaron a su padre cómo quería que se llamase el niño. Como había dicho el ángel, Zacarías no había podido hablar desde que Gabriel le hizo el anuncio, de modo que escribió en una tablilla: “Juan es su nombre”. A continuación la boca de Zacarías se abrió y empezó a hablar. Al ver esto, todos reconocieron que la mano de Jehová estaba con el niño. (Lu 1:18-20, 57-66.)

Principio de su ministerio.

Juan pasó los primeros años de su vida en la serranía de Judea, donde vivían sus padres. “Siguió creciendo y haciéndose fuerte en espíritu, y continuó en los desiertos áridos hasta el día de mostrarse abiertamente a Israel.” (Lu 1:39, 80.) Según Lucas, Juan inició su ministerio en el año decimoquinto del reinado de Tiberio César. Para entonces, tendría unos treinta años de edad. Aunque no hay registro de que participase en el servicio sacerdotal en el templo, esa era la edad en la que los sacerdotes emprendían de lleno sus deberes. (Nú 4:2, 3.) Augusto murió el 17 de agosto del año 14 E.C., y el senado romano nombró emperador a Tiberio el 15 de septiembre del mismo año. Por lo tanto, su decimoquinto año abarcaría desde finales del año 28 E.C. hasta agosto o septiembre del año 29 E.C. Dado que Jesús se presentó para bautizarse en el otoño (también hacia los treinta años de edad), Juan, que era seis meses mayor, debió comenzar su ministerio en la primavera de 29 E.C. (Lu 3:1-3, 23.)
Juan dio comienzo a su predicación en el desierto de Judea diciendo: “Arrepiéntanse, porque el reino de los cielos se ha acercado”. (Mt 3:1, 2.) Llevaba ropa de pelo de camello y un cinturón de cuero alrededor de sus lomos, una vestidura semejante a la del profeta Elías. El alimento de Juan consistía en langostas (saltamontes) y miel silvestre. (2Re 1:8; Mt 3:4; Mr 1:6.) Era un maestro, de modo que sus discípulos le llamaban “Rabí”. (Jn 3:26.)

Propósito de su obra.

Juan predicó el bautismo para perdón de pecados para aquellos que se arrepintiesen, y limitó su bautismo a los judíos y prosélitos de la religión judía. (Mr 1:1-5; Hch 13:24.) El que se enviase a Juan fue muestra de la bondad de Dios para con los judíos. Ellos estaban en una relación de pacto con Jehová, pero eran culpables de pecados cometidos contra el pacto de la Ley. Juan les mostró que habían roto el pacto, e instó a los de corazón honrado a que se arrepintieran. Su bautismo en agua simbolizaba este arrepentimiento y fue el primer paso para que reconocieran al Mesías. (Hch 19:4.) A Juan acudieron toda clase de personas para ser bautizadas, entre ellas prostitutas y recaudadores de impuestos (Mt 21:32), así como fariseos y saduceos, contra quienes Juan dirigió un mensaje severísimo del juicio que se avecinaba. No los perdonó, sino que les llamó “prole de víboras” y les mostró que su confianza en que eran descendientes de Abrahán no tenía ningún valor. (Mt 3:7-12.)
Juan enseñaba a los que acudían a él a que compartieran sus bienes, a no cometer extorsión, a estar satisfechos con lo que tenían y a no hostigar a nadie. (Lu 3:10-14.) También enseñó a sus seguidores bautizados a orar a Dios. (Lu 11:1.) En aquel tiempo “el pueblo [estaba] en expectación, y todos [razonaban] en sus corazones acerca de Juan: ‘¿Acaso será él el Cristo?’”. Juan negó serlo, y declaró que el que llegaría después de él sería mucho mayor. (Lu 3:15-17.) Cuando los sacerdotes y los levitas hablaron con él en Betania, al otro lado del Jordán, y le preguntaron si era Elías o “El Profeta”, él confesó que no lo era. (Jn 1:19-28.)
Aunque Juan no hizo milagros como Elías (Jn 10:40-42), vino con el espíritu y poder de aquel profeta. Llevó a cabo una obra poderosa al “volver los corazones de padres a hijos, y los desobedientes a la sabiduría práctica de los justos”. Cumplió el propósito para el que se le había enviado: “Alistar para Jehová un pueblo preparado”. En efecto, a ‘muchos de los hijos de Israel los volvió a Jehová su Dios’. (Lu 1:16, 17.) Fue el precursor del representante de Jehová: Jesucristo.

Juan presenta al “Cordero de Dios”.

En el otoño de 29 E.C., Jesús fue a Juan para ser bautizado. Al principio, Juan objetó, consciente de que era pecador y de la justicia de Jesús, pero este insistió. Dios le había prometido a Juan una señal que le permitiese identificar al Hijo de Dios. (Mt 3:13; Mr 1:9; Lu 3:21; Jn 1:33.) Cuando Jesús fue bautizado, se cumplió la señal: Juan vio el espíritu de Dios descender sobre Jesús y oyó la propia voz de Dios reconocerle como su Hijo. Por lo visto, nadie más estuvo presente en aquel acto. (Mt 3:16, 17; Mr 1:9-11; Jn 1:32-34; Jn 5:31, 37.)
Jesús estuvo en el desierto durante unos cuarenta días después de su bautismo. A su regreso, Juan señaló a Jesús ante sus discípulos como “el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. (Jn 1:29.) Al día siguiente, Andrés y otro discípulo, probablemente Juan el hijo de Zebedeo, fueron presentados al Hijo de Dios. (Jn 1:35-40.) De ese modo, Juan el Bautista, como “portero” fiel del “aprisco” israelita, empezó a ceder sus discípulos al “pastor excelente”. (Jn 10:1-3, 11.)
Mientras los discípulos de Jesús bautizaban en el país de Judea, Juan bautizaba en Enón, cerca de Salim. (Jn 3:22-24.) Por entonces le informaron que Jesús estaba haciendo muchos discípulos, pero Juan no tuvo celos, sino que respondió: “Este gozo mío se ha hecho pleno. Aquel tiene que seguir aumentando, pero yo tengo que seguir menguando”. (Jn 3:26-30.)

Últimos días de su ministerio.

Esta declaración de Juan quedaría confirmada. Después de un año o más de ministerio activo, fue apartado a la fuerza de su campo de actividad. Herodes Antipas lo encarceló porque Juan había censurado su matrimonio adúltero con Herodías, la mujer que había arrebatado a su hermano Filipo. Antipas, que era un judío prosélito nominal y estaba obligado a cumplir la Ley, temía a Juan, pues sabía que era un varón justo. (Mr 6:17-20; Lu 3:19, 20.)
Mientras se hallaba en prisión, Juan oyó de las obras poderosas de Jesús y que hasta había resucitado al hijo de una viuda en Naín. Deseando que Jesús mismo se lo confirmase, envió a dos de sus discípulos para que le preguntaran: “¿Eres tú Aquel Que Viene, o hemos de esperar a uno diferente?”. Jesús no contestó directamente, sino que, ante los discípulos de Juan, sanó a muchas personas, e incluso expulsó demonios. Luego les dijo que le informasen que los ciegos, los sordos y los cojos eran sanados, y que las buenas nuevas se estaban predicando. Así que el testimonio de las obras de Jesús, no simples palabras, confortó a Juan y le dio la seguridad de que Jesús era verdaderamente el Mesías (Cristo). (Mt 11:2-6; Lu 7:18-23.) Después de que se marcharon los mensajeros de Juan, Jesús reveló a las muchedumbres que Juan era más que un profeta; de hecho, era aquel de quien había escrito Malaquías, el profeta de Jehová. También aplicó a Juan la profecía de Isaías 40:3, como previamente había hecho Zacarías, el padre de Juan. (Mal 3:1; Mt 11:7-10; Lu 1:67, 76; Lu 7:24-27.)
Jesucristo también explicó a sus discípulos que la venida de Juan cumplía la profecía de Malaquías 4:5, 6 en la que se anunciaba que Dios enviaría a Elías el profeta antes de la venida del día de Jehová, grande e inspirador de temor. Sin embargo, a pesar de la importancia que tuvo Juan (“Entre los nacidos de mujer no ha sido levantado uno mayor que Juan el Bautista”), no llegaría a formar parte de la clase de la “novia” que participaría con Cristo en su Reino celestial (Rev 21:9-11; Rev 22:3-5), pues Jesús dijo: “El que sea de los menores en el reino de los cielos es mayor que él”. (Mt 11:11-15; Mt 17:10-13; Lu 7:28-30.) Jesús también implícitamente defendió a Juan contra la acusación de que tenía demonio. (Mt 11:16-19; Lu 7:31-35.)
Algún tiempo después, Herodías desató su furia contra Juan. Durante la celebración del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías deleitó a Herodes con su danza, de tal modo que juró darle cualquier cosa que pidiese. Influida por su madre, pidió la cabeza de Juan. Herodes, obligado por su juramento y debido a los que estaban presentes, accedió a su petición. Juan fue decapitado en prisión y su cabeza le fue entregada a la muchacha en una bandeja, que llevó a su madre. Más tarde, los discípulos de Juan se llevaron su cuerpo y lo enterraron, e informaron del asunto a Jesús. (Mt 14:1-12; Mr 6:21-29.)
Tras la muerte de Juan, Herodes oyó del ministerio de Jesús: su predicación, curaciones y expulsión de demonios. Estaba asustado, pues temía que Jesús fuese realmente Juan resucitado. Por eso estaba muy interesado en verle, no para oír su predicación, sino para asegurarse de quién era. (Mt 14:1, 2; Mr 6:14-16; Lu 9:7-9.)

Termina el bautismo de Juan.

El bautismo de Juan continuó hasta el día del Pentecostés de 33 E.C., cuando se derramó el espíritu santo. A partir de entonces se predicó el bautismo “en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo”. (Mt 28:19; Hch 2:21, 38.) Por tanto, los que después se bautizaron en el bautismo de Juan tenían que volverse a bautizar en el nombre del Señor Jesús con el fin de recibir el espíritu santo. (Hch 19:1-7.)

2. Juan - (Jonás), Padre del apóstol Simón Pedro y Andrés. En Juan 1:42 y Juan 21:15-17 se le llama Juan según el Manuscrito Sinaítico y las versiones antiguas en latín, mientras que otros manuscritos y versiones le dan el nombre de “Joná”. Jesús le llamó Jonás en Mateo 16:17.

3. Juan, Cuarto de los cuatro evangelistas junto con Mateo, Marcos y Lucas.
El apóstol Juan, hijo de Zebedeo y Salomé (compárese con Mt 27:55, 56; Mr 15:40), Jesús dio a Juan y a su hermano el apóstol Santiago el sobrenombre de Boanerges, término semítico que significa “Hijos del Trueno” (Mr 3:17; Lu 9:54). Es probable que Juan fuese más joven que Santiago, ya que a este se le suele nombrar en primer lugar cuando se les menciona a los dos. (Mt 10:2; Mr 3:14, 16, 17; Lu 6:14; Lu 8:51; Lu 9:28; Hch 1:13.) Zebedeo se casó con Salomé, de la casa de David, que posiblemente era hermana carnal de María, la madre de Jesús.

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Escritos: Escritor del evangelio que lleva su nombre Juan además de tres cartas: 1 Juan, 2 Juan, 3 Juan y el libro de Revelación (Apocalipsis)

4. Juan Marcos, Uno de los discípulos de Jesús y escritor de “Las buenas nuevas según Marcos”. A menudo se le llama Marcos el evangelista, pero este era su sobrenombre. La casa que su madre, María, tenía en Jerusalén fue un lugar de reunión para los discípulos. (Hch 12:12.) Marcos acompañó a Pablo y Bernabé en la primera gira misional de Pablo (Hch 12:25; Hch 13:5), pero los dejó en Perga de Panfilia y regresó a Jerusalén. (Hch 13:13.) Por esta razón Pablo rehusó más tarde llevarlo en su siguiente viaje, de modo que Bernabé fue en otra dirección, llevándose a Marcos. (Hch 15:36-41.) No obstante, es obvio que con el tiempo Marcos demostró que era un trabajador confiable y diligente, porque cuando Pablo escribió a Timoteo desde Roma, donde estaba encarcelado, le dijo: “Toma a Marcos y tráelo contigo, porque me es útil para ministrar”. (2Ti 4:11.)

5. Juan, Gobernante judío (posiblemente emparentado con el sacerdote principal Anás) que junto con Anás y Caifás hizo detener a los apóstoles y que se les llevara a su presencia. Aunque tenían la prueba de que Pedro había efectuado un milagro al sanar a un cojo, ordenaron a Pedro y a Juan que dejaran de predicar y los amenazaron. Pero como no tenían base para tomar acción contra los apóstoles y además temían al pueblo, los pusieron en libertad. (Hch 3:1-8; Hch 4:5-22.)

Judas

(del heb., una variante del nombre Judá)

1. Judas, Padre de un apóstol llamado Judas (no Judas Iscariote)
2. Judas, el galileo, al que se refirió Gamaliel.
3. Judas, Uno de los doce apóstoles, llamado también Tadeo e hijo de Santiago”.
4. Judas, Iscariote.
5. Judas, hermano de Santiago y medio hermano de Jesucristo.
6. Judas, Hombre de Damasco domiciliado en la calle Recta.
7. Judas - (Barsabás, Justo 1, José 11), discípulo enviado por el cuerpo gobernante.

1. Judas, Antepasado de Jesús por el linaje de María que pertenecía a la línea de Natán; fue hijo de José y padre de Simeón. Constituía la séptima generación desde Natán, el hijo de David, así que vivió antes del exilio en Babilonia. (Lu 3:30, 31.)

2. Judas el galileo, al que se refirió Gamaliel cuando se dirigió al Sanedrín. (Hch 5:37.) En el tiempo de la inscripción que llevó a cabo Quirinio, el gobernador de Siria, en el año 6 E.C., Judas encabezó una sublevación judía. Josefo lo menciona varias veces, e informa que “incitó a la rebelión a los nativos, enrostrándoles la vergüenza de consentir en el pago de un tributo a los romanos y de someterse a otros amos mortales, aparte de Dios. Este sofista fundó una secta particular, que no tenía nada de común con las demás”. (La Guerra de los Judíos, libro II, cap. VIII, sec. 1.) En cierto pasaje de sus escritos, Josefo dijo que Judas era gaulanita, término que algunos relacionan con una zona situada al E. del mar de Galilea. Sin embargo, en otros lugares el mismo historiador dice que Judas era galileo, coincidiendo así con Gamaliel. (Antigüedades Judías, libro XVIII, cap. I, secs. 1, 6.) Estos rebeldes ansiaban la libertad, pero no pudieron conseguirla. Judas “pereció, y todos los que le obedecían fueron esparcidos por todas partes”. (Hch 5:37.) Algunos de sus descendientes también participaron en otras sublevaciones. (La Guerra de los Judíos, libro II, cap. XVII, sec. 8; libro VII, cap. VIII, sec. 1.)

3. Judas, Uno de los doce apóstoles, llamado también Tadeo y “Judas hijo de Santiago”. En las listas de los apóstoles registradas en Mateo 10:3 y Marcos 3:18, se menciona juntos a Santiago, el hijo de Alfeo, y a Tadeo; mientras que en Lucas 6:16 y Hechos 1:13 Tadeo no está incluido y en su lugar aparece “Judas hijo de Santiago”, lo que lleva a la conclusión de que Tadeo era otro nombre con el que se conocía al apóstol Judas. Es posible que a veces se emplease el nombre Tadeo para no confundir a los dos apóstoles llamados Judas. Algunos traductores vierten Lucas 6:16 y Hechos 1:13 de la siguiente forma: “Judas hermano de Santiago”, ya que en griego no se indica el grado de parentesco. No obstante, en la Peshitta siriaca se incluye la palabra “hijo”. Como consecuencia, varias versiones optan por la lectura: “Judas, hijo de Santiago [o, Jacobo]” (BAS; BI; FF; HAR; LT; NM; Val, 1989). La única referencia bíblica en la que aparece el nombre de Judas solo es Juan 14:22. Este versículo se refiere a él como “Judas, no el Iscariote”, lo que permite distinguir al Judas del que se habla.
En Mateo 10:3, algunas versiones (Besson; ENP; PNT; TNV; Val; VP, edición de España) incluyen antes de “Tadeo” la expresión “Lebeo, por sobrenombre”, o algo similar. Esta lectura, que concuerda con el “texto recibido”, se omite en el texto más reciente de Westcott y Hort, pues no aparece en algunos manuscritos, como, por ejemplo, el Sinaítico.

4. Judas Iscariote, hijo de Simón y apóstol infame que traicionó a Jesús. La Biblia suministra poca información directa sobre su familia y sus antecedentes. Tanto él como su padre se llamaban Iscariote. (Lu 6:16; Jn 6:71.) Por lo general se ha entendido que este término indicaba que eran de Queriyot-hezrón, un pueblo de Judea. De ser así, entonces Judas era el único de los doce apóstoles que procedía de Judea, ya que los demás eran galileos.
La primera vez que se menciona a Judas en los relatos evangélicos es en la lista de los apóstoles, algún tiempo después de la Pascua de 31 E.C. y alrededor de un año y medio después que Jesús empezó su ministerio. (Mr 3:19; Lu 6:16.) Es lógico pensar que Judas había sido discípulo por cierto tiempo antes de que Jesús le hiciese apóstol. Aunque muchos escritores presentan una imagen totalmente negativa de Judas, es obvio que durante un tiempo fue un discípulo favorecido por Dios y por Jesús, como lo prueba su elección para apóstol. Además, se le confió el cuidado del dinero que tenían en común Jesús y los doce, lo que habla favorablemente de su confiabilidad en aquel tiempo y de sus aptitudes y cultura, pues aunque Mateo tenía experiencia en la administración de dinero y en matemáticas, no recayó en él esta responsabilidad. (Jn 12:6; Mt 10:3.) Sin embargo, Judas se corrompió por completo y sin remisión alguna. Esta debe ser la razón por la que se le coloca el último en la lista de los apóstoles, y se le llama Judas “que más tarde lo traicionó” o “que se volvió traidor”. (Mt 10:4; Lu 6:16.)
Se corrompe. Cuando se acercaba la Pascua de 32 E.C., a Judas y al resto de los apóstoles se les envió a predicar. (Mt 10:1, 4, 5.) Poco después de que Judas regresó y cuando aún no había transcurrido un año desde que se le hizo apóstol, Cristo lo denunció públicamente, aunque no dijo su nombre. Algunos discípulos dejaron a Jesús, escandalizados por sus enseñanzas, pero Pedro dijo que los doce se adherirían a él. En respuesta, Jesús reconoció que él había escogido a los doce, pero dijo: “Uno de ustedes es calumniador [gr. di·á·bo·los, que significa “Diablo” o “calumniador”]”. El relato explica que Judas ya era un calumniador y que “iba a traicionarlo, aunque era uno de los doce”. (Jn 6:66-71.)
Juan dice en relación con este incidente: “Jesús supo desde el principio [...] quién era el que lo traicionaría”. (Jn 6:64.) Gracias a las profecías de las Escrituras Hebreas, Cristo sabía que lo traicionaría un asociado íntimo. (Sl 41:9; Sl 109:8; Jn 13:18, 19.) Debido a su presciencia, Dios había visto que tal persona se volvería traidora; pero no concuerda con las cualidades de Dios y con sus tratos en el pasado pensar que Judas tenía que fallar, como si estuviese predestinado.
Antes bien, como ya se ha mencionado, al principio de su apostolado Judas era fiel a Dios y a Jesús. Por consiguiente, cuando Juan dijo que Jesús lo reconoció “desde el principio”, se refería al tiempo en el que Judas comenzó a comportarse mal y a ceder a la imperfección y a las inclinaciones pecaminosas. (Jn 2:24, 25; Rev 1:1; Rev 2:23.) Judas debió saber que él era el “calumniador” al que Jesús había hecho alusión, pero continuó viajando con Jesús y con los apóstoles fieles sin hacer ningún cambio.
La Biblia no entra en detalles en cuanto a los motivos de su proceder corrupto, pero un incidente ocurrido el 9 de Nisán de 33 E.C., cinco días antes de la muerte de Jesús, aclara este aspecto. En Betania, en la casa de Simón el leproso, María, la hermana de Lázaro, ungió a Jesús con un aceite perfumado valorado en 300 (denario, aproximadamente el salario de un año para un trabajador. (Mt 20:2.) Judas protestó con vehemencia, aduciendo que el aceite podía haberse vendido y el dinero “dado a los pobres”. Por lo visto, otros apóstoles simplemente asintieron a lo que parecía ser una razón válida, pero Jesús los reprendió. La verdadera razón de Judas para presentar su objeción era que tenía a su cargo la caja del dinero y “era ladrón [...] y se llevaba el dinero” que se ponía en ella. De manera que para aquel entonces el codicioso Judas ya había hecho del robo una práctica. (Jn 12:2-7; Mt 26:6-12; Mr 14:3-8.)
El precio de la traición. Es muy posible que Judas se sintiera herido por la reprensión de Jesús en cuanto al uso del dinero. En ese momento “Satanás entró en Judas”, probablemente en el sentido de que este apóstol traidor cedió a la voluntad del Diablo y permitió que le utilizase para llevar a cabo sus designios y truncar así el cometido de Cristo. Unos días después, el 12 de Nisán, Judas fue a los principales sacerdotes y a los capitanes del templo para ver cuánto le pagarían por traicionar a Jesús, con lo que volvió a poner en evidencia su avaricia. (Mt 26:14-16; Mr 14:10, 11; Lu 22:3-6; Jn 13:2.) Los principales sacerdotes se habían reunido aquel día con los “ancianos del pueblo”, los hombres influyentes del Sanedrín. (Mt 26:3.) Es posible que se llamase a los capitanes del templo debido a su influencia y con el fin de dar una apariencia legal a la detención que se planeara contra Jesús.
¿Por qué ofrecieron los líderes religiosos judíos solamente 30 piezas de plata por la traición de Jesús?
El precio ofrecido fue 30 piezas de plata (66 dólares [E.U.A.], si eran siclos). (Mt 26:14, 15.) Parece ser que los líderes religiosos fijaron esta cantidad con el propósito de mostrar su desprecio por Jesús y que lo consideraban de poco valor. Según Éxodo 21:32, el precio de un esclavo era de 30 siclos. Esa fue la cantidad que le pagaron a Zacarías, “treinta piezas de plata”, por su labor como pastor del pueblo. Jehová despreció esta cantidad por lo escasa que era, y consideró el salario que se le dio a Zacarías como un exponente del aprecio que el pueblo infiel sentía por Dios mismo. (Zac 11:12, 13.) Por consiguiente, al ofrecer solo 30 piezas de plata por Jesús, los líderes religiosos dieron a entender que no valía mucho. Al mismo tiempo cumplieron Zacarías 11:12, donde se predijo que tratarían a Jehová como de poco valor al tratar así al representante que Él había enviado para pastorear a Israel. El corrupto Judas “consintió [en el precio], y se puso a buscar una buena oportunidad para traicionarlo [a Jesús] a ellos sin que estuviera presente una muchedumbre”. (Lu 22:6.)
La última noche con Jesús. A pesar de haberse vuelto contra Cristo, Judas continuó con él. El 14 de Nisán del año 33 E.C. se reunió con Jesús y los apóstoles para celebrar la Pascua. En el transcurso de la cena de la Pascua, Jesús ministró a sus apóstoles lavándoles humildemente los pies. Hipócritamente, Judas también permitió que Jesús se los lavase a él. Pero Jesús dijo: “No todos ustedes están limpios”. (Jn 13:2-5, 11.) También mencionó que uno de los apóstoles que en aquellos momentos estaba allí, en la mesa, lo traicionaría. Tal vez para evitar dar la impresión de que era el culpable, Judas preguntó si era él. Para identificarle, Jesús mojó un bocado y se lo dio a Judas, diciéndole: “Lo que haces, hazlo más pronto”. (Mt 26:21-25; Mr 14:18-21; Lu 22:21-23; Jn 13:21-30.)
Judas dejó el grupo inmediatamente. Al comparar Mateo 26:20-29 con Juan 13:21-30 se ve que partió antes de que Jesús instituyera la celebración de la Cena del Señor. Es evidente que Lucas no presenta este incidente en estricto orden cronológico, pues Judas sin duda ya había partido para cuando Cristo encomió al grupo por haber continuado con constancia a su lado, un encomio que Judas no merecía, como tampoco merecía el que se le hubiese introducido en el “pacto [...] para un reino”. (Lu 22:19-30.)
Más tarde, Judas halló a Jesús y a sus fieles apóstoles en el jardín de Getsemaní, un lugar que el traidor conocía bien, pues se habían reunido allí en otras ocasiones. Llevaba consigo una gran multitud, entre la que se hallaban soldados romanos y un comandante militar. La chusma portaba garrotes y espadas, así como antorchas y lámparas, que necesitarían en caso de que las nubes cubriesen la luna llena o Jesús se hallara en un lugar oscuro. Los romanos no reconocerían a Jesús, por lo que, según una señal acordada de antemano, Judas saludó a Cristo y, en un acto de hipocresía, “lo besó muy tiernamente”, lo que sirvió para identificarlo. (Mt 26:47-49; Jn 18:2-12.) Algún tiempo después, Judas se sintió abrumado por su culpabilidad. Por la mañana, intentó devolver las 30 piezas de plata, pero los principales sacerdotes rehusaron aceptarlas. Finalmente, arrojó el dinero en el templo. (Mt 27:1-5.)
Su muerte. Según Mateo 27:5, Judas se ahorcó. Sin embargo, Hechos 1:18 dice: “Cayendo de cabeza, reventó ruidosamente por en medio, y todos sus intestinos quedaron derramados”. Mateo dice cómo intentó suicidarse, mientras que en Hechos se registra el resultado. Combinando ambos relatos, parece que Judas intentó ahorcarse sobre algún peñasco, pero la cuerda o la rama se rompió, de modo que cayó y se reventó en las rocas que había debajo. La topografía de los alrededores de Jerusalén permite esta explicación.
En lo que respecta a su muerte, también surge la pregunta en cuanto a quién compró con las 30 piezas de plata el campo donde lo sepultaron. Según Mateo 27:6, 7, los principales sacerdotes decidieron que no podían colocar el dinero en la tesorería sagrada, así que ellos lo usaron para comprar el campo. El relato de Hechos 1:18, 19, dice sobre Judas: “Este mismo hombre, por tanto, compró un campo con el salario de la injusticia”. La respuesta parece ser que los sacerdotes compraron el campo, pero, como Judas aportó el dinero, se le podía atribuir el hecho a él. El doctor A. Edersheim señaló: “No era lícito introducir en la tesorería del templo, para la adquisición de cosas sagradas, dinero obtenido de manera ilegal. En estos casos, la ley judía disponía que se devolviese el dinero al donante, y si este insistía en darlo, había que inducirle a que lo dedicara a algo de beneficio público [...]. Por una ficción legal se entendía que el dinero era de Judas, y que él lo había destinado a la compra del conocido ‘campo del alfarero’”. (The Life and Times of Jesus the Messiah, 1906, vol. 2, pág. 575.) Esta compra sirvió para que se cumpliese la profecía de Zacarías 11:13.
Judas actuó deliberadamente, con maldad, codicia, orgullo, hipocresía e intriga. Después sintió remordimiento bajo el peso de la culpa, como le podría suceder a un asesino ante el resultado de su crimen. Sin embargo, por propia iniciativa, negoció con aquellos de quienes Jesús dijo que hacían prosélitos que estaban sujetos al Gehena dos veces más que ellos mismos y que también estaban expuestos al “juicio del Gehena”. (Mt 23:15, 33.) En la última noche de su vida terrestre, Jesús dijo con relación a Judas: “Le hubiera sido mejor a aquel hombre no haber nacido”. Más tarde, le llamó “el hijo de destrucción”. (Mr 14:21; Jn 17:12; Heb 10:26-29.)
Su sustitución. Entre la ascensión de Jesús y el día del Pentecostés de 33 E.C. Pedro, aplicando la profecía del Salmo 109:8, explicó a un grupo de unos 120 discípulos que se habían reunido, que parecía apropiado seleccionar un sustituto para Judas. Se propusieron dos candidatos y se echaron suertes; resultó escogido Matías, ‘para que tomara el lugar de este ministerio y apostolado, del cual Judas se había desviado para ir a su propio lugar’. (Hch 1:15, 16, 20-26.)

5. Judas, “Esclavo de Jesucristo, pero hermano de Santiago.” (medio hermano de Jesucristo) De esta manera se introduce a sí mismo el escritor de la carta inspirada que lleva su nombre. Al parecer, no era la misma persona que “Judas hijo de Santiago”, uno de los once apóstoles fieles de Jesucristo. (Lu 6:16.) Se llama a sí mismo un “esclavo” de Jesucristo, no un apóstol; también se refiere a los apóstoles en tercera persona como “ellos”. (Jud 1, 17, 18.)
Aunque las Escrituras Griegas Cristianas mencionan a otros Judas, este escritor bíblico se distingue de los demás porque menciona el nombre de su hermano. De ahí se puede deducir que su hermano Santiago era muy conocido entre los cristianos. Únicamente una persona con ese nombre parece haber sido notablemente prominente. El apóstol Pablo se refirió a este Santiago como una de las “columnas” de la congregación de Jerusalén y como “el hermano del Señor”. (Gál 1:19; Gál 2:9; véase también Hch 12:17; Hch 15:13-21.) Por lo tanto, Judas debió ser uno de los cuatro medio hermanos de Cristo Jesús. (Mt 13:55; Mr 6:3.)
Sin embargo, no intenta aprovecharse de su relación familiar con el Hijo de Dios, sino que humildemente se llama a sí mismo un “esclavo de Jesucristo”.
Casi no se sabe nada en cuanto a la vida de Judas. Al principio del ministerio de Cristo Jesús puede que estuviera entre los que decían: “Ha perdido el juicio”. (Mr 3:21.)
Al parecer se encontraba con su madre, María, y sus tres hermanos, cuando Jesús realizó un milagro en Caná al comienzo de su ministerio; más tarde, viajó con Jesús y sus discípulos a Capernaum, donde permaneció poco tiempo. (Jn 2:1-12.)
Parece ser que más de un año después acompañó a María y a sus hermanos en busca de Jesús. (Mt 12:46.)
En cualquier caso, en 32 E.C. los hermanos de Jesús, entre ellos Judas, “no ejercían fe en él”. (Jn 7:5.) Momentos antes de su muerte, Jesús encomendó a su madre creyente al cuidado del apóstol Juan, un claro indicio de que para ese tiempo, ni Judas ni sus hermanos eran discípulos. (Jn 19:26, 27.)
Sin embargo, Jesús se apareció a su medio hermano Santiago después de resucitar. (1Co 15:7.)
Sin duda este acontecimiento tuvo mucho que ver en que no solo Santiago, sino también Judas y sus otros hermanos, se convencieran de que Jesús era en realidad el Mesías. Por consiguiente, ya antes del Pentecostés de 33 E.C. persistían en la oración con los once apóstoles fieles y otros discípulos en un cuarto superior en Jerusalén. Parece ser que también se hallaban entre las 120 personas reunidas en la ocasión en que Matías fue escogido por medio de echar suertes para reemplazar al infiel Judas Iscariote. (Hch 1:13-26.) De ser así, esto indicaría que recibieron el espíritu santo el día del Pentecostés. (Hch 2:1-4.)

Escritos: Escritor del libro que lleva su nombre Judas.

6. Judas, Hombre de Damasco domiciliado en la calle Recta. Mientras Saulo (Pablo) estaba ciego, inmediatamente después de su conversión, se alojó en la casa de Judas, y allí lo visitó Ananías para imponerle las manos. (Hch 9:11, 17.) El relato no dice si Judas era un discípulo en aquel entonces, pero no parece probable, pues tanto Ananías como otros discípulos dudaron en acercarse a Pablo a causa de su reputación de perseguidor, mientras que Judas lo aceptó en su casa. (Hch 9:13, 14, 26.)

7. Judas, (Barsabás, Justo 1, José 11), fue uno de los dos discípulos enviados por el cuerpo gobernante, que estaba en Jerusalén, para acompañar a Pablo y Bernabé cuando llevaron la carta relacionada con el asunto de la circuncisión (c. 49 E.C.). Tanto a Judas como a su compañero Silas se les tenía por “varones prominentes entre los hermanos”. (Hch 15:22.) La carta se dirigió a “los hermanos de Antioquía y Siria y Cilicia”. Solo se dice que Judas y Silas llegaron a Antioquía, y no hay registro de que fueran más allá. Tenían que confirmar de palabra el mensaje expresado en la carta. Judas era ‘profeta’, y, como orador que visitaba a la congregación, dio muchos discursos a los hermanos en Antioquía, animándolos y fortaleciéndolos. (Hch 15:22, 23, 27, 30-32.)
Hechos 15:33 indica que Judas y Silas volvieron a Jerusalén después de haber “pasado algún tiempo” con los cristianos de Antioquía. Ciertos manuscritos (como el Códice Ephraemi y el de Beza) contienen el versículo 34, que dice: “Pero a Silas le pareció bien permanecer allí más tiempo; sin embargo, Judas partió solo para Jerusalén”. No obstante, los manuscritos antiguos más confiables (Sinaítico, Alejandrino, Vaticano núm. 1209) omiten este versículo. Es probable que se tratase de una nota marginal que intentaba explicar el versículo 40 y que con el tiempo se introdujo en el texto principal.
Algunos comentaristas sugieren la idea de que Judas, a quien también se llamaba Barsabás, era hermano de “José llamado Barsabás”, un discípulo al que se propuso para reemplazar a Judas Iscariote. (Hch 1:23.) Pero aparte de la similitud del nombre, no hay nada que apoye esta idea. Tras su regreso a Jerusalén, la Biblia no vuelve a mencionar a Judas.

Lemuel

(Perteneciente a Dios)

Rey de tiempos antiguos no identificado, cuyas palabras se registran en el capítulo 31 de Proverbios.
Se ha discutido bastante sobre su identidad. Algunos comentaristas opinan que Lemuel era otro nombre de Salomón, mientras que otros lo identifican con Ezequías.
Las palabras del rey Lemuel constituyen “el mensaje de peso que su madre le dio al corregirlo”. (Pr 31:1.)
Sin embargo, no se sabe cuándo ni en qué circunstancias recibió el rey tal información de su madre.
Ese “mensaje de peso” previene de las malas mujeres y del licor embriagante que puede pervertir el juicio. También destaca la necesidad de juzgar con justicia, y luego describe a una buena esposa.

Escritos: Escritor del capítulo 31 del libro de (Proverbios.)

Lucas

Tercero de los cuatro evangelistas junto con Mateo, Marcos y Juan.
Médico que fue fiel compañero del apóstol Pablo. Sus escritos dejan manifiesto que tenía una buena educación, y el que empleara términos médicos da prueba de sus antecedentes en esta profesión. (Lu 4:38; Hch 28:8.)
Lucas no se identifica como testigo ocular de los acontecimientos de la vida de Cristo que se registran en su relato del evangelio (Lu 1:2), por lo que parece que se hizo creyente cierto tiempo después del Pentecostés de 33 E.C.
En el libro de Hechos se alude a Lucas de una manera indirecta al usar los pronombres “nosotros” y “nos”. (Hch 16:10-17; Hch 20:5–21:18; Hch 27:1–28:16.) Estuvo con Pablo en Troas durante la segunda gira misional del apóstol, y desde allí le acompañó a Filipos, donde posiblemente se quedó hasta que Pablo regresó en el transcurso de su tercer viaje misional. Al final de aquella gira misional, acompañó a Pablo a Judea (Hch 21:7, 8, 15), y mientras el apóstol estuvo en prisión por unos dos años en Cesarea, alrededor de 56-58 E.C., probablemente escribió allí su evangelio. Acompañó a Pablo en su viaje a Roma para ser juzgado (Hch 27:1; Hch 28:16), y es probable que terminase de escribir el libro de Hechos en Roma alrededor de 61 E.C., ya que en dicho libro se recogen acontecimientos que sucedieron desde 33 E.C. hasta los dos años de encarcelamiento de Pablo en Roma, pero no se registra el resultado de la apelación de Pablo a César.
Lucas envió sus saludos cuando Pablo escribió a los cristianos de Colosas desde Roma (c. 60-61 E.C.), y el apóstol le identificó como “el médico amado”. (Col 4:14.) Cuando Pablo escribió a Filemón desde Roma (c. 60-61 E.C.), incluyó saludos de Lucas, y se refirió a él como uno de sus “colaboradores”. (Flm 24.) De la observación de Pablo: “Solo Lucas está conmigo”, se desprende que Lucas siguió con Pablo y que estaba con él poco antes del martirio del apóstol. (2Ti 4:11.)
Basándose principalmente en Colosenses 4:11, 14, hay quien afirma que Lucas era gentil. Como Pablo mencionó primero a “los circuncisos” (Colosenses 4:11) y después se refirió a Lucas (Colosenses 4:14), deducen que este no era de los circuncisos, de modo que no era judío. Pero esta no es una razón concluyente. Además, en Romanos 3:1, 2 se afirma que Dios confió sus declaraciones inspiradas a los judíos, y Lucas fue uno de los que recibió tales declaraciones inspiradas.
Del mismo modo, en las Escrituras no hay base para identificar a Lucas con el Lucio que se menciona en Hechos 13:1, o con el ‘pariente’ de Pablo del mismo nombre que aparece en Romanos 16:21.

Escritos: Escritor del evangelio que lleva su nombre Lucas y Hechos de Apóstoles

Malaquías

Su nombre en hebreo es Mal·’a·kjí, que posiblemente significa “Mi Mensajero”

Decimo Primero de los doce llamados profetas “Menores” (compuesto de Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías y Malaquías).
En la Biblia no se nos dice nada de su ascendencia ni de su historia personal. Con todo, del tenor de su profecía se desprende claramente que era intensamente devoto a Jehová Dios, lo cual demostró al sostener Su nombre y la adoración pura, y que sentía profunda indignación hacia los que afirman que sirven a Dios pero solo se sirven a sí mismos. En los cuatro capítulos de su profecía se menciona el nombre de Jehová 48 veces.
Tanto por lo que indican las Escrituras Hebreas y la Septuaginta como por el orden cronológico de los libros se coloca a Malaquías en último lugar entre los llamados 12 profetas menores. Según la tradición de la Gran Sinagoga, Malaquías vivió después de los profetas Ageo y Zacarías y fue contemporáneo de Nehemías.

Escritos: Escritor del libro que lleva su nombre Malaquías

Marcos - (Juan Marcos)

Segundo de los cuatro evangelistas junto con Mateo, Lucas y Juan.
Sobrenombre romano del hijo de María de Jerusalén. Su nombre hebreo era Juan, que significa “Jehová Ha Mostrado Favor; Jehová Ha Sido Benévolo”. (Hch 12:12, 25.) Marcos era primo de Bernabé, fue su compañero de viajes, así como de otros misioneros cristianos primitivos. (Col 4:10.)
Es el Juan Marcos mencionado en el libro de Hechos y el Juan de Hechos 13:5, 13.
Debió ser uno de los primeros creyentes en Cristo. La congregación cristiana primitiva usaba la casa de su madre como lugar de adoración, lo que puede significar que tanto ella como Marcos se hicieron seguidores de Jesús antes de que muriera. (Hch 12:12.) Como Marcos es el único que menciona al joven que huyó escasamente vestido la noche de la traición de Jesús, hay razón para creer que aquel joven era Marcos. (Mr 14:51, 52.) Por lo tanto, parece probable que estuviese presente cuando el espíritu santo se derramó sobre los aproximadamente 120 discípulos de Cristo en el Pentecostés de 33 E.C. (Hechos 1:13-15; 2:1-4.)
Después de haber llevado a cabo la ministración de socorro en Jerusalén, Bernabé y Saulo (Pablo) “volvieron y tomaron consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos”. Parece que Marcos fue su servidor, quizás cuidando de sus necesidades físicas mientras viajaban. (Hechos 12:25; 13:5.) Por alguna razón que no se revela, una vez que llegaron a Perga de Panfilia, “Juan [Marcos] se retiró de ellos y se volvió a Jerusalén”. (Hechos 13:13.) Cuando tiempo después Pablo se puso en camino con ocasión de su segundo viaje misional, a pesar de que Bernabé estaba resuelto a tomar consigo a Marcos, al apóstol “no le pareció propio tomar consigo a este, puesto que se había apartado de ellos desde Panfilia y no había ido con ellos a la obra”. De modo que tuvo lugar entre ambos “un agudo estallido de cólera” y se separaron. Bernabé tomó consigo a Marcos y se dirigió a Chipre, y Pablo tomó consigo a Silas y fue a Siria y Cilicia. (Hechos 15:36-41.)
Sin embargo, se ve que cualquier distanciamiento que hubiese existido entre Pablo, Bernabé y Marcos, había sido superado algún tiempo después, pues Marcos estaba con Pablo en Roma y envió con él saludos a los cristianos colosenses (c. 60-61 E.C.). Pablo habló favorablemente de él, diciendo: “Aristarco, mi compañero de cautiverio, les envía sus saludos, y también Marcos el primo de Bernabé (respecto de quien ustedes recibieron mandatos de recibirlo con gusto si alguna vez fuera a ustedes)”. (Col 4:10.) Marcos también está entre los que Pablo dice que envían saludos a Filemón, cuando el apóstol le escribió desde Roma (también c. 60-61 E.C.). (Flm 23, 24.) Más tarde (c. 65 E.C.), cuando Pablo estaba de nuevo prisionero en Roma, le pidió específicamente a Timoteo: “Toma a Marcos y tráelo contigo, porque me es útil para ministrar”. (2Ti 4:11.)
Juan Marcos también estuvo con Pedro en Babilonia, pues envía saludos en la primera carta del apóstol (escrita c. 62-64 E.C.). Pedro le llama “Marcos mi hijo”, lo que deja entrever el fuerte lazo de afecto cristiano que existía entre ellos. (1Pe 5:13; compárese con 1Jn 2:1, 7.) Por consiguiente, aunque Marcos en un tiempo fue el causante de aquellas dificultades, se ganó el encomio y la confianza de siervos prominentes de Dios, y, además, tuvo el privilegio aún mayor de que Dios le inspirara para escribir un relato del ministerio de Jesús.

Escritos: Escritor del evangelio que lleva su nombre Marcos.

Mardoqueo

1. Mardoqueo, Exiliado que regresó a Jerusalén y a Judá.
2. Mardoqueo, El “hijo de Jaír hijo de Simeí hijo de Quis un benjaminita”.

1. Mardoqueo, Exiliado que regresó a Jerusalén y a Judá en 537 a. E.C. después de los setenta años de exilio en Babilonia. (Esd 2:1, 2.) Era un caudillo israelita que colaboró con Zorobabel y que figura en el primer registro genealógico de la comunidad repatriada en Judá. (Ne 7:5-7.)

2. Mardoqueo, El “hijo de Jaír hijo de Simeí hijo de Quis un benjaminita”. (Est 2:5.) Primo de Ester, bastante mayor que ella, que fue su “cuidador”. (Est 2:7.) Solo se habla de Mardoqueo en el libro bíblico de Ester, donde se relata el importante papel que desempeñó en el Imperio persa a principios del siglo V a. E.C. Todo indica que fue el escritor del libro de Ester.

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Escritos: Escritor del libro de Ester.

Mateo

(probablemente, una forma abreviada del heb. Matitías, que significa: “Dádiva de Jehová”)

Primero de los cuatro evangelistas junto con Marcos, Lucas y Juan.
Un judío, también llamado Leví, que llegó a ser apóstol de Jesucristo y escritor del evangelio que lleva su nombre. Era hijo de un tal Alfeo, y fue recaudador de impuestos antes de llegar a ser uno de los discípulos de Jesús. (Mt 10:3; Mr 2:14; véase RECAUDADOR DE IMPUESTOS .) Las Escrituras no revelan si Leví tenía también el nombre de Mateo antes de hacerse discípulo de Jesús, si lo recibió en aquel tiempo o si Jesús se lo dio cuando lo nombró apóstol.
Poco después de comenzar Jesús su ministerio en Galilea (30 o principios de 31 E.C.), llamó a Mateo, que estaba en “la oficina de los impuestos” de Capernaum o de sus inmediaciones. (Mt 9:1, 9; Mr 2:1, 13, 14.) ‘Dejándolo todo atrás, Mateo se levantó y se fue siguiendo a Jesús.’ (Lu 5:27, 28.) Quizás para celebrar que le habían llamado para seguir a Cristo, “hizo un gran banquete de recepción”, al que asistieron Jesús y sus discípulos, así como muchos recaudadores de impuestos y pecadores. Este hecho molestó a los fariseos y los escribas, quienes murmuraron debido a que Cristo comía y bebía con los recaudadores de impuestos y los pecadores. (Lu 5:29, 30; Mt 9:10, 11; Mr 2:15, 16.)
Más tarde, después de la Pascua de 31 E.C., Jesús seleccionó a los doce apóstoles, y Mateo fue uno de ellos. (Mr 3:13-19; Lu 6:12-16.) Aunque la Biblia hace varias referencias a los apóstoles como grupo, no vuelve a mencionar por nombre a Mateo hasta después de la ascensión de Cristo al cielo. Mateo vio al resucitado Jesucristo (1Co 15:3-6), recibió sus instrucciones de despedida y presenció cómo ascendía al cielo. Luego, él y los otros apóstoles volvieron a Jerusalén. Allí, en un aposento alto, estaban alojados los apóstoles, y se dice específicamente que Mateo se encontraba entre ellos. De manera que debió ser uno de los aproximadamente ciento veinte discípulos que recibieron el espíritu santo en el día del Pentecostés del año 33 E.C. (Hch 1:4-15; 2:1-4.)

Escritos: Escritor del evangelio que lleva su nombre Mateo.

Miqueas

(Significa: “¿Quién Es Como Jehová?” .-. forma abreviada de Miguel o Micaya).

1. Miqueas, Hombre de Efraín.
2. Miqueas, Levita de la familia qohatita de Uziel.
3. Miqueas, Descendiente del rey Saúl.
4. Miqueas, Rubenita que fue hijo de Simeí y padre de Reayá.
5. Miqueas, Padre de Abdón (Acbor).
6. Miqueas, Levita descendiente de Asaf.
7. Miqueas, Sesto de los doce profetas “menores”.

1. Miqueas, Hombre de Efraín En violación del octavo de los Diez Mandamientos (Éx 20:15), Miqueas le quitó a su madre 1.100 piezas de plata. Cuando lo confesó y las devolvió, ella dijo: “Sin falta tengo que santificar la plata a Jehová de mi mano por mi hijo, para hacer una imagen tallada y una estatua fundida; y ahora te la devolveré”. Luego llevó 200 piezas de plata a un platero, quien hizo una “imagen tallada y una estatua fundida” que después estuvo en la casa de Miqueas. Este tenía una “casa de dioses”, hizo un efod y un terafim, y autorizó a uno de sus hijos para que actuara como sacerdote a su favor. Aunque todo esto se hizo con la intención de honrar a Jehová, fue un grave error, pues violó el mandamiento que prohibía la idolatría (Éx 20:4-6) y pasó por alto el tabernáculo y el sacerdocio de Jehová. (Jue 17:1-6; Dt 12:1-14.) Tiempo después Miqueas llevó a su casa a Jonatán, un descendiente de Guersom, el hijo de Moisés, y contrató a este joven levita como su sacerdote. (Jue 18:4, 30.) Sintiéndose satisfecho por ello, aunque equivocadamente, Miqueas entonces dijo: “Ahora sí sé que Jehová me hará bien”. (Jue 17:7-13.) Pero Jonatán no era del linaje de Aarón, así que ni siquiera satisfacía los requisitos para ser sacerdote, lo que solo aumentó el error de Miqueas. (Nú 3:10.)
En aquellos días, los danitas, que buscaban un territorio en el que morar, enviaron cinco espías a Efraín “hasta la casa de Miqueas, y consiguieron pasar la noche allí”. Mientras estaban cerca de la casa de Miqueas, reconocieron la voz de Jonatán, averiguaron qué hacía en aquel lugar y le pidieron que inquiriese de Dios para saber si tendrían éxito. El sacerdote les dijo: “Vayan en paz. Delante de Jehová está su camino en que van”. (Jue 18:1-6.) Después espiaron Lais y volvieron para comunicar a sus hermanos lo que vieron. Luego, los cinco espías y seiscientos hombres de Dan, ceñidos con armas de guerra, se dirigieron hacia aquella ciudad. En el camino, según pasaban por la casa de Miqueas, los espías hablaron a sus hermanos de los objetos religiosos que aquel hombre tenía y propusieron tomarlos. No solo los tomaron, sino que también convencieron al levita de que sería mejor para él ser sacerdote de una tribu y familia de Israel que serlo solo de un hombre. De modo que se lo llevaron a él, el efod, el terafim y la imagen tallada, y prosiguieron su camino. (Jue 18:7-21.)
Poco después, Miqueas persiguió a los danitas acompañado de una partida de hombres. Una vez los hubo alcanzado, los hombres de Dan le preguntaron qué pasaba, a lo que Miqueas respondió: “Mis dioses que yo hice, ustedes los han tomado, al sacerdote también, y ustedes se van, ¿y qué me queda ya?”. Ante eso, los hijos de Dan le advirtieron que podían volverse contra él si continuaba siguiéndoles y dando voces. Como Miqueas vio que los danitas eran mucho más fuertes que su grupo, regresó a su casa. (Jue 18:22-26.) Posteriormente los danitas derribaron y quemaron Lais, y sobre su ubicación edificaron la ciudad de Dan. Jonatán y sus hijos fueron sacerdotes de los danitas, que “mantuvieron erigida para sí la imagen tallada de Miqueas, que él había hecho, todos los días que la casa del Dios verdadero [el tabernáculo] continuó en Siló”. (Jue 18:27-31.)

2. Miqueas, Levita de la familia qohatita de Uziel, de la que él era cabeza y su hermano Isías el segundo cuando David distribuyó las asignaciones de servicio levitas. (1Cr 23:6, 12, 20; 24:24, 25.)

3. Miqueas, Descendiente del rey Saúl. Era hijo de Merib-baal (Mefibóset), el hijo de Jonatán. También se le llama Micá. (1Cr 8:33-35; 9:39-41; 2Sa 9:12.)

4. Miqueas, Rubenita que fue hijo de Simeí y padre de Reayá. Su descendiente Beerah fue un principal de la tribu de Rubén, y fue llevado al destierro por el rey de Asiria Tilgat-pilnéser (Tiglat-piléser III). (1Cr 5:1, 3-6; 2Re 15:29.)

5. Miqueas, Padre de Abdón (Acbor). También se le llama Micaya, que es su nombre sin abreviar. (2Cr 34:20; 2Re 22:12.)

6. Miqueas, Levita descendiente de Asaf. (Ne 11:15, 17.) También se le llama Micá y Micaya. (1Cr 9:15; Ne 11:22; 12:35.)

7. Miqueas, Sesto de los doce profetas “menores” junto con Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías, Malaquías.
Profeta de Jehová durante los reinados de Jotán, Acaz y Ezequías de Judá (777-717 a. E.C.).
Fue hijo de Imlá y contemporáneo de los profetas Oseas e Isaías, pero no se sabe con certeza cuánto tiempo profetizó. Parece ser que terminó de profetizar a finales del reinado de Ezequías, cuando se terminó la escritura del libro que lleva el nombre del profeta. (Miq 1:1; Os 1:1; Isa 1:1.)
Miqueas era natural de la aldea de Moréset, al SO. de Jerusalén. (Jer 26:18.) Por residir en la fértil Sefelá, conocía bien la vida rural, en la que se inspiró para sus elocuentes ilustraciones. (Miq 2:12; 4:12, 13; 7:1, 4, 14.) Profetizó durante tiempos turbulentos en que la adoración falsa y la corrupción moral florecían en Israel y Judá, y también cuando el rey Ezequías empezó reformas religiosas. (2Re 15:32–20:21; 2Cr 27–32.) Con buena razón, “la palabra de Jehová que le ocurrió a Miqueas” advirtió que Dios haría de Samaria “un montón de ruinas del campo” y se profetizó que ‘Sión sería arada como un simple campo, y Jerusalén misma llegaría a ser simples montones de ruinas’. (Miq 1:1, 6; 3:12.) Aunque la devastación de Judá y Jerusalén en 607 a. E.C. aconteció muchos años después de los días de Miqueas, probablemente vivió para ver la predicha destrucción de Samaria, en 740 a. E.C. (2Re 25:1-21; 2Re 17:5, 6.)

Escritos: Escritor del libro que lleva su nombre Miqueas.

Moisés

(Sacado [es decir, salvado del agua])

“Hombre del Dios verdadero” que fue caudillo de la nación de Israel, mediador del pacto de la Ley, profeta, juez, comandante, historiador y escritor. (Esd 3:2.) Nació en Egipto en el año 1593 a. E.C. Fue hijo de Amram, nieto de Qohat y bisnieto de Leví. Su madre Jokébed era hermana de Qohat. Moisés tenía tres años menos que su hermano Aarón, mientras que su hermana Míriam era unos cuantos años mayor que ellos. (Éx 6:16, 18, 20; Éx 2:7.)

Escritos: Génesis, Èxodo, Levítico, Números, Deuteronomio y Job asi como el Salmo 90 se atribuye a Moisés, y puede que el Salmo 91 también sea suyo.

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Nahúm

“Consolación; Consolador” [es decir, alentador]. Heb.: Na·júm; Vgc(lat.): Ná·hum.

1. Nahúm, Setimo de los doce profetas “menores”.
2. Nahúm, Antepasado postexílico de Jesucristo.

1. Nahúm, Setimo de los doce profetas “menores” del siglo VII a. E.C. junto con Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías, Malaquías.
Nahúm el elqosita. (Na 1:1.), natural de Elqós. El gentilicio “elqosita” (De [Perteneciente a] Elqós) solo se aplica al profeta Nahúm. (Na 1:1.) Si bien algunos eruditos sitúan Elqós en Galilea, parece ser que Nahúm estaba en Judá cuando escribió el libro que lleva su nombre. (Na 1:15.) Si ese fue el caso, Beit Jibrin (Bet Guvrin), situada a unos 6 Km. al NE. de Lakís, sería el emplazamiento más probable de la antigua ciudad de Elqós. De todas formas, sigue sin saberse su ubicación exacta.
Este libro bíblico constituye una “declaración [profética] formal contra Nínive”, la capital del Imperio asirio. El cumplimiento histórico de aquella declaración profética corrobora la autenticidad del libro. Se escribió después que la ciudad egipcia de No-amón (Tebas) sufrió una humillante derrota en el siglo VII a. E.C. (Na 3:8-10), y se completó antes de la predicha destrucción de Nínive en 632 a.E.C.

Escritos: Escritor del libro que lleva su nombre Nahúm.

2. Nahúm, Antepasado postexílico de Jesucristo, perteneciente a la línea genealógica de María, la madre de Jesús en la Tierra. (Lu 3:25.)

Natán

([Dios] Ha Dado)

1. Natán, Descendiente de Judá. Hijo de Atai y padre de Zabad.
2. Natán, Profeta de Jehová durante el reinado de David.
3. Natán, Padre de Igal y hermano de Joel.
4. Natán, Hijo de David y Bat-seba, nacido en Jerusalén..
5. Natán, Uno de los nueve cabezas de los exiliados.
6. Natán, Uno de los trece hijos de Binuí.

1. Natán, Descendiente de Judá. Hijo de Atai y padre de Zabad. Su abuelo fue un siervo egipcio llamado Jarhá. (1Cr 2:3, 2:34-36.)

2. Natán, Profeta de Jehová durante el reinado de David; posiblemente, de la tribu de Leví. Cuando el rey le reveló a Natán su deseo de edificar un templo para la adoración de Jehová, el profeta contestó: “Todo lo que esté en tu corazón... anda, hazlo”. (2Sa 7:1-3; 1Cr 17:1, 2.) Sin embargo, aquella noche Jehová le informó a Natán que en vez de ser David quien le construyera un templo, Él le edificaría a David una casa estable hasta tiempo indefinido, y que más tarde sería el descendiente de David quien edificaría la casa de Jehová. De modo que por medio de Natán Jehová le anunció a David un pacto para un reino “hasta tiempo indefinido” que no se apartaría de su línea. (2Sa 7:4-17; 1Cr 17:3-15.)
Más tarde, Jehová envió a Natán para que señalara a David la magnitud del pecado que había cometido contra Urías el hitita con respecto a Bat-seba y la pena divina que se le imponía por ello. Natán lo hizo con tacto, pero de manera decidida. Se valió de una ilustración que hizo que David sin darse cuenta expresase sin prejuicios personales su propio juicio sobre esa acción. Natán le dijo a continuación: “¡Tú mismo eres el hombre!”, y dictó el juicio de Jehová sobre David y su casa. (2Sa 12:1-18; véase también Salmos 51:Enc.)
Con el tiempo, Bat-seba le dio a David un segundo hijo, llamado Salomón. Jehová amó a ese hijo, por lo que envió a su profeta Natán, quien “por causa de Jehová” llamó al niño Jedidías, que significa “Amado de Jah”. (2Sa 12:24, 25.) Cuando Adonías intentó apoderarse del trono, al final de la vida de David, Natán tomó las medidas necesarias para que este lo supiera. Luego tomó parte en ungir y entronizar a Salomón. (1Re 1:5-40.)
Parece ser que Natán y Gad aconsejaron a David sobre el uso de los instrumentos musicales que se empleaban en el santuario (2Cr 29:25), y debieron ser quienes registraron la información de los capítulos de conclusión de Primero de Samuel y todo Segundo de Samuel. (1Cr 29:29.) “Entre las palabras de Natán el profeta” también se incluyeron “los asuntos de Salomón”. (2Cr 9:29.)
Puede que este Natán haya sido el padre de Azarías y Zabud, quienes ocuparon puestos importantes durante el reinado de Salomón. Azarías fue un príncipe que supervisaba el trabajo de los diputados, mientras que Zabud, amigo y consejero del rey, era sacerdote. (1Re 4:1, 5.)

Escritos: Por lo general, se les atribuye a Natán y a Gad la última parte de Primero de Samuel y todo el libro de Segundo de Samuel. (1Cr 29:29.)

3. Natán, Padre de Igal y hermano de Joel, dos de los hombres poderosos del ejército de David. (2Sa 23:8, 36; 1Cr 11:26, 38.)

4. Natán, Hijo de David y Bat-seba, nacido en Jerusalén. (2Sa 5:13, 14; 1Cr 3:5.) El linaje natural del Mesías pasa por este hijo de David, Natán, y sus descendientes, hasta llegar a Jesús, mediante, por lo visto, su madre María. (Lu 3:23, 31.) Con respecto al tiempo en que ‘mirarían al que traspasaron’, la profecía de Zacarías dice que habría amarga lamentación por toda la tierra en todas las familias, en particular en las de David, Leví, los simeítas y la de “la casa de Natán”. (Zac 12:10-14.) Si la familia de la casa de Natán es la de aquel hijo de David, esta sería una de las familias de David. En ese caso la lamentación afectaría a familias dentro de familias.

5. Natán, Uno de los nueve cabezas de los exiliados que habían acampado en el río Ahavá, y a quienes Esdras envió para conseguir ministros para los servicios en la casa de Dios en Jerusalén. (Esd 8:15-17.)

6. Natán, Uno de los trece hijos de Binuí que habían estado en el exilio en Babilonia y que despidieron a sus esposas extranjeras de acuerdo con las instrucciones de Esdras. (Esd 10:10, 11, 10:38-42, 44.)

Nehemías

(Jah Consuela)

1. Nehemías, Posiblemente un principal regresado de babilonia.
2. Nehemías, Hijo de Azbuq y príncipe de la mitad del distrito de Bet-zur.
3. Nehemías, Hijo de Hacalías y hermano de Hananí.

1. Nehemías, Posiblemente un principal de los que regresaron con Zorobabel del exilio babilonio. (Esd 2:1, 2; Ne 7:7.)

2. Nehemías, Hijo de Azbuq y príncipe de la mitad del distrito de Bet-zur. Puesto que la ciudad de Bet-zur estaba situada en la región montañosa de Judá (Jos 15:21, 48, 58), Nehemías debe haber sido judaíta. Colaboró en la reparación del muro de Jerusalén en el año 455 a. E.C. (Ne 3:16.)

3. Nehemías, Hijo de Hacalías y hermano de Hananí. Fue copero del rey persa Artajerjes Longimano y, más tarde, gobernador de los judíos, reedificador del muro de Jerusalén y escritor del libro de la Biblia que lleva su nombre. (Ne 1:1, 2, 11; Ne 2:1; Ne 5:14, 16.)

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Escritos: Escritor del libro que lleva su nombre Nehemías.

Oseas

(forma abreviada de Hosaya)

Primero de los doce profetas “menores” junto con Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías, Malaquías.
Profeta hebreo que escribió el libro bíblico que lleva su nombre; se le identifica simplemente como hijo de Beerí y esposo de Gómer (Os 1:3). Fue profeta de Jehová a finales del siglo IX y buena parte del VIII a. E.C., durante los reinados de Uzías, Jotán, Acaz y Ezequías, reyes de Judá, y de Jeroboán II (hijo de Joás), rey de Israel. (Os 1:1.) Los profetas Amós, Isaías y Miqueas también sirvieron durante ese período. (Am 1:1; Isa 1:1; Miq 1:1.)
Puede decirse que Oseas era un profeta (y probablemente un súbdito) del reino septentrional de diez tribus de Israel. Este reino es el objetivo principal de las declaraciones que se hallan en su libro. Mientras que solo menciona 15 veces a Judá, y ni siquiera una a su ciudad capital, Jerusalén, el libro de Oseas contiene 44 referencias a Israel, 37 a Efraín (la tribu dominante de Israel) y 6 a Samaria, la capital del reino septentrional. La mayoría de los otros lugares que se mencionan en el libro, o bien eran parte del reino septentrional o limitaban con él. (Os 1:4, 5; Os 5:1, 8; Os 6:8, 9; Os 10:5, 8, 15; Os 12:11; Os 14:6, 7.)
Sin embargo, parece que Oseas dio importancia primordial a los reyes de Judá, pues menciona a los cuatro que reinaron allí durante su ministerio, mientras que de los que gobernaron en Israel, solo menciona al que regía cuando empezó su obra. (Os 1:1.) No obstante, este hecho no indica necesariamente que el profeta llegara de Judá o hubiera nacido allí, sino que podría mostrar que, al igual que otros profetas de Dios, solo consideraba gobernantes legítimos sobre el pueblo de Dios a los reyes judaítas de la familia de David y estimaba que el reino septentrional de Israel había apostatado de Jehová tanto en sentido religioso como civil. Naturalmente, el que se mencione a los gobernantes de ambos reinos permite fechar con más rigor la obra profética de Oseas.

Escritos: Escritor del libro que lleva su nombre Oseas.

Pablo - (Saulo)

(Pequeño; Chico)

Israelita de la tribu de Benjamín y apóstol de Jesucristo. (Ef 1:1; Flp 3:5.) Aunque quizás tenía desde su infancia tanto el nombre hebreo Saulo como el romano (latino) Pablo (Hch 9:17; 2Pe 3:15), puede que escogiera llamarse por su nombre romano en vista de su comisión de declarar las buenas nuevas a los gentiles. (Hch 9:15; Gál 2:7, 8.)
Pablo nació en Tarso, importante ciudad de Cilicia (Asia Menor). (Hch 21:39; Hch 22:3.) Sus padres eran hebreos, probablemente de la rama farisaica del judaísmo. (Hch 23:6; Flp 3:5.) Era ciudadano romano de nacimiento (Hch 22:28), tal vez porque a su padre se le había concedido la ciudadanía por servicios prestados. Su padre debió enseñarle el oficio de hacer tiendas de campaña. (Hch 18:3.) Después recibió instrucción del sabio fariseo Gamaliel en Jerusalén, lo que da a entender que Pablo era de una familia importante. (Hch 22:3; Hch 5:34). Saulo (o Pablo) era abogado judío. (Hech. 8:1-3; Hech. 9:1, 2; Hech. 22:3). Estaba versado por lo menos en los idiomas griego y hebreo. (Hch 21:37-40.) Cuando hizo sus viajes misionales no estaba casado (1Co 7:8); en Jerusalén vivían una hermana y un sobrino suyos. (Hch 23:16-22.)
El apóstol Pablo tuvo el privilegio de escribir la mayor parte de los libros de las Escrituras Griegas Cristianas. Recibió visiones sobrenaturales (2Co 12:1-5), y habló muchas lenguas extranjeras mediante la acción del espíritu santo. (1Co 14:18.)

Escritos: Pablo escribió 14 libros (concretamente cartas) de los veintisiete que componen las Escrituras Griegas Cristianas, desde la carta a los Romanos hasta la carta a los Hebreos.

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Pedro - (Symeón - Cefas - Simón - Simón Pedro)

(Trozo de Roca)

A este apóstol de Jesucristo se le llama de cinco maneras diferentes en las Escrituras: por el nombre hebreo “Symeón”, el griego “Simón” (de una raíz hebrea que significa “oír; escuchar”), “Pedro” (nombre griego que solo se le aplicó a él en las Escrituras), su equivalente semítico (en arameo) “Cefas” (quizás relacionado con el hebreo ke·fím [rocas], que se emplea en Job 30:6 y Jer 4:29) y la expresión “Simón Pedro”. (Hch 15:14; Mt 10:2; Mt 16:16; Jn 1:42.)
Pedro era hijo de Juan, o Jonás. (Mt 16:17; Jn 1:42.) En un principio se dice que residía en Betsaida (Jn 1:44), y, más adelante, en Capernaum (Lu 4:31, 38), ambas ciudades situadas en la orilla septentrional del mar de Galilea. Pedro y su hermano Andrés se dedicaban al negocio de la pesca, junto con Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, “que eran partícipes con Simón”. (Lu 5:7, 10; Mt 4:18-22; Mr 1:16-21.) Por consiguiente, Pedro no era un pescador independiente, sino parte de una empresa de cierta envergadura. Aunque los líderes judíos consideraban a Pedro y a Juan “hombres iletrados y del vulgo”, esto no significa que fuesen analfabetos o ignorantes. El Nuevo Testamento Interlineal (de Francisco Lacueva, 1984, pág. 477) comenta en una nota a este texto que el término que se les aplicó, el plural de a·grám·ma·tos, en este contexto significa “que no habían estudiado en ninguna escuela rabínica”. (Compárese con Jn 7:14, 15; Hch 4:13.)
Como indica el registro bíblico, Pedro estaba casado, (Lu 4:38, 39) y parece que, al menos en los últimos años, su esposa le acompañó en algunos viajes misionales, si no en todos, como hicieron las esposas de otros apóstoles. (Mt 8:14; 1Co 9:5.) Su suegra vivía en la casa que él y su hermano Andrés compartían. (Mr 1:29-31.)

Escritos: Escritor de las cartas que llevan su nombre 1 Pedro; 2 Pedro.

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Salomón - (Jedidías)

(Salomón, de una raíz que significa: “paz” - Jedidías, significa “Amado de Jah” 2Sa 12:24, 25)

Hijo del rey David, del linaje de Judá. Rey de Israel desde 1037 hasta 998 a. E.C. Después de referir la muerte del hijo que le había nacido a David como fruto de sus relaciones ilícitas con Bat-seba, el registro bíblico añade: “Y David empezó a consolar a Bat-seba su esposa. Además, fue a ella y se acostó con ella. Andando el tiempo ella dio a luz un hijo, y llegó a llamársele por nombre Salomón. Y Jehová mismo sí lo amó. De modo que él envió por medio de Natán el profeta y lo llamó por nombre Jedidías, por causa de Jehová”. (2Sa 12:24, 25.) Salomón tuvo después tres hermanos carnales, hijos de David y Bat-seba: Simeá, Sobab y Natán. (1Cr 3:5.)

Escritos: El Salmo 127, Proverbios, Eclesiastes y El cantar de los Cantares.

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Samuel

(“Nombre de Dios”, invocar el nombre de Dios. Heb.: Schemu·’él; Vgc(lat.): Sá·mu·el.)

Destacado profeta (Hch 3:24; Hch 13:20) al que tradicionalmente se atribuye la escritura de los libros bíblicos de Jueces, Rut y parte de 1 Samuel. (Compárese con 1Sa 10:25; 1Cr 29:29.) Su padre, Elqaná, era un levita de la familia no sacerdotal de Qohat. (1Cr 6:27, 28, 33-38.) Samuel tuvo tres hermanos y dos hermanas carnales. (1Sa 2:21.)
Como Ana había prometido antes de concebir a su hijo que lo daría al servicio de Jehová como nazareo (1Sa 1:11), llevó a Samuel al tabernáculo de Siló una vez destetado (quizás, como mínimo, a la edad de tres años; compárese con 2Cr 31:16), donde lo dejó al cuidado del sumo sacerdote Elí. (1Sa 1:24-28.) Así pues, ceñido con un efod de lino, Samuel ‘ministraba delante de Jehová’ mientras era solo un muchacho. Todos los años su madre le llevaba una vestidura sin mangas nueva cuando lo visitaba. (1Sa 2:18, 19.) A medida que crecía, Samuel se hacía “más agradable, tanto desde el punto de vista de Jehová como del de los hombres”. (1Sa 2:26.)
La infidelidad de los hijos de Samuel, unida a la amenaza de guerra con los ammonitas*, impulsó a los ancianos de Israel a solicitar a Samuel que nombrase un rey sobre ellos. (1Sa 8:4, 5; 1Sa 12:12.) La respuesta de Jehová a la oración de Samuel fue que, si bien la petición del pueblo mostraba falta de fe en la gobernación de Jehová, el profeta debía acceder a ello y advertirles de lo que implicaba el “debido derecho del rey”. Aunque Samuel les informó que la monarquía resultaría en la pérdida de ciertas libertades, insistieron en tener un rey. Después que Samuel despidió a los hombres de Israel, Jehová dirigió los asuntos para que Samuel ungiese rey al benjamita Saúl. (1Sa 8:6–10:1.) Más tarde, Samuel hizo que los israelitas se congregaran en Mizpá, y allí se designó como rey a Saúl mediante suertes. (1Sa 10:17-24.) Samuel se refirió de nuevo al derecho que le correspondía al rey, y lo hizo constar por escrito. (1Sa 10:25.)
Después de la victoria de Saúl sobre los ammonitas*, Samuel hizo que los israelitas se reunieran en Guilgal para volver a confirmar la realeza. En esa ocasión, repasó su propio registro, así como la historia pasada de Israel, y les mostró que tanto el rey como el pueblo tenían que obedecer a Jehová para que pudiesen contar con la aprobación divina. A fin de grabar en ellos la seriedad de haber rechazado a Jehová como rey, Samuel oró para que hubiese una tormenta de lluvia y truenos fuera de temporada. La respuesta de Jehová a esa petición hizo que el pueblo reconociese su seria transgresión. (1Sa 11:14–12:25.)
Posteriormente, Samuel tuvo que censurar en dos ocasiones a Saúl por desobedecer la dirección divina. En la primera le anunció que su reinado no duraría debido a su presuntuosa precipitación al hacer un sacrificio y no esperar como se le había ordenado. (1Sa 13:10-14.) El rechazo de Saúl como rey fue el segundo mensaje condenatorio que Samuel le entregó en nombre de Jehová, por haber desobedecido y conservado vivo al rey Agag y lo mejor del ganado lanar y vacuno de los amalequitas. En respuesta a la súplica de Saúl, Samuel compareció junto a él delante de los ancianos de Israel y del pueblo. Después ordenó que le llevaran a Agag, y a continuación “se puso a tajar[le] en pedazos [...] delante de Jehová en Guilgal”. (1Sa 15:10-33.)
Después que los dos hombres se separaron, no volvieron a tener más relación. No obstante, Samuel se puso de duelo por Saúl. Jehová Dios interrumpió ese período de duelo cuando lo comisionó para que fuese a Belén a ungir a uno de los hijos de Jesé por futuro rey de Israel. Para evitar cualquier sospecha de Saúl que pudiese resultar en la muerte de Samuel, Jehová hizo que este llevase una vaca para sacrificarla. Tal vez por temor a que Samuel hubiese ido para reprender o castigar algún mal, los ancianos de Belén se pusieron a temblar. Samuel les aseguró que su visita significaba paz, y luego dispuso que Jesé y sus hijos participasen en la comida sacrificatoria. Impresionado por la apariencia de Eliab, el primogénito de Jesé, supuso que debía ser el escogido de Jehová para reinar. Pero Jehová no había escogido ni a Eliab ni a ninguno de los otros seis hijos de Jesé presentes. De modo que ante la insistencia de Samuel, llamaron a David, el hijo más joven, que estaba apacentando las ovejas, y Samuel lo ungió en medio de sus hermanos. (1Sa 15:34–16:13.)
Más tarde, después que el rey Saúl atentó varias veces contra David, este huyó a Samuel en Ramá. Luego ambos fueron a Nayot, donde David permaneció hasta que Saúl fue personalmente a buscarlo. (1Sa 19:18–20:1.) Durante el tiempo en que David estaba todavía bajo restricción debido a Saúl, “murió Samuel; y todo Israel procedió a juntarse y a plañirlo y a enterrarlo en su casa, en Ramá”. (1Sa 25:1.) Por consiguiente, Samuel murió como un siervo aprobado de Jehová Dios después de una vida de servicio fiel. (Sl 99:6; Jer 15:1; Heb 11:32.) Había demostrado persistencia en cumplir con su comisión (1Sa 16:6, 11), devoción a la adoración verdadera (1Sa 7:3-6) y honradez en sus tratos (1Sa 12:3), así como valor y firmeza en anunciar y apoyar los juicios de Jehová y sus decisiones (1Sa 10:24; 1Sa 13:13; 1Sa 15:32, 33).
La Biblia no dice qué edad tenía Samuel cuando murió, pero los sucesos que se relatan en el libro de Primero de Samuel abarcan unos ciento dos años, y Samuel fue testigo de la mayor parte de esos sucesos.

Escritos: Jueces, Rut y escritor del libro que lleva su nombre 1 Samuel.
Véase ¿Fue profeta Samuel?.

Santiago - (Jacobo)

(contracción de las palabras Santo y Jacobo, esta última la forma griega de Jacob, que significa: “Que Ase el Talón; Suplantador”)

1. Santiago, Padre de un apóstol Judas (no Judas Iscariote)
2. Santiago, Apóstol de Jesucristo, hijo de Zebedeo; hermano del apóstol Juan.
3. Santiago “el Menos”, Otro apóstol de Jesucristo; hijo de Alfeo.
4. Santiago, Hijo de José y María y medio hermano de Jesús.

1. Santiago, Padre de un apóstol llamado Judas (no Judas Iscariote). (Lu 6:16; Hch 1:13.)

2. Santiago, Hijo de Zebedeo; hermano de Juan (Los hijos del trueno Mr 3:17; Lu 9:54) y uno de los doce apóstoles de Jesucristo. (Mt 10:2.) Parece ser que su madre se llamaba Salomé, según se deduce al comparar dos relatos del mismo acontecimiento. Uno menciona a “la madre de los hijos de Zebedeo”, y el otro la llama “Salomé”. (Mt 27:55, 56; Mr 15:40, 41.) La comparación de estos relatos con el de Juan 19:25 parece indicar que Salomé era la hermana carnal de María, la madre de Jesús. En ese caso, Santiago sería primo hermano de Jesús.
En el año 30 E.C., Santiago y su hermano estaban trabajando con su padre en el negocio de la pesca cuando Jesús los llamó, al igual que a sus socios Pedro y Andrés, para que fuesen sus discípulos y “pescadores de hombres”. En respuesta a la llamada de Jesús, Santiago y Juan dejaron aquel negocio de pesca, que era lo bastante importante como para tener asalariados y formar una sociedad con Pedro y Andrés. (Mt 4:18-22; Mr 1:16-19; Lu 5:7-10.)
Al año siguiente, 31 E.C., cuando Jesús designó a doce de sus discípulos para que fuesen apóstoles, Santiago fue uno de los seleccionados. (Mr 3:13-19; Lu 6:12-16.)
A Pedro, Santiago y Juan se les menciona varias veces juntos y en compañía estrecha con Cristo. Por ejemplo, estos tres fueron los únicos que estuvieron presentes con él en el monte de la transfiguración (Mt 17:1, 2), fueron los únicos apóstoles que recibieron la invitación de entrar en la casa para ser testigos de la resurrección de la hija de Jairo (Lu 8:51) y fueron quienes estuvieron más cerca de Jesús en Getsemaní mientras él oraba aquella última noche. (Mr 14:32-34.) Pedro, Santiago y Juan, junto con Andrés, fueron los que preguntaron a Jesús cuándo vendría la predicha destrucción del templo de Jerusalén y cuál sería la señal de su presencia y de la conclusión del sistema de cosas. (Mr 13:3, 4.) A Santiago siempre se le menciona junto con su hermano Juan, y en la mayoría de los casos su nombre es el que aparece en primer lugar, lo que quizás indique que era el mayor de los dos. (Mt 4:21; 10:2; 17:1; Mr 1:19, 29; 3:17; 5:37; 9:2; 10:35, 41; 13:3; 14:33; Lu 5:10; 6:14; 8:51; 9:28, 54; Hch 1:13.)
Jesús dio a Santiago y a su hermano el sobrenombre de Boanerges, término semítico que significa “Hijos del Trueno” (Mr 3:17), quizás debido a su naturaleza enérgica, fogosa y entusiástica. En una ocasión, por ejemplo, cuando ciertos samaritanos no mostraron hospitalidad a Jesús, Santiago y Juan querían hacer bajar fuego del cielo para aniquilarlos. Aunque Jesús los reprendió por pedir tal venganza, aquella actitud indicaba su justa indignación y también su fe. (Lu 9:51-55.) También abrigaban la ambición de ocupar los puestos más importantes en el Reino, a la derecha y a la izquierda de Jesús, y al parecer hicieron que su madre (posiblemente la tía de Jesús) le solicitara tales favores. Después de explicar que esas decisiones las toma el Padre, Jesús aprovechó la oportunidad para señalar que ‘el que quisiera ser el primero entre ellos tenía que ser esclavo de ellos’. (Mt 20:20-28.)
Santiago debió morir en el año 44 E.C. Herodes Agripa I hizo que lo ejecutaran con la espada. Fue el primero de los doce apóstoles que murió mártir. (Hch 12:1-3.)

3. Santiago “el Menos”, Otro apóstol de Jesucristo; hijo de Alfeo. (Mt 10:2, 3; Mr 3:16-18; Lu 6:15; Hch 1:13.) Generalmente se cree que Alfeo y Clopas eran la misma persona, lo que es bastante probable, en cuyo caso la madre de Santiago sería María, “la madre de Santiago el Menos y de Josés”. (Jn 19:25; Mr 15:40; Mt 27:56.) Puede que se le haya llamado Santiago el Menos debido a ser de menor estatura o más joven que el otro apóstol Santiago, el hijo de Zebedeo.

4. Santiago, Hijo de José y María y medio hermano de Jesús. (Mr 6:3; Gál 1:19.) Aunque no fue uno de los apóstoles, debió ser un superintendente de la congregación cristiana de Jerusalén (Hch 12:17) y el escritor del libro bíblico que lleva su nombre. (Snt 1:1.) Puede que haya sido el mayor después de Jesús, pues su nombre aparece en primer lugar cuando se menciona a los cuatro hijos varones que tuvieron María y José: Santiago, José, Simón y Judas. (Mt 13:55) En su carta a los Corintios, escrita alrededor del año 55 E.C., Pablo indica que Santiago estaba casado. (1Co 9:5.)
Parece ser que durante el ministerio de Jesús, Santiago estaba bien familiarizado con la actividad de su hermano (Lu 8:19; Jn 2:12), pero aunque no parece que se opusiera, no era uno de los discípulos y seguidores de Cristo. (Mt 12:46-50; Jn 7:5.) Es probable que se encontrara junto con sus hermanos no creyentes cuando instaron a Jesús para que subiera abiertamente a la fiesta de las cabañas en un tiempo en que los gobernantes de los judíos lo estaban buscando para matarlo. (Jn 7:1-10.) También es posible que Santiago haya estado entre los parientes que dijeron de Jesús: “Ha perdido el juicio”. (Mr 3:21.)
Sin embargo, después de la muerte de Jesús y antes del Pentecostés del año 33 E.C., Santiago estuvo reunido para orar junto con su madre, sus hermanos y los apóstoles en un aposento de arriba en Jerusalén. (Hch 1:13, 14.) Debió ser a este Santiago a quien se apareció personalmente el resucitado Jesús, como se indica en 1 Corintios 15:7, y le convenció, pues antes no era creyente, de que en verdad era el Mesías. Esto hace recordar la ocasión en que Jesús se apareció personalmente a Pablo. (Hch 9:3-5.)
Desde entonces Santiago pasó a ser un miembro prominente y al parecer un “apóstol” de la congregación de Jerusalén. Por eso, en la primera visita que Pablo hizo a los hermanos de Jerusalén (alrededor de 36 E.C.), dijo que pasó quince días con Pedro, pero que “de los apóstoles no [vio] a ningún otro, sino solo a Santiago el hermano del Señor”. (Gál 1:18, 19.) Después de ser liberado milagrosamente de prisión, Pedro dio estas instrucciones a los hermanos reunidos en casa de Juan Marcos: “Informen estas cosas a Santiago y a los hermanos”, lo que indicaba la prominencia de Santiago. (Hch 12:12, 17.) Alrededor del año 49 E.C. se sometió el asunto de la circuncisión a “los apóstoles y los ancianos” de Jerusalén. Después del testimonio personal de Pedro, Bernabé y Pablo, Santiago habló y presentó una decisión que la asamblea aprobó y adoptó. (Hch 15:6-29; compárese con Hch 16:4.) Pablo dijo con referencia a esa ocasión que Santiago, Cefas y Juan “parecían ser columnas” entre los cristianos de Jerusalén. (Gál 2:1-9.) Hacia el final de una gira misional posterior, estando en Jerusalén, Pablo informó sobre su ministerio a Santiago y a “todos los ancianos”, quienes luego le dieron cierto consejo para que lo pusiese en práctica. (Hch 21:15-26; véase también Gál 2:11-14.)
Del principio de la carta de Santiago parece desprenderse que fue este ‘hermano de Jesús’ quien la escribió, y no uno de los apóstoles del mismo nombre (el hijo de Zebedeo o el hijo de Alfeo). Allí el escritor se identifica a sí mismo como un “esclavo de Dios y del Señor Jesucristo”, más bien que como un apóstol. De manera similar, su hermano Judas también se identificó a sí mismo como un “esclavo de Jesucristo, pero hermano de Santiago”. (Snt 1:1; Jud 1.) Ambos hermanos humildemente evitaron identificarse como hermanos carnales del Señor Jesucristo.
Según algunas tradiciones, se le llamaba “Santiago el Justo” debido a su modo de vida. Por otra parte, las Escrituras no hacen ninguna alusión a su muerte, si bien el historiador Josefo explica que durante el intervalo entre la muerte del gobernador Festo (cerca del año 62 E.C.) y la llegada de su sucesor, Albino, el sumo sacerdote Anán ( Ananías) “reunió el Sanedrín. Llamó a juicio al hermano de Jesús que se llamó Cristo; su nombre era Jacobo [es decir, Santiago], y con él hizo comparecer a varios otros. Los acusó de ser infractores a la ley y los condenó a ser apedreados”. (Antigüedades Judías, libro XX, cap. IX, sec. 1.)

Escritos: Escritor de la carta que lleva su nombre Santiago.

Sofonías

(Jehová Ha Ocultado [o: Atesorado])

1. Sofonías, Levita de la línea genealógica que va de Qohat a Samuel.
2. Sofonías, Noveno de los doce profetas “menores”.
3. Sofonías, Sacerdote eminente hijo de Maaseya.
4. Sofonías, Padre de Josías o Hen.

1. Sofonías, Levita de la línea genealógica que va de Qohat a Samuel y Hemán. (1Cr 6:33-38.)

2. Sofonías, Noveno de los doce profetas “menores” junto con Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Ageo, Zacarías, Malaquías.
Profeta de Jehová en Judá a principios del reinado de Josías. Parece ser que era tataranieto del rey Ezequías. (Sof 1:1)
Aunque él probablemente era descendiente del rey Ezequías, de la casa real de Judá, Sofonías criticó severamente las condiciones en que se hallaba la nación. (Sof 1:1, 4)
Cuando Sofonías empezó a profetizar, en Judá abundaban la idolatría, la violencia y el engaño. Muchos decían en su corazón: “Jehová no hará bien, y no hará mal”. (Sof 1:12.) Pero las profecías de Sofonías dejaron claro que Jehová ejecutaría venganza sobre los malhechores no arrepentidos. (Sof 1:3–2:3; 3:1-5.)
Sus juicios adversos se ejecutarían, no solo sobre Judá y Jerusalén, sino también sobre otros pueblos: los filisteos, los ammonitas*, los moabitas, los etíopes y los asirios. (Sof 2:4-15.)

Escritos: Escritor del libro que lleva su nombre Sofonías.

3. Sofonías, Sacerdote eminente que vivió durante la última década del reino de Judá; hijo de Maaseya. Sedequías le envió dos veces para que compareciera ante Jeremías: la primera para inquirir de Jehová acerca del futuro de Judá y la segunda para solicitarle que orase a favor suyo. (Jer 21:1-3; 37:3.) Sofonías recibió una carta de un falso profeta de Babilonia, en la que le instaba a que reprendiese a Jeremías, pero, en lugar de hacerlo, Sofonías le leyó la carta a Jeremías, quien entonces escribió la respuesta de Jehová. (Jer 29:24-32.) Después de la caída de Jerusalén, Sofonías, para entonces “segundo sacerdote” bajo Seraya, fue llevado a Riblá, ante el rey Nabucodorosor, donde se le dio muerte. (Jer 52:24, 26, 27; 2Re 25:18, 20, 21.)

4. Sofonías, Padre de Josías o Hen, quien tras el exilio contribuyó metales preciosos para hacer una corona al sumo sacerdote Josué. (Zac 6:10, 11, 14.)

Zacarías

(Jehová Ha Recordado)

1. Zacarías, Uno de los diez hijos del benjamita Jeiel.
2. Zacarías, Rubenita en los días de Saúl.
3. Zacarías, Portero levita en la entrada de la tienda de reunión.
4. Zacarías, Levita asignado a tocar un instrumento.
5. Zacarías, Sacerdote asignado a tocar la trompeta.
6. Zacarías, Levita de la familia de Uziel.
7. Zacarías, Levita merarita, hijo de Hosá.
8. Zacarías, Manasita cuyo hijo, Idó, fue un principal de su tribu en Galaad.
9. Zacarías, Levita cuyo hijo, Jahaziel, peleó por Jehosafat.
10. Zacarías, Uno de los príncipes del pueblo.
11. Zacarías, Hijo del rey Jehosafat.
12. Zacarías, Hijo del sumo sacerdote Jehoiadá.
13. Zacarías, Consejero del rey Uzías.
14. Zacarías, Rey de Israel. Era hijo de Jeroboán II.
15. Zacarías, Testigo de Isaías hijo de Jeberekías.
16. Zacarías, Abuelo materno del rey Ezequías.
17. Zacarías, Levita de los hijos de Asaf.
18. Zacarías, Levita qohatita.
19. Zacarías, Un sacerdote principal.
20. Zacarías, Decimo primero de los doce profetas “menores”.
21. Zacarías, Uno de los “cabezas” a quienes Esdras envió.
22. Zacarías, Cabeza de la casa paterna de Parós.
23. Zacarías, Cabeza de la casa paterna de Bebai.
24. Zacarías, Uno de los hijos de Elam.
25. Zacarías, Colaborador de Esdras.
26, 27. Zacarías, Dos hombres de Judá, hijos de Amarías y del selanita.
28. Zacarías, Sacerdote, hijo de cierto Pasjur.
29. Zacarías, Sacerdote asignado a tocar la trompeta.
30. Zacarías, Otro sacerdote, también asignado a tocar la trompeta.
31. Zacarías, Sacerdote y padre de Juan el Bautista.

1. Zacarías, Uno de los diez hijos del benjamita Jeiel. (1Cr 9:35-37.) Su nombre aparece abreviado como Zéker en la lista paralela de 1 Crónicas 8:31.

2. Zacarías, Rubenita que posiblemente luchó contra los hagritas en los días de Saúl. (1Cr 5:6, 7, 10.)

3. Zacarías, Portero levita al que se elogia por ser “un consejero con discreción”. Había sido portero en la entrada de la tienda de reunión, y cuando David reorganizó los servicios de los levitas con vistas al templo que se iba a edificar, a Zacarías le tocó la zona N. Era el primogénito de Meselemías, un coreíta de la familia levita de Qohat. (1Cr 9:21, 22; 1Cr 26:1, 2, 14.)

4. Zacarías, Levita asignado junto con varios otros a tocar un instrumento de cuerdas en la procesión que trasladaría el arca del pacto a Jerusalén. Posteriormente, tocó ante la tienda que albergó el Arca. (1Cr 15:18, 20; 16:1, 4, 5.)

5. Zacarías, Sacerdote asignado a tocar la trompeta en la procesión que acompañó el arca del pacto a Jerusalén. (1Cr 15:24.)

6. Zacarías, Levita de la familia de Uziel que se menciona con relación a la reorganización del servicio en la casa de Jehová. (1Cr 24:24, 25.)

7. Zacarías, Levita merarita, hijo de Hosá, asignado a la división de los porteros durante el reinado de David. (1Cr 26:1, 10, 11.)

8. Zacarías, Manasita cuyo hijo, Idó, fue un principal de su tribu en Galaad durante el reinado de David. (1Cr 27:16, 21.)

9. Zacarías, Levita cuyo hijo, Jahaziel, aseguró a Jehosafat y al pueblo de Judá que Jehová pelearía por ellos. (2Cr 20:13-17.)

10. Zacarías, Uno de los príncipes del pueblo a quienes Jehosafat encargó en 934 a. E.C. que enseñaran la ley de Jehová por las ciudades de Judá. (2Cr 17:7, 9.)

11. Zacarías, Hijo del rey Jehosafat. Este dio a Zacarías y a sus hermanos generosos regalos, pero el reino pasó al primogénito, Jehoram. Tras acceder al trono, asesinó a Zacarías y a sus demás hermanos, así como a algunos príncipes, a fin de consolidar su posición. (2Cr 21:1-4.)

12. Zacarías, Hijo del sumo sacerdote Jehoiadá. Tras la muerte de Jehoiadá, el rey Jehoás siguió malos consejos, en vez de hacer caso a los profetas de Jehová, y se apartó de la adoración verdadera. Zacarías, que era primo de Jehoás (2Cr 22:11), amonestó con severidad al pueblo en cuanto a este proceder, pero en vez de arrepentirse, lo apedrearon en el patio del templo. Las palabras de Zacarías al morir fueron: “Jehová lo vea y lo reclame”. Se le concedió esta solicitud profética, pues Siria causó gran daño a Judá, y además Jehoás fue asesinado por dos de sus siervos “a causa de la sangre de los hijos de Jehoiadá el sacerdote”. La Versión de los Setenta y la Vulgata dicen que Jehoás fue muerto para vengar la sangre del “hijo” de Jehoiadá. Sin embargo, tanto el texto masorético como la Versión Peshitta siriaca utilizan el plural “hijos”, posiblemente para denotar la excelencia y dignidad del profeta y sacerdote Zacarías, el hijo de Jehoiadá. (2Cr 24:17-22, 25.)
Es muy probable que Jesús estuviese pensando en Zacarías, hijo de Jehoiadá, cuando profetizó que “la sangre de todos los profetas vertida desde la fundación del mundo” sería demandada “de esta generación [los judíos del tiempo del ministerio terrestre de Jesús], desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que fue muerto entre el altar y la casa”. (Lu 11:50, 51.) El lugar de este concuerda con dicha identificación.
En el siglo I E.C., Crónicas ocupaba el último lugar en el canon de las Escrituras Hebreas. Por lo tanto, la expresión de Jesús, ‘desde Abel hasta Zacarías’, era similar a nuestra expresión “desde Génesis hasta Revelación”. En el relato paralelo de Mateo 23:35, a Zacarías se le llama hijo de Baraquías, posiblemente otro nombre de Jehoiadá, a menos que lo que se indique sea la existencia de una generación entre Jehoiadá y Zacarías, o que se trate del nombre de un antepasado anterior.

13. Zacarías, Consejero del rey Uzías, quien reinó entre los años 829 y 778 a. E.C. Se dice que “instruía en el temor del Dios verdadero”. (2Cr 26:5.)
Aparte de lo que dice este relato bíblico, no se conoce mucho más sobre Zacarías, el mentor, o consejero, del rey. Pero sin duda ejercía una gran influencia positiva sobre el joven monarca, puesto que se indica que lo “instruía en el temor del Dios verdadero”. La obra The Expositor’s Bible comenta que Zacarías era obviamente “un hombre versado en las Escrituras, con amplia experiencia espiritual y capacidad para transmitir sus conocimientos”. Un comentarista bíblico lo describe así: “Consejero sabio y piadoso, quien era experto en entender el sentido y las lecciones de las antiguas profecías, y que ejercía una saludable influencia sobre [Uzías]”.

14. Zacarías, Rey de Israel. Era hijo de Jeroboán II y tataranieto de Jehú, y fue el último gobernante de la dinastía de Jehú. Su gobernación, que según el registro bíblico duró seis meses, terminó cuando lo asesinó Salum. (2Re 15:8-12.) El padre de Zacarías murió en 803 a. E.C., en el año vigésimo séptimo del reinado de Uzías (2Re 14:29), pero pasaron unos once años hasta que Zacarías comenzó su reinado de seis meses, en el año trigésimo octavo de Uzías (c. 792 a. E.C.). (2Re 15:8, 13.) Puede que esto se haya debido a que era muy joven cuando murió su padre o a la considerable oposición (característica del reino septentrional de Israel) que tuvo que vencer antes de afianzarse en el reino.

15. Zacarías, Testigo de que Isaías escribió el nombre de su hijo sobre una tablilla; era hijo de Jeberekías. (Isa 8:1, 2.)

16. Zacarías, Abuelo materno del rey Ezequías. (2Re 18:1, 2; 2Cr 29:1.)

17. Zacarías, Levita de los hijos de Asaf que ayudó a deshacerse de los objetos inmundos que se retiraron del templo al comienzo del reinado de Ezequías. (2Cr 29:13, 15-17.)

18. Zacarías, Levita qohatita asignado a ayudar en la supervisión de las obras de restauración del templo promovidas por el rey Josías. (2Cr 34:8, 12.)

19. Zacarías, Uno de los tres sacerdotes principales que hicieron una generosa contribución de animales para los sacrificios de la gran Pascua que organizó Josías. (2Cr 35:1, 8.)

20. Zacarías, Decimo primero de los doce profetas “menores” junto con Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías Ageo, Zacarías.
Profeta postexílico. Zacarías se llama a sí mismo “hijo de Berekías hijo de Idó” (Zac 1:1, 7), pero en otros pasajes se omite el nombre de Berekías. (Esd 5:1; Esd 6:14; Ne 12:4, 16.) Probablemente nació en algún lugar de Babilonia, puesto que su actividad profética empezó tan solo diecisiete años después del regreso del exilio, y es razonable pensar que para entonces tenía más de diecisiete años, aunque todavía se le consideraba “joven”. (Zac 2:4.)
Jehová se valió de Zacarías y Ageo para animar a Zorobabel, al sumo sacerdote Jesúa y a los exiliados que habían regresado a terminar la reconstrucción del templo de Jehová, aun cuando todavía estaba en vigor una prohibición del gobierno persa. (Esd 5:1, 2; 6:14, 15.) La profecía de Zacarías contiene mensajes que pronunció con ese fin durante un período de dos años y un mes. Durante la gobernación del rey persa Darío I, unos diecinueve años después del regreso de los primeros judíos de Babilonia en 537 a. E.C. (Zac 1:1, 7; 7:1, 8.) No se registra ninguna otra actividad profética de Zacarías.
Si bien el padre de este Zacarías se llamaba Berekías, lo más probable es que cuando Jesús habló de “Zacarías hijo de Baraquías” (Mt 23:35; nótese la grafía diferente), se refiriera a un sumo sacerdote que vivió antes.

Escritos: Escritor del libro que lleva su nombre Zacarías.

21. Zacarías, Uno de los “cabezas” a quienes Esdras envió a reunir ministros para la casa de Dios antes de viajar a Jerusalén en 468 a. E.C. (Esd 8:15-17.) Es posible que sea la misma persona que los núms. 22 ó 23.

22. Zacarías, Cabeza de la casa paterna de Parós. Zacarías y 150 varones de dicha casa viajaron a Jerusalén con Esdras. (Esd 8:1, 3.) Posiblemente se trate de la misma persona que el núm. 21.

23. Zacarías, Cabeza de la casa paterna de Bebai que dirigió a 28 varones de su familia en el viaje de regreso con Esdras. (Esd 8:1, 11.) Posiblemente se trate de la misma persona que el núm. 21

24. Zacarías, Uno de los hijos de Elam que pusieron fin a sus matrimonios con extranjeras en conformidad con el consejo de Esdras. (Esd 10:10, 11, 26, 44.)

25. Zacarías, Colaborador de Esdras cuando leyó y explicó la Ley al pueblo. Zacarías, probablemente un sacerdote, estaba de pie a la izquierda de Esdras. (Ne 8:1, 2, 4.)

26, 27. Zacarías, Dos hombres de Judá, hijos de Amarías y del selanita, respectivamente, cuyos descendientes moraron en Jerusalén después del exilio en Babilonia. (Ne 11:4, 5.)

28. Zacarías, Sacerdote, hijo de cierto Pasjur, cuyos descendientes vivieron en Jerusalén después del destierro. (Ne 11:10, 12.)

29. Zacarías, Sacerdote asignado a tocar la trompeta en la procesión organizada para la inauguración del muro reconstruido de Jerusalén; hijo de Jonatán. (Ne 12:27, 31, 35.)

30. Zacarías, Otro sacerdote, también asignado a tocar la trompeta, que participó en la misma ceremonia de inauguración que el núm. 29. (Ne 12:40, 41.)

31. Zacarías, Sacerdote y padre de Juan el Bautista. (Lu 3:2.) Él y su esposa Elisabet, pariente de María, la madre de Jesús, vivían en las colinas de Judea. Los dos eran temerosos de Dios y obedecían sus mandatos. Aunque eran entrados en años, no tenían hijos. (Lu 1:5-7, 36.)
Cuando le llegó el turno a Zacarías de ofrecer incienso durante “la división de Abías”, probablemente a finales de la primavera o principios del verano del año 3 a. E.C., entró en el santuario como de costumbre. En esa ocasión se le apareció Gabriel, el ángel de Jehová, y le informó que su ruego había sido oído favorablemente y que su esposa Elisabet le daría un hijo, a quien tendría que llamar Juan. Gabriel le dio instrucciones sobre la crianza de su hijo y le explicó lo que este lograría. (Lu 1:5-17.) Zacarías le pidió al ángel una señal para estar más seguro. Por mostrar tal desconfianza, se le dijo que perdería la facultad del habla hasta después del nacimiento de Juan. (Lu 1:18-23.) En el octavo día después del nacimiento del niño, Elisabet rechazó el nombre que los vecinos y parientes querían ponerle e insistió en que su hijo había de llamarse Juan. Cuando preguntaron al padre, Zacarías tomó una tablilla y escribió sobre ella: “Juan es su nombre”. Al instante recuperó el habla y pronunció una profecía concerniente a la obra de su hijo y a la del Mesías. (Lu 1:13; 1:57-79.)

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