«¡Dichoso tú, amado Beato Juan Pablo II, porque has creído! Te rogamos que continúes sosteniendo desde el Cielo la fe del Pueblo de Dios».
Fue la emocionada invocación de Benedicto XVI, culminando su bellísima e intensa homilía, de la Santa Misa en la que beatificó a su amado predecesor, haciendo resonar en la abarrotada Plaza de San Pedro y en sus alrededores, veneración, cariño, devoción, profunda gratitud y alegría.
Hoy, en el mundo los católicos de todas las culturas y lenguas, estamos unidos espiritualmente en comunión ante la buena noticia, la gran noticia para la Iglesia Universal, para el mundo laico, para el mundo es: Juan Pablo II, el grande es Beato. El Papa que marcó la vida de la Iglesia en todo el mundo será celebrado a partir de ahora el 22 de octubre y la ovación ha resonado en particular en el corazón de la Iglesia Católica, la Plaza de San Pedro, en todo el mundo que ha seguido este momento a través de los numerosos medios de comunicación. El Papa que ha marcado la vida de la Iglesia introduciéndola al tercer milenio pero en particular la vida de la Iglesia en América Latina.
Con un flujo extraordinario de fieles para la beatificación de Juan Pablo II, la Plaza de San Pedro alcanzó desde las primeras horas de esta mañana, el lleno completo, oficialmente a las 5 de la mañana se abrieron las puertas de la Plaza vaticana, aunque numerosos fieles durmieron en las banquetas y calles aledañas a la zona de del Vaticano para garantizarse un lugar próximo a la gran Plaza de San Pedro.
La avenida de la Conciliación la Plaza Pío XII, la Plaza del Resurgimiento, todas las calles aledañas en un radio circunferencial de medio kilómetro se vieron repletas de fieles peregrinos procedentes de todo el mundo que con profunda devoción han querido estar presentes en un momento tan particular.
Antes de la celebración de la misa, el rezo de la Divina Misericordia en diversos idiomas. La afluencia que hoy ha acontecido en la Ciudad eterna ha sido definido como la llegada de una “marea humana”, que no pudiendo llegar hasta el principal punto de encuentro la sede catolicismo mundial, han seguido en 14 pantallas de televisión gigantes este momento tan particular para la vida de la Iglesia universal. Desde el Circo Massimo, hasta Santa María la Mayor, San Juan de Letrán, y San Pablo Extramuros. Las Fuerzas del orden los más de 3.500 voluntarios y los encargados del servicio de asistencia han trabajado arduamente desde ayer para garantizar las mejores condiciones para los miles de peregrinos. Inclusive desde el aeropuerto Leonardo da Vinci, fuera de Roma, ha sido posible asistir a esta magna ceremonia de beatificación del Papa Juan Pablo II, a través de la pantalla gigante colocada en una de las terminales de este aeropuerto.
Inmensa alegría, esa misma alegría que después de haber escuchado en expectante y fervoroso silencio a Benedicto XVI, mientras pronunciaba la fórmula de beatificación, estalló - como queriendo subir hasta el Cielo - materializándose al unísono en una multitudinaria ovación y los aplausos multitudinarios de cientos de miles de personas. Aplausos, ruegos, lágrimas de fervor y de dicha, se alternaban o juntaban al mismo tiempo también cuando el tapiz con la imagen del nuevo Beato Juan Pablo II - Karol Josef Wojtyla - que reproduce una fotografía suya de 1995 - quedó descubierto, sonriendo a los fieles y a todos los hombres de buena voluntad del mundo entero, que se unieron a este momento - tan solemne y tan entrañablemente anhelado - a través de Radio Vaticano y del Centro Televisivo Vaticano en mundovisión.
Nos, vota Fratris Nostri Augustini Cardinalis Vallini, Vicarii Nostri pro Romana Dioecesi, necnon plurimorum aliorum Fratrum in Episcopatu multorumque christifidelium explentes, de Congregationis de Causis Sanctorum consulto, Auctoritate Nostra Apostolica facult atem facimus ut Venerabilis Servus Dei Ioannes Paulus II, papa, Beati nomine in posterum appelletur eiusque festum die altera et vicesima Octobris in locis et modis iure statutis quotannis celebrari possit. In nomine Patris et Filii et Spiritus Sancti.
Palabras que Benedicto XVI pronunció en la fórmula de la Beatificación, en castellano:
Nos, acogiendo el deseo de nuestro hermano Cardenal Agostino Vallini, Nuestro Vicario General para la Diócesis de Roma, de muchos otros Hermanos en el Episcopado y de muchos fieles, después de haber escuchado el parecer de la Congregación para las Causas de los Santos, con Nuestra Autoridad Apostólica concedemos que el Venerable Siervo de Dios Juan Pablo II, Papa, de ahora en adelante pueda ser llamado Beato y que se pueda celebrar su fiesta en los lugares y según las reglas establecidas por el derecho, cada año el 22 de octubre. En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
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