viernes, 13 de septiembre de 2013

Dalmacio Moner, Beato


Presbítero Dominíco, Septiembre 24
 
Dalmacio Moner, Beato
Dalmacio Moner, Beato

Presbítero Dominico

Martirologio Romano: En Girona, de Cataluña, en España, beato Dalmacio Moner, presbítero de la Orden de Predicadores, conocido por su amor a la soledad y al silencio (1341).

San Dalmacio Moner (san Dalmau Moner para los catalanes) nace el año 1289 en Santa Coloma de Farners, a unos 20 kms. de la ciudad de Girona. Sus padres eran de condición económica acomodada, como consta por su comparecencia en diversos juicios sobre conflictos de bienes, relatados en documentos de la época.

Cursó estudios elementales con los padres benedictinos, En Gerona, donde radicó en su adolescencia y juventud, aprendió las artes liberales; en esa época conoció a los padres dominicos, a quienes admiró por sus conocimientos.

Estudió lógica en Montpellier, profesó en 1314 en la Orden de los Predicadores, concluyó filosofía en Valencia y se doctoró en teología.

Fue docente en Castelló, Tarragona y Cervera. Se distinguió por la extrema obediencia a la Regla Dominica, su entrega a la oración, estudio y predicación; promovió vocaciones entre los jóvenes, además de ser consejero de prelados, reyes y catedráticos.
Contribuyó en la organización de nuevos conventos y formó centros de espiritualidad y apostolado. En vida, los frailes y el pueblo lo reconocían como santo; le llamaban "el fraile que habla con el ángel", debido a su piedad y silencio; además, se le atestiguaron levitaciones y favores considerados milagrosos.

Fray Dalmacio practicó la austeridad también en el alimento, vestido y aposento. Durante su vida religiosa, no sólo fue solícito en el cumplimiento de los ayunos y abstinencias, prescritos por las Constituciones dominicanas, sino que renunció del todo a comer carne (salvo en caso de enfermedad) y procuraba alimentarse de verduras endurecidas -a veces de raíces- y de legumbres, cocidas y preferentemente frías. Cuando había de compartir la misma comida que los otros religiosos en el refectorio, evitaba los platos sabrosos o les echaba agua para quitarles el sabor. En cuanto a la vestimenta, usaba hábitos viejos y apedazados, aunque procuraba ir limpio.

Cuando le regalaban un hábito o una capa, pedía a otro religioso que la usase primero él hasta envejecerla por el uso. Su celda era pequeña y angosta, una de las destinadas a los novicios o jóvenes estudiantes. Oraba hasta altas horas de la noche y, cuando le vencía el sueño, se acostaba sobre un saco de sarmientos, a modo de colchón, y reposaba su cabeza sobre un saco rellenado de paja sin cortar, a modo de almohada.
En los cuatro últimos años de su vida vivió una vida de extrema austeridad. Empeñado en dedicar los últimos años de su vida a la contemplación y a la mortificación de su cuerpo, obtuvo del P. Maestro General de los dominicos en 1336 un permiso especial para ir a vivir y morir en la Cueva de Santa Magdalena, conocida aún hoy día como La Sainte Baume, situada cerca de Marsella y custodiada por los frailes dominicos franceses. Vivió allí unos meses, pero tuvo que volver a Girona por asuntos urgentes.
Entonces fue cuando empezó el cuatrienio más severo de su vida en Girona. Volvió a conseguir del P. Maestro General un permiso especial para vivir como anacoreta en una cueva angosta y húmeda excavada en una de las laderas de la amplia huerta del Convento de Santo Domingo. Allí pasó los cuatro últimos años de su vida dedicado a la oración, contemplación y penitencia, con la única obligación comunitaria de acudir al convento a las horas de las comidas y de los rezos en el coro.

El P. Diago resume su muerte con estas palabras: “Recibidos los Santos Sacramentos de la Iglesia, estando presentes los frailes más importantes de la Provincia que habían acudido a aquel convento para celebrar el capítulo y, rogando por él, murió dichosamente de edad de cincuenta años en aquella áspera cueva a 24 de septiembre del año de 1341.

Su culto fue confirmado por Inocencio XIII de 13 de agosto de 1721.



Beato Dalmacio Moner, religioso presbítero
fecha: 24 de septiembre
fecha en el calendario anterior: 26 de septiembre
n.: 1291 - †: 1341 - país: España
canonización: Conf. Culto: Inocencio XIII 13 ago 1721
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Girona, ciudad de Cataluña, en España, beato Dalmacio Moner, presbítero de la Orden de Predicadores, conocido por su amor a la soledad y al silencio.

La vida de este confesor de la orden de Frailes Predicadores transcurrió en la oscuridad de su celda y el tranquilo desempeño de sus deheres ordinarios, sin preocuparse nunca por las cuestiones públicas de carácter eclesiástico o secular. Había nacido, en la aldea catalana de Santa Columba y, eventualmente, fue enviado por sus padres a estudiar en la Universidad de Montpellier. Allí tuvo que entablar una verdadera lucha moral y física para no dejarse arrastrar a la vida desordenada que practicaban la mayoría de los estudiantes, hasta que al fin, con ayuda de la gracia de Dios, triunfó de las tentaciones y, al terminar sus estudios, fue aceptado por los dominicos en Girona. Dalmacio tenía entonces veinticinco años y, después de hacer su profesión, pasó muchos años más dedicado a la enseñanza como maestro de novicios.

A las penitencias prescritas por la regla de su orden, agregó voluntariamente muchas otras mortificaciones, como la de abstenerse de beber durante tres semanas consecutivas y dormir sentado sobre una incómoda silla. Gustaba de orar en campo abierto, en los lugares donde la hermosura de la naturaleza le hablase de la gloria de Dios. Se afirma que cierto día se advirtió la ausencia del hermano Dalmacio, y el fraile que fue a buscarlo, le encontró literalmente arrebatado en éxtasis; en otra ocasión, tres personas le vieron elevado a dos palmos del suelo. Las lecciones de su oficio dicen que a Dalmacio se le conocía en el convento como «el hermano que habla con los ángeles». Con los mujeres nunca hablaba, a no ser que les diese la espalda y no pudiese verlas. Las descripciones sobre su apariencia personal concuerdan en mostrarle como un hombre feo, carente de atractivos.

El hermano Dalmacio expresó siempre su deseo de terminar sus días en las cuevas de La Sainte Baume, donde según las leyenda provenzales pasó los últimos treinta años de su vida Santa María Magdalena, patrona de la orden de los dominicos. Su deseo no le fue concedido, pero se le autorizó a cavar una cueva en los terrenos del convento, en Girona, y allí vivió durante cuatro años, sin abandonar el incómodo sitio más que para asistir al coro, a los capítulos y al refectorio. El beato Dalmacio murió el 24 de septiembre de 1341 y su culto fue confirmado en 1721.

Al escribir sobre el beato Dalmacio en Acta Sanctorum, sept. vol. VII, los bolandistas no pudieron recurrir a ]a biografía original de este santo asceta, escrita por su contemporáneo y hermano en religión, el famoso inquisidor Nicolás Eymeric. En consecuencia, reprodujeron en latín la versión al español de aquella biografía, traducida por Francisco Diego para su historia de los frailes predicadores en su provincia de Aragón. Sin embargo, en los primeros años del presente siglo, llegó a identificarse una copia del original de Eymeric y Fr. van Ortroy la editó en la Analecta Bollandiana, vol. XXXI (1912), pp. 49-81. Esta memoria es muy interesante puesto que se ha comprobado que, a diferencia de la mayoría de los documentos hagiográficos, fue escrita antes de que se cumplieran diez años de la muerte del personaje tratado.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

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