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jueves, 8 de noviembre de 2012

Rayos de Fe


Con los ojos de Dios. 
Tanto vivir en el mundo, escuchar la radio, leer periódicos, ver televisión, podemos terminar pensando y viendo las cosas como las ve el mundo, como la ven y entienden los mundanos, que no tienen fe.
Por eso, ¡qué importante es que tratemos de renunciar a estas cosas, e intentemos formarnos más en la fe! Porque los católicos tenemos que ver las cosas no como las ve el mundo, sino como las ve Dios, desde esa óptica.
Hay un dicho que dice que todo depende del cristal con que se mire. Este es un grave error, porque las cosas son como son en realidad, y el mirarlas con un cristal de un color u otro, de una forma u otra, no cambia la realidad, sino que es subjetivo.
Por eso en todo caso las cosas las debemos mirar con el cristal de Dios, que no tiene deformaciones y nos muestra la realidad tal como es, y ese cristal es la fe, porque a través de la fe somos iluminados en las verdades eternas, que no cambian y que no pueden cambiar, porque son eternas como Dios, que es Verdad.
Hoy se nos quiere hacer creer cualquier cosa. Se quiere invertir el orden natural, y se nos trata de llevar a una manera de vivir que no sea acorde con lo que creemos.
Efectivamente muchos dicen que tienen fe, pero no viven como piensan, es decir, no aplican lo que creen en la vida de cada día. Pero sabemos muy bien que quien no vive como piensa y cree, termina pensando como vive y por su forma de vida puede perder la fe.
No hay escapatoria, o entramos por la puerta estrecha de la fe y nos salvamos, o vamos por el camino ancho del ateísmo, y somos manada conducida al abismo infernal.
La fe es el don más precioso que tenemos. Dios nos lo ha regalado en el bautismo, pero nosotros tenemos que tratar de aumentarla con la recepción de los sacramentos, con la oración, el estudio de la religión y el trato personal con Dios y con su Madre.
Tengamos cuidado en este tiempo tan malo de no perder la fe, porque sin fe la vida es un infierno anticipado.

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