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Tecla de Iconio, Santa |
Mártir
Martirologío Romano: En Seleucia, de Cilicia, santa Tecla, virgen y
mártir, originaria de Iconio, en Licaonia (s. inc.). En su
segundo viaje apostólico, hacia el año 48, San Pablo visita
Iconio acompañado de Bernabé. Es una ciudad de Asia Menor
que hoy forma parte de Turquía.
Al entrar en la ciudad
es invitado cortés y amablemente por Onesíforo a hospedarse en
su casa.
Las puertas están abiertas a quien quiera escuchar el
anuncio del Evangelio. A la casa van acudiendo las gentes.
Pero, aparte de los que se reúnen, alguien más escucha
la Palabra. Se proponen doctrinas nuevas que resultan inauditas y
apasionantes como la continencia y la resurrección.
Frente a ese punto
de encuentro tiene su hogar una familia noble y rica.
Allí vive Tecla con sus dieciocho años. Es la hija
bellísima y casadera que se embelesa con lo que le
llega de la predicación del Apóstol. Su madre está inquieta
y sumamente molesta porque sólo vive para escuchar lo que
se está diciendo en la casa de enfrente; la ha
visto como en éxtasis, ausente... ni siquiera come, día y
noche está sin pestañear clavada en la ventana, no pierde
detalle. Termina por comunicar a Tamiris, novio de Tecla, su
preocupación. Todos los esfuerzos familiares se han aunado para hacerla
desistir de su actitud y todos los razonamientos resultan vanos
a la hora de intentar que la joven se olvide
de lo que está escuchando. Ella ha tomado la resolución
de abandonar su vida cómoda y sus planes de futuro
matrimonio, sólo quiere seguir a Jesús de quien Pablo habla.
Entre
los amigos primero y entre conocidos después va de boca
en boca corriendo la noticia de lo que pasa a
Tecla por escuchar a ese predicador acerca de un judío
resucitado. La clase alta de la ciudad se conmueve hasta
tomarse la resolución de acusar a Pablo a las autoridades
por brujería y hechizos.
Pablo es encarcelado y Tecla, sobornando al
carcelero, entra loca de alegría en la cárcel y escucha
horas y horas las grandezas de Dios, sentada en el
suelo junto a los hierros del preso. Pablo fue azotado
cruelmente y penado con el destierro. El delicado amor de
Tamiris se trueca ahora en desesperación y odio contra quien
fue su amada y se prepara una hoguera donde Tecla
va a ser castigada. Es salvada milagrosamente de las llamas
y marcha de Iconio tras aquel hombre que inflama con
el ardor de lo que predica. Ella misma va transmitiendo
a todos el porqué de su modo de vivir, que
es el amor.
Muy anciana ya Tecla es tragada por la
tierra.
Esta novela forjada entre la verdad histórica y los entresijos
de la fábula fue alimento en el amanecer del cristianismo
para las primitivas comunidades cristianas. La dulce virgen doncella de
Iconio, de la que no hay constancia en los escritos
neotestamentarios, fue contemplada como la doctrina de Pablo personificada. Este
apócrifo recorre el mundo cristiano oriental y occidental sin que
se pueda acertar a establecer dónde está la historia y
dónde la poesía o invención, pero en cualquier caso es
paradigma de la entrega a Dios y de la fidelidad
a su Palabra. Ya en el siglo XIV, una reliquia
suya llegó de Armenia a Tarragona de la que es
patrona.
Este día también se festeja al Padre Pio
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