22 de septiembre
(Siglo VII)
(Siglo VII)
Este santo misionero predicó el
Evangelio con celo infatigable en los alrededores de Poitiers y se afirma,
aunque no hay pruebas, que llegó a ser obispo de aquélla ciudad. Su nombre no
aparece en las listas episcopales de esa sede o de otra cualquiera. Luego de
haber trabajado ahí con gran éxito durante varios años, Emerano se sintió
movido a compasión por la desdichada condición en que vivían muchos
miles de idólatras en Alemania y más allá del Danubio, y se marchó a
predicar el Evangelio en las regiones de Baviera. El duque Teodo lo detuvo en
Ragensburg, en la misma forma como trató de detener, algún tiempo después, a
San Corbiniano, para que ejerciera su
ministerio entre sus súbditos. Emerano permaneció tres años en Ragensburg y
conquistó para la Iglesia a numerosos infieles y pecadores. Después, emprendió
una peregrinación a Roma, pero cuando había llegado a Kleinhelfendorf, entre
Munich y el Tirol, fue nuevamente detenido
por unos hombres que se hicieron pasar por los representantes del duque Teodo y
que le trataron con brutalidad. Sin embargo, el santo pudo escapar y refugiarse
en Feldkirchen, donde murió a poco de llegar, como consecuencia de las
heridas que había recibido. Poco después, su cuerpo fue trasladado a
Ragensburg. No se sabe que haya sido alguna vez obispo de aquella ciudad ni
fundador del monasterio que lleva su nombre.
El motivo y las circunstancias del asesinato de San Emerano
son un misterio (el Martirologio Romano dice, en
base a suposiciones, que "sufrió con paciencia una muerte cruel por Cristo
y para obtener la libertad de otros"). Menos de un siglo después, Aribo,
obispo de Freising, escribió su biografía que no es tal, sino
un ejemplo característico de las invenciones hagiográficas, llenas de
agregados, exageraciones y fantasías, para la edificación popular. Se dice que
antes de que Emerano partiese con rumbo a Italia, Oda, la hija del duque Teodo,
le confió que estaba embarazada por causa
de sus relaciones con un noble caballero de la corte del duque y que no se atrevía
a decir nada por temor a la cólera de su padre y a lo que pudiera hacerle a
ella y al caballero. Emerano la autorizó a decir que él mismo era el padre de
la criatura por nacer. Sin duda que el
piadoso Aribo esperaba que sus lectores quedasen admirados ante la magnanimidad
y el espíritu de sacrificio de Emerano, pero el efecto es contraproducente
puesto que, aparte de que el sacerdote aconsejaba que se dijese una
mentira que seguramente habría de causar un gran escándalo, no había en ello
otro beneficio que el de proteger al verdadero culpable. Sin embargo, Oda
procedió tal como se lo habían aconsejado. En cuanto se descubrió su secreto,
su hermano Lantberto, con varios de sus
hombres, partió en persecución de Emerano. Cuando le dieron alcance, en
Kleinhelfendorf, lo ataron de pies y manos a una escalera, le sacaron los ojos,
le cortaron la lengua, le cercenaron los miembros y le dejaron a que se
desangrara hasta morir, entre diversas
manifestaciones maravillosas. Inmediatamente, el pueblo proclamó mártir a San
Emerano.
Mucho es lo que se ha escrito sobre este santo (cuyo nombre
correcto podría ser "Haimhramus").
Hay biografías escritas por el obispo Arbeo o Aribo, por Meginfrido de
Magdeburgo y por Amoldo, quien pertenecía al monasterio que llevaba el nombre
de Emerano. En la edición de la biografía de Aribo, hecha por MGH., Scriptores
Merov, vol. IV, pp.
452-520, con anotaciones críticas, B. Krusch demuestra que
el texto impreso por los bolandistas (en Acta Sanctorum, vol.
VI, septiembre) representa substancialmente el escrito original de Aribo que fue
escrito alrededor del año 772. Pero aun en su forma auténtica, los datos de
Aribo no son dignos de confianza. Ver a A. Bigelmair, en Die
Anfánge des Chnstentums in Bayren, en el Festgabe,
a A. Knopfler (1907) y a J. A. Enders en el Romische
Quartalschrift para 1894; para
esto, véase especialmente a J. A. Enders en Beitrage
zur Geschichte des M. A. Regensburgs (1924).
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