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Maura de Troyes, Santa |
Virgen
Martirologio Romano: En Troyes, a orillas del Sena, en la
Galia Lugdunense (hoy Francia), santa Maura, virgen, dedicada a obras
de piedad y caridad (c. 850).
Etimología: Maura = oscura. Viene
de la lengua latina.
Fecha de canonización: Información no disponible, la
antigüedad de los documentos y de las técnicas usadas para
archivarlos, la acción del clima, y en muchas ocasiones del
mismo ser humano, han impedido que tengamos esta concreta información
el día de hoy. Si sabemos que fue canonizado
antes de la creación de la Congregación para la causa
de los Santos, y que su culto fue aprobado por
el Obispo de Roma, el Papa.
Estamos hoy ante la historia de una virgen del siglo
IX.
Era hija de un noble llamado Mariano y de la
rica Sedulia, y hermana de Eutropioo, el eminente prelado
de Troyes.
Fue aquí en donde ella vivió. Su padre llevaba
una vida disipada. Gracias a las advertencias de su hija,
cambió de vida y se convirtió en un padre honrado
y virtuoso.
Su hermano, que era sacerdote, había renunciado ya a
su herencia. De esta manera, Maura disponía de una
dote increíble.
Prefirió entregarse al Señor antes que un hombre.
Decía tener
cuatro novios: san Pedro, san Pablo, san Gervasio y san
Protasio.
Les rezaba a menudo. Mantenía y sostenía las iglesias a
ellos dedicadas.
Socorría a los monjes y monjas en la diversas
misiones que llevaban a cabo.
Iba los martes y los viernes
descalza y de rodillas a sus iglesias. Y esos días
tomaba solamente agua.
Prudencio, obispo y biógrafo de Maura, afirma que
era muy querida porque hacía muchas curaciones de la vista.
21 de septiembre
SANTA MAURA DE TROYES, (*)
Virgen
(850 d.C.)
Nació en Troyes, la ciudad de la Champagne, en el año de
827, y gracias a sus fervientes plegarias, Dios le concedió la conversión de
su padre, que hasta entonces había llevado una vida mundana y desordenada. Poco
después de su arrepentimiento murió el padre de Maura, y ésta continuó su
vida de siempre, sujeta por la obediencia más estricta a su madre, Sedulia. La
devoción, la humildad y la paciencia de la joven fueron el ejemplo de toda la
familia y el medio de santificación para su
hermano Eutropio, quien llegó a ser el venerable obispo de Troyes. La doncella
consagraba todo su tiempo a la oración, la práctica de la obediencia en las
atenciones a su madre, de la caridad en el servicio a los pobres, o bien a su
trabajo, que consistía en servir a los necesitados y a la Iglesia. Si
establecer orden en lo que hacemos conduce el alma a Dios, de acuerdo con la
observación de San Agustín, hay que señalar que Maura reglamentaba la
distribución de su tiempo en todas sus
acciones. Se pasaba prácticamente la mañana entera en la iglesia, en actos de
adoración a Dios, de oración al divino Redentor y de meditación en su Pasión
y su muerte. Ayunaba cada miércoles y cada viernes, sin probar otro alimento
que el pan y el agua; a veces, en aquellos días
de penitencia, caminaba descalza hasta el monasterio de Montenay, a dos leguas
de la ciudad, para entregar los secretos de su alma al santo abad del lugar. Es
difícil explicar el respeto profundo, casi doloroso, que le penetraba al
espíritu cuando oía la palabra del Señor, y era tan grande la sensibilidad de
su alma ante la devoción que, aún no se había arrodillado a orar, cuando las
lágrimas manaban en abundancia de sus ojos. Dios obró maravillas en favor
suyo, pero ella se impuso el deber de
ocultar Sus beneficios, porque temía el aplauso y la admiración del mundo. En
los últimos momentos de su vida, murmuró el Padre Nuestro y murió al
pronunciar las palabras: "Venga a nos tu reino", cuando acababa de
cumplir los veintitrés años de edad.
El Acta Sanctorum, sept.
vol. VI, reproduce una breve biografía de la que fue autor San Prudencio de
Troyes, quien murió en 861. Ver también a E. Socard en Sainte
Maure de Troyes (1867).
¡Felicidades
a quien lleve este nombre!
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