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Juan Bautista Mazzucconi, Beato |
Presbítero y Mártir
Martirologio Romano: En la isla Woodlark, en Oceanía,
beato Juan Bautista Mazzucconi, presbítero del Instituto de Milán para
Misiones Extranjeras y mártir, que después de dos años evangelizando,
ya exhausto por fiebres y llagas, fue decapitado por odio
a la fe (1855).
Fecha de beatificación: Juan Pablo II lo
beatificó en el año 1984.
Sus
padres eran dueños de una hilandería y muy estimados por
su generosidad. Tuvieron doce hijos, de los cuales tres
se hicieron sacerdotes y cuatro fueron monjas. Juan, el noveno
hijo, es ordenado sacerdote en el 1850 y enseguida entra
en el Seminario para las misiones extranjeras recientemente fundado (actualmente
lo conocemos como PIME: Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras). Con
él los aspirantes a misioneros son seis, y empiezan una
preparación apasionada, pero incompleta por el lugar en que serán
enviados: Oceanía.
En el marzo de 1852 se embarcan en Londres
con destino a Australia cinco presbíteros: Paolo Reina, Carlo Solerio,
Timoleone Raimondi, Ángel Ambrosoli y Juan Mazzucconi, junto con los
catequistas Luis Tacchini y José Corti. De Australia parten, en
octubre, a su zona misionera, se dividen en grupos sobre
las islitas Rook y Woodlark, cerca de Nueva Guinea. Reciben
las consignas de los misioneros Maristas, que se retiran totalmente
maltrechos.
Mazzucconi, con el Padre Reina, el Padre Ambrosoli y
José Corti, se establece en Rook. Pero pronto cae enfermo:
y su aspecto doliente le hace recibir con mayor
fuerza la hostilidad de los isleños. Mazzucconi descubre pronto que
"los padres y las madres matan más que la mitad
de sus hijos" apenas nacidos. Todo va mal. Pero él
acepta la situación, se empeña en entender a los lugareños
y busca medios para ganar la confianza de aquellos, venciendo
las dificultades y peligros. Luego da fiebres terribles tiene que
ir a recibir tratamiento médico en Australia.
Una vez curado, se
reenbarca, y cuatro meses después reaparece en Woodlark en una
goleta de nombre Gazelle. Aquí se entera que el Corti
ha muerto, y que todos los misioneros han tenido que
regresar a Australia, sin haber podido comunicarle a él sobre
ese retorno. Estaba pues tan solo con la tripulación de
la Gazelle. Y es el primero a morir: un notable
de la isla, sube al barco aparentando deseos de saludarlo,
lo derriba con un golpe de hacha en la cabeza,
luego más hombres abordan la nave, todo es matanza y
saqueo. Los cuerpos de las víctimas acaban en mar.
Después de
meses una expedición de Australia llega a la islita, recoge
testimonios del crimen, sobre el sitio en que tuvo lugar
y sobre como fue su suplicio.
125 años después, el
PIME ha vuelto, un miembro de aquél instituto, contemporáneo nuestro,
ha escrito sobre Juan Bautista Mazzucconi: "No es un
personaje que tenerlo en un nicho... Es un joven moderno
y actual, por la sensibilidad y mentalidad que tuvo, por
el camino que trazó, por la vocación misionera que realizó"
(Piero Gheddo).
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