|
Ezequiel Moreno y Díaz, Santo |
Obispo
Martirologio Romano: En Monteagudo, de Navarra, en España, tránsito de
san Ezequiel Moreno Díaz, obispo de Pasto, en Colombia, de
la Orden de los Recoletos de San Agustín, que trabajó
y, por anunciar el Evangelio, dio su vida tanto en
las Islas Filipinas como en América del Sur (1906).
Fecha de
canonización: Juan Pablo II lo canonizó en la ciudad de
Santo Domingo el 11 de octubre de 1992, presentándolo al
mundo como ejemplo de pastor y de misionero en el
V Centenario de la evangelización de América.
Ezequiel Moreno nació en Alfaro (La Rioja, España), el
9 de abril de 1848. Siguiendo el ejemplo de su
hermano Eustaquio, el 21 de septiembre de 1864 vistió el
hábito en el convento de los agustinos recoletos de Monteagudo
(Navarra) y tomó el nombre de fray Ezequiel de la
Virgen del Rosario.
En 1869, después de sus estudios de
teología, fue enviado a las islas Filipinas, tierras de sus
sueños, con 17 hermanos. Llegó a Manila el 10 de
febrero de 1870. Recibió la ordenación sacerdotal el 3 de
junio de 1871 y fue destinado enseguida a la isla
de Mindoro, con su hermano Eustaquio. Como capellán demostró su
celo apostólico en la colonia militar y sus anhelos misioneros
en la búsqueda de pueblos que no conocían a Dios.
Las fiebres le obligaron a volver a Manila. Poco después
fue nombrado párroco de Calapan y vicario provincial de los
agustinos recoletos de la isla de Mindoro; de 1876 a
1880 ocupó los cargos de párroco de Las Piñas y
de Santo Tomás en Batangas y de 1880 a 1885
ejerció los oficios de predicador del convento de Manila, párroco
de Santa Cruz y administrador de la casahacienda de Imus.
El capítulo provincial de 1885 nombró a fray Ezequiel prior
del convento de Monteagudo, donde se modelaban les conciencias de
los futuros misioneros. Terminado su mandato de superior de ese
convento, se ofreció como voluntario para restaurar la orden en
Colombia. Nombrado jefe de una expedición, partió de España a
finales de 1888 con otros seis religiosos voluntarios, llegando a
Bogotá el 2 de enero de 1889. Su primer objetivo
fue restablecer la observancia religiosa en las comunidades.
En 1893
fray Ezequiel fue nombrado obispo titular de Pinara y vicario
apostólico de Casanare; recibió la ordenación episcopal en mayo de
1894. Habría preferido acabar sus días en medio de sufrimientos
y privaciones—como manifiesta en una de sus cartas—, pero Dios
lo había destinado a una misión más ardua y delicada.
En 1895 fue nombrado obispo de Pasto. Cuando se le
comunicó la noticia, le vino a la mente una pregunta
angustiante: “¿Me habré hecho indigno de sufrir por Dios, mi
Señor?”. En su nueva misión le esperaban situaciones mucho más
difíciles y amargas: humillaciones, burlas, calumnias, persecuciones e incluso el
abandono de parte de sus superiores inmediatos. En 1905 se
vio afectado por una grave enfermedad—cáncer en la nariz—, que
le hizo saborear hasta la última gota el cáliz del
dolor. Los médicos le animaron a volver a Europa para
operarle, pero él se negaba a abandonar su grey. Aconsejado
por los fieles y los sacerdotes, en diciembre de aquel
mismo año regresó a España para someterse a varias operaciones.
Con el fin de conformarse más con Cristo, rechazó la
anestesia. Soportó las dolorosas operaciones sin un lamento y con
una fortaleza tan heroica que conmovió al quirurgo y a
sus asistentes.
Sabiendo que estaba herido de muerte, quiso pasar
los últimos días de su vida en el convento de
Monteagudo, junto a la Virgen. El 19 de agosto de
1906, después de de haber padecido acérrimos dolores, con los
ojos clavados en el crucifijo, entregó su alma al Señor.
Fue beatificado por Pablo VI el 1 de noviembre de
1975.
|
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario