|
Fomentar la interioridad de nuestros hijos |
Los niños actuales asumen jornadas análogas a las
de los adultos. Ocho horas en la escuela más el
tiempo de transporte. Aunque hagan tareas recreativas el cansancio es
mucho y la necesidad de intimidad y silencio se hacen
notar.
Podemos justificar esta realidad aduciendo que no tenemos otra opción,
que los padres trabajamos. Muy bien. Entonces pensemos si es
necesario que además participen en actividades que posiblemente deseen realizar
pero que agreguen cansancio y estrés a una agenda cargada
de obligaciones.
¿Cuál es el sentido de todo este activismo? Acaso
creemos que cuantas más habilidades aprendan siendo pequeños, más opciones
tendrán en el mundo del mañana? Muchos padres creen que
si ,que no hay tiempo que perder. Que el mundo
laboral es complicado.
En parte es verdad que el futuro es
incierto pero también es cierto que a pesar de nuestras
buenas intenciones, cuanto más atosigamos a los niños en una
vorágine de actividades y estrés más los dejamos desprovistos de
sentido común, de contacto consigo mismos y de equilibrio entre
sus búsquedas genuinas y los estímulos del entorno. Si un
niño no aprende a discernir entre lo necesario y lo
superfluo, entre lo que le es afín y lo que
no, entre lo que le nutre y lo que le
intoxica no habrá conocimiento ni habilidad que valga la pena
aprender.
En la educación de nuestros hijos hemos de plantearnos la
búsqueda del necesario equilibrio entre la actividad y el tiempo
para la reflexión ya que si rellenamos hasta el último
minuto de tiempo de nuestros hijos con actividades de todo
tipo, no podrán mantener el contacto consigo mismos y como
afirmó el beato Juan Pablo II “la falta de
interioridad es el drama de nuestro tiempo”.
|
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario