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Canuto de Dinamarca, Santo |
Mártir Parono de Dinamarca
Martirologio Romano: En Odense, ciudad de Dinamarca, san
Canuto, mártir, rey de ardiente celo, que dio gran esplendor
al culto en su reino, promovió el estado clerical y
asentó sólidamente las iglesias de Lund y Odense, siendo finalmente
asesinado por unos sediciosos (1086).
Etimológicamente: Canuto = Aquel que
es imprescindible,es de origen germánico.Canuto
IV el Santo (en danés, Knud den Hellige) (1040 -
1086) reinó en Dinamarca desde 1080 hasta su asesinato en
1086. Era hijo natural de Sven II rey de Inglaterra.
Sucedió a su hermano Harald III Hen.
Desde joven resaltan
en él las mejores cualidades para la lucha y posee
apreciadas dotes de conquistador. Pelea contra los piratas que destrozan
las costas del reino y logra limpiar los mares; sale
vencedor en las sangrientas guerras contra los vendos paganos. Crece
más y más su estima entre el pueblo. Pero a
la muerte de su padre usurpa el trono su hermano
Harald porque la nobleza prefiere un rey flojo y estúpido,
que muere a los dos años. Entonces es cuando sube
al trono Canuto, corriendo el año 1080.
Se esfuerza por restablecer
las buenas costumbres ya que se ha encontrado con un
reino que aún sufre los tropiezos del paganismo. Purga al
pueblo de vicios y desórdenes. Guerrea contra Estonia y añade
a Dinamarca los territorios de Curlandia y Samogitia. Parece que
no por ambición, sino por piedad; de hecho, inmediatamente manda
misioneros que evangelicen a los habitantes de esas tierras.
Como suele
suceder en un rey, se casó con Adela, hija de
Roberto, conde de Flandes, de quien tuvo a Carlos el
Bueno.
Dispone las cosas del reino con leyes humanas, sabias y
prudentes. Hace por los menesterosos, construye hospitales, su tesoro es
para los pobres. Favorece la misión de la Iglesia con
la construcción de templos y patrocinando monasterios.
Precisamente la cuestión
de los diezmos le indispone con los nobles. Intenta desarraigar
en el pueblo la mala costumbre de atribuir únicamente a
los pecados de los clérigos la causa de las calamidades
que periódicamente afligen al pueblo, las enfermedades, catástrofes y todo
tipo de desórdenes naturales.
Por su parte, adopta actitudes penitenciales. Tiene
una piedad grande que le lleva a traer después de
invadir Inglaterra, las reliquias de san Albano. Entre todas las
actitudes religiosas destaca su amor y veneración por la Eucaristía.
Sinceramente es capaz de poner a los pies de Cristo
crucificado su espada, su corona y las insignias reales ¡y
lo hace!
Es traicionado por su hermano Olao. Un día que
asiste a la Misa en Odense, en la isla de
Fünen y en la iglesia de san Albano, acompañado por
algunos leales, los rebeldes capitaneados por Blacon rodean la Iglesia.
Después de haber confesado y comulgado, muere asaeteado, perdonando a
sus enemigos. Fue un 10 de enero del 1087. Es
canonizado y proclamado primer santo de Dinamarca el año 1.100.
El Papa Clemente X reconoce su culto para toda la
Iglesia.
En nuestra época puede resultarnos extraña la figura de un
santo rudo, peleón, invasor de tierras extrañas y exigente sin
contemplaciones. Parece convencernos más su bondad con los pobres, su
compasión con el débil, su piedad y penitencia. Pero él
hizo lo que pudo para ser leal consigo mismo, bueno
con su pueblo y fiel con la Iglesia. Eso era
lo que le pedía el siglo de hierro, aquel oscuro
tiempo bárbaro y turbulento.
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