martes, 22 de noviembre de 2011

¿Qué es la contrición?




Ya de inicio, la palabra que compone la pregunta como título parece muy simple. Pero… ¿qué es en verdad lo que busca, lo que exige la pregunta?

Se puede afirmar que la contrición es el más profundo dolor por ir en contra de la voluntad de Dios Padre, que es santo y bueno, ofendiéndole, que lo es pecar. Incluye además, el firme propósito de no caer nuevamente en el pecado. Así se cree, por motivo de la fe que cada quien profesa.

Detenerse para examinar la conciencia y escudriñar en el interior como preparación para acudir al sacramento de la Penitencia y Reconciliación es un proceso que conlleva pesar, tristeza y un verdadero arrepentimiento. O sea, lograr una firme determinación de no volver a caer en el pecado. Esa es la contrición perfecta.

A manera de ejemplo, conviene recordar y repasar aquel momento del Apóstol Pedro cuando descubrió que había negado a Jesús (Mt 26, 69; Mc 14, 66).

Descubrir y aceptar que se ha pecado – en eso consiste el examen de conciencia – es un proceso que conlleva dolor y arrepentimiento. Precisamente, la contrición es tener bien adentro del corazón ese verdadero arrepentimiento por ofender a Dios con el pecado. ¿Por qué no recurrir al Salmo 50? “Piedad de mí, Señor, en tu bondad, por tu gran corazón, borra mi culpa”.

La contrición es imperfecta (atrición) cuando existe el dolor del pecado, más bien, por el temor del castigo de Dios por haberle ofendido como también por la fealdad y repugnancia del mismo. Aquí, se puede señalar como ejemplo el hecho de que Judas Iscariote se enojó consigo mismo y se llenó de rabia, pero no pidió perdón y optó por quitarse la vida.

Señala el Catecismo de la Iglesia Católica (1976): “Al dar el Espíritu Santo a sus Apóstoles, Cristo resucitado les confirió su propio poder divino de perdonar los pecados. «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos» (Jn 20, 22-23)”.

Desde que comenzamos a conocer y crecer en la fe, aprendemos que es ella la que nos indica nuestro caminar hacia Dios: nacer, vivir y morir. Venimos de Él y también hacia Él caminamos. Esa es nuestra meta. No la echemos a un lado

1.- Acto de contrición

Dios mío,
me arrepiento de todo corazón
de todos mis pecados
y los aborrezco,
porque al pecar, no sólo merezco
las penas establecidas por ti
justamente,
sino principalmente porque te
ofendí,
a ti sumo Bien y digno de amor
por encima de todas las cosas.
Por eso propongo firmemente,
con ayuda de tu gracia,
no pecar más en adelante
y huir de toda ocasión de pecado.

Amén.

2.- El Acto de contrición

Oración de arrepentimiento por nuestros pecados y de petición de la gracia del Señor para que nos ayude a superarnos.

¡Señor mío Jesucristo!,

Dios y Hombre verdadero,

Creador, Padre y Redentor mío;

por ser Vos quien sois, Bondad infinita,

y porque os amo sobre todas las cosas,

me pesa de todo corazón de haberos ofendido;

también me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno.

Ayudado de vuestra divina gracia,

propongo firmemente nunca más pecar,

confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta.

Amén.

3.- Acto de contrición

Pésame, Dios mío,
y me arrepiento de todo corazón de haberos ofendido.

Pésame por el Infierno que merecí y por el Cielo que perdí;
pero mucho más me pesa,
porque pecando ofendí a un Dios tan bueno y tan grande como Vos.

Antes querría haber muerto que haberos ofendido,
y propongo firmemente no pecar más,
y evitar todas las ocasiones próximas de pecado.

Amén.



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