INTRODUCCIÓN
Sin lugar a dudas el personaje más importante de toda la historia de la humanidad es Jesucristo por el hecho de ser nada menos que la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, el Hijo, "nacido de mujer, nacido bajo la ley en la plenitud de los tiempos". (Gál.4.4)
Por un amor absolutamente gratuito, Dios "nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuesemos santos e inmaculados ante El por el amor. El nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos... por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados". (Ef.1,4-7)
La encarnación del Verbo Eterno de Dios tenía por fuerza que darse en algún momento de la historia, en algún lugar concreto de la Tierra, en algún pueblo determinado y de una mujer concreta. Pero para llevar a cabo su obra de salvación, Dios no eligió a ninguno de los pueblos poderosos que habitaban la tierra, sino que pidió a un anciano caldeo llamado Abraham, mediante un sublime acto de Fe y esperanza contra toda esperanza, la creación de un pueblo nuevo, un pueblo suyo, el Pueblo de Dios. Toda esta historia maravillosa está relatada en un libro, el más importante del mundo: la Sagrada Biblia.
¿Qué es la Biblia?
Durante unos 18 siglos, desde Abraham hasta Jesucristo, el pueblo de Israel descubrió, cada vez con mayor lucidez, que el Dios único se había ligado a él con una alianza especial: "Tú serás mi Pueblo y Yo seré tu Dios". Los profetas, que hablaron de parte de Dios, las experiencias positivas y negativas resultado de la Alianza, sus inquietudes, oraciones, triunfos y dramas, fueron pasando de una manera u otra a los libros y documentos que los responsables religiosos de Israel recibieron, escogieron y acreditaron como parte del Libro Sagrado.
Así se formó el Antiguo Testamento de la Biblia. Estos libros son la herencia más preciosa que Dios entregó como Testamento a su pueblo escogido.
Después de tantas experiencias, "en la plenitud de los tiempos", el Padre Eterno envió a su Hijo Unigénito a consumar la obra de la Redención. Los esfuerzos de Jesús para salvar al pueblo judío llevándolo a la madurez de la fe y descubriéndolo a Dios como Padre amoroso; la predicación de la Buena Nueva (Evangelio) de la salvación y después su rechazo, muerte y resurrección dieron origen en la Iglesia por El fundada a la redacción y aprobación de los libros, del Nuevo Testamento.
Los libros de ambos testamentos forman la Biblia completa que consta de 73 libros: 46 del Antiguo Testamento y 27 del Nuevo.
La Biblia fue Inspirada por Dios.
Cuando leemos la Biblia, sobre todo en la Santa Misa, decirnos al final "Palabra de Dios". Eso quiere decir que en las Sagradas Escrituras Dios nos está hablando. En otras palabras, reconocemos que la Biblia está inspirada por Dios, que los autores humanos, Isaías, Jeremías, San Mateo, San Pedro, etc., con lenguaje humano y con su estilo propio, nos están diciendo lo que Dios mismo les ha revelado. Dios es el autor principal de la Biblia.
Otras culturas también tienen sus "libros sagrados", como el Libro de los Vedas de los hindúes, o el Corán del Islam, pero hay una diferencia abismal con respecto a la Biblia. Hemos de reconocer la autoría de Dios en la Biblia al menos por un detalle: el cumplimiento prodigioso de profecías hechas con siglos de anticipación.
¿Cómo explicar, sin la intervención divina el hecho de que el Rey David, 1000 años antes, o Isaías 700, hayan podido describir con detalles sorprendentes la pasión y muerte de Jesucristo? El anuncio del Mesías está presente en todo el Antiguo Testamento, desde el Génesis hasta Baruc, el último de los Profetas, un siglo antes de Cristo.
Por eso la Constitución "Del Verbum" del Concilio Vaticano Segundo nos dice:Las verdades reveladas por Dios, que se contienen en la Sagrada Escritura, se consignaron por base de los Apóstoles, reconoce que todos los libros del Antiguo y del Nuevo Testamento, con todas sus partes, son sagrados y canónicos, en cuanto que, escritos por inspiración del Espíritu Santo, tienen a Dios como autor, y como tales han sido confiados a la Iglesia.
En la composición de los libros sagrados, Dios se valió de hombres elegidos, que usaban todas sus facultades y talentos; de este modo, obrando Dios en ellos, y por ellos, como verdaderos autores, pusieron por escrito todo y sólo lo que Dios quería" (DV 1 l).
"Cristo crucificado es una prueba de la solidaridad de Dios con el hombre que sufre"
Juan Pablo II
La Interpretación de la Biblia.
Los libros de la Biblia no entregan su mensaje sino al que viene a compartir la experiencia de la comunidad en que se originaron estos libros. Hay una manera de entender la Biblia que es propia del Pueblo de Dios: es lo que llamamos la Tradición del Pueblo de Dios. Jesús recibió en su propia familia y en las sinagogas, la tradición judía. Luego enseñó a sus Apóstoles una nueva manera de comprender la Historia Sagrada: por eso se habla de la Tradición de los Apóstoles o de Tradición de la Iglesia.
Para comprender la Biblia, no podemos confiarnos de cualquier predicador que la manipula a su conveniencia. Debemos recibirla tal como la entiende la Iglesia Católica, que fue fundada por Cristo mismo en los Apóstoles y que en 2000 años ha sabido ser fiel al "Depósito de la Fe" sorteando toda clase de errores y desviaciones.
La Biblia es un libro muy complejo y difícil de leer y entender ya que fue escrito a lo largo de miles de años y por muchos autores humanos inspirados por Dios. No conviene leerla de la página 1 en adelante, del Génesis al Apocalipsis.
Lo mejor para saber lo que la Biblia nos quiere decir es el estudio del Catecismo de la Iglesia Católica, editado por Juan Pablo II en 1992 teniendo a mano la Sagrada Biblia. Cada tema, cada página, cada párrafo, tiene como base la Palabra de Dios (hay en el Catecismo 2927 citas) enriquecido y explicado por la tradición y el Magisterio de la Iglesia. Podemos decir que dicho Catecismo es pura Biblia con el sello de garantía de la Iglesia fundada por el Señor Jesús.
LOS CUATRO EVANGELIOS
La palabra "evangelio", del griego "evangelion" quiere decir buena nueva, buena noticia. Y Jesucristo es El mismo la Buena Noticia, el único Evangelio para la humanidad entera. Cuando hablamos de "cuatro Evangelios", estamos designando en realidad cuatro versiones distintas del único Evangelio. Por eso decimos "según San Juan o según San Lucas".
Los Apóstoles y demás Discípulos, fueron comunicando esa Buena Nueva por todo el mundo conocido en aquel entonces. Judíos, griegos, romanos, egipcios, galos, hispanos, etc., se convirtieron gozosos y supieron dar su vida valientemente por la causa del Evangelio durante las persecuciones romanas..
Pero Jesucristo nunca escribió un libro ni la Iglesia al principio pensó en ello: el Evangelio se transmitía oralmente y con eso bastaba, pero llegó el momento en que decidieron los mismos Apóstoles consignar dichos y hechos de Jesús, para evitar deformaciones en el mensaje auténtico del Señor. Así fueron escribiéndose los cuatro Evangelios que conocemos y también los demás libros del Nuevo Testamento.
Es pues muy importante tener en cuenta que la Tradición Apostólica es anterior cronológicamente y en cierta manera más importante que los libros escritos, ya que es la Iglesia la que nos entrega por Tradición cuáles son los auténticamente inspirados por Dios tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento.
Error fatal de los protestantes es hacer a un lado la Tradición con la idea de que "solo la Biblia basta". Si no contarnos con la Iglesia Católica que con su Tradición nos interpreta la Biblia, caemos, como vemos sucede en la infinidad de iglesias y sectas protestantes en toda clase de desviaciones y errores que pueden llegar a consecuencias fatales, a la muerte misma por suicidios masivos, como en la Guyana, en Waco y en otras partes del mundo.
Hemos de tener presente que los Evangelios, que narran acontecimientos reales y contienen verdadera historia no fueron concebidos principalmente como biografías de Jesucristo en el sentido actual de esta palabra. Su finalidad primordial es instructiva, formadora, didáctica. Surgieron para el servicio de la predicación cristiana de la primera hora, corra corroboración y ayuda de la predicación oral, para despertar y fortalecer la fe en Jesucristo. (Lc. 1, 1,ss; Jn.20,31)
Todo ello nos explica el porqué las narraciones evangélicas, lejos de ser exhaustivas (Jn.20,30), son sumamente parcas al referir los hechos así como en precisar detalles cronológicos o geográficos. Son de un carácter esquemático y doctrina¡, prescindiendo de detalles que nos hubiera encantado conocer, por ejemplo cómo eran físicamente tanto Jesús, como María
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Una inquietud pertinente
Habiendo sido escritos los Evangelios al menos 30 años después de los hechos, podemos preguntarnos qué grado de fidelidad pueden contener. ¿No quedarían un tanto deformados por causa precisamente de la predicación que puede ser un tanto subjetiva y aún por la misma buena fe de los creyentes?
Católicos y no católicos, admiten que todo el material que contienen los Evangelios fue algo vivo, permanente, entrañable y de vital importancia en las primeras décadas del cristianismo. Cuando no existían los libros impresos (aún en nuestros días se da en culturas un alto grado de analfabetismo) la mnemotecnia (técnicas para memorizar) y la facilidad asombrosa para repetir fielmente breves relatos, frases sentenciosas y aún pequeños discursos con frecuencia redactados en forma rítmica o cadencioso, garantizan dicha fidelidad al relato apostólico. Los dichos y hechos de Jesús (bienaventuranzas, parábolas, milagros) se repetían con facilidad por parte de los diversos predicadores y aunque se detectan algunas variantes, no existen deformaciones sustanciales. La historicidad básica de los relatos evangélicos es por tanto irrecusable.
Además sabemos que de los cuatro Evangelistas, dos, San Mateo y San Juan, fueron Apóstoles y los otros dos, San Marcos y San Lucas fueron discípulos directos de San Pedro y de San Pablo respectivamente. Hombres que presenciaron los hechos, que estuvieron al lado de Jesús por tres años como los dos primeros o bien hombres responsables como San Marcos y San Lucas que estuvieron ligados a los Apóstoles y que minuciosamente se informaron (Lc. 1, 1 -4) de la verdad y de la exactitud de palabras y hechos, son de una inmediatez evidente, garantía de fidelidad.
Justamente la Iglesia recibió esos libros como Sagrados, por haber sido redactados por los mismos Apóstoles o al menos bajo su vigilancia y dependencia. Ese origen apostólico fue precisamente el criterio para admitir los Evangelios auténticos o rechazar otros pretendidos evangelios surgidos posteriormente, llamados apócrifos.
Pero aún existe el hecho de que fueron escritos bajo la inspiración divina. ¿Cómo pues poner en duda que las narraciones evangélicas sean históricamente fidedignas o cómo pensar que no nos transmiten fielmente el pensamiento de Jesús?
Los Evangelios "Sinópticos"
La estructura literaria, el estilo y el plan interno de los Evangelios varían no poco entre sí, especialmente en lo que respecta a los tres primeros comparados con el de San Juan. En efecto: los escritos de San Mateo, San Marcos y San Lucas presentan un cierto paralelismo y son por eso llamados Sinópticos (de "sinopsis", mirada de conjunto) ya que su plan es idéntico y hasta puede ponerse en columnas paralelas, aunque con algunas variantes. Comienzan con la predicación de San Juan Bautista, presentan luego la predicación y actuación de Jesús en Galilea y finalmente su viaje a Jerusalén con los acontecimientos de su pasión, muerte y resurrección. Tienen muchas coincidencias pero cada uno tiene un enfoque distinto y relata algunas cosas de que carecen los otros dos.
Cada Evangelista es responsable de la verdad de sus relatos y de la fidelidad a las palabras de Jesús que aduce, según su modo particular de concebir su libro y redactado, según los fines personales, siempre instructivos, que con ello se propuso.
El Evangelio de San Juan.
San Juan, por supuesto, tiene en su Evangelio la misma finalidad e los sinópticos: quiere llevara la mente y el corazón del lector la fe en Jesús como Mesías y como Hijo de Dios, con la vida espiritual en Cristo que ello supone: escribe para "que creyendo en El tengáis la vida en su Nombre" (Jn.20,31).
Pero San Juan discurre por otros caminos que los Sinópticos: habiendo escrito su Evangelio cerca del año 95, supone los otros tres Evangelios y además la Teología desarrollada por San Pablo y la catequesis primitiva. Se basa mucho en sus recuerdos personales acerca de Jesús, al que admiraba fuertemente con su corazón juvenil captando detalles que los demás no notaron. La selección de temas y la manera de presentarlos son pues, muy originales y distintos respecto a los otros Evangelios.
Cuando San Juan escribe ya habían surgido herejías dentro de la Iglesia, como los gnósticos que negaban la perfecta humanidad de Cristo y les sale al paso con un Evangelio muy cristológico. En el versículo 14 del primer capítulo dice fuertemente que "el Verbo se hizo carne", esa carne que San Juan tocó con sus propias manos, ese cuerpo bien humano en el cual se recostó en la Ultima Cena.
Pero por otro lado Cerinto y los Ebiondas negaban la divinidad de Jesús y por eso también, desde los primeros versículos de su Evangelio afirma tajantemente que "el Verbo era Dios".
Presenta al judaísmo como enemigo declarado del cristianismo: siendo él mismo judío, habla de los enemigos de Jesús como de "los judíos".
Omite muchos sucesos ya narrados en los sinópticos pero incluye otros inéditos, como el discurso maravilloso de Jesús en la Ultima Cena y el lavatorio de los pies hecho por el Maestro.
Recordemos una vez más que ninguno de los cuatro Evangelistas intentó darnos una completa biografía de Jesucristo. Nos comunican sus enseñanzas con total fidelidad, sus hechos principales absolutamente históricos y su visión personal de la figura del Señor.
De estas cuatro narraciones evangélicas, "resulta la imagen única de un Judío que superó el judaísmo, la de un Hombre que superó la humanidad, la del Hombre-Dios, Jesús de Nazaret, el héroe y protagonista de la cuádruple narración que forman los cuatro libros del único Evangelio, el libro más hermoso que jamás se ha escrito". (Bover-Cantera).
El Evangélico según San Mateo.
¿Quién era San Mateo? Lo dice su mismo Evangelio: "Cuando partía de allí, vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado al banco de los impuestos y le dijo: Sígueme. Y él levantándose, le siguió". (Mt.9,9). San Marcos nos relata el mismo acontecimiento (Mc.2,14) en donde aparece su otro nombre: Leví, hijo de Alfeo.
Era pues, un recaudador de impuestos, un "publicano" y por lo tanto odiado por los judíos que los consideraban traidores a Israel por recaudar los impuestos para el Imperio Romano. Pero Jesús que conoce los corazones, no vaciló en llamarlo y de aquél pecador surgió un Apóstol y Evangelista.
San Mateo escribió su Evangelio entre los años 40 y 50 en arameo que era la lengua popular en esa época, para las comunidades cristianas en las cuales eran muy numerosos los creyentes de origen judío. Encontramos inmediatamente un gran empeño en demostrar cómo en Jesucristo se cumplieron las profecías que bien conocían los compatriotas. Desde el primer capítulo en el versículo 22 nos dice al comentar el nacimiento virginal del Mesías: "Todo lo cual se hizo en cumplimiento de lo que había dicho el Señor por el profeta" (Is.7,14). Y en seguida abundan las citas: 2,6; 2,15; 2,18; 2,23; 3,3; 3,7; 3,10, etc...
Demuestra San Mateo que estaba muy familiarizado con los usos y costumbres de los judíos, así como de los lugares bíblicos y con los Sagrados Escritos. Además en el texto griego no se traducen palabras arameas dado que sus lectores las entendían.
Se notan claramente cinco partes: cada una de ellas empieza con hechos de Jesús y termina con un discurso.
• El Sermón de la Montaña: Caps. 5 al 7.
• Instrucción a los Misioneros: Cap. 10.
• Las parábolas del Reino: Cap. 13.
• La Convivencia en la Iglesia: Cap. 18.
• El porvenir de la Iglesia: Caps.23 al 25.
San Mateo ve en Jesús al Maestro de la humanidad. Sus parábolas y discursos nos enseñan un camino de perfección y dan la pauta para nuestra convivencia en la Iglesia.
El lenguaje que San Mateo emplea en su Evangelio es claro y sencillo, la materia está ordenada cuidadosamente, las descripciones de los hechos de la vida de Jesús poseen con frecuencia interés y emoción dramática y revelan las altas cualidades literarias del autor.
El Evangelio según San Marcos.
Es el segundo de los Evangelios y también el más breve
de ellos. Fue escrito, como el de San Mateo, por los años 50. Su autor era un judío de Jerusalén llamado Juan Marcos y según se refiere en los Hechos de los Apóstoles (1 2,12) vivían sus padres en Jerusalén y en su casa se reunía para el culto la primitiva congregación cristiana.
Junto con su tío Bernabé, acompañó Marcos a San Pablo en su primer viaje misional, pero surgidas ciertas dificultades en Perge de Panfilia, regresó a su ciudad de Jerusalén. (Hech. 13,13)
San Marcos estuvo en Roma con el Apóstol San Pedro, del que fue discípulo, intérprete y secretario. Por haber sido bautizado por San Pedro, le llama cariñosamente hijo suyo. (1 Pe.5,13)
San Marcos puso por escrito las enseñanzas que aquél había dado de palabra y se valió asimismo de otras fuentes para ello. Refiere de la vida de Jesús ciertos pormenores y revela tal conocimiento de circunstancias de lugar y de tiempo, que ello solo habría sido posible tratándose de una persona que hubiera presenciado los hechos y convivido con las personas que en ellos hubieran intervenido.
Sin embargo, San Marcos no había sido testigo directo de lo que narra, sino que se limita a escribir lo que San Pedro le había contado a su vez. Por esta razón destaca de un modo tan intenso la personalidad del Apóstol en todo el Evangelio, llamado con justo motivo "el Evangelio Petrino".
Como el Evangelio de San Marcos está destinado a los cristianos procedentes del paganismo, cita poco al Antiguo Testamento, explica las costumbres judías y no habla de la Ley de Israel. Reflejando el temperamento fogoso de San Pedro, nos ofrece una imagen vívida e impresionante de Jesucristo. Con maestría incomparable traza un vivo retrato del carácter de Jesús gracias al admirable orden con que presenta los hechos de] Maestro y debido también al fin catequético que con ello persigue y al vigor y estilo de su lenguaje.
El Evangelio según San Lucas.
El tercer Evangelio es el de San Lucas, que fue escrito hacia el ano 62 y dedicado a un distinguido cristiano llamado Teófilo, procedente del paganismo y también probablemente a una congregación cristiana fundada por San Pablo. Está redactado en un griego muy literario, lo cual hace suponer la elevada cultura del autor.
La mentalidad de San Lucas no es semítica sino grecolatina, como la nuestra, y además no escribe para judíos sino para griegos y romanos. Es por eso que con una inquietud muy actual, como si fuera un reportero o cronista de nuestro tiempo, investiga minuciosamente y pone todo en orden. Es el Evangelio, para nosotros, más fácil de leer, así como su continuación, los Hechos de los Apóstoles.
San Lucas fue médico de profesión, lo cual puede observarse en las numerosas expresiones técnicas y en diferentes descripciones de enfermedades que aparecen en su Evangelio.
Según Eusebio de Cesarea, historiador de la Iglesia, procedía de Antioquía de Siria. Era de ascendencia gentil y probablemente fue acogido prontamente en Antioquía en el seno del cristianismo. San Lucas fue uno de los amigos más íntimos y leales de San Pablo, a quien acompañó en sus viajes misionales segundo y tercero y con el cual compartió en Cesarea y en Roma los años de cautiverio.
Después de la muerte del Apóstol de los gentiles, lo que la historia nos transmite, no ofrece garantía de veracidad. Parece ser que predicó el Evangelio en Grecia y que murió mártir. La Iglesia lo conmemora y venera el 18 de octubre.
Su Evangelio se caracteriza por la belleza de su estilo, por el calor y sentimiento de sus narraciones, que nos brindan un maravilloso retrato del Salvador. Contiene un buen número de parábolas que solo se encuentran en su Evangelio y que nos revelan claramente el amor de Jesús hacia los pecadores. Es el "Evangelio de la Misericordia".
Debemos a San Lucas, gracias a sus dotes de investigador, lo referente a la infancia de Jesús y podemos imaginario entrevistando a la Santísima Virgen María en la casa de San Juan, para anotarlo todo cuidadosamente.
El Evangelio según San Juan.
Como hemos ya dicho, el cuarto Evangelio es muy distinto de los Sinópticos. Fue escrito en Efeso y dirigido a las comunidades del Asia Menos (la actual Turquía) y constituye un complemento de los otros tres. Mientras aquellos relatan sobre todo la actividad de Jesús en Galilea, el Evangelio de San Juan se refiere más bien a la obra realizada por el Señor en Judea y Samaria. Contiene discursos profundos y bellísimos aunque a menudo difíciles de entender, dirigidos a judíos instruidos.
San Juan nació a orillas del lago de Genezaret, hijo del pescador Zebedeo y de María Salomé, emparentada con Jesús. Era hermano de Santiago el Mayor y ejercía, como su padre, el oficio de pescador. Primero fue ferviente discípulo de San Juan Bautista a orillas del Jordán mas luego obedeció junto con San Andrés a la llamada del Señor y fue miembro del Colegio Apostólico, testigo presencial de la Ultima Cena y del drama del Calvario.
Además de San Pedro, era San Juan, tal vez debido a su juventud virginal, discípulo predilecto del Maestro y al que al morir, le confió el cuidado de su Madre Santísima. Desplegó su actividad evangelizadora primeramente en su Galilea natal, en Samaria y Judea, pero después de la muerte de San Pablo fue obispo de Efeso. Durante el reinado del emperador Domiciano fue desterrado a la isla de Patmos, padeció crueles suplicios y en el año 96 bajo el emperador Nerva, regresó a Efeso donde falleció más que centenario entre 96 y 117.
Su Evangelio refleja los destellos del gran amor y fidelidad del discípulo a su Señor. Da testimonio de su fogoso temperamento defendiendo con gran celo la Fe cristiana de los ataques de los primeros herejes.
"Somos llamados, en nuestras propias vidas, a escuchar, conservar y realizar la Palabra de Dios".
Juan Pablo II
Representación simbólica de los Evangelistas.
La piedad cristiana se ha complacido en dar por emblema a los Evangelistas, los cuatro seres vivientes misteriosos descritos en el Apocalipsis por San Juan arrebatado en éxtasis: "El primer Viviente como un león; el segundo Viviente como un novillo; el tercer Viviente tiene un rostro como de hombre; el cuarto Viviente es como un águila en vuelo". (Ap.4,7).
Los Santos Padres atribuyeron el hombre a San Mateo porque comienza su Evangelio con la genealogía humana de Jesús.
El león simboliza a San Marcos que principia con la predicación del Bautista, semejante al rugido del león en los desiertos de Judea.
El novillo se atribuye a San Lucas porque da comienzo su Evangelio narrando el sacrificio de Zacarías en donde los novillos eran las víctimas principales.
Por fin, el águila designa a San Juan, cuyo vuelo majestuoso sobrepasa a todas las criaturas y penetra hasta el Seno del Padre Eterno para contemplar desde ahí la Encarnación del Verbo Eterno.
"El verdadero apóstol del Evangelio es el que va humanizando y evangelízando al mismo tiempo, en la certeza de que quien evangelíza, también civiliza".
Juan Pablo II.
.JESÚS DE NAZARET.
Los Evangelios. Autores, fechas y destinatarios.
El Nuevo Testamento es la fe literaria de la Buena Nueva de Cristo y agrupa los cuatro Evangelios, las cartas de los apóstoles a las primeras comunidades cristianas y el Apocalipsis. Los textos principales son los cuatro Evangelios de Marcos, Mateo, Lucas y Juan que narran
La moderna crítica literaria aplicada por los exégetas de la Iglesia Católica ha permitido profundizar enormemente en las cuestiones sobre los Evangelios. Las herramientas de las que disponemos son la crítica científica: crítica de las fuentes, crítica de la forma literaria, crítica redaccional y crítica de las tradiciones. A continuación se exponen las conclusiones estudiadas hoy en día en las facultades de teología.
Los Evangelios "Sinópticos"
Se conocen como "Evangelios Sinópticos" los de Marcos, Mateo y Lucas porque tienen el mismo esquema y parten de una triple tradición común: la famosa "Fuente Q" que narraba la predicación de Jesús pero no incluía la Pasión, las tradiciones orales de los testigos y los logia o colecciones de escritos sobre las palabras de Jesús. Ambas fuentes se perdieron, desgraciadamente para nosotros.
Evangelio de Marcos
Autor: Marcos es, probablemente, el secretario de Pedro, y escribió su evangelio basándose en los relatos de los discípulos (principalmente de Pedro), ya que él no fue testigo presencial de los hechos que narra. Marcos narra en su evangelio que un joven cubierto con una sábana siguió a Jesús tras ser apresado. ¿Es este joven el propio Marcos? Muchos así lo ven.
Fecha, idioma y lugar: Marcos escribió su evangelio, el primero de los sinópticos, hacia el año 50-60. El idioma utilizado fue el griego. Desde Clemente de Alejandría es tradición situar el lugar de composición en Roma.
Destinatarios: Marcos escribió para cristianos provenientes del mundo pagano, por lo que no presta demasiado interés a las cuestiones de la Ley Mosaica, que no interesan a sus lectores y sí pone cuidado en explicar las costumbres judías, que sus lectores desconocen y por ello precisan de una explicación.
Fuentes: Marcos debió escribir su evangelio basándose en relatos de los Apóstoles y testigos presenciales de los hechos que describe. Además, según una tradición antigua, se apoyó en material de primera mano que circulaba desde la muerte de Jesús y que contenía las enseñanzas de Cristo y sus palabras: la tradición oral de los testigos y los famosos logia.
Comentario: Marcos escribió en griego, ya que por entonces el pueblo judío en su mayoría prácticamente había vuelto la espalda a la Buena Nueva, por lo que la Iglesia se abría a los gentiles con mayor vigor. Por ello pone especial atención al rechazo que los judíos radicales sentían por Jesús. Su evangelio es el menos sistemático y de más pobre estilo literario ya que está redactado en estilo coloquial. Utiliza mucho el presente histórico y su vocabulario es reducido y muy espontáneo.
Evangelio de Mateo
Autor: Mateo es, probablemente, el publicano (recaudador de impuestos) al que Jesús llamó para formar parte de los doce apóstoles, por lo que es testigo directo de los hechos que narra. También es llamado en los Evangelios con el nombre de Leví. Probablemente fue un judío helenizado
Fecha, idioma y lugar: Mateo escribió su evangelio en su forma primitiva hacia los años 60-70 y su redacción definitiva se hizo hacia el año 80, probablemente por un discípulo. El idioma empleado fue el arameo, la lengua utilizada por los judíos que vivían en Palestina. Se piensa que probablemente fue escrito en Siria, donde había mayor número de judíos cristianizados.
Destinatarios: Los judíos cristianizados, por lo que no explica las costumbres judías que sus lectores se sabían de memoria ni traduce los vocablos hebreos. Además hay varias referencias al Antiguo Testamento y a la Ley Mosaica.
Fuentes: Mateo tomó el 50% del material de su evangelio de Marcos y la parte restante de la Fuente Q y de los logia y las tradiciones orales. El relato de la infancia de Jesús no aparece en la Fuente Q ni en Marcos, por lo que Mateo tuvo aquí, y en otras partes de su evangelio, una fuente desconocida.
Comentario: Mateo escribió en arameo, la lengua que utilizaban los judíos, porque es un evangelio destinado al pueblo de Israel. Sus escritos complementan y abarcan más que los de su predecesor Marcos, pero siguen el mismo esquema. Aproximadamente Mateo tomó la mitad del material de Marcos abreviando la narrativa. Y el 25% de su evangelio coincide casi exactamente con el de Lucas, precisamente en las palabras de Jesús ya que ambos utilizan la Fuente Q. Es un evangelio construido de manera sistemática y ordenada, con una estructura basada en cinco bloques o discursos con un claro interés didáctico y teológico que se muestra en el interés de Mateo por la doctrina de Jesús
Evangelio de Lucas
Autor: Lucas es, probablemente, el médico sirio que cita Pablo y que acompañó al Apóstol en su viaje a Roma. Lucas escribió su evangelio conjuntamente con los Hechos de los Apóstoles que primitivamente formaban una obra única. No es testigo presencial de lo que narra en su evangelio pero sí de lo que narra en los Hechos. En Roma Lucas se encontró con Pedro y fue testigo de la evangelización de los dos Apóstoles en la Urbe. Es el único de los cuatro evangelistas que no es judío.
Fecha, idioma y lugar: Lucas escribió su evangelio, el tercero de los sinópticos, alrededor del año 70-80. El idioma utilizado fue también el griego. Lo que está claro es que Lucas escribió fuera de Palestina, probablemente en Grecia.
Destinatarios: cristianos provenientes del paganismo (griegos y romanos).
Fuentes: Lucas utiliza el 70% del material de Marcos y dispone de fuentes propias, exclusivas, además de la Fuente Q, de las tradiciones orales y de los logia. así, para componer su relato de la infancia de Jesús, probablemente la fuente fuera la misma virgen María, como parece intuírse leyendo el texto. Los estudiosos llaman a esta fuente original de Lucas "Fuente L" y probablemente sea la fuente más antigua de todas las involucradas en la composición de los Evangelios, aunque no sabemos si se trató de una fuente oral o escrita.
Comentario: Lucas es un magnífico escritor de atractiva personalidad que fue recopilando meticulosamente todas las tradiciones orales que le llegaron a los oídos. Aunque utiliza las mismas fuentes que Marcos y Mateo, las enriquece con aportaciones como el relato de la infancia de Jesús que, según se supone al leerlo, la misma Virgen María debió contarle. Como no era judío, no presta la misma atención que Mateo y Marcos a los temas de la Ley mosaica y sí lo hace al papel de la mujer en el Evangelio y a la necesidad de la pobreza de medios para alcanzar la riqueza espiritual. Su estilo es el mejor de los Sinópticos, con un vocabulario muy rico. Lucas retoca las fuentes de Marcos y Mateo para evitar expresiones que puedan ser malinterpretadas y pone especial hincapié en el amor de Cristo a los desheredados. Lucas escribió también el libro de los Hechos de los Apóstoles que primitivamente se publicó como parte integrante de su evangelio y que narra la historia de la Iglesia desde la bajada del Espíritu Santo en Pentecostés hasta la llegada de Pablo a Roma y que estudiaremos en el siguiente capítulo.
Evangelio de Juan
El cuarto evangelio es el de Juan, que no sigue el esquema de los Sinópticos y dispone de fuentes propias.
Autor: Juan Zebedeo, el más joven discípulo al que Jesús cariñosamente apodaba "el hijo del trueno".
Fecha, idioma y lugar: Juan escribió su Evangelio después del año 95. El idioma utilizado fue también el griego. El lugar parece claro: la isla de Patmos a la que el apóstol había sido desterrado por Domiciano.
Destinatarios: Los cristianos de origen heleno perseguidos por Roma.
Fuentes: Todo su evangelio es un compendio de su vivencia al lado de Cristo, por lo que sólo necesitó fuentes para el inicio de la obra.
Comentario: El evangelio de Juan, un "cuerpo extraño" si se compara con los Sinópticos, es un evangelio mediatizado por la terrible situación que vive la Iglesia en aquellos sangrientos días. Es el que cuenta con mayor número de detalles precisos sobre las enseñanzas de Cristo y el que utiliza un lenguaje más refinado. Precisamente es el lenguaje utilizado una de las claves del evangelio de Juan. Un evangelio muy crudo, una obra muy compleja que aún suscita interminables e interesantísimos debates. El final del texto aclara que la redacción definitiva fue obra de discípulos de Juan. Además del evangelio, Juan escribió su famoso Apocalipsis, una obra literaria que ha cautivado los corazones de generaciones enteras por su estilo. El Apocalipsis muestra a una Iglesia perseguida en medio de un mar de sangre constituido por las terribles guerras que habían azotado Tierra Santa. Una Iglesia que vencerá gracias a Cristo resucitado que se impondrá al mal y que traerá el Reino a todos los hombres de buena voluntad. Toda una maravilla para pasarse horas y horas extasiándose en su lectura.
¿Cuándo se escribió cada evangelio?
Esta pregunta es una cuestión fascinante para los que estudiamos la Historia, aunque en realidad ni quitaría ni añadiría nada nuevo a la doctrina de los escritos. Tan sólo es una mera curiosidad científica de esas que tanto nos gustan. Sobre la fecha de composición de los evangelios hay muchas dudas y casi todas son razonables. La Iglesia en los documentos del Concilio Vaticano II dejó muy claro que las fechas, e incluso los autores no están demostrados que sean los que parecen y que por ello sólo es fiable que fueron creados fruto de la inspiración de Dios, como así fue, ya que reflejan el Mensaje de Cristo en su plenitud y por ello son Palabra de Dios.
Conocemos fechas aproximadas: Marcos entre los años 50-60, Mateo 60-70, Lucas 70-80 (estos tres son los evangelios sinópticos) y el de Juan a partir del 95. Pero son sólo aproximaciones, ya que la fecha exacta es un misterio. Hay muchas interpretaciones, cada historiador tiene la suya, la mía es ésta:
La Buena Nueva salió de Jerusalén llevada por los discípulos de Cristo, los cristianos "de primera generación" expandiéndose rápidamente por todo Israel primero y hacia el norte seguidamente, hacia la costa del Mediterráneo oriental cuya población estaba completamente helenizada y que se convirtió en una magnífica cantera de cristianos "de segunda generación", es decir, de cristianos que no fueron testigos presenciales pero que tuvieron un testimonio de primera mano sobre lo ocurrido. Como por ejemplo Lucas, el médico sirio que se convirtió rápidamente, en cuanto la Buena Nueva llegó a Siria. Lucas es el cristiano "de segunda generación" por excelencia: no es judío, sino un gentil, con formación intelectual suficiente, criado en un ambiente absolutamente helenizado que rinde culto a las artes y a las letras. Es en esta zona costera de lo que hoy es Turquía y Siria, que entonces era una de las zonas más cultas del planeta e impregnada de cultura griega hasta los tuétanos donde se va a desarrollar la Iglesia cristiana primitiva, a la que Pablo dedicará sus mayores y más fructíferos esfuerzos.
Pues bien, a mí me resulta muy difícil de creer que en los años en los que se supone que Lucas escribió su Evangelio junto con el libro de los Hechos de los Apóstoles, no hubiera ya una completa literatura cristiana, al menos en esta zona helénica. Posiblemente en Israel hubiera mucha menos documentación, pero en la "zona griega" lo más común era ponerlo todo por escrito, y una pieza clave es que de los cuatro evangelios tres son escritos en griego originalmente, lo que demuestra la importancia de esta zona. Así pues, creo que lo más sensato es pensar que en la época en la que se escribieron los evangelios sinópticos había varias recopilaciones de textos que narraban la vida de Jesús. Estos textos perdidos (o tradiciones orales no puestas por escrito) hoy los conocemos como los logia y la Fuente Q y fueron la fuente común que inspiró los evangelios de Marcos, Mateo y Lucas: los evangelios sinópticos que siguen el mismo esquema de composición. Desafortunadamente no conocemos esas fuentes que sin duda fueron escritas o transmitidas por testigos presenciales de los hechos, ni tampoco conocemos si concretamente hubo un llamado "protoevangelio" escrito en arameo recopilando los testimonios de los apóstoles, aunque textos sobre Jesús debían circular y no pocos, ya que la misión evangelizadora requería el soporte de la correspondencia escrita tal y como demuestra Pablo y demás escritores de los primeros años. También es muy posible que cada apóstol tuviera sus propios documentos o "memorias" recopiladas por alguno de sus discípulos, por lo que es fácil imaginar que sí hubo producción literaria, como demuestra sin lugar a dudas un hecho: que no sepamos en realidad cuántas fuentes fueron utilizadas para la redacción de los evangelios sinópticos, si dos, cuatro o una docena, porque más de una fuente al menos es algo demostrado por todos los análisis de comentario de texto realizados a lo largo de siglos de investigación. Literatura cristiana de los primeros tiempos hay más de la oficialmente reconocida por la Iglesia como canónica (la que forma el Nuevo testamento). Hay varios evangelios que no han sido incluidos en el canon (canon significa norma) por distintas razones, lo cual no supone que no sean textos de gran interés. Producción literaria hubo bastante y pensar lo contrario es cerrar los ojos ante la realidad no sólo del cristianismo, sino del mundo en el que se desarrolló.
Lo que sabemos es que el evangelio de Marcos pudo ser redactado en su forma definitiva (esto es importantísimo, ya que es muy posible que todos los evangelios circularan escritos años antes de su redacción definitiva o "última edición del autor") entre los años 50 al 60 de nuestra era, es decir, 20 años después de la muerte y resurrección de Cristo (la Pasión) y que este evangelio junto al de Mateo, redactado en su forma definitiva entre los años 60-70 de nuestra era, y al de Lucas, redactado en su forma definitiva entre los años 70-80 de nuestra era, utilizaron una serie de fuentes comunes: los logia o conjunto de escritos sobre la vida de Jesús y la enigmática Fuente Q. ¿Cuándo se escribieron los logia? evidentemente antes, bastante antes del año 50 porque no puedo creer que en el año 40, diez años después de la Pasión, no existieran varias colecciones de escritos narrando los acontecimientos. ¿Cuántos eran? nunca lo sabremos, pero que existieron es algo fuera de duda. ¿Quién los escribió? Si hablamos de escritos de antes del año 50 es indudable que fueron escritos o dictados por testigos presenciales, es decir, cristianos" de primera generación" como los propios apóstoles y demás fieles. Hace años mi abuelo me narraba sus experiencias en la Guerra Civil Española de 1936-1939. Mi abuelo fue testigo presencial y partícipe de los hechos que me narraba, un testigo "de primera generación" y yo, que recopilé sus recuerdos en mi memoria pertenezco a la "segunda generación de transmisión", esa generación que no ha vivido los hechos pero cuyas fuentes son de primera mano, como en el caso de Lucas. Si yo no hubiera conocido a mi abuelo y sus experiencias me hubieran sido transmitidas por mis padres yo pertenecería a la "tercera generación de transmisión" y mis datos estarían condicionados por aquello que mis padres hubieran creído oportuno añadir o quitar a la historia de mi abuelo. Probablemente dentro de cuatro o cinco generaciones mis tataranietos contarán una historia sobre mi abuelo que éste no podría reconocer, porque es obvio que en cada eslabón de transmisión los hechos van deformándose aunque no se pretenda. Por ello es tan importante el testimonio de Lucas sobre la infancia de Cristo cuando comenta que la Virgen María "guardaba todos esos recuerdos en su corazón". Lucas no vio al niño Jesús gatear por la carpintería de José, pero María, su madre, sí y lo más probable es que fuera ella misma la que se lo contara a Lucas, por lo que el testimonio del médico-evangelista es un auténtico tesoro.
La clave para la datación de los evangelios está en si en ellos se habla de la destrucción del Templo ocurrida en el año 70. Si los evangelistas se refieren a ella cuando hablan del Templo (cosa que no sabemos), entonces escribieron después del año 70, pero es algo que no sabemos con certeza. Por ello todas las fechas de composición de los evangelios son hipotéticas. Personalmente pienso que un hecho de tan gigantesca trascendencia como la destrucción del Templo tendría en los sinópticos un reflejo evidente, y el que no lo tenga parece indicar con claridad, a mi entender, que los tres primeros evangelios fueron publicados en su forma definitiva antes del año 70. Esta opinión es hoy por hoy la mayoritaria entre los estudiosos de este tema, puesto que es la más lógica. ¿No hubiera Mateo, el fervoroso judío que escribió su evangelio para sus hermanos, hecho referencia a la destrucción del Templo comentando las famosas palabras de Jesús?
Estudio aparte merece el cuarto evangelio, el de Juan, redactado en su forma definitiva a partir del año 95 de nuestra era ya que se publicó tras el Apocalipsis. Juan, que se nombra a sí mismo como "el discípulo a quien Jesús amaba" es el joven al que Jesús apodaba cariñosamente como "el hijo del trueno" por su vitalidad y fortaleza de ánimo. En la cruz, sólo las mujeres y Juan estuvieron junto a Jesús crucificado. En un momento determinado, Jesús, dirigiéndose a su joven discípulo Juan le señaló a la Virgen María como si fuera la suya propia (en ese gesto Cristo señaló que la Virgen es la Madre de toda la Humanidad) y Juan la acogió desde entonces en su casa, lo que demuestra que entre el joven discípulo y el Maestro había una relación de afecto fraterno como señala el propio Juan con orgullo (y no es para menos). Es evidente que la fascinante personalidad de Juan, que se revela con completa nitidez en su evangelio y en el libro del Apocalipsis, eran del agrado de Jesús, ya que la radicalidad del mensaje de Juan encaja perfectamente con el absoluto grado de disponibilidad que Jesús exige y que el Apóstol dio a su Maestro sin dudar. Juan es un magnífico literato que escribe un evangelio que sorprende porque es radicalmente distinto a los tres sinópticos, un evangelio bastante posterior cuya definitiva redacción se realizó más de sesenta y cinco años después de la Pasión pero que, con toda probabilidad el autor llevaba confeccionando desde muchos años antes. Esta redacción definitiva la efectúa un anciano Juan que, en medio de la terrible persecución desatada por el carnicero Domiciano (uno no puede comprender que semejante monstruo fuera hijo de Vespasiano y hermano de Tito) que costará la vida a gran número de mártires cristianos, es desterrado a la isla de Patmos. Probablemente no fue ejecutado debido a su avanzada edad y es en esa situación en la que el último testigo vivo de la muerte y Resurrección de Cristo, el joven al que Jesús casi setenta años antes puso un cariñoso mote humorístico y al que encomendó desde la cruz el cuidado de su madre la Virgen María, en la que va a dar forma definitiva a la edición de su evangelio en el que lleva tantos años trabajando. El Apocalipsis es terminado el año 95 de nuestra era e inmediatamente se puso a corregir su evangelio que sería publicado poco después. Habían pasado veinte años desde el martirio de Pedro y Pablo en Roma. Sabemos que Juan murió a partir de año 98, ya que en este año fue nombrado emperador de Roma el español Trajano y que el evangelista, el último de los Doce Apóstoles vivos, murió durante su reinado.
historialago
Símbolos de los cuatro Evangelistas:
Hombre (Mateo), Aguila (Juan),
León (Marcos), Novillo/Toro (Lucas).
Foto© SCTJM: Tabernáculo de la Catedral de Washington DCSímbolos de los Cuatro Evangelistas
Mateo: Hombre
Marcos: León
Lucas: Toro
Juan: AguilaLos cuatro autores de los Evangelios (San Mateo, San Marcos, San Lucas y San Juan) han sido relacionados simbólicamente con los cuatro seres vivientes del Apocalipsis 4,7:
"El primer Viviente, como un león;
el segundo Viviente, como un novillo;
el tercer Viviente tiene un rostro como de hombre; el cuarto viviente es como un águila en vuelo." Ap 4,7.El Apocalipsis se inspira en los símbolos del Antiguo Testamento.
Ezequiel 10,1-22 Relata la visión del trono de los querubines con cuatro caras cada uno.Ezequiel 1,10
En cuanto a la forma de sus caras, era una cara de hombre, y los cuatro tenían cara de león a la derecha, los cuatro tenían cara de toro a la izquierda, y los cuatro tenían cara de águila.Los Padres de la Iglesia recogieron este simbolismo pero su vinculación a los Evangelistas no siempre coincide. Con el tiempo prevaleció la siguiente:
Ver también: Redacción de los Evangelios
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