Los cinco minutos de María
4 de abril
La luz del Espíritu Santo desciende sobre Isabel quien, inspirada e iluminada por aquella luz proclama su bienaventuranza sobre la Virgen María: "Feliz de ti por haber creído".
María tuvo una fe profunda. Vio en su hijo a un niño tierno e indefenso y, al mismo tiempo, creyó que era el Hijo de Dios. Más adelante lo vió crucificado y muerto, vencido y sepultado; y sin embargo, confió en su triunfo y resurrección.
Con frecuencia en nuestra vida las cosas parecen ocultarnos a Dios, pero nosotros debemos saber descubrir la luz aunque nos parezca que en todos los rincones habitan las tinieblas.
Madre, despierta en nosotros una fe profunda, que por encima de las apariencias nos ayude a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos de nuestra vida y nuestra historia.
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