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miércoles, 12 de abril de 2017

LAS 10 FRASES DE SAN JOSÉ MOSCATI

10 FRASES DE SAN JOSE MOSCATI


Estas son algunas frases de San José Moscati, médico de cuerpos y almas, un profesional que nos enseña a ser santos en el trabajo cotidiano.
1-“Ama la verdad; muéstrate tal cual eres, sin fingir, sin miedos, sin miramientos. Y si la verdad te cuesta persecución, acéptala; y si tormento, sopórtalo. Y si por la verdad tuvieras que sacrificarte a ti mismo y a tu vida, sé fuerte en el sacrificio”.
2-“La vida es un momento. El honor, las victorias, la riqueza y la ciencia se acaban. Los encantos de la vida pasan y solo el amor eterno permanece, la causa de todo acto de bondad. El amor nos sobrevive, porque Dios es amor”.
3-“En verdad la vida no es tan injusta. En cada prueba que Dios nos pone hay una oportunidad”
4- “Si Cultivas en el corazón rencores, terminas descuidando tu misión y también descuidas a las personas”.
5-Ejercitémonos cotidianamente en la caridad. Dios es Amor. Quien está en el amor está en Dios y Dios está con él. No olvidemos de hacer cada día y en cada momento ofrecimientos de nuestras acciones a Dios cumpliendo todo por amor.
6-“De la injusticia puede nacer la esperanza”
7- “La amistad no surge siempre de las semejanzas; sino también de la diversidad, del contraste, de la contraposición entre sensibilidades y vocaciones diferentes”
8-¿Por qué rechazar el sufrimiento? El Se­ñor sufrió sin medida por mí. Me duele el pensamiento de que tantos hombres desprecian el amor divino. Con gusto ofrezco algo para conducirlos a los pies de su Salvador
9-Tendrás que estudiar un libro no impreso. Sus tapas son las camas de un hospital  y su contenido, los cuerpos doloridos de nuestros pacientes. Tienes que acompañar a tus estudios con compasión por los enfermos y una gran sonrisa.
10- Mi amado Jesús! Tu amor me hace sublime; me santifica, no giro en torno a una sola criatura, sino a todas las criaturas, a la belleza infinita de todos los seres creados a tu imagen y semejanza.

ORACIÓN A SAN JOSÉ MOSCATI


Hoy 12 de Abril celebramos el día de SAn José Moscati, el médico de los pobres desvalidos
Querido San Giuseppe Moscati
gran médico de corazón,
que en el ejercicio de tu profesión curabas
el cuerpo y el espíritu de tus pacientes,
escucha nuestras súplicas,
que recurrimos a ti con tanta fe por tu intercesión.
Danos la salud física y espiritual,
para que podamos servir con generosidad
a nuestros hermanos.
Alivia las penas de los que sufren,
conforta a los enfermos,
consuela a los afligidos,
da esperanza a los que no tienen fe.
Haz que los enfermos puedan
encontrar médicos como tu,
humanos y cristianos.
Que los jóvenes encuentren en ti
un modelo de vida y santidad,
los trabajadores un ejemplo,
los ancianos un consuelo,
los moribundos la esperanza
de la salvación eterna.
Se un guía para nosotros,
enséñanos a trabajar con seriedad,
honestidad y caridad,
para cumplir cristianamente
nuestros deberes cotidianos.
San Giuseppe Moscati
Ruega por nosotros

12 Abril

San José Moscati santo del día 12 de abril

San José Moscati

Biografía

San José Moscati fue un médico italiano; beatificado por papa Beato Pablo VI en el 1975 y canonizado por el papa San Juan Pablo II en el 1987. Se lo conoce como el “médico de los pobres”. Es el santo del día 12 de abril.

Sus primeros años

La familia Moscati proviene de Santa Lucia de Serino, un pueblo en la provincia de Avelino, Italia, donde nació, en el 1836, su padre Francesco que era licenciado en jurisprudencia, llegando a ser juez y presidente del Tribunal de Benevento, Consejero de Tribunal de audiencia, en Ancona y luego en Nápoles. En Cassino, Francesco se encontró y se casó con Rosa De Luca, con quién tuvo 9 hijos, uno de ellos fue José.
La familia se trasladó desde Cassino a Benevento en el 1877 en consecuencia al nombramiento del padre como presidente del tribunal.
El 25 de julio de 1880, a la 1 AM, nació José María Carlos Alfonso Moscati, recibiendo en el mismo lugar el sacramento del bautismo, seis días después de su nacimiento, el 31 luglio.
Por el trabajo de su padre, la familia fue finalmente transferida a Nápoles.
El 8 diciembre del 1888, “Peppino” – como era llamado y como le gustaba que lo llamasen sus cercanos – recibió la primera comunión en la Iglesia de las Criadas del Sagrado Corazón, en donde los Moscati a menudo se encontraban con el Beato Bartolo Longo, fundador del Santuario de Pompeya. Junto a la iglesia vivía Santa Caterina Volpicelli, a la que la familia estaba espiritualmente relacionada.
En el 1889, José se apuntó al colegio, donde ya desde chico mostraba interés por el estudio, y así consiguió, en el 1897, la “licencia del estudiante de honor”.
En el 1892, José, inició a asistir a su hermano Alberto, que se accidentó en una seria caída de caballo durante el servicio militar, quedado sujeto a ataques de epilepsia, con frecuentes y violentas convulsiones. Gracias a esta penosa experiencia se debe su primera pasión por el medicina. En realidad, después de sus estudios se apuntó, en el 1897, a la Facultad de Medicina. Se dice que consideraba la actividad del médico como un sacerdocio. Su padre murió al final del mismo año, golpeado por una hemorragia cerebral.
En el 3 de marzo del 1900 recibió la confirmación.

Como médico y profesor

El 4 de agosto de 1903 se licenció de médico con mención de honor con una tesis sobre la ureogenesi hepática considerada digna de ser publicada en todos lados. Después de pocos meses se presentó a los concursos para ser admitido como asistente en los Hospitales Asociados de los Incurables, superando ambas pruebas.
El 2 de junio de 1904 murió el hermano Alberto a causa de complicaciones de las patologías insurrectas con el accidente a caballo.
En el abril del 1906, mientras el Vesubio inició a tirar cenizas sobre Torre del Greco, poniendo en peligro a un pequeño hospital, fue al sitio, para ayudar a salvar a los enfermos, y ordenó la evacuación, completada poco antes del derrumbamiento de la estructura. La intervención oportuna de Moscati ha sido considerada esencial para evitar una gran tragedia.
En el 1908, después de haber superado el concurso de adjunto ordinario para la cátedra de Química Fisiológica, inició a desarrollar actividades de laboratorio y búsquedas científicas en el instituto de Fisiología del hospital Domenico Cotugno.
Tres años después, en el 1911, una epidemia de cólera golpeó Nápoles y Moscati fue llamado para la inspección de la salud pública, donde presentó una relación sobre las obras necesarias para el saneamiento de la ciudad. Y siguió siendo bastante importante como médico.
En el año 1911, José Muscati fue mandado a Viena por Cayetano Rummo, para asistir al congreso internacional de fisiología, aprovechando la ocasión para también visitar Budapest. Además colaboró, para el inglés y el alemán, con el periódico La Reforma Médica. También fue director del instituto de Anatomía Patológica.
La noche del 25 de noviembre de 1914, su madre, se enfermó de diabetes, y murió.
Al estallido de la primera guerra mundial, José Muscati se presentó para el reclutamiento voluntario, pero su pedido fue rechazado, porque lo querían para tenerlo para dar socorro a los soldados heridos de vuelta. Fue nombrado director del departamento militar desde el 1915 al 1918. En ese período, por cuanto indican los registros del hospital, visitó 2.524 soldados.
Al principio de los años Veinte, Muscati se dedicó a algunos importantes estudios de historia de la medicina.
Cuando en el enero de 1922 fue creada la insulina para la cura de la diabetes, José estuvo entre los primeros en Italia en utilizar aquel procedimiento terapéutico revolucionario.

La relación entre ciencia y fe

Como médico, se dedicó a la asistencia de gente enferma, a menudo curándolos gratis y también ayudándolos económicamente.
José Muscati sustentó que no hay contradicción entre ciencia y fe: ambas tuvieron que concurrir para el bien del hombre. Él veía la Eucaristía como el centro de su vida y fue gran devoto de la Santa Virgen María. Desde joven, eligió la castidad.
Su concepción de la relación entre fe y ciencia fue peculiar y típica de su mentalidad de investigador y científico.
Escribió a un viejo alumno suyo:
El progreso está en una continua crítica de lo que aprendimos. Una sola ciencia es inquebrantable, aquella revelado por Dios, la ciencia del más allá.
El Profesor Muscati – afirma a Vincenzo Adinolfi – “no cultivó en las ciencias médicas por objetivo comercial, si no para aliviar y consolar a su noble espíritu, tal como llevó el consuelo del culto religioso”

Muerte y canonización

El 12 de abril de 1927, después de haber asistido a la Misa y haber recibo la Comunión en la iglesia de San Giacomo de los españoles y haber desarrollado como de usual su trabajo en Hospital y en su estudio privado, hacia las 15 horas se sintió mal, y falleció sobre su sillón. Tenía 46 años y 8 meses.
La noticia de su muerte se difundió rápidamente, y hubo una notable participación popular en su velorio. El 16 de noviembre de 1930 sus restos fueron trasladados al Cementerio de Poggioreale a la Iglesia del Jesús Nuevo, en una urna, obra del escultor Amedeo Garufi.
El pontífice beato Pablo VI lo proclamó beato el 16 de noviembre de 1975. Fue proclamado santo el 25 de octubre de 1987 por San Juan Pablo II.

Milagros

Se considera como milagrosa la curación de Giuseppe Montefusco, enfermo de leucemia, ocurrida en el 1979 por intercesión de José Muscati.
Giuseppe Montefusco, de Somma Vesuviana, en el 1978, con 20 años, empezó a tener molestias, las cuales, en el 13 abril del mismo año, fue hospitalizado en el hospital Cardarelli de Nápoles, dónde le fue diagnosticada una leucemia. No mejoraba con las terapias y fue considerado sin esperanzas de curación. Su madre soñó con una noche con la foto de un médico en bata blanca: después de consultar a su párroco, fue a la Iglesia del Jesús Nuevo, dónde reconoció la la foto de José Muscati como al médico que vio en su sueño. Entonces le fueron dirigidas cadenas de oraciones a el en ese entonces beato José Muscati. En junio de 1979, el joven se curó por completo, retomando así a su trabajo como herrero.
El 25 de octubre de 1987, en plaza San Pedro, el papa San Juan Pablo II canonizó a San José Muscati.
El Pontífice dijo durante la homilía de la canonización esto:
Por indolencia y vocación, Muscati fue ante todo y sobre todo el médico que cura: el contestar a las necesidades de los hombres y a sus sufrimientos, que fue para él una necesidad imperiosa e imprescindible. El dolor del enfermo le llegaba como un grito de dolor de un hermano a otro hermano, siendo el médico, que les deba su amor. La fuerza de su actividad como medico no fue solo para cumplir el deber profesional, sino que tenía la conciencia de haber sido puesto por Dios en el mundo para obrar según sus planes, para aportar por lo tanto, con amor, el alivio que la ciencia médica ofrece en aliviar el dolor y dar salud.



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