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viernes, 28 de octubre de 2016

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 28 DE OCTUBRE



LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Octubre 28


Compadecer es padecer con otro; pero no se puede padecer con otro si antes no se ha padecido solo.

Comprender es aprender con otro; pero eso requiere que antes hayamos aprendido nosotros solos.

Por eso, no debes juzgar que estás perdiendo el tiempo ni los esfuerzos cuando estás sufriendo solo; te estás capacitando para sufrir con los demás.

Quien sabe sufrir, sabe hacer sufrir menos; quien sabe llorar, sabe comprender mejor a los que lloran.

A veces se sufre más de lo que Dios quiere, o porque se sufre como Dios no quiere, o porque no se sufre con los demás.

No se puede llegar a comprender lo que significa una lágrima si antes no se ha gustado su sabor salado rodando por las propias mejillas y llegando a los propios labios.

¡Qué cosa llamativa! Las lágrimas propias saben a salado; las lágrimas de los demás saben a dulce cuando se mezclan con las propias.
“Escucha, Señor, mi oración, presta oído a mi clamor, no seas insensible a mi llanto, porque soy un huésped en tu casa, un peregrino lo mismo que mis padres” (Sal 39,13). Dios siempre escucha nuestras súplicas, si es que éstas se presentan con la debida humildad y confianza en su bondad infinita.

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