VATICANO, 10 Ago. 16 / 06:56 am (ACI).- “Una gran compasión guía las acciones de Jesús”, aseguró este miércoles el Papa Francisco durante la Audiencia General desde el Aula Pablo VI, donde señaló que “la misericordia es un camino que parte del corazón y llega a las manos, es decir, a las obras de misericordia”.
Francisco hizo esta afirmación al reflexionar sobre el pasaje del Evangelio donde Cristo, camino a Naím, se encuentra con un cortejo fúnebre que sale de la ciudad, un grupo que iba a enterrar a un joven que era el único hijo de una mujer viuda.
“Es ahí que San Lucas precisa el sentimiento de Jesús: ‘Al verla, el Señor se conmovió y le dijo: ¡No llores!’”, indicó el Papa; y señaló que “conmovido por una profunda misericordia por esta madre” Cristo decide “afrontar la muerte, por así decir, de tú a tú” y resucitar al joven para devolvérselo a su madre.
Francisco recomendó recordar este pasaje del Evangelio cuando se cruce la Puerta Santa, a donde “cada uno llega llevando la propia vida, con sus alegrías y sus sufrimientos, los proyectos y los fracasos, las dudas y los temores, para presentarlas a la misericordia del Señor”; porque ante esta Puerta, Cristo “se acerca para encontrar a cada uno de nosotros, para llevar y ofrecer su poderosa palabra consoladora: ‘¡No llores!’”.
“Ésta es la Puerta del encuentro entre el dolor de la humanidad y la compasión de Dios (…). Cruzando el umbral nosotros realizamos nuestra peregrinación hacia la misericordia de Dios que, como al joven muerto, repite a todos: ‘Yo te lo ordeno, levántate’. A cada uno de nosotros: ‘levántate’”.
“Dios nos quiere de pie. Nos ha creado para estar de pie: por esto, la compasión de Jesús lleva a aquel gesto de la curación, a curarnos… Y la palabra clave es: ‘Levántate’. Ponte de pie, como te ha creado Dios. De pie… ‘Pero padre, nosotros caemos muchas veces’. ‘Adelante, levántate’. Esta es la palabra de Jesús, siempre”, afirmó.
Así, Francisco invitó a “sentir en nuestro corazón esta palabra: ‘Levántate’” cuando se cruce la Puerta Santa, pues “la palabra poderosa de Jesús puede levantarnos y obrar también en nosotros el paso de la muerte a la vida”.
“Su Palabra nos hace revivir, dona esperanza, consuela los corazones cansados, abre a una visión del mundo y de la vida que va más allá del sufrimiento y de la muerte. ¡En la Puerta Santa esta esculpido para cada uno el inagotable tesoro de la misericordia de Dios!”, aseguró.
Volviendo al Evangelio, el Papa dijo que la frase “lo restituyó a su madre”, muestra la ternura de Jesús. “Recibiéndolo de las manos de Jesús ella se hace madre por segunda vez, pero el hijo que ahora le es restituido no es de ella de quien ha recibido la vida. Madre e hijo reciben así la respectiva identidad gracias a la palabra poderosa de Jesús y a su gesto amoroso”.
De igual manera, especialmente en el Jubileo, “la Madre Iglesia recibe a sus hijos reconociendo en ellos la vida donada por la gracia de Dios. Es en virtud de tal gracia, la gracia del Bautismo, que la Iglesia se hace madre y que cada uno de nosotros se hace su hijo”, afirmó.
En su reflexión, el Pontífice aclaró que lo que hizo Jesús no es “solo una acción de salvación destinada a la viuda y a su hijo, o un gesto de bondad limitada a aquella ciudad”, sino es Dios que va al encuentro de su pueblo.
“Por esto, acercándonos a la Puerta Santa de la Misericordia, cada uno sabe de acercarse a la puerta del corazón misericordioso de Jesús: es Él de hecho la verdadera Puerta que conduce a la salvación y nos restituye a una vida nueva”, aseguró.
“La misericordia, sea en Jesús sea en nosotros, es un camino que parte del corazón para llegar a las manos… ¿Qué cosa significa esto? Jesús te mira, te cura con su misericordia, te dice: ‘Levántate’, y tu corazón es renovado. Pero esto del camino del corazón a las manos… ‘Eh, si, ¿Y ahora qué hago yo? Con el corazón nuevo, con el corazón sanado por Jesús realizo las obras de misericordia con las manos, y trato de ayudar, de sanar a muchos que tienen necesidad’”, señaló.
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